Chile: Luciano Cruz Aguayo, un revolucionario olvidado[+Video].

Luciano, casi medio siglo después, no precisamente como turista ni como politicastro, sino como pueblo, visita La Moneda. (Foto tomada en 2015)

El 14 de agosto recién pasado se cumplieron 47 años de la muerte de Luciano Cruz Aguayo, revolucionario, uno de los fundadores del MIR, fallecido en un lamentablemente accidente en 1971. La importancia de este militante para la izquierda revolucionaria de ese entonces, la que creció bajo su ejemplo y  la que hoy busca madurar en medio de grandes cambios históricos, es indiscutible. Por ello, ahora que asoma septiembre, mes de luchas y memorias, nos ha parecido atinado publicar este reportaje que sn aspavientos muestra su vida y legado. [Editor CT].

 

Primera Parte: época estudiantil.

por Simón Manríquez Villena, Secretario de Comunicaciones, FEC.

Muy poco se sabe de Luciano Cruz Aguayo, y lo que es sabido es por las voces de pasillo, o más bien diría yo, las voces de la calle. Vive en el recuerdo de muchas y muchos viejas/os que hoy siguen dispuestos a luchar, en algunas oficinas de la facultad de Medicina y se escuchan un par de anécdotas por el Hospital Regional de Concepción.  lucianofec

Lo más probable es que esto sea debido a qué no falleció durante la dictadura militar, si no unos años antes y en condiciones peculiares.

La siguiente biografía es una recopilación de distintos textos, extractos de los periódicos de la época, testimonios y cartas.

Luciano Cruz fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción en 1968 y miembro de la Mesa Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

Luis Mario “Luciano” Cruz Aguayo nació el 14 de Julio de 1944, hijo del Coronel del ejército Pedro Mario Cruz y Elba Elena Aguayo. Era el menor de cuatro hermanos. Realizó sus primeros estudios en el Liceo Alemán de Santiago hasta que en 1957 trasladaron a su padre a la ciudad de Concepción

En Concepción ingresa al emblemático liceo Enrique Molina Garmendia, donde hace amistades con los que serían sus compañeros de lucha hasta su muerte: Miguel Enríquez Espinoza , y Bautista Van Schouwen.

Fue presidente del Centro de Alumnos del Liceo Enríque Molina Garmendia, por ahí por el 60, lo que le sirvió de plataforma para liderar las protestas estudiantiles.

A fines del año 61, en Chile se vive uno de los más prolongados conflictos del magisterio. El gobierno de Alessandri trata de quebrar la mano a los profesores prolongando la huelga, primero, y usando la represión, después. En Concepción los secundarios salen a las calles y se enfrentan violentamente a la represión ordenada por Alessandri, en una de las más grandes manifestaciones estudiantiles que recuerda Concepción. Luciano Cruz, surge en la lucha callejera como el conductor de la movilización. El conflicto en esos instantes ya tenía características nacionales. Los profesores y los estudiantes exigían la salida del reaccionario ministro de Educación, la reforma de la enseñanza media y la abolición del bachillerato, por considerarlo una fórmula clasista de ingreso a la Universidad. En ese entonces habían tomado preso a Galo Goméz Oyarzún (quien fuera vice-rector elegido democráticamente por los estudiantes, docentes y trabajadores de la Universidad de Concepción en el año 68), en ese entonces impartía clases de matemáticas en el Liceo Enrique Molina. Luciano exigió su liberación y encabezó una protesta por la calle Caupolicán hacia plaza Independencia.

En marzo del 62, Luciano Cruz ingresa a la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción, la cual al parecer no era su preferencia, como lo hizo saber su hija Alejandra Cruz, quien decía que quería estudiar teatro, sin embargo, siguió la carrera de medicina por sus padres.  La misma carrera fue seguida por sus amigos Miguel Enríquez y Bautista van Schouwen, quienes ya estaban en segundo año. Para ese entonces Luciano militaba en las Juventudes Comunistas.

Entre los años 62 y 64, la izquierda se ve abocada a un proceso de profunda discusión interna. El impacto creciente de la Revolución Cubana y de los movimientos revolucionarios que surgen en toda América latina, la disputa chino-soviética y la nueva campaña electoral del FRAP, lanzada con vista a las elecciones presidenciales del 64, han planteado con fuerza la discusión sobre el problema de la conquista del poder por el proletariado. Luciano participa activamente en el proceso de discusión, llegando a consolidar posiciones ideológicas que lo llevan a distanciarse de la línea política planteada en ese momento por el Partido Comunista. A fines del 63, el Comité Regional Concepción determina su expulsión del PC. Luego ingresa a militar en la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM), donde milita hasta 1965, fecha en que nace el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, donde el forma parte de su fundación, ya a cuatro años de haber ingresado a la carrera de medicina, junto a Miguel Enríquez y Bautista Van Schouwen. La Vanguardia comienza a realizar una fuerte actividad en la Universidad de Concepción y un naciente trabajo en el movimiento obrero de la provincia.

Durante su época universitaria, además de destacar como un activo y fogoso dirigente estudiantil, también emerge como líder de los trabajadores, especialmente entre los obreros textiles y del carbón.

Las elecciones del 64 determinan que la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, en esos momentos dirigida por el FRAP, busque ligarse más directamente a la lucha política. La Vanguardia Revolucionaria Marxista, a través de sus representantes en la Federación, trata de guiar hacia una nueva dirección que esté claramente determinada por una organización y movilización efectiva de las masas. Ese mismo año Concepción es sede de un Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Medicina, en el que participan jóvenes que militan en los diversos movimientos revolucionarios de América latina. Luciano, junto a Miguel Enríquez y Van Schouwen participan y el Congreso se convierte en un evento que analiza a fondo el carácter del proceso revolucionario latinoamericano y la continentalidad del combate.

La agitación estudiantil llega a las calles de Concepción y la Izquierda Revolucionaria crece en su influencia en la medida que su accionar no queda en la palabra y se convierte en los hechos en participación activa en todos y cada uno de los enfrentamientos. Una protesta callejera contra la visita de los marinos norteamericanos integrantes de la Operación Unitas permite a carabineros detener por primera vez a Luciano Cruz. Sin embargo, el objetivo se consigue y la movilización estudiantil logra entorpecer la intervención de los uniformados norteamericanos. El MIR se ha convertido ya a fines del 65 en la fuerza preponderante dentro de los sectores de izquierda de la Universidad de Concepción y su presencia comienza a hacerse notar en sectores de obreros textiles y del carbón. Luciano Cruz como dirigente del MIR no sólo impulsa el trabajo entre los estudiantes, sino que además lo lleva hasta el seno del proletariado urbano.

La tradición de combate de los estudiantes de Concepción ha comenzado a tejerse. Así el año 66 la crisis que vive la Universidad lleva a los estudiantes a una prolongada huelga que culmina con la ocupación del barrio universitario y en enfrentamientos casi diarios en las calles penquistas. Luciano acrecienta en cada una de esas luchas su ascendiente convirtiéndose de hecho en el primer agitador de la zona, mientras su nombre adquiere notoriedad en todo el país. La acción infatigable del Movimiento de Izquierda Revolucionaria ha determinado que el gobierno de Frei agudice la represión y decida el nacimiento de un cuerpo especial de carabineros: el Grupo Móvil.

Sin embargo, la acción de este grupo y su incursión por el barrio universitario no hace cambiar la situación. Ha nacido el MUI, Movimiento Universitario de Izquierda, bajo el impulso y la conducción del MIR. El MUI, como organismo de masa, bajo la conducción de Luciano Cruz, Miguel Enríquez y Bautista van Schouwen se pronuncia en contra de una visita anunciada por Robert Kennedy a Concepción.

Luciano y Miguel lo increpan en una visita al Hotel City de Concepción. Comienzan una discusión acerca del proceso cubano y le Kennedy les pide mostrar su programa en la Universidad, los estudiantes le recomiendan que no se acerque a la Universidad de Concepción.

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En palabras de Cruz: “Nosotros no repudiamos a Robert Kennedy. Nosotros repudiamos al gobierno que representa, que se ha manchado con sangre. ¡No queremos que vaya la Universidad!

Al día siguiente lo expulsan violentamente a él y sus guardaespaldas desde el interior de la casa del Deporte, en una acción que alcanzó grandes proyecciones.

Luciano Cruz era en esa época Secretario de la Federación de Estudiantes. Los trabajadores de la salud realizan en todo el país una huelga que se prolonga por varias semanas. Desde la Secretaría de la FEC, Luciano logra que la totalidad de los estudiantes participen activamente junto a los trabajadores de la salud. En uno de los enfrentamientos callejeros con la policía, Luciano Cruz es detenido por segunda vez; en esta oportunidad caen con él Miguel Enríquez, Bautista van Schouwen y otros dirigentes del MIR. Luciano ya era dirigente nacional del MIR.

El ascenso de las movilizaciones que durante el 66 eran aún tambaleantes, se consolida el año 67 ante la evidente crisis provocada por el gobierno de Frei. Las luchas de los trabajadores contra el gobierno reaccionario de Frei y la movilización estudiantil por la reforma universitaria marcan ese año. La imagen de Luciano Cruz ya es indiscutiblemente la del líder y el conductor y a fines de ese año es elegido Presidente de la Federación de Estudiantes.

El carácter de la reforma universitaria que se daba en Concepción queda bastante claro en las declaraciones hechas por Miguel Enríquez Espinoza en la revista Punto Final (N°40, 1967)

“¿Qué había ocurrido? El estudiantado en el curso de la lucha por sus reivindicaciones se había visto enfrentado al aparato represivo estatal burgués y, forzado por la dinámica de los acontecimientos había tomado definitiva posición en las trincheras del combate social.

En la Universidad: en síntesis, la lucha por el objetivo estratégico fundamental, la revolución universitaria, entendida como la necesaria transformación que saque esa superestructura del servicio a la sociedad de explotación y oprobio, y la coloque al servicio de obreros y campesinos, pasa por la lucha por las reivindicaciones fundamentales de los estudiantes contenidos en la Reforma Universitaria, enfatizando sí el cuestionamiento del poder universitario, esto es, el cogobierno estudiantil, como elemento indispensable para luchar en este período por la democratización de la Universidad, la defensa de su autonomía, el acceso a ella de obreros y campesinos, y la lucha contra la penetración norteamericana.

En el curso de esa lucha, los estudiantes se cruzaron con toda la ofensiva lanzada por el Gobierno: después del escándalo nacional provocado al atribuir guerrillas al MIR en el sur, el Gobierno abrió proceso a los oradores del acto del Teatro Roma organizado también por el MIR; disimuladamente, mientras el Sr. Leighton se entretenía procesando al P.N., prohibió insólitamente las marchas callejeras de cualquier tipo; luego consiguió el desafuero del senador Altamirano -por defender las ideas del Gobierno Revolucionario cubano, etc.

Los estudiantes de Concepción comprendieron que su papel no es el de trepadores sociales a la caza de los beneficios de un título universitario, sino que, como “grupo de edad” y en su calidad de “joven intelectualidad”, al cruzarse con la agudización de los conflictos sociales a nivel nacional y latinoamericano, se integran al movimiento revolucionario entendiendo que a la Universidad no vienen sólo a estudiar, sino también a luchar.”

En un artículo en el diario la Crónica del 9 de septiembre de 1967 los estudiantes (que no son nombrados) dan a explicar algunas de las demandas de la época.

“”Fundamental mente, nuestro movimiento pide la democratización de la Universidad. Esto es, la participación efectiva de todo el personal docente en la elección del Rector. Esta participación, pedimos que se haga extensiva a la representación del alumnado. Este proceso más democrático debe proyectarse a las elecciones de todas las autoridades de la Universidad “

“Queremos que este proceso democrático alcance también el ejercicio de la docencia. Que las cátedras se llenen mediante el sistema de concursos y que opten a ellas, en igualdad de condiciones, los profesionales para exponer sus méritos. Esto, ahora, no se hace “

 “Pedimos, también, la restructuración de la Asamblea de Socios. Queremos que el Claustro Pleno (reunión de todos los docentes) sesione permanentemente con la participación de los alumnos”

“Todos estos acuerdos los acordó el último Congreso Universitario. La autoridad universitaria los acogió y designó algunas comisiones para que los hicieran operar. Estas comisiones no funcionaron. En la asamblea de hoy fueron desahuciadas y se acordó que el alumnado lleve adelante estas reformas. Los alumnos asistieron a algunas de estas reuniones de estas comisiones que se transformaron en sólo reuniones-almuerzos”.

“Finalmente, estamos pidiendo un 25% de representación estudiantil en todos los niveles”

La dirección de la Izquierda Revolucionaria convierte a la FEC en un participante activo y de primera línea en todos los enfrentamientos contra el gobierno derechista de Frei. Los diarios y las radios capitalinas comienzan a tener una preocupación cada vez mayor por la agitada vida política y gremial de Concepción. El nombre de Luciano ya no aparece sólo ligado a la lucha estudiantil, por el contrario, cada vez es mayor su relación con la causa de los trabajadores, con la causa de la revolución socialista para Chile.

La acción agitativa de la Izquierda Revolucionaria en Concepción y el fracaso de las primeras incursiones del Grupo Móvil determinan al gobierno de Frei a agudizar la represión. Allí Luciano Cruz demuestra su capacidad creadora buscando nuevas formas de movilización y combate.

En uno de los múltiples encuentros con la policía Luciano es DSC_1042detenido y llevado hasta la Cuarta Comisaría de Carabineros. Entretanto en las calles de Concepción la lucha se hacía más dura. En el momento en que Luciano es bajado del furgón policial y comienza a ser introducido al cuartel policial fuertemente custodiado, con una acción rápida se zafa de los dos policías que lo llevaban sujeto de los brazos y escapa en medio de una decena de carabineros que lo rodeaban, alcanzando la calle y regresando al centro de la ciudad a dirigir los combates callejeros.

Así aparece en el diario la Patria el día 9 de septiembre de 1967:

“Detenido y Escapado

Luciano Cruz, estudiante de Medicina y secretario de la Federación de Estudiantes volvió a ser cabeza visible, otra vez, de los incidentes promovidos por grupos universitarios en el centro penquista y cerca del Barrio. Detenido por Carabineros a los que increpó duramente, se fugó luego de la sala de guardia de la Cuarta Comisarla, para incorporarse a quienes terminaron parapetados en el Campus. “

Carabineros, indignados, busca recapturar al dirigente y se introduce en el Barrio Universitario.

Sin embargo, los estudiantes siempre encabezados por Luciano, resisten la agresión, se apoderan de un carabinero y lo retienen en el interior del barrio, originándose un conflicto de carácter nacional. Eduardo Frei, al borde de la histeria, amenaza con una incursión represiva de carabineros y militares contra el Barrio Universitario. Los estudiantes no se asustan y preparan la defensa del barrio.DSC_1001

El carabinero es devuelto tres días después y Luciano Cruz procesado por la Ley de Seguridad Interior del Estado y encarcelado durante varias semanas. La movilización de los sectores más conscientes del estudiantado y de los obreros de Concepción determinó su
libertad. La solidaridad que recibe de todos los sectores explotados, muestra claramente que se trata del reconocimiento a la labor de agitador infatigable, de defensor de la causa de los trabajadores.

El 20 de noviembre de 1967 Luciano Cruz es elegido presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, será la primera vez que el MIR triunfa en
elecciones federativas no sólo en Concepción, sino en todo Chile, mantendrán la federación de estudiantes hasta 1972.

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Cruz logró ayer la presidencia de la FEC, con un margen de 210 votos sobre el democratacristiano Arturo Hillerns, apoyado por la combinación MUI-BUS (Movimiento Universitario de Izquierda 7 Brigada Universitaria Socialista). La votación fue 1.270 votos para Luciano Cruz y 1.060, para el democratacristiano Arturo Hillerns. De los nueve cargos que conforman el directorio general de la FEC, cinco correspondieron a la combinación MUI-BUS; tres fueron controlados por la Democracia Cristiana Universitaria <DCU) y un cargo corrió por cuenta de los radicales universitarios.

“El presidente electo de la Federación de Estudiantes Luciano Cruz, mirista detenido durante los últimos y más graves incidentes entre estudiantes y policías y en los cuales fue raptado un funcionario uniformado, basó justamente en su activa participación en esos hechos la campaña que lo llevó a ocupar la presidencia de la FÉC.” Relata el diario el sur el 20 de noviembre de 1967.

“Aunque quienes están contra nuestro movimiento me adjudican, a título gratuito, un gobierno estudiantil que será tachonado de huelgas, puedo señalar que los movimientos estudiantiles no se plantean por el color político de sus dirigentes, sino por los problemas que afectan a la Universidad.”

Luciano Cruz bosquejó su acción como presidente de la FEC, señalando que sigue en pie la búsqueda de la democratización de la Universidad y su meta inmediata será la intervención directa de los estudiantes en la elección del nuevo rector. Cruz señaló, además, que luchará por la creación de una comisión de Educación a nivel de la Federación, establecerá el sistema de restaurante para los universitarios, mediante concesión a comerciantes privados, instalará la cooperativa universitaria para la importación directa de libros y elementos de estudio. En torno a los problemas que afectan a la Escuela de Sociología el presidente electo de la FEC señaló que será también una de sus máximas preocupaciones. Finalmente, anunció un congreso latinoamericano de estudiantes universitarios, el cual se realizará en Concepción en el mes de octubre de 1968, para conocer la realidad estudiantil del cono sur. Luciano Cruz, en la entrevista concedida a ese diario, se mostró satisfecho de su triunfo y agradeció a la combinación MUI-BUS. que lo llevó al cargo.

Durante 1968 la actividad de Luciano Cruz es intensa. En el verano la FEC organiza sus primeras Escuelas de Verano en la provincia de Arauco buscando desarrollar un trabajo de educación política y organización entre los mineros de Lebu y Curilahue y en los sectores de campesinos mapuches.

Registro del presidente de la Federación del año 1968, Luciano Cruz Aguayo, en la Casa FEC. Vídeo sin audio:

“En el sur, el MIR comenzaba a crecer entre los obreros del Carbón, estimulados desde Concepción por Luciano Cruz, quien conocía cabalmente Lota y Coronel -cuando era militante de las Juventudes Comunistas- y ya connotado mirista viajaba a dar cursos de formación sindical y política, hecho que pude palpar en las Escuelas de Verano del Carbón de 1968 al ver a Luciano desplegar su espontánea comunicación con los obreros dando charlas sobre el Manifiesto Comunista, en un lenguaje tan pedagógico y en términos tan sencillos que sólo puede utilizar una persona que sabe bien el tema que está analizando” (Luis Vitale).

En los primeros meses de 1968, en su cargo de miembro del Comité Regional del MIR y de presidente de la Federación de Estudiantes de Concepción, intensifica el trabajo conjunto con los sindicatos, de apoyo a las luchas obreras y de movilización de los estudiantes en apoyo también a estas luchas. 1968 es el año de las luchas definitivas en este proceso de Reforma en la Universidad de Concepción y en Chile. Luciano Cruz, Bautista Van Schouwen. Nelson Gutiérrez aparecen como los conductores de la movilización estudiantil en pos de la reforma. La lucha de los estudiantes de Concepción logra hacer cristalizar uno de los procesos de reforma más radicales de las universidades del país.

Ante el avance de la izquierda revolucionaria, eDSC_0973l clan pronorteamericano, no sin disputas internas, acude a los oficios de un cuadro de lujo del imperialismo, el rector Stichkin, personero de la Alianza para el Progreso, director del Banco Israelita, socio del celebérrimo González Videla, entre los detalles más públicos de su curriculum. El objetivo primordial de este nombramiento era claro: apaciguar a la nueva dirección estudiantil. Hombre dado a las finezas, de gestos atildados y compostura elegante, político audaz y hábil, sabe no chocar cuando no le conviene. A pesar de todo, hubo de aceptar el planteo reformista estudiantil, con el fin de postergar el estallido del conflicto, ganar tiempo, preparar sus trampas jurídicas y maniobrar de modo que el poder masón y yanqui no sea tocado.

Para esta estrategia, sutil pero inútil, contó con el refuerzo inestimable de las provocaciones antiestudiantiles provenientes de un sector de la izquierda tradicional, en el que descolló la voz extraña del diputado Orlando Millas, a través de la desmesurada tribuna que usufructúa en El Siglo.

Conversamos con el joven médico Bautista van Schouwen, secretario del comité ejecutivo de la FEC, en medio de las reuniones del plenario reformista:

Permítame hacer un poco de historia. Cuando la asamblea de socios de esta corporación privada manejada por el imperialismo, que es la universidad penquista, designó a Stichkin como rector, nos dimos cuenta de la estrategia que debíamos enfrentar en el futuro inmediato. Nos aguardaba lidiar con una política experta, untuosa, en que la reacción se trajea con una simpatía demagógica, peligrosa desde el momento que puede confundir a algunos incautos con tendencia al cientificismo. Un hombre de características personales que lo singularizan dentro de la corriente burguesa kennedista. Un individuo capaz de imponer los intereses de su clase con la más suave vaselina y los modales más corteses. A su candidatura opusimos una revolucionaria, la de Carlos Altamirano. Lo destacable de esto es que por primera vez en la historia de esta universidad eran cuestionados sus dominadores. Ni soñábamos con triunfar electoralmente en esas condiciones. Pero en aquella elección de marzo se oyó por vez primera en el claustro pleno, masón y “minesoto”, la voz del marxismo revolucionario y sus planteamientos programáticos respecto a la universidad y la cultura. Y esa misma voz se oyó fuera de los ámbitos académicos.

Una vez asumida la rectoría, Stichkin invita a Luciano Cruz, nuestro presidente de la FEC y miembro, como yo, del MIR, a “dialogar”. Luciano se niega. Teníamos que enfrentar a un clan reunido por las fundaciones Ford, Rockefeller, Kellog, que habían penetrado con sus métodos colonialistas, fundamentalmente en los institutos centrales de química, física, matemáticas.

Una de sus “investigaciones científicas” más codiciadas giró alrededor de una pasta de dientes norteamericana. Amén que estos monopolios estadounidenses dominan esas carreras para llevarse luego los técnicos y científicos que tanto escasean en USA, lo que les resulta muy barato.

“Ante el planteamiento reformista de la FEC, el rector Stitchkin maniobra citando a una constituyente que nosotros rechazamos por no ser representativa, puesto que dejaba afuera al docente no titular y al personal obrero auxiliar. Finalmente, Stitchkin debe ceder y conquistamos que la Comisión de Reforma Universitaria incluya a todos los sectores”

Por primera vez, asimismo, los docentes toman conciencia del verdadero carácter de esta universidad, y junto a los estudiantes, elaboran los documentos en las subcomisiones. PF los ha leído y presenciado las reuniones plenarias. Allí se impusieron, entre otras cosas, la enseñanza de las ciencias sociales en todas las carreras para no producir robots de laboratorio sino seres cultos. Seres útiles para la transformación revolucionaria socialista. La calificación de los docentes y el derecho a voto. Los concursos rigurosos para la designación de docentes, mecanismos democráticos de poder y otras normas para que esta universidad pueda participar dentro del medio social en la lucha por la liberación nacional, en la revolución inesquivable. Quizá nos hemos enajenado un poco en esta reforma, enfrascados en la confección de documentos y vigilando las pillerías de la burguesía masónica. Todo lo que se está aprobando del futuro estatuto es claramente antimperialista. Cuando haya que elegir las nuevas autoridades, que tendrán que ser coherentes con este proceso, habrá guerra. La FEC quiere actuar de un modo serio y responsable, no nos vamos a farrear la esperanza juvenil, como otros acostumbran. Cuando pasó Freí por aquí, Stitchkin invitó a Luciano Cruz a comer los tres juntos. Se quedaron esperando. No transaremos, ni por las “buenas” ni por las malas.” (PUNTO FINAL N 62, 1968).

Y las palabras de Bautista en el primer aniversario de la muerte de Luciano, 1972:

“¡Cómo no recordar, estimadas compañeras y compañeros, momentos: verdaderamente inolvidables de esas luchas! El año 66 un reducido grupo, y ahí estaba Luciano Cruz, expulsaba a patadas a Robert Kennedy, ése que vino a América Latina a hacerse una campaña electoral para Estados Unidos y que objetivamente era cómplice de lo que sucedía paralelamente en el sudeste asiático. Empezaba la escalada asesina y criminal del imperialismo yanqui contra el pueblo de Vietnam. Y eran sectores reformistas, coludidos con los sectores pequeños burgueses e intelectuales de la Universidad, los que corrían al día siguiente, presurosos a rendir tributo a la ideología imperialista y exigían la expulsión de ese grupo de jóvenes, entre ellos Luciano Cruz.

Cómo no recordar, porque así se va fraguando esa relación distinta, así se van acerando los espíritus, así se va templando el carácter de los revolucionarios en las luchas concretas. Cómo no recordar cuando expulsábamos violentamente a los Cuerpos de Paz de la Universidad, mientras el reformismo, sometido a las condiciones de la legalidad, llamaba paralelamente a jornadas antiimperialistas, que eran correctas pero insuficientes.

Cómo no recordar a Luciano Cruz, que, habiendo sido detenido por el Grupo Móvil, producía al día siguiente una gran expectación dentro del pueblo. En un acto que no tenía precedente, se evadía de la cárcel y se juntaba nuevamente a sus compañeros para seguir dirigiendo la lucha de ese tiempo, que ya no incorporaba solamente a estudiantes sino a pobladores, a obreros, al pueblo en general.

Cómo no recordar -aquellas circunstancias y aquellos momentos- En 1967. Luciano, líder indiscutido de las masas estudiantiles de Concepción, de profunda y creciente simpatía en las masas oprimidas de aquella, zona, era elegido presidente de la FEC.”  (Bautista Van Schouwen, Primer Aniversario de la Muerte de Luciano Cruz, 1972).

Terminamos con un tema compuesto por Patricio Mans, del grupo Karaxú:

Bibliografía:

  • Miguel Enríquez, El Rebelde de la Burguesía
  • Periódicos de la época
  • Luciano Cruz: su vida y su ejemplo (Jose Carrasco Tapia), 1971
  • Entrevista a Alejandra Cruz (2015)
  • Varios números de la revista Punto Final
  • Discurso en el primer aniversario de la muerte de Luciano Cruz, Bautista Van Schouwen, 1972

 

Fuente: https://periodicopolemica.wordpress.com/2016/05/18/luciano-cruz-aguayo-un-revolucionario-olvidado/

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