Chile profundo: como Luisa y Manuel, aguanten cabrxs, no aflojen, que ganaremos.

Luisa Toledo, con sus 80 años, se llena de energía con la Revuelta Popular de estos días. Junto a Manuel Vergara, su compañero por más de 6 décadas, agradecen a la juventud y su primera línea, y advierten sobre la política entreguista de la izquierda tradicional.

Padres de dos jóvenes asesinados por la dictadura pinochetista, reivindican la actual revuelta popular en Chile.

«Los pueblos, los pobres, los sin poder son los que tienen que asumir su conducción, su destino».

por Gloria Muñoz Ramírez/Desinformemosnos.

Santiago de Chile. Luisa Toledo y Manuel Vergara son padres de Rafael y Eduardo, dos jóvenes activistas asesinados por la dictadura pinochetista, en a quienes cada año se conmemora en Chile el Día de Joven Combatiente. Hoy que las calles vuelven a llenarse de muchachos y muchachas que exigen justicia social, educación, salud, vivienda y trabajo, Luisa y Manuel ven a sus hijos entre la multitud, salen a las marchas, siguen en la lucha.

A seis semanas del inicio de la revuelta popular que puso en la esquina al presidente Sebastián Piñera, Luisa Toledo se dice maravillada de que a pesar del tiempo las plazas continúen repletas. “Estuve mirando que no dejaban entrar, pero hoy, por sexto viernes consecutivo, la llenaron de nuevo. Estoy muy agradecida. En algún momento pensé que de verdad valió la pena la muerte de mi hijo y de tanta gente. Veo en los chiquillos jóvenes lo que se están jugando, lo que están sufriendo, la represión durísima que se está ejerciendo sobre ellos, y veo a mi hijo peleando de nuevo”.

Recién operada de un cáncer en el estómago, Luisa no le encontraba sentido a la vida, pero vino el estallido y, dice, “ahora estoy tratando de vivir lo más posible para ver si hay un cambio”. En el patio de su austera vivienda, este par de jóvenes de 80 años no oculta su entusiasmo.

Manuel acaricia la mano de su compañera por 60 años. Junto a ella vivió el asesinato de sus dos hijos el 29 de marzo de 1985 y la muerte de Pablo, el mayor y el tercero en caer, al parecer cuando le explotó una bomba. Con ella también vivió el encarcelamiento de su nieta Tamara Sol y juntos no han dejado de luchar un sólo día en la población obrera y combativa de Villa Francia, aunque este barrio actualmente también es conocido por ser guarida de grupos del narcotráfico.

“Estamos viviendo un momento muy importante en Chile, una sociedad que estaba dormida desde hace muchos años y que desde el 2006 empezó a moverse. Los que se mueven son los jóvenes. En todos lados los jóvenes son los menos contaminados por el sistema capitalista, por lo tanto tienen un corazón y un alma distinta. Son ellos los que tienen que cambiar este mundo, México, Chile, Bolivia, Ecuador. Son los jóvenes los que históricamente han logrado que se haga un cambio. Y eso está sucediendo en Chile ahora. Los secundarios empezaron con no pagar el metro y de ahí estalló esto. Es una maravilla y ojalá se repita en otros países de Latinoamérica”, dice Manuel, obrero toda su vida, que desde el asesinato de sus hijos es invitado cada año por grupos de izquierda de las universidades para hablar sobre la lucha social.

Manuel habla y su rostro brilla. “La gente en Chile se está dando cuenta de que los políticos no sirven, son una clase a la que lo único que le interesa es tener beneficios para su placer. Lo que hace la clase política es siempre reivindicar su clase, por lo tanto está muy lejos de lo que quiere el pueblo chileno. No hay que votar jamás por los políticos tradicionales, por la clase política. El pueblo latinoamericano tiene que entender que el pueblo por sí mismo tiene un gran poder. Hay una sabiduría en la que debemos creer”, remata.

Luisa es tajante cuando habla del derecho a la defensa de los jóvenes y del pueblo en general. “Yo encuentro absolutamente legítimo decir basta a la represión. Tenemos el derecho legítimo de defendernos. ¿Por qué tenemos que aguantar tanto? ¿Por qué le tenemos tanto miedo a ser violentos? Si tenemos sangre mapuche, somos hijos de Lautaro, no somos hijos de los conquistadores, aunque tenemos de ellos y esa es nuestra parte cobarde. La sangre mapuche es valentía y coraje, ellos lucharon, no fueron pacíficos”.

Enfundada en su luto permanente, Luisa Toledo dice que los jóvenes que queman camiones, “hacen todo lo necesario, porque no se van a dejar matar. Y lo que están haciendo vale absolutamente la pena y deja como cobardes a estos tipos carabineros de Chile que fueron creados para reprimir al pueblo, pero que nunca habían sido tan envilecidos como hoy, abusando de mujeres, de niños, disparando a los ojos. Ya cuánta gente sin ojos hay, cuánta gente presa, cuánta gente desaparecida, gente que quizá no tenía nada que ver, que iba a su trabajo”.

La octagenaria mujer deposita su confianza en los jóvenes, edad en la que dejó de ver a sus hijos. Habla de la rebelión estudiantil de los pingüinos en el 2006. Del otro intento organizativo de 2011 “que también nos alegró pero fue acallado”. Y de hoy, cuando la indignación por el alza del transporte llevó a los adolescentes de secundaria a saltarse los torniquetes del Metro. “Fue magnífico el día que llamaron a evadir y pasar por alto el pago del metro. ¡Una maravilla! y la gente adulta estaba atónita, porque estábamos tan dormidos. En verdad que Chile despertó de verdad, porque era un adormecimiento”.

Luisa, a pesar de sus problemas de salud, ha ido en dos ocasiones a la Plaza de la Dignidad, antes Plaza Italia, “y me parece extraordinario ver a la gente que se junta todos los días, los caceroleros allá y en las poblaciones todas las noches. Y es desde los pescadores hasta la Cordillera. Es magnífico. Ojalá que no se pare, que consigamos algo al final de todo”.

Ella recuerda a Piñera en 2006 afirmando en la ONU que estaba orgulloso de las protestas en su país. Lo mismo que dijo recientemente sobre las marchas pacíficas que le de dan orgullo. Para ella “se pueden hacer miles de marchas, pero si no hay esta primera línea peleando (la de jóvenes que enfrentan a los carabineros para que el resto pueda marchar) no va a pasar nada. Ellos son los que han logrado que esto cambie y que nos tomen en cuenta, y gracias a ellos es que estamos aquí, en este momento y en este punto. Si los eliminan a ellos, ciao, el Mesina -Luis Mesina, dirigente de la Mesa se Unidad Social, integrada por sindicatos y la CUT que, con una política entreguista, ha intentado sucesivas veces negociar con el gobierno de Piñera, Nota del Editor CT- y ellos podrán conseguir lo que quieren para ellos, pero para el resto de la gente, para los chiquillos que andan dando la vuelta, nada. La primera línea tiene que agrandarse. Ellos son los que tienen que decidir qué es lo que tiene que pasar en este país”.

Lo que sigue, dice por su parte Manuel Vergara, vendrá de la organización, de los movimientos sociales, pues lo que la clase política ha conducido no ha sido nada de bueno. Por eso yo creo en los movimientos sociales, porque ahí la gente se entrega y se juega la vida no por ellos, sino por la gente, por los vecinos, por los pobres, mientras los políticos se juegan por ellos y por su familia nada más”.

Tiene que llegar un momento, insiste, “en que los movimientos sociales sean los que manden en los distintos países. Los pueblos, los pobres, los sin poder son los que tienen que asumir su conducción, su destino. Tenemos que hacerlo de una vez, no podemos depender de los ricos, de los que hablan bien, tienen que ser los sencillos, esos son los que tienen que mandar”.

Al finalizar la entrevista Luisa pregunta si hemos visto el video de las jóvenes feministas que cantan “El violador eres tú”. Se congratula del performance que ha dado la vuelta al mundo y, sentada en una banca de su jardín, canta e imita la coreografía. Está feliz.

Fotos: Gerardo Magallón

Fuente: https://desinformemonos.org/luisa-y-manuel-padres-de-dos-jovenes-asesinados-por-la-dictadura-pinochetista-reivindican-la-actual-revuelta-popular-en-chile/

1 Comment

  1. Es cierto, los jóvenes nos han hecho rejuvenecer a los octogenarios, lamentando no poder acompañarlos físicamente y preocupados porque sabemos lo cavernaria que es la oligarquía nacional y sus representantes políticos. De las fuerzas represivas chilenas, mejor no hablar, nos avergüenzan. No pierdo la esperanza que así como reventó el pueblo, también del interior de las FFAA y Carabineros emerjan quienes no soportan la miasma de los «perros» en que han transformado a sus compañeros de armas.

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