Venezuela ¿Quo vadis? Opiniones.

En la foto: El canciller Jorge Arreaza, el presidente Nicolás Maduro y el ministro de Defensa Vladimir Padrino López.

Venezuela: se va otro año que parecieron tres, o cuatro.

por Marcos Salgado  (*)/ Question Digital.

La apabullante coyuntura venezolana tiene elementos que permanecen constantes, y que probablemente explican por qué Venezuela está lejos de los discursos apocalípticos de algunos presidentes de la región y de dirigentes opositores.

Repasar los hechos salientes del 2018 en Venezuela lleva varias veces a la misma pregunta: “¿eso pasó este año? Una elección presidencial adelantada, nueva victoria de Maduro, una hiperinflación de millón por ciento no resuelta por un plan económico anunciado como la salvación, un dron que explota cerca del presidente… Después abrazo con Erdogan y Putin y bombarderos supersónicos intercontinentales que parecen reeditar los ¿viejos? tiempos de la guerra fría. Todo en un año.

Pero la apabullante coyuntura venezolana tiene también otros elementos que permanecen constantes, y que probablemente explican por qué Venezuela está lejos de los discursos apocalípticos de algunos presidentes de la región y de dirigentes opositores.

Uno de los elementos que no varió, o varió poco, en 2018 es la hegemonía política ejercida desde el Palacio de Miraflores. El gobierno manejó los tiempos del pulso político, ante una oposición autodesactivada tras sucesivas ausencias en las urnas y (otra constante) absoluta carencia de liderazgo.

Permanece también el limbo institucional de la Asamblea Nacional de mayoría opositora. Ya ni sus medios de comunicación adscriptos cubren sus sesiones, si es que realmente éstas se realizan. Nadie parece saberlo bien, mucho menos los ciudadanos que les otorgaron la victoria, en el lejano 2015.

Tampoco varió el panorama económico. ¿Puede mantener hegemonía política un gobierno que parece no controlar nada en la economía?, en Venezuela, sí. El plan económico lanzado con bombos y platillos en agosto se quedó a mitad de camino. No fue lo que reclamaban los empresarios y no resolvió las penurias diarias de los ciudadanos de a pie. La inflación se aceleró aún más, superando con creces el aumento también desmesurado del dólar paralelo.

El Estado no logró controlar los precios, ni defender el nuevo signo monetario, el Bolívar Soberano. También quedaron en los papeles otras medidas que asomaban como indispensables, como el aumento de la gasolina (hoy un tanque de combustible se llena con 0,0024 bolívares de los nuevos, pero no hay monedas ni billetes para descender a ese no-valor). Un censo automotor que convocó a multitudes que esperaban acceder a un inminente sistema de distribución de combustible con subsidios quedó en la nada. Se suponía que aquellos que no se adhirieran al sistema pagarían el combustible a precios internacionales. Pero no, la navidad encuentra a los venezolanos (a todos, los que tienen un automóvil económico y a los de camionetas de mil cilindros) cargando gratis, o casi gratis (algo hay que dejarle al empleado de la estación de servicio).

Pero la debacle económica y la ausencia de soluciones no necesariamente aumenta la tensión social. O al menos no a límites incontrolables. Las venezolanas y venezolanos parecen listos para encarar una Navidad manteniéndose a flote. En Caracas se vieron largas colas para comprar y comprar, a precios viles y no tanto. Probablemente en eso se fueron, parcialmente, las últimas remesas de ciudadanos en el exterior, una fuente de ingresos cuyo volumen es difícil de mensurar pero que nadie niega que existe y crece.

Así, Venezuela transita hacia el 10 de enero. La fecha en la que algunos esperan (especialmente fronteras afuera) que pase de todo, pero tal vez no pase nada. El gobierno ya adelantó sus fichas y advirtió que los países que no reconozcan el nuevo mandato de Nicolás Maduro pueden cerrar sus embajadas.

La reciente tensión diplomática entre Colombia y Venezuela. (Bogotá deportó a un ciudadano venezolano vinculado a la embajada, Caracas contestó expulsando al Cónsul General de Colombia) puede seguir en ascenso. A eso se sumarán posicionamientos de países de la región que desconocerán a Maduro y el nuevo régimen de Brasil también moverá piezas, tal vez no sólo retóricas.

El gobierno de Maduro también exhibió apoyos. A la visita del presidente turco Erdogan se sumó la visita con foto de Maduro a Putin en Moscú. El ruso dijo que “intercambiaron notas” sobre la situación en América (como hacen los aliados).

Y enseguida volaron dos cazabombarderos intercontinentales rusos al aeropuerto de Maiquetía en medio de versiones de que son apenas la antesala de una estancia más prolongada de este tipo de naves en la isla de La Orchila, en el caribe venezolano, muy cerca de Caracas. “Ojalá hubiera no una sino diez bases (rusas)”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello.

De esta forma, la movida anunciada del (parcial) desconocimiento internacional a Maduro a partir de su juramentación para el mandato 2019 – 2025 parece perder fuerza. No parece el gobierno estar quedando sin cartas.

Por el contrario, todavía se pueden cerrar los tiempos de la Constituyente, aprobar una nueva Carta Magna y revalidar los poderes (al menos el ejecutivo y el legislativo) en nuevas elecciones adelantadas que tomarían a contrapierna, de nuevo, a una oposición que ni de lejos tiene candidato. Elecciones que podría ganar el mismísimo Nicolás Maduro, y que dejaría sin argumentos a la comunidad internacional.

Parece demasiado, pero nunca se sabe en la Venezuela donde nada pasa y pasa todo.

23-12-2018

(*) Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuela. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la). Publicado originalmente en questiondigital.com

Fuente: http://questiondigital.com/venezuela-se-va-otro-ano-que-parecieron-tres-o-cuatro/


¿Caerá el gobierno?

No soy ningún conspirador, ni ningún vidente que todos los diciembres, lanza sus predicciones; soy simplemente un hombre que no ha perdido su extracción campesina. Y el campesino es por excelencia, estudioso de la naturaleza. Y el pueblo es parte de la naturaleza.

La primera frase del artículo 5 de nuestra Constitución dice «La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo», esto no es simplemente un derecho inserto en nuestra carta magna, es un axioma, es como dicen en el campo; una verdad verdadera.

El pueblo como la naturaleza; nunca entrega totalmente el poder, siempre tiene esa potencia vital allí; latente, en aparente calma, como en espera. Y cuando la ejerce, tal vez solo por instantes, por minutos, por días, pero con una fuerza tal; que no hay estructuras capaces de soportar el empuje de su bravura. Así como un Tsunami, un volcán o terremoto, destruye en poco tiempo lo que costó siglos construir, así mismo un pueblo cuando rompe los bozales; es capaz de barrer con todo.

Nadie le pone fecha, ni hora a sus arranques de ira; que un 10 de enero, que un 23; no, no, no, eso no lo podemos determinar con exactitud cronométrica, porque esas son atribuciones soberanas. Y el punto de ignición, de arranque o en otras palabras; la gota que derrama el vaso; puede ser cualquier pequeño acto de injusticia, por ejemplo; una vez una persona se fue a embarcar en la buseta que lo llevaría desde Guarenas a Caracas, el conductor le estaba cobrando el doble del pasaje, esta persona se indignó, se indignó otra y otros y otros; bajaron al chofer del autobús, le prendieron fuego y se prendió Caracas un 27 de febrero de 1989. Otro caso sucedió en EEUU un primero de diciembre de 1955; Rosa Parks mujer afroamericana; tomó el autobús National City Lines N° 2857 de Montgomery, se sentó en uno de los puestos delanteros de la unidad de transporte, estaba muy agotada de la jornada de trabajo y al negarse a ceder su asiento a un hombre blanco, fue arrestada por violar las leyes de segregación racial; esa simple negativa fue la chispa que encendió la llamarada del movimiento americano contra las nefastas leyes discriminatorias.

El pueblo como la naturaleza, es manipulable, maltratado, enajenado, hasta ese instante en que se expresa ejerciendo su suprema majestad, después vuelve a entregar el bastón de mando, la potestad, a sus hijos e instituciones, pero como dice Dussel «El riesgo consiste en que, aunque la delegación del poder originario (el de la comunidad, la potentia) es necesaria …. y aunque deba ser continuamente regenerada …. sin embargo, puede fetichizarse; es decir, la representación puede volverse sobre sí y auto-afirmarse como la última instancia del poder». En pocas palabras, a quienes el pueblo elige para que gobiernen, se corrompen y se creen la fuente de todo poder. Eso es lo que está sucediendo en este país. Un gobierno embriagado de poder, un gobierno que su borrachera es de tal magnitud que no logra entender, que es uno de los poderes públicos, que conforma el estado; y como muy bien lo dice ese mismo artículo 5 de la constitución: «Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos». Pero no; lamentablemente este gobierno se cree ser la soberanía popular. Muchas veces el presidente, sus ministros y demás voceros oficiales hablan de darle poder al pueblo; tremenda cantinflada, es como decir que le voy a dar majestuosidad al Orinoco o fuerzas a las olas del mar o energía al sol.

Ahora, alguien se preguntará a la altura de este artículo, bueno, pero no me has dicho nada, de si crees que este gobierno caerá ineludiblemente.

No soy brujo, ni adivino; repito soy campesino y la tensión y hasta la aparente calma, son preludios de grandes acontecimientos, así como los fuertes calores son presagios que vendrá un gran aguacero, así mismo la impotencia del pueblo o para ser más expresivo; la arrechera del pueblo, anuncia un desbordamiento de su poder.

Esa futura ira popular, tiene su origen en dos profundas razones.

La primera razón es externa:

No hay que caerse a mentira, este país es muy codiciado por su enorme cantidad de recursos naturales estratégicos, y a los imperios no les agrada tener socios en los países del sur, lo que les satisface es tener como en la colonia; Capitanes Generales que les administren sus riquezas. Y estos imperios están haciendo su trabajo, no desde hace seis años, sino desde diciembre de 1998, cuando Chávez ganó la presidencia de la República y derrotó a sus lacayos criollos.

Pero aparte de la permanente agresión imperial, están las oligarquías de los países de la región, que como perras hambrientas también aspiran, a que el amo del norte les retribuya su cooperación, entregando alguna ración de la codiciada Venezuela.

Venezuela está bajo una permanente agresión, parecida a los últimos momentos de la Libia de Gadafi; no hay sinceridad de los vecinos por las penurias del pueblo, todos quieren despedazarla.

La segunda razón es interna:

Venezuela tiene un gobierno que cada día se deslegitima; un gobierno que como mencione al inicio, no entendió que emana de la voluntad popular; él no es la voluntad popular. Y esa apropiación de la soberanía popular es el primer y mayor acto de corrupción; cuando un presidente, ministro, alcalde, gobernador u otro funcionario del poder público no asimila lo dicho por el Libertador, que; «Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares».

Este es un gobierno que ha privatizado las responsabilidades públicas, y por lo tanto no busca soluciones con el pueblo, porque desde su sesgada perspectiva, esto representaría una amenaza a lo que suponen son sus patrimonios personales. De allí que recurren al círculo cerrado de los compadres, de los familiares, de los amigos de confianza, a privilegiar la «incondicionalidad» por encima de las capacidades; Delcy Rodríguez por ejemplo fue canciller, después presidenta de la ANC que se supone es un poder superior al presidente, bueno este la remueve y la nombra Vicepresidenta de la república, además es miembro de la directiva del Sistema Nacional de Orquestas junto al hijo del presidente y por cierto este muchacho resultó electo constituyentista no por sus méritos de luchador social sino por ser hijo del presidente. Así mismo Jorge Rodríguez; hermano de la vicepresidenta, ha pasado por muchísimas responsabilidades, no es de extrañar que mañana sea presidente de PDVSA. Da la impresión que en Venezuela no existan ciudadanos que tengan probidad, aptitudes y merecimientos para desempeñar eficientemente responsabilidades de estado. Este nepotismo político, destruye la institucionalidad, la sustituye por clanes familiares, por grupos de poder a la sombra del estado, que compiten entre sí, que se enfrentan por espacios pero que a la vez se unen para proteger su status quo, se silencian cosas, se esconden y se tapan faltas. De allí el amparo a las demás expresiones de corrupción o mejor dicho la conformación de la sociedad de cómplices.

Algún lector me podrá decir; «Pero este gobierno ha puesto a corruptos tras las rejas». Yo le respondería; a unos corruptos que no comprometen al establishment y a otros que hasta ahora son inocentes porque ni siquiera se les ha intentado demostrar su culpabilidad como lo son decenas de trabajadores de PDVSA.

Pero la mayor demostración que este gobierno alcahuetea a sus amigos corruptos, es la negativa de hacer pública la lista de quienes han sido beneficiado con las divisas de la nación.

Por otra parte, este es un gobierno que, para enmascarar el secuestro de la voluntad popular, el secuestro de la democracia, el secuestro de la revolución; acude a la argucia circense, haciendo de los postulados constitucionales de democracia participativa y protagónica una burda parodia. Se han preguntado ustedes cuantos congresos se han realizados en los últimos dos años; que si el congreso de la patria, que si el congreso de los trabajadores y trabajadora, que si el congreso del PSUV, que si el congreso de la juventud socialista, que si el congreso de la juventud petrolera, que si el congreso de Jóvenes Afrodescendientes, que si el congreso campesino y pare de contar. Y todo para que, para engañar; para esconder que las decisiones la toma un cenáculo que se cree el soberano; como muestra un botón; el IV Congreso del PSUV, le otorga a Maduro, todas las facultades para elegir a la dirección nacional de ese partido; ¡Dios salve al rey!

Vayan a PDVSA, a CORPOELEC, a CANTV, a las empresas de Guayanas, visiten instituciones públicas, y vean como las y los trabajadores honestos y competentes han sido desplazados por la «gente de confianza», burócratas incompetentes; visiten los barrios y comprueben como con la ayuda o complicidad del aparato del estado, controlan la estructura de las instituciones comunales y segregan a los líderes genuinos del pueblo.

Podemos afirmar con palabras de Bolívar «un gobierno que no posee cuanto constituye su moralidad, debe llamarse nulo». Con un gobierno así; es imposible ganar una guerra, este es un gobierno desarmado moralmente.

Esas dos evidentes razones; como piedras han creado un dique obstaculizando las aguas mansas del pueblo, pero no podrán por mucho tiempo contener su fuerza vital. No se trata de un trabajo conspirativo o premonición de un adivino. Simplemente, la naturaleza. Estamos viviendo la calma de un recipiente de agua bajo el fuego, las manifestaciones inclusive en instituciones creadas en revolución y la superación del temor a las represalias, son como pequeñas burbujitas que anteceden al punto de ebullición, después vendrá el gran salto cualitativo; simplemente, es una cuestión de dialéctica. Solo el pueblo salva al pueblo.

¡Viva Chávez!

Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a273562.html

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