Bicentenario de Walt Whitman – Dos celebraciones en Nueva York.

Walt Whitman: el bardo de la democracia, en la biblioteca museo Morgan, hasta el 15 de septiembre del 2019 – Walt Whitman: el poeta de América, en la biblioteca pública de Nueva York, hasta el 27 de julio del 2019.

por Fred Mazelis/ wsws.org.

El siglo XIX vio un florecimiento de la poesía estadounidense. Entre las figuras más importantes de la época —incluyendo a Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau, James Russell Lowell, John Greenleaf Whittier, Henry Wadsworth Longfellow, Edgar Allan Poe y Emily Dickinson— Walt Whitman ocupa un lugar especial. Algunas de las razones de su fama particular vienen sugeridas por los nombres de dos exposiciones abiertas actualmente en la ciudad de Nueva York en conmemoración del 200 aniversario de su nacimiento. Fue el más importante “bardo de la democracia”, y ha sido llamado a menudo “el poeta de América”.

Walt Whitman, fotografiado por Mathew Brady

La Biblioteca y Museo Morgan ha recurrido a su propio acervo de obras y recuerdos de Whitman, y también incluye algo de material en su exposición de la Biblioteca del Congreso en Washington DC. La Biblioteca Pública de Nueva York tiene una de las mayores colecciones de la correspondencia de Whitman, ediciones originales y otros materiales. Bien merece la pena visitar ambas exposiciones, como introducción a la obra y al legado continuo de esta figura pionera. Whitman encontró relativamente poco éxito crítico o comercial hasta bastante tarde en su vida, pero su contribución única como poeta y como figura muy pública despierta ahora más interés que nunca antes, y tiene mucho que decirle al mundo de hoy.

Nacido en Long Island en 1819, Whitman se crio en Brooklyn, mucho antes de que se fundiera en 1898 con la ciudad de Nueva York en sus límites actuales. Su enorme ambición literaria encontró su primera expresión poética en Hojas de hierba, solo 12 poemas, publicado el 4 de julio de 1855. Ese pequeño libro, sin embargo, surgió de muchos años de variadas experiencias en una ciudad que estaba en auge en las décadas anteriores a la Guerra Civil. Whitman fue aprendiz de impresor, luego oficial impresor, seguido de varios otros trabajos, incluyendo periodista, docente y editor de periódico. Todavía veinteañero, escribió y trabajó como editor para varios diarios de Nueva York y de Brooklyn. La exposición de la Biblioteca Pública exhibe algunas muestras de los comienzos de Whitman en el periodismo.

Whitman más tarde escribió que Hojas de hierba “surgió de mi vida en Brooklyn y Nueva York de 1838 a 1853, que absorbió un millón de personas, durante 15 años, con una intensidad, unas ganas, y un abandono, probablemente nunca igualados”.

Walt Whitman, de 35 años, en Hojas de hierba, daguerrotipo perdido de Gabriel Harrison, grabado en acero por Samuel Hollyer

Whitman fue llevado a encontrar expresión para sus sentimientos y emociones en el lenguaje de la poesía. Hojas de hierba es a menudo homenajeado como un himno a la subjetividad y el individualismo, pero las palabras del propio Whitman sobre “absorber un millón de personas” muestra que esta es una apreciación muy unilateral. Escribió de sí mismo como parte de la totalidad: “Oigo a América cantar, los varios villancicos que oigo”. “Quien degrada a otro me degrada a mí, Y todo lo que se hace o dice vuelve al final a mí”, escribió. “La prueba de un poeta es que su país lo abosorbe tan afectuosamente como él lo absorbe a aquel”.

Hojas de hierba se destacó respecto a la mayoría de las cosas que estaban siendo escritas tanto en su forma como en su contenido. El verso libre de Whitman era poco común, e iba acompañado por el uso del vernáculo, de lenguaje sensual y de imaginería que los custodios de la crítica cultural consideraban “vulgar”. F. O. Matthiessen en su American Renaissance (1941) sugirió que, según la propia manera de pensar de Whitman, “El habla viva podía venirle a un hombre solo a través de su absorción en la vida que lo rodea. Debe aprender que las decisiones finales del lenguaje no las toman los autores de diccionarios sino ‘las masas, la gente que está lo más cerca de lo concreto, que tiene que ver al máximo con la tierra y el mar verdaderos’”.

La forma de Whitman estaba ligada a un contenido democrático, poesía que tomaba como su tema la vida de obreros ordinarios, como lo demuestran algunas de las líneas más conocidas de Hojas de hierba :

Me elogio y me canto

Y lo que yo asuma vosotros habréis de asumir,

Porque cada átomo que me pertenece también os pertenece a vosotros.

Vago e incito a mi alma,

Me reclino y holgazaneo a mis anchas contemplando una brizna de hierba estival…

Ni yo ni ninguna otra persona puede hacer ese viaje por vosotros.

Debéis hacerlo vosotros mismos.

No es lejos. Está al alcance.

Tal vez estéis en el viaje desde que nacisteis y no lo sabíais.

Quizás esté en todas partes —por mar y por tierra.

Soy grande, abarco multitudes.

Tampoco yo estoy para nada domado, también yo soy intraducible,

Doy mi alarido bárbaro desde los tejados del mundo.

OIGO cantar a América, los varios villancicos que oigo,

Los de los mecánicos —cada uno cantando el suyo, como tiene que ser, jovial y fuerte,

El carpintero cantando el suyo, mientras mide su tabla o su viga,

El albañil cantando el suyo, mientras se prepara para trabajar, o sale de trabajar,

El barquero cantando lo que le pertenece en su barca —el marinero de cubierta cantando en la cubierta del barco a vapor.

 

La poesía de Whitman al principio no fue recibida con interés ni aclamación. Una señal de la fama que aguardaba al recién publicado poeta llegó en la respuesta exultante de Ralph Waldo Emerson, el famoso escritor y fundador del trascendentalismo de Nueva Inglaterra. La exposición de la Biblioteca Morgan incluye una copia autografiada de la carta que Emerson le envió a Whitman el 21 de julio de 1855, a solo semanas de la publicación de los poemas, en la que Emerson escribió, “Encuentro que es lo más extraordinario en inteligencia y sabiduría con lo que Estados Unidos ha contribuido hasta el momento… Le saludo en el comienzo de una gran carrera, que con todo debe de haber tenido un largo primer plano en alguna parte, para un comienzo así”.

Una sección especialmente interesante en la exposición de Morgan muestra un manuscrito autógrafo de un ensayo titulado, “¡La decimoctava presidencia!”. Este trabajo fue escrito en 1855-56, como respuesta a la campaña presidencial que implicó a Millard Fillmore, James Buchanan, y John C. Frémont, justo después de la primera edición de Hojas de hierba. “¡La decimoctava presidencia!”, aunque inédita en vida de Whitman, arroja algo de luz sobre las preocupaciones sociales y políticas del poeta durante esta época. En el ensayo Whitman se refiere a los “hombres rastreros y serpentinos” que dirigen el país, traicionando sus ideales con su apoyo a la esclavitud.

Demócrata leal que tenía hermanos a quienes les pusieron el nombre por el de Thomas Jefferson y el de Andrew Jackson, él no era abolicionista y hubo veces en las que pronunció puntos de vista ignorantes respecto a la raza, pero su posición antiesclavista se había fortalecido paulatinamente en la década que precedió a la Guerra Civil. La Ley del Esclavo Fugitivo había sido promulgada por el Congreso unos pocos años antes, obligando a la devolución de los esclavos huidos a sus dueños. La Ley Kansas-Nebraska de 1854 sentó las bases para la extensión de la esclavitud en los territorios que buscaban la categoría de Estado. Lo despiadado de los elementos esclavistas, su frenesí surgido de la desesperación y la debilidad, contribuyó a la radicalización de millones, incluyendo a Whitman.

Faltaban pocos años para la Guerra Civil. El poeta intuía que se venía un ajuste de cuentas. Aunque apoyó al demócrata Stephen Douglas en sus debates de 1858 con Abraham Lincoln, para el momento de la elección de Lincoln Whitman era un partidario entusiasta del nuevo presidente.

La lucha de toda la vida de Whitman para aumentar y para producir continuamente nuevas ediciones de Hojas de hierba, que aumentó a 438 páginas en la “edición del lecho de muerte” publicada al poco de su fallecimiento, cobraba forma por la lucha contra la esclavitud, por la Guerra Civil y su desenlace. Whitman, en notas escritas en 1859, se había llamado a sí mismo, en un lenguaje franco y atrevido, “el bardo de la democracia”.

El poeta llamó a la guerra “el propio centro, circunferencia, ombligo, de toda mi carrera”. Viajó a Washington y se estableció allí como asistente sanitario y enfermero voluntario en hospitales. Dijo más tarde que había hecho más de 600 visitas y que había atendido de una manera u otra a casi 100.000 soldados enfermos y heridos. Siguieron muchos poemas sobre la Guerra Civil, en Tamborileo, publicado en 1865.

Incorporados al creciente Hojas de hierba, estos incluían “¡Oh capitán, mi capitán!” y “Cuando las lilas florecieron en el patio por última vez”, dos de sus poemas más famosos y populares, escritos inmediatamente después del asesinato de Lincoln. Se supone que Whitman dijo que casi lamenta haber escrito “¡Oh capitán!” porque, con su rima e imaginería más convencionales, le había quitado tanta atención al resto de su obra.

Abraham Lincoln en Antietam, 1862

En 1860-61 Whitman había publicado una tercera edición de Hojas de hierba, con 146 nuevos poemas. Estos incluían celebraciones de lo que el poeta llamaba “amor de hombre”. La sensualidad de los primeros poemas ahora había florecido para llegar a ser temas más abiertamente homoeróticos, lo que escandalizó a los críticos. El poeta, por supuesto, nunca discutió sobre su vida privada. El término para la homosexualidad no había sido acuñado en esa época, y no pasó a ser de uso corriente en los EUA sino hasta décadas más tarde.

Hojas de Hierba (Boston, Thayer y Eldridge, año 85 de los Estados Unidos, 1860) (Biblioteca Pública de Nueva York)

La exposición de la Biblioteca Morgan, sin embargo, sí hace referencia a la amistad íntima de Whitman y Peter Doyle, el chófer de tranvía inmigrante irlandés a quien conoció en Washington en 1865. Los dos fueron inseparables durante ocho años, como señala la exposición. Allí se incluye la famosa foto de Whitman y Doyle, junto con parte de la correspondencia con el hombre a quien el poeta se dirigía como “mi muchacho querido”.

La obra del poeta durante la guerra contribuyó a su creciente reputación como el “buen poeta gris”. En sus años posteriores Whitman estuvo especialmente asociado a la memoria de Lincoln. Dio charlas anuales conmemorando el asesinato del presidente martirizado. La exposición de Morgan incluye un boleto impreso para la charla que dio Whitman en el Madison Square Garden de Nueva York en 1887. Doyle, que había estado en el Teatro Ford cuando mataron a Lincoln, le había dado a Whitman los detalles que necesitaba para hacer que los trágicos acontecimientos cobraran vida. De manera notable, entre el público ante el que habló Whitman en 1887 estaba el revolucionario cubano José Martí, el autor Mark Twain y el industrialista Andrew Carnegie.

Otra sección de esta exposición señala el interés de Whitman en el soporte todavía joven de la fotografía. A lo largo de las décadas él fue objeto de 130 fotos profesionales, incluyendo el famoso daguerrotipo de 1854 que se usó en la primera edición de Hojas de hierba, el retrato de 1865 por Matthew Brady y representaciones posteriores del “buen poeta gris” como un símbolo envejecido y bondadoso de las luchas del pasado reciente.

Walt Whitman, 1887

Whitman, como su casi exacto contemporáneo Frederick Douglass, dieron voz elocuente a los impulsos revolucionarios y democráticos que encontraron expresión en la guerra que puso fin a la esclavitud. Asimismo, como Douglass, tuvo dificultades para orientarse en las décadas que siguieron a la Guerra Civil. Siguió siendo un radical, un humanista, pero no veía alternativa a la América de la Edad Dorada, más que una América de artesanos que estaba desapareciendo rápidamente.

Durante los últimos años de su vida en Camden, Nueva Jersey, los comentarios de Whitman fueron recogidos por el mucho más joven Horace Traubel, quien finalmente acumuló unas 5.000 páginas de material extraído de las conversaciones. La editora de una versión abreviada publicada recientemente del material ( Walt Whitman habla: sus pensamientos finales sobre la vida, sobre escribir, sobre la espiritualidad y la promesa de América, 2019), Brenda Wineapple, comenta que Traubel “contestaba a algunos de los prejuicios de Whitman, y los dos disfrutaron del intercambio de ideas. Porque Traubel era un socialista comprometido, lo que Whitman decididamente no era. ‘¿Cuánto has investigado el tema del origen económico de las cosas que llamamos vicios, males, pecados?’, Traubel amablemente provocó a su amigo. Sonriente, Whitman replicó de buen humor, ‘Sabes cómo me asustan los problemas, los deberes, las consciencias: parece que te gustara ponerme la zancadilla con tus impertinencias pertinentes’”.

El crítico literario izquierdista Newton Arvin en Whitman (1938) insistió bastante en que Whitman era socialista, pero esto simplifica demasiado un proceso histórico complicado y pone un elemento de pensamiento bienintencionado en el lugar de las realidades sociales e intelectuales concretas.

Walt Whitman por Thomas Eakins, 1887-88

La exposición de la Biblioteca Pública contiene una interesante sección sobre el impacto de Whitman en la cultura estadounidense. En una pared se pusieron ejemplares de libros de poesía y prosa de escritores inspirados o formados por Whitman: Langston Hughes, William Carlos Williams, Kenneth Rexroth, Lawrence Ferlinghetti, Frank O’Hara, Allen Ginsberg y muchos otros.

También están disponibles breves extractos de audio de músicos influidos por Whitman, incluyendo “Pastos en abundancia” de Woody Guthrie, y Kurt Weill, quien compuso “Tres canciones de Whitman” en 1942, justo después de la entrada de los EUA en la Segunda Guerra Mundial.

Hay también breves vídeos de películas, incluyendo Intolerancia (1916) y Manhatta (1921) de D. W. Griffith. Esta última es la película vanguardista de 10 minutos creada por el pintor Charles Sheeler y el fotógrafo Paul Strand. Estas películas mudas rinden homenaje a Whitman o se inspiran en él. Griffith usó la frase del poeta, “Desde la cuna que se mece sin parar”, acompañando una escena recurrente de Lillian Gish como Maternidad Eterna, como un “elemento visual y temático unificador” en su película. Los intertítulos de Manhatta usan citas de Hojas de hierba para dar la idea de lo que la exposición llama “un día en la vida de la ciudad de Nueva York”, con su ajetreo, energía, arquitectura e industria, en una época en la que Nueva York estaba floreciente como nunca antes.

La exposición de la biblioteca pública muestra de manera prominente el siguiente fragmento profundo del prefacio de la primera edición de Hojas de hierba: “Pasado y presente y futuro no están desunidos sino juntos. El mejor poeta forma la consistencia de lo que ha de ser desde lo que ha sido y es… El mejor poeta… se pone allí donde el futuro se vuelve presente”. Claramente Whitman escribió con sentido de la historia, acerca de su propio lugar en la historia, de la conexión entre el presente y el pasado y con optimismo acerca del futuro.

Aunque sea apropiado llamar a Whitman “el poeta de América”, no hay que ver tal título como expresión de un nacionalismo estrecho. Su nacionalismo americano, aunque contradictorio, no era de carácter chauvinista ni excluyente. En “Salut Au Monde”, uno de sus poemas en Hojas de hierba, ofrece un saludo fraterno al mundo:

Esas ciudades que penetra la luz o el calor

Yo mismo penetro esas ciudades

Todas las islas a las que los pájaros van aleteando

Hacia ellas voy aleteando yo mismo

Hacia todos vosotros, en nombre de América,

Levanto alta la mano perpendicular,

Hago la señal,

Para que quede tras de mí para siempre a la vista,

Para todas las guaridas y hogares de los hombres.

De hecho, Matthiessen en American Renaissance indica que: “la creencia” de Whitman “en la necesidad de hablar no solo a los americanos sino a los trabajadores de todos los países parece haberle dado el ímpetu a su curiosa costumbre de meter palabras al azar de otros idiomas, hasta el punto de hablar de ‘la clase ouvrier’!”.

James P. Cannon, el fundador del trotskismo estadounidense, que nació solo dos años antes de que muriera Whitman, tuvo la ocasión de citar a Walt Whitman en 1950. Cannon dijo, “Creo en el poder de la fraternidad y el amor de los camaradas en la lucha por el socialismo. Walt Whitman dijo: ‘Construiré grandes ciudades con el amor de los camaradas’. Iré más allá y diré: Construiremos un gran mundo nuevo”.

(Publicado originalmente en inglés el 29 de julio de 2019)

Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2019/08/13/whit-a12.html

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