UK: La lucha contra Trump debe convertirse en la lucha por el socialismo.

El martes 4 de mayo manifestantes protestan en el centro de Londres contra la visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump

Masivas protestas contra visita de Trump a Reino Unido.

por Chris Marsden/WSWS.ORG.

Decenas de miles de personas participaron en protestas por todo Reino Unido contra la visita estatal del presidente estadounidense, Donald Trump.

La muestra nauseabunda de pompa y adulación contrasta marcadamente con las manifestaciones de hostilidad popular a Trump y a la política fascistizante que personifica. Se espera una protesta masiva hoy en Londres mientras Trump se reúne con la primera ministra Theresa May, junto a más protestas en otras ciudades por todo el país.

Para millones, Trump es relacionado con el enriquecimiento grotesco de los milmillonarios, la evisceración de la asistencia social y el racismo antiinmigrante y antimusulmán. Él es el representante líder de un resurgimiento mundial de la ultraderecha, representado por figuras como Marine Le Pen en Francia, Matteo Salvini en Italia, Viktor Orban en Hungría y el líder del Partido Brexit, Nigel Farage, en Reino Unido.

Los trabajadores y jóvenes quieren combatir el peligro cada vez mayor de la guerra y la dictadura, cuya punta de lanza son las amenazas de Trump contra China y Rusia. Sin embargo, la precondición para tal lucha es el rechazo a los llamados a una alianza con sus rivales entre las potencias y partidos capitalistas, todos los de los cuales están girando bruscamente hacia medidas proteccionistas, un rearme y autoritarismo.

Los dirigentes de todo el espectro político afirman oponerse a Trump por su política migratoria racista y sus ataques contra los derechos democráticos. Dentro de un Partido Laborista sumido en riñas entre facciones, fuerzas amargamente opuestas profesan que pueden “Unirse contra Trump”.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, declaró en abril que no atendería el banquete estatal de ayer en honor a Trump por la “retórica racista y misógina” del mandatario estadounidense. Tiene planeado pronunciarse en la protesta de hoy en Londres. La secretaria de Relaciones Exteriores de la sombra, Emily Thornberry, tachó a Trump de “racista y predador sexual”. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, declaró su oposición a “uno de los ejemplos más notorios de la amenaza global cada vez más grande” de la ultraderecha.

Estas son puras palabras huecas. La postración de estas figuras ante el imperialismo estadounidense es sumamente evidente en su complicidad con la detención arbitraria del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, bajo condiciones que la ONU califica como equivalentes a la tortura. Khan, el alcalde de la ciudad donde se encuentra el prisionero político más importante del mundo no ha dicho nada al respecto, mientras que Corbyn y Thornberry se han alineado con la caza de brujas contra Assange exigiendo su extradición a Suecia.

Su retórica anti-Trump evidencia que, como representantes astutos de la gran patronal, saben que las posiciones políticas de las masas se están trasladando marcadamente hacia la izquierda incluso cuando la política oficial se desplaza cada vez más a la derecha. No hay un contenido de principios para su oposición a Trump. La substancia real de su conflicto con Trump y sus aliados dentro de Reino Unido gira en torno a cómo mejor defender los intereses del imperialismo británico bajo condiciones en que las tensiones entre EUA y Europa, particularmente Alemania, se encuentran en un punto de ruptura.

Los conservadores que favorecen el brexit, el Partido Brexit y sus apologistas que profesan la “salida izquierdista” de la UE como el Partido Socialista, el Partido de los Trabajadores Socialistas, Counterfire e individuos como George Galloway se autodenominan los “verdaderos demócratas” que honran el resultado del referéndum de 2016. Sin embargo, Trump ha dejado en claro que la verdadera agenda del Brexit es una alianza reforzada del imperialismo británico con EUA en oposición a Europa.

Trump apoyó el brexit en 2016 como un medio para resquebrajar la Unión Europea a lo largo de líneas nacionales. Describió a la UE como una “enemiga”, refiriéndose a Europa, junto a China y Rusia como una amenaza geoestratégica a la hegemonía estadounidense. Previo a su visita estatal esta semana, utilizó los diarios Sun y Sunday Times, ambos propiedad de Rupert Murdoch, para pronunciarse a favor del brexit, respaldando la línea de una salida brusca avanzada por Boris Johnson para que éste reemplace a May como líder del Partido Conservador y primer ministro británico. Además, llamó a que Farage sea el que encabece las negociaciones sobre la ruptura con la UE.

Trump dejó en claro su hostilidad hacia la Unión Europea, aconsejando al Gobierno británico: “Si no ganan lo que quieren, yo me marcharía”. Un acuerdo comercial con EUA más que compensaría, prometió, a Reino Unido por cualquier pérdida comercial con la UE y sería completado “mucho más rápido” que en un año. “Tenemos el potencial de ser un socio comercial increíble para el Reino Unido… Creo que mucho más grande que la Unión Europea”, declaró.

Luego, advirtió a Reino Unido a ser “muy cuidadoso” sobre no poner en peligro el intercambio de inteligencia con EUA como parte de la red “Five Eyes” (Cinco Ojos) que conforman junto a Canadá, Australia y Nueva Zelanda, si trabajan junto a Huawei de China en su red 5G.

Su asesor de seguridad nacional, John Bolton, dejó en claro las dimensiones militares de tal alianza, afirmando al Daily Telegraph que el brexit “nos ayudará en la OTAN en particular para tener a otro país fuerte e independiente que ayude a que la OTAN sea más efectivo, y eso tiene que ser algo positivo”.

Trump incluso utilizó las conmemoraciones del Día D el miércoles para ofender a Europa, participando en un evento organizado por británicos en Portsmouth, desde donde las tropas estadounidenses y británicas zarparon para combatir en el continente ocupado por Alemania.

La oposición a vincular el futuro del imperialismo británico tan estrechamente con el estadounidense es lo que motiva a aquellas figuras políticas a presentarse como oponentes democráticos de Trump. Tampoco están buscando atrincherarse completamente detrás de Alemania y Francia contra EUA y temen estar exclusivamente amarrados a Europa. En cambio, sus esfuerzos para mantener vínculos con la Unión Europea van de la mano con sus apelaciones al ala del imperialismo estadounidense representada más claramente por los demócratas, quienes se oponen al unilateralismo de Trump porque pone en peligro los intereses de Washington

El editor diplomático del Guardian, Patrick Wintour, explicó: “Desde que se firmó la carta del Atlántico en 1941, el planteamiento central de la política exterior británica es que Reino Unido puede actuar como un puente entre EUA y Europa, o como un pivote para que se conduzcan las relaciones transatlánticas… Por más de que se hable sobre fortalecer los lazos con EUA y los mercados del futuro, habrá muchos en Whitehall urgiendo precaución sobre permitir que el puente a Europa se torne irreparable y ridiculizando la sugerencia de Trump de que un acuerdo comercial con EUA compense por la pérdida de los mercados estadounidenses”.

El líder Liberal Demócrata, Vince Cable, le dijo al Financial Times, que Trump “está haciendo lo posible para destruir el orden internacional basado en reglas sobre el cual se basa la estrategia de un “Reino Unido Global” del Gobierno… El mercantilismo crudo del Sr. Trump—basado en balances comerciales bilaterales—no será apropiado para un país como Reino Unido con un excedente comercial… Y su crudo proteccionismo ha empujado al mundo al borde de una guerra comercial entre EUA y China, con un expuesto Reino Unido en pleno brexit atrapado en el fuego cruzado”.

Las consideraciones de política exterior imperialista llevaron a Corbyn a moderar sus quejas de la visita estatal de Trump mencionando la relación “importante” entre Reino Unido y EUA y declarando que estaría dispuesto a una reunión con el presidente para “discutir todos los temas de interés”. De llegar al poder, él haría todo lo necesario para mantener lazos con el imperialismo estadounidense, como ha quedado claro con su compromiso con la OTAN y la retención del sistema de misiles nucleares Trident controlado por EUA.

Más allá de la retórica bombástica, la historia, particularmente la de los años treinta, prueba que solo existe un destino para una política de maniobras entre potencias imperialistas hostiles. El orden “basado en reglas” posterior a la Segunda Guerra Mundial ha sufrido un colapso irrevocable, conllevando nuevamente el peligro de guerras. La Alemania de Angela Merkel ya declaró, “Los tiempos en los que podíamos confiar entre nosotros se acabaron” y que “Tenemos que crear una unidad de intervención europea con la que Europa pueda actuar en el terreno cuando sea necesario”.

La clase obrera no tiene aliado alguno entre las élites gobernantes de Reino Unido y Europa en la lucha contra la austeridad, la reacción ultraderechista y el militarismo. Ante una crisis económica cada vez más profunda, los trabajadores se enfrentan a una austeridad salvaje y ya han visto como los Gobiernos europeos pisotean sus derechos democráticos. La única preocupación de todos ellos es que las principales empresas y bancos europeos se posicionen para competir contra sus rivales estadounidenses y otros, y que sus ejércitos estén equipados con armas cada vez más mortíferas para la guerra.

El Partido Socialista por la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) lucha por la intervención social y política independiente de la clase obrera.

En EUA, el PSI ha alertado a los trabajadores sobre la estrategia de un “golpe palaciego” que persiguen los demócratas y ciertas secciones de republicanos en su conflicto con Trump, haciendo hincapié en que sus diferencias en la élite política se tratan sobre si deberían centrar las agresiones estadounidenses contra Rusia o China y advirtiendo que la victoria de la facción anti-Trump de la clase gobernante solo ofrecería un camino alternativo a la guerra.

Las secciones europeas del CICI han insistido en que la lucha contra el resurgimiento de la ultraderecha debe dirigirse contra los Gobiernos europeos y sus políticas en su conjunto. Esto significa unir a la clase obrera británica, europea, estadounidense e internacional en una lucha contra el capitalismo —una lucha que ya se está desenvolviendo en el estallido de la lucha de clases por todo el mundo—.

Como lo explicó León Trotsky, la tarea de la clase obrera “no es seguir el mapa de la guerra, sino el mapa de la lucha de clases”. Esto significa la construcción de la dirección revolucionaria —los partidos del CICI— para avanzar la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de junio de 2019)

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2019/06/05/pers-j05.html

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