Fuera Tayyip Erdogan de Chile y América Latina.

por Comité chileno-mapuche de Solidaridad con Kurdistán.

CARTA ABIERTA DE PROTESTA POR LA VISITA OFICIAL A CHILE DEL SR. ERDOGAN, PRESIDENTE DE TURQUÍA

Sra. Presidenta de la República de Chile
Michelle Bachelet Jeria

Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
Heraldo Muñoz Valenzuela

Sres. (as) Miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados

Jorge Sabag Villalobos, Cristian Campos Jara, José Manuel Edwards Silva, Iván Flores García, Javier Hernández Hernández, Carlos Abel Jarpa Wevar, Vlado Mirosevic Verdugo, Andrea Molina Oliva, Celso Morales Muñoz, Luis Rocafull López, Marcela Sabat Fernandez, Jorge Tarud Dacarett, Guillermo Teillier Del Valle.

Sres. Miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado

Francisco Chahuán Chahuán, Alejandro García Huidobro Sanfuentes, Ricardo Lagos Weber, Juan Pablo Letelier Morel, Jorge Pizarro Soto

Por medio de la presente misiva queremos expresar a las autoridades antes nombradas nuestra preocupación por la visita oficial a nuestro país del señor Recep Tayyip Erdogan, Presidente de la República de Turquía.

En Chile poco y nada se conoce sobre el país que viene a representar el señor Erdogan, salvo por el éxito de sus teleseries por América Latina, como lo expresó el canciller Heraldo Muñoz recientemente en visita oficial a Turquía. Desgraciadamente, tal fenómeno televisivo encubre una terrible realidad que miles de ciudadanos turcos y kurdos viven diariamente desde aproximadamente 6 meses. Más exactamente, desde las elecciones parlamentarias llevadas a cabo el 7 de junio del 2015. Ese día, el señor Erdogan y su partido ganaron las elecciones, pero perdiendo numerosos escaños y la mayoría absoluta del parlamento. Esto se logró debido a la irrupción electoral de un nuevo partido, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que representa las aspiraciones de los sectores democráticos y progresistas de Turquía, además de contar con el apoyo mayoritario del pueblo kurdo.

Para recuperar su mayoría parlamentaria, el gobierno de Turquía inició una guerra total contra el pueblo kurdo y contra todos sus opositores. El Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), organización que mantiene un conflicto armado con el Estado Turco desde hace más de 30 años ha servido de chivo expiatorio contra todos los sectores políticos que no aceptan el sistema autoritario que Erdogan quiere imponer.

El mismo Erdogan dijo en una rueda de prensa por televisión hace un par de días que el gobierno de Hitler es uno de sus modelos de sistema presidencialista. Y Hitler también aprendió de Turquía, cuando a comienzos del siglo veinte fueron masacrados más de un millón y medio de armenios, dando como resultado el primer gran genocidio y cuasi exterminio del siglo. El Estado de Turquía, por iniciativa del señor Erdogan y su partido, ha bloqueado todas las iniciativas diplomáticas para reconocer oficialmente el Genocidio Armenio, al igual que los neonazis niegan el Holocausto y el exterminio de judíos. A días de hoy, el genocidio contra los kurdos y las demás minorías étnicas y religiosas, desde noviembre, ha dado como resultado:

-El toque de queda y la militarización con tanques y francotiradores de las ciudades de mayoría kurda, bloqueando los suministros de electricidad, agua y alimentos. Se han declarado, desde agosto de 2015, 52 toques de queda. El total de personas afectadas se cuenta en 1.300.000
-La ejecución extrajudicial de civiles bajo acusaciones no probadas de terrorismo.

-La muerte de 268 civiles por la acción de la ocupación militar de los barrios, por el fuego de artillería y bombardeos aéreos contra la población. Entre las víctimas se cuentan 62 niños. Por parte de las fuerzas militares, han muerto 157 policías y soldados.

-La destrucción de los barrios de mayoría kurda, ubicados al sureste del país. Los ataques de artillería contra la población han provocado un éxodo masivo de civiles.

-La represión desatada contra periodistas que informan sobre el conflicto armado.
-El encarcelamiento de autoridades políticas electas de la oposición.

Estos escalofriantes datos han sido recogidos de los informes del Congreso Nacional de Kurdistán sobre las violaciones a los DD.HH. en Turquía. Se pueden corroborar leyendo la innumerable cantidad de noticias y artículos al respecto publicados en medios como The Guardian, The New York Times, Russia Today, Deutsche Welle o Telesur. Amnistía Internacional acaba de publicar un informe sobre lo mismo. Por supuesto, el gobierno que ejecuta estas operaciones criminales que empujan a Turquía a una guerra civil niega todos los cargos y contraataca con una única respuesta para todo: eran terroristas.

El presidente Erdogan se atrevió a acusar de terroristas a reconocidos intelectuales y académicos de Turquía y todo el mundo por denunciar su plan genocida y dictatorial, encarcelando a 22 de ellos por acusaciones de “propaganda terrorista”. Entre los más de mil intelectuales firmantes de la carta de denuncia titulada “No seremos cómplices” se encuentran Noam Chomsky, Judith Butler, Slavoj Zizek, David Harvey e Immanuel Wallerstein.

Por si eso no bastara, las ambiciones coloniales del Estado de Turquía lo han llevado a enemistarse ¡con todos sus vecinos! ¿Qué gobierno es ese que arriesga a su población a conflictos militares prácticamente con todo Medio Oriente?

Bajo el mandato presidencial de Recep Tayyip Erdogan se ha intervenido militarmente en Irak y en Siria, en el caso de este último país, apoyando financiera y logísticamente a fuerzas de dudosa reputación como Al Qaeda y al renombrado Estado Islámico. Sobre estas acusaciones no hay mucho más que decir: el gobierno de Turquía no ha contestado ninguna de las pruebas presentadas en su contra por apoyo a organizaciones terroristas. No solo los medios de comunicación (al menos aquellos que tienen periodistas en la zona de guerra) han evidenciado esta relación. Los mismísimos gobiernos de Siria, Irak y Rusia han revelado pruebas irrefutables de cómo los servicios de inteligencia turcos organizan el entrenamiento de terroristas; de cómo ciudadanos turcos, en la más completa impunidad, están involucrados en el tráfico de petróleo desde Siria e Irak, entre ellas Bilal Erdogan, ¡el propio hijo del presidente!

El mundo entero se conmocionó con la brutalidad que transmitieron las imágenes de Aylan Kurdi, el niño refugiado proveniente de Siria que fue encontrado muerto en una playa de Turquía. Aylan y su familia escapaban del avance del Estado Islámico y su imperio del terror. Vivían en Kobane, una ciudad kurda ubicada en la frontera siria que durante varios meses estuvo asediada por los terroristas, ante lo cual el mismísimo señor Erdogan dijo en un acto público frente a miles de personas: “Kobane caerá y no podremos impedirlo”. Este 26 de enero se conmemoró un año de la liberación definitiva de Kobane por parte de las milicias locales kurdas que exigían el apoyo de Turquía contra los terroristas, recibiendo sólo indiferencia.

Por todos estos hechos, consideramos indigno para Chile el recibimiento oficial de un criminal de guerra investido de Presidente, culpable de convertir a su país en una dictadura militar y de mantener una política guerrerista hacia sus vecinos, interviniendo en sus asuntos internos. Nuestra imagen internacional está en juego al relacionarnos con un personaje cuyas credenciales democráticas están manchadas de sangre y pólvora.

Por la memoria de los hombres y las mujeres kurdas que han perdido a sus hijos, a sus esposos y a sus familias enteras a causa de las ejecuciones y las bombas; por la paz definitiva para Medio Oriente y el fin de las intervenciones militares como solución; por Aylan y todos los niños víctimas de la guerra: no seamos cómplices de esta masacre.

Atentamente,

Comité chileno-mapuche de Solidaridad con Kurdistán
Contacto: elpueblokurdonoestasolo@gmail.com

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