Santiago en gris: Como la sombra de la memoria viva.

A 31 años de la Matanza de Corpus Christi.

por Martina /desde Pudahuel.

Mis queridos hermanos y hermanas:

Pareciera que el frío de estos días trae una nostalgia brava y esta cercanía con el invierno sólo alimenta la memoria. Vagan juntas todas las imágenes furiosas. La noche y la madrugada se enredan con los nombres de los nuestros.

Ahí va caminando Ignacio, decidido, ilustrado, radiante. Empuñando números y tiza, con peluca y aparatos raros. Va con su sonrisa grande y generosa a besar a su madre, se despide de Adriana y sale por calle Alhué a encontrarse con las bestias. Cae en el mismo lugar que caminó infinitas veces y piensa en su hijo mientras se le apaga el cuerpo.

En el sur de la ciudad, Patricio marcha con sus pasos grandes y fuertes, se derrumba en el cemento y agita su última llama ardiente en la emboscada enemiga.

Un poco más tarde los trabajadores, Wilson y Juan Waldemar cubren la retirada de sus hermanos combatientes quienes hoy les deben la vida. Por los techos de Varas Mena se cruzan los amores y los odios a esta patria mezquina, en la oscuridad de la noche los valientes resisten hasta la muerte.

En Villa Olímpica, Julio Guerra se asfixia con el humo, previo a las balas que lo silencian y vuela en el último suspiro hasta su puerto querido. Las balas en sus ojos quieren que no vea la cobardía del que ataca sin esperar resistencia.

Luego el espanto, las detenciones, las torturas, Borgoño que contiene los gritos y cobija a los criminales.

El traslado de cuerpos moribundos en la madrugada hasta Pedro Donoso 582. El show, la TV, el estruendo, los valientes soldados simulando un enfrentamiento.

Y ahí se nos aparece la Ester, Elizabeth y Patricia, mujeres del pueblo atrevido, dejando marcas, señalando un camino. Los dos Ricardo y Manuel, cantan a la juventud de sus vidas ofrecidas

José Joaquín Valenzuela Levi, «Ernesto», militante que comandó el atentado al dictador Augusto Pinochet, organizado y ejecutado por el FPMR.

Y José Joaquín, Ernesto, me mira fijo con sus ojos brillantes, preguntándome si cumplimos la tarea.

Yo, le contesto que no. Que no pudimos, que fuimos derrotados, que la valentía y la astucia no alcanzaron.

Que leímos mal a los otros y que los otros eran y son mucho más que Pinochet. Que luego del Tinguiririca, nada volvió a ser igual y que después del tirano, nos salió a matar la Concertación.

Los hombres y las mujeres del pueblo que murieron entre el 15 y 16 de junio de 1987, trabajadores, estudiantes, rodriguistas, son la prueba de la decisión que toman las mayorías cuando no hay más alternativa que luchar.

Son convicción y anhelo, son poesía y pan, son brazos y gargantas, son motor y alas. Son la imagen a la que recurrimos cuando decidimos continuar.

Nos sacudiremos la derrota, para volver cabalgando hacia las plazas repletas de primavera, sol y victoria.

A los nuestros, por los nuestros!!! Honor y Gloria.

Santiago, 16 de junio de 2018.

 

Nota del Editor CT: La Operación Albania o «Matanza de Corpus Christi»​ se produjo entre los días 15 y 16 de junio de 1987, en Chile. En ella doce miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) murieron a manos de agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI). Estos hechos fueron presentados por las autoridades como un supuesto «enfrentamiento».

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