Chile basura: el poder y la intoxicación mediática. El caso de la TV [+ video]

La impudicia de los “rostros” de TV.

por Alejandro Lavquén (*).

El desarrollo de la televisión en Chile coincidió con el golpe de Estado de 1973, algo que le vino al dedo a los golpistas. Instalado el toque de queda y el crimen en el país, a los chilenos no les quedó otra entretención que pasar las horas de encierro mirando televisión. En ese contexto comenzaron a surgir programas de “entretención” y los estelares nocturnos que mostraban un país idílico que avanzaba hacia la prosperidad económica y la paz social. De las violaciones a los derechos humanos, nada. Eran un invento de los marxistas. Para tal fin de desinformación se levantaron figuras como Mario Kreutzberger, César Antonio Santis, Cecilia Bolocco, Raquel Argandoña, Raúl Matas y Antonio Vodanovic, entre otros, que llevaron la batuta de la televisión pinochetista. Lo mismo sucedió con cantantes, locutoras, bailarinas, actores, periodistas, cómicos y especímenes varios.

La farsa inicial duró, aproximadamente, hasta entrados los años noventa. De allí en adelante había que cambiar el formato, lo que significó dar un paso significativo, exhibiendo en las pantallas los llamados matinales y programas de farándula, donde se pretende que los sucesos de vida de los faranduleros son los acontecimientos más importantes de la nación.

Chile volvía a la “democracia”, había “cambiado el país”, pero al pueblo se le debía seguir brindando, de alguna manera, pan y circo. Los matinales se llenaron de conductores y conductoras con más maquillaje que cerebro, autodenominándose “famosos” o “rostros”. Toda esta fauna, con ínfulas de estrellas de Hollywood, tenía (y tiene aún) una misión muy clara: manipular la realidad del país e invisibilizar el fondo de los problemas reales, además de incitar a los telespectadores a comprar los productos de las grandes empresas transnacionales que auspician sus programas. Es decir, convocar al pueblo a endeudarse mediante el crédito. A cambio reciben millonarios sueldos y se les permite festejar entre ellos, y ante las cámaras, sus cumpleaños, sus viajes al extranjero, sus años sabáticos, sus risas y llantos, y mostrar sus lujosas casas y privilegios obtenidos a costa de la pobreza económica que sufren quienes se endeudan con las casas comerciales que ellos promueven.

Así, la cáfila televisiva pueda darse la vida del oso a costa del dinero que generan los más pobres, los sufridos televidentes. Imagínense lo que va a los bolsillos de las empresas transnacionales que sustentan a dichos impúdicos personajes. Dado lo anterior, no es aventurado afirmar que estos entes son parte no menor del engranaje y causa del llamado eufemísticamente “estallido social”. Y como tales algún día deben ser juzgados junto a todos los abusadores y explotadores del país.

Tras el comienzo de la rebelión del 18 de octubre de 2019, a la cáfila televisiva no le quedó otra opción que dar tribuna a lo que estaba pasando en Chile, mostrando entonces su cinismo, oportunismo y falsedad. “No sabían que a los marginados les molestaba tanto la desigualdad”, expresaron algunos. Estaban asombrados de darse cuenta que en Chile se abusaba de los más pobres. Los pobres y marginados ya no les parecieron tan pintorescos, y a los noteros ya no les quedaba dirigirse a ellos con un lenguaje plagado de “como estai”: “cachai”, “que tomai de desayuno”, etcétera.

Se llenaron las pantallas de entrevistados con preguntas obvias, repetitivas y sin fondo. Todo acomodado a una especie de denuncia consensuada para no convocar la reprimenda de sus amos. Había que denunciar, era imposible no hacerlo, pero, claro, con espíritu republicano. Los ricos no perdonan a sus lacayos cuando se quieren pasar de listos, aunque estos lo hagan por conveniencia y para captar audiencia.

La casta televisiva no difiere mucho de los parlamentarios en su impudicia y farsantería, aunque hoy pretendan ser adalides de la justicia y digan compartir los cambios sociales que pide el pueblo. Muchos políticos se han sumado a los programas de farándula y a los matinales (cuya diferencia, en todo caso, es la misma que existe entre la Coca-Cola y la Pepsi). Allí hablan de soluciones, las mismas que jamás han llevado a cabo desde sus puestos de poder. Con el COVID-19 ha pasado lo mismo que con la rebelión del 18 de octubre, lágrimas de cocodrilo y, obviamente, pues no podían faltar, la exhibición de lujosas cuarentenas de los impúdicos “rostros” televisivos. El pobre, dicho en lenguaje pintoresco: “que se cague”.

(*) Escritor y poeta. Sus trabajos se encuentran en libros, cuadernillos, revistas, diarios y antologías. Fue redactor en revista Punto Final durante veinte años (1998-2018). http://alejandrolavquen.cl/


[y otra más…]

La alianza política entre los matinales y algunos alcaldes.

por Patricio López/DiarioUchile.

Más allá de las legítimas objeciones que ha recibido la Encuesta Cadem, llama la atención la lista de los dirigentes mejor evaluados por la ciudadanía. Los tres primeros tienen en común ser alcaldes y de Chile Vamos, pero probablemente lo que más les une es su aparición cotidiana en los matinales de la televisión abierta. Nos referimos a los alcaldes de Las Condes, Joaquín Lavín; de Maipú, Cathy Barriga; y de Providencia, Evelyn Matthei.

El pasado 24 de marzo, la Contraloría General de la República aclaró, a través de un oficio, las atribuciones de las autoridades competentes en el marco del actual Estado de Excepción de Catástrofe, dando a entender, en primer lugar, que los alcaldes no tienen atribución para declarar cuarentenas comunales y restricciones que escapan de su potestad. Asimismo, el oficio menciona que la “participación de alcaldes en medios de comunicación debe limitarse a la entrega de información necesaria para el cumplimiento de las funciones municipales”.

Cuando este oficio se hizo público, los ediles y los rostros de televisión que los invitan se declararon en rebeldía y, en los hechos, incurrieron desde entonces en desacato frente al oficio. Se trató de una conducta ampulosamente carente de sentido institucional y en donde el mensaje a la ciudadanía es que, en lo que respecta a los matinales, los dueños de los canales y los invitados hacen lo que quieren y no lo que dice la Contraloría.

Es razonable que, para el debido ejercicio de la función pública, se cuestione que los alcaldes ocupen buena parte de sus mañanas paseándose por matinales, en donde la mayoría de las veces se refieren a asuntos que no tienen que ver con su mandato. Resulta muy obvio que su rol es dirigir las comunas y no ser comentaristas de TV, pero sin embargo para ellos no lo es y, peor aún, la ciudadanía parece premiarlos por este abandono de deberes.

Lo ocurrido nos lleva a una reflexión respecto a cómo los medios de comunicación, a pesar de haber sido severamente cuestionados desde el estallido social del pasado 18 de octubre, parecen seguir teniendo la capacidad de construir climas y corrientes de opinión. En la medida que en Chile todo se politizó, los matinales pasaron desde la banalidad de la farándula a propiciar paneles donde se convocó a dirigentes políticos de distinta laya. En los hechos, estos programas se convirtieron en la más cabal y masiva expresión de la línea editorial de los propietarios de los canales, que obviamente se muestra incómoda y resistente a las transformaciones sociales que empuja la gran mayoría de la población.

Desde este espacio, hemos valorado la importancia política de los alcaldes, debido a que su conocimiento fino del territorio les ha hecho comprender mejor el acumulo de malestar que explotó hace algunos meses, tal como la relación entre las grandes medidas que se anuncian y su aterrizaje concreto en la vida cotidiana de los habitantes. Sin embargo, hay una manera de ejercer la labor edilicia que Chile ya conoció y que no parece la mejor: la infantilización de la política con botones de pánico, osos panda de peluche sentados en la mesa de sesiones del Concejo Municipal, bombardeo de nubes y otras. Esta aparente despolitización, cuando se trata de dirigentes profundamente ideológicos, termina por esconder el debate de fondo que se debe dar en el país, especialmente en estas circunstancias.

Fuente: https://radio.uchile.cl/2020/04/13/la-alianza-politica-entre-los-matinales-y-algunos-alcaldes/


Cuando estás en cuarentena por Coronavirus y el Alcalde Lavín te sale en todas partes.

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