Exclusivo: las confesiones del Comandante Emilio.

Sindicado como autor material del asesinato de Jaime Guzmán.

Por Verónica Espinosa & Francisco Marín (Valle de Santiago, Guanajuato / Santiago de Chile.

Detenido en mayo de 2017 y recluido en una cárcel del Estado de Guanajuato (México), Raúl Escobar Poblete contestó por escrito un cuestionario enviado por la revista mexicana Proceso (edición 2215, 13 de abril 2019). En la entrevista el “Comandante Emilio” aborda episodios desconocidos de su permanencia en el FPMR, y responde a las declaraciones recientes de Ricardo Palma Salamanca, con quien formó “la dupla letal” de la transición. Los autores de esta nota facilitaron a INTERFERENCIA una edición ampliada de este material.

Fue un anhelo de justicia para un vasto sector del pueblo chileno, no dejar sin castigo a estos asesinos y torturadores. No dejar impunes los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, puesto que, si no existía un Poder Judicial que juzgara a estos criminales, había tribunales del pueblo”.

De esta manera se refiere Raúl Escobar Poblete, “Comandante Emilio”, a la serie de asesinatos contra violadores de derechos humanos y colaboradores de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) perpetrados en los estertores de ésta y en los inicios de la transición a la democracia por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) autónomo.

Estos crímenes -entre los que destaca el del senador, fundador de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y principal ideólogo del régimen militar, Jaime Guzmán Errázuriz- fueron realizados en el marco de la campaña “Nunca impunidad”, decretada por la Dirección Nacional (DN) de dicha organización en mayo de 1989.

En esta, su primera entrevista, Escobar Poblete (Santiago, 1963) aborda aspectos desconocidos de la historia del Frente. Da cuenta de sus motivaciones para insertarse en este grupo armado surgido al alero del Partido Comunista, y también responde a los recientes y polémicos dichos de Ricardo “Negro” Palma Salamanca, con quien conformaba “la dupla letal” del FPMR, y a quien ayudó fugarse de la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago en un cinematográfico rescate en helicóptero el 30 de diciembre de 1996.

Escobar Poblete contestó, de puño y letra, un cuestionario enviado por los corresponsales de Proceso en Guanajuato y en Chile. Lo hizo desde su celda en la cárcel de Valle de Santiago, mientras espera el resultado del juicio que enfrenta como inculpado del secuestro de la ciudadana franco-estadunidense Nancy Kendall, así como el proceso de extradición –solicitado por la Justicia chilena- por el asesinato del senador Guzmán, delito con que se relacionó primeramente su detención en mayo de 2017 en San Miguel de Allende.

Firma de Raúl Escobar Poblete.
Firma de Raúl Escobar Poblete.
Además de dar muerte a Guzmán en abril de 1991, Escobar Poblete y Palma Salamanca –que en México utilizaban las identidades de Ramón Guerra Valencia y Esteban Solís- habrían acribillado o “ajusticiado” –como dicen en el FPMR- al represor Roberto Fuentes Morrison; al mandamás de la inteligencia de Carabineros, coronel Luis Fontaine, y al escolta de Pinochet, Víctor Valenzuela.

Fuentes Morrison, alias “el Wally”, fue miembro del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas -creado en 1975 por Pinochet- que se dedicó a exterminar a militantes de izquierda. El 9 de junio de 1989 un comando del Frente –en el que participaron Emilio y el “Negro” Palma – lo mató en Santiago con 18 balazos.

El Coronel Fontaine, como jefe de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar), fue autor intelectual del asesinato de tres profesionales comunistas, cometido a fines de marzo de 1985, conocido como el Caso Degollados. El asesinato de Fontaine, el 10 de mayo de 1990, es descrito en el libro El Gran Rescate (1997) de Palma Salamanca. Allí se da cuenta de cómo, Palma y Escobar, disfrazados de escolares, atentaron contra el represor mientras el taxi en que se trasladaba se encontraba detenido en una luz roja, en una céntrica calle de Santiago.

Guzmán fue asesinado por estos mismos pistoleros, en circunstancias muy parecidas, frente al Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile.

Estos asesinatos fueron ejecutados por la facción autónoma del FPMR. Esta se escindió a mediados de 1987 del Partido Comunista luego que este determinara abandonar la lucha armada contra la dictadura. De esta manera ponía freno a la “política de rebelión popular de masas” iniciada en 1980 y que tuvo como principales hitos la creación del FPMR en diciembre de 1983 y el fallido atentado contra Pinochet el 7 de septiembre de 1986.

El caso Guzmán

En relación con la muerte de Guzmán, Escobar Poblete indica: “Asumo mi responsabilidad política de ese hecho, por haberlo realizado el Frente y por ser integrante de la organización. Ahora, es importante destacar, que yo fui involucrado en ello, sin estarlo, porque detuvieron a Ricardo Palma, un compañero al cual quebraron psicológica y físicamente. Por su confesión es que hoy tienen injustamente encarcelada a Marcela Mardones ya que, naturalmente, no tienen ninguna evidencia legal y sólida, más que una confesión de este compañero”, señala Emilio.

En efecto, Palma Salamanca, tras ser detenido el 25 de marzo de 1992, reconoció ante el subcomisario de la Policía de Investigaciones (PDI), Jorge Barraza -quien estaba a cargo de la persecución del FPMR– su participación en los hechos, agregando que Emilio lo convenció de involucrarse: “Bueno, le dije (cuando se lo propuso), pero yo no quiero tener una participación directa en eso. ‘No, me dijo (Emilio), si yo soy el encargado. Tú me cubrís las espaldas’. Ese era mi papel”.

El juez que investiga la causa por la muerte de Guzmán, Mario Carroza, estableció, a poco de conocerse la detención en México de Escobar Poblete, que Emilio “es autor material” de esta muerte, como consignó en la solicitud de extradición remitida a la Corte Suprema de Chile el 13 de junio de 2017.

Marcela Mardones, por su parte, fue condenada por Carroza –el pasado 14 de marzo- a 10 años de presidio como autora de «atentado terrorista contra una autoridad política con resultado de muerte». Ella fue detenida el 9 de junio de 2017, tras atravesar el sureño paso fronterizo de Peulla. Escapó de México tras la detención de Escobar Poblete, su ex esposo con quien tiene dos hijos.

Interrogada por Carroza, Mardones reconoció haber realizado tareas de seguimiento de la rutina de Guzmán. Pese a este rol secundario, ella es actualmente la única “frentista” en prisión por este asesinato.

Palma Salamanca, también abandonó su vida en San Miguel de Allende tras la detención de Emilio. Primero se fue a Cuba y luego a Francia, país que le concedió asilo político el 2 de noviembre pasado.

Argentina le había otorgado, en septiembre de 2010, la calidad de refugiado político a Galvarino Apablaza (Comandante “Salvador”), jefe del FPMR al momento del asesinato de Guzmán. Él esta imputado por la justicia chilena como “autor intelectual” de este crimen.

Mauricio Hernández Norambuena, “Comandante Ramiro”, es sindicado como el encargado operativo del asesinato de Guzmán y del secuestro de Cristián Edwards, hijo del dueño del diario El Mercurio, Agustín Edwards, a fines de 1991. Actualmente se encuentra en Brasil cumpliendo una condena de 30 años de cárcel por el secuestro del publicista brasileño Washington Olivetto, realizado en diciembre de 2001, que tuvo como objetivo recaudar fondos para el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia.

El comandante Ramiro y Palma Salamanca, junto a otros dos guerrilleros del FPMR (Patricio Ortiz y Pablo Muñoz) fueron rescatados de la Cárcel de Alta Seguridad en diciembre de 1996, en la operación “Vuelo de Justicia”, ideada por “Ramiro” y comandada por Emilio.

Escobar Poblete expresa en la entrevista lo que significó para él esta acción. “Fue una operación llena de fraternidad, por la vida, en la que pudimos rescatar a los compañeros que nos propusimos. Cumplió todos los objetivos”.

Escobar justifica el asesinato de Guzmán argumentado que este creó el marco legal que amparó “los crímenes de lesa humanidad de Pinochet y su régimen”.

Sigue: “Él era el hombre fuerte de la doctrina pinochetista junto a sus más cercanos como Hernán Larraín (hoy Ministro de Justicia), Andrés Chadwick (hoy Ministro del Interior) etc., todos de la UDI, en el poder hoy en Chile”.

Respecto de sí mismo, Emilio asegura que él es “un ser humano que busca vivir en paz” y “un convencido que el amor es la base fundamental de cualquier construcción social”.

No obstante, afirma que “si esta paz es violentada con injusticias (…) no puedo, ni debo quedarme como espectador inmóvil”.

Sus inicios

Escobar Poblete es hijo del periodista deportivo Mariano Escobar González, mejor conocido como Sansón, y de la profesora normalista Celia Poblete. Esta familia -que también la integraba Manuel, hermano mayor de Raúl- vivía en la Villa Santa Elena de Macul.

Cuando tenía 9 años su padre falleció, trastocando toda la vida familiar. Manuel fue enviado donde unos familiares a Estados Unidos, mientras que Celia debió hacer grandes esfuerzos para mantener a Raúl. En este contexto, Raúl se integró al tradicional Liceo Lastarria, de Providencia.

¿Cómo recuerda a sus padres? 

Personas a quienes admiro, amo, con su forma de educarme y mostrarme con honestidad los caminos para enfrentar la vida, siendo siempre generosos con el prójimo. Mi madre tuvo una educación católica, al punto que estudiaba para monja. Pero conoció a mi padre y dejó ese camino, aunque es una devota.

Mi padre un luchador y emprendedor. Fue periodista en los años 50. Trabajador de esos que sus labores comenzaban a la 5:00 am. Muy protector de su familia. En el tiempo de la Unidad Popular, cuando la derecha comenzó a boicotear a Salvador Allende, provocando el desabastecimiento, mi padre sin ser socialista ni comunista, tan solo un hombre honesto, representante del gremio de carnicerías, denunció que el desabasto era una farsa de la derecha (y) eso le valió enemistarse con esa derecha.

¿Cómo fue su infancia y qué aspectos de esta determinaron su futuro?

Mi infancia, durante el primer septenio, fue inmensamente feliz, llena de juegos, sueños, rodeado de amigos y familiares. Pero al producirse el golpe (cuando aún no cumplía 10 años), todos los juegos y sueños se volvieron grises y amargos. Era un tiempo de caminar con miedo, de ver a los soldados golpear gente, asesinar, perseguir a amigos y a familiares… toda una cultura del terror. Transcurrió mi infancia y la de la mayoría de los niños chilenos viendo la muerte tan de cerca… todas estas cosas fueron determinando y mostrándome, sin pausa como lo veían mis ojos de niño, que todo aquello no era para nada justo.

¿Qué significó para usted y su entorno la dictadura de Augusto Pinochet?

La dictadura de Pinochet significó el terror y la destrucción de un sueño común, la muerte, el retroceso total de los logros sociales. No existía futuro para la gran mayoría de la gente. Y ahí estábamos nosotros, mi familia, mis amigos, mis compañeros de colegio. A esto se suma la muerte de mi padre. Tras el golpe militar era imposible vivir la juventud. Ni siquiera podías tener el pelo largo, era sospecha y cárcel… (había) toque de queda, donde nunca sabías si regresarías a casa, un terror total, que termina lacerando tu alma y tu vida.

¿Cómo decidió ingresar al FPMR, cuándo y en qué circunstancias?

Fue cuando estaba militando en las Juventudes Comunistas. Todo comunista quería tener la oportunidad de ingresar al Frente y en 1985, cuando ya estaba estudiando fotografía en el ES.E.S, me permitieron ser apoyo de un grupo de estudiantes y después de una serie de muertes que me tocaban muy de cerca, estos compañeros me dijeron: ‘ya estás dentro’. Y recuerdo que les dije: ‘¿adentro de qué?’… ‘Dentro de lo que siempre has querido, en el Frente hermano’… (aquí somos hermanos) y así comenzó mi apoyo e ingreso al FPMR.

Debo decirte que en mis sueños, (me imaginaba que) el ingreso sería una súper ceremonia, con tiros de salva y entrenamiento especial. Pero no fue así, fue una ceremonia muy rápida y silenciosa, en una sala del ES.E.S donde estaba la bandera chilena y sonaba el himno del Frente y me dieron una pañoleta… para mí fue un sueño logrado.

¿Qué impacto tuvo en la moral combativa del Frente el fracaso del atentado a Pinochet?

En este tema diría que el impacto moral fue la tristeza y la impotencia de ver que el asesino Pinochet escapaba como rata y lograba quedar con vida en el atentado. Esto es cierto… ahora yo personalmente prefiero no hablar de fracaso… este término fue utilizado y creado por la derecha … Lo ocurrido en el atentado fue que ciertamente el objetivo principal escapó. Pero en este atentado existían implícitos otros objetivos, tanto militares como políticos, que no han sido destacados por el terrible hecho que el objetivo principal no se había cumplido.

Estos objetivos fueron (demostrar) que teníamos la capacidad de enfrentar en igualdad de condiciones a la elite del ejército de Pinochet. Destruirlas y neutralizarlas; retirar a todos los grupos del atentado, sin pérdidas humanas, ni materiales, sentando un precedente de que Pinochet era vulnerable, al igual que su sistema de defensa y su sistema político… Todos esos logros se evidenciaron cuando al año y medio del atentado, Pinochet y la derecha pinochetista llamaron desesperados a un plebiscito. Y la génesis de ello, fue sin lugar a dudas, el atentado y ese “año decisivo”. Ya la dictadura no se sintió segura. Por eso, para mí, es poco correcto hablar de que el atentado a Pinochet fue un «fracaso».

¿Por qué eligió vincularse al Frente Autónomo y no volver al PC?

Existió una discusión sobre el tema de qué pasaría con el Frente. (Pero) ahí no se trataba (de) si era Frente autónomo o Frente partido. Más bien, esa discusión era enmarcada de otra forma… mira, era a mediados del 87 y ya todo el año anterior, que fue denominado por el Partido Comunista “el año decisivo”, donde fueron realizadas operaciones en que el mayor peso lo llevó el FPMR, irían determinando el futuro de la lucha armada en Chile.

Se realizó el desembarco de armas en Carrizal, donde llegaron 80 toneladas de armas para fortalecer la lucha a nivel nacional. Estuvo el paro del 2 y 3 de julio; y en septiembre de ese mismo año: el atentado a Pinochet. La presión social y política (era) hegemonizada por el PC. (Esto) llevó a que las fuerzas opositoras comenzaran las primeras negociaciones… (estas fuerzas) vieron que el PC tenía todo para desencadenar una lucha armada total: tenía las condiciones objetivas y subjetivas. Esto no le gusto a esa coalición (alude a la Alianza Democrática; N. de la R.). El PC, al ver que el Frente no había logrado el objetivo de matar a Pinochet y (al constatar) la represión que siguió al atentado, evalúo que podía entrar a esa negociación con una posición de fuerza. Pero le exigen que para ello (debía) parar el accionar del Frente. Entonces el PC inició el repliegue de sus cuadros operativos, no entendiendo que en el frente había nacido “el rodriguismo”. Fue ahí cuando nuestro comandante José Miguel no aceptó tal planteamiento, por estar en desacuerdo con dicha evaluación del escenario político… y tuvo toda la razón, al poco tiempo esa coalición dejó fuera de toda negociación al PC. Fue en ese marco histórico que la organización preguntó a las bases rodriguistas si continuar y desarrollar la organización al margen del PC, o deponer el accionar y volver a las bases comunistas. Un gran porcentaje de cuadros y combatientes rodriguistas optamos por continuar desarrollando y fortaleciendo al FPMR. Esto se definió con la «Operación Príncipe» (secuestro del Coronel Carlos Carreño; N. de la R.), primera operación hecha exclusivamente por el FPMR… después (de esto) se comenzó a hablar del «Frente Autónomo» y «Frente Partido», pero lo real es que el FPMR era uno, y el PC, con su Comisión Militar, era otro.

La Guerra Patriótica Nacional

Escobar Poblete también habló de la “Guerra Patriótica Nacional” (GPN), una estrategia política emprendida por el FPMR al final del régimen dictatorial y a inicios de la transición a la democracia. En esta política, según reconocidos historiadores, está el germen de la decadencia final de esta organización. No obstante, Escobar asegura que la GPN “no fue casual ni antojadiza: estábamos en plena dictadura y entonces no se creía posible una transición a la ‘democracia’”.

Estima que entonces “todo el mundo” veía que el plebiscito de 1988 era una más de las tantas maniobras para ganar tiempo y legitimar la dictadura, la que buscaba extenderse por una década más, por lo menos. Tenían todo el poder, habían hecho una Constitución para sus fines. No existía poder legislativo ni judicial. No había nada para hacer un Estado democrático, ni ninguna base para hablar de transición”, asegura el ex guerrillero.

Puntualiza que, en ese estado de cosas, “lo más coherente y correcto fue lo que hizo ‘José Miguel’ (Raúl Pellegrin, fundador y principal líder del FPMR) y la Dirección Nacional”, en orden a intentar “sentar las bases (…) para preparar una eventual agudización de la lucha política y armada”.

“Había que reorientar los esfuerzos, descentralizar la táctica y centralizar la estrategia. Se avizoraba que el paso superior para la lucha contra la dictadura pasaba por diseminarnos en la montaña y llevar la lucha fuera de las ciudades. Para ello, lo primero era crear y producir focos guerrilleros, que pasarían a ser engrosados por muchos cuadros y combatientes. La DN, junto a José Miguel, eran cuadros fogueados en las guerras de Nicaragua y El Salvador”.

En este sentido, se le consultó a “Emilio” respecto de la operación de asalto al poblado cordillerano de Los Queñes, en la región del Maule, que se efectuó dos semanas después del plebiscito de 5 de octubre de 1988. En este, contrariamente a lo que el FPMR había pronosticado, la opción “No” a la continuidad de Pinochet, fue vencedora; y el dictador reconoció su derrota. El FPMR creía que Pinochet no reconocería su derrota, lo que generaría una sublevación popular, en la que el Frente jugaría un rol de vanguardia armada.

“Los Queñes fue la toma de un poblado perfectamente planificada e, indudablemente, que solo haya existido una baja militar fue un costo muy pequeño”. No obstante, reconoce que “el asesinato de José Miguel y la comandante Tamara (Cecilia Magni) empañó todo”.

A mayor abundamiento, puntualiza que en esta derrota nada tuvo que ver la decisión del comandante José Miguel de dar inicio a la GPN. “(Él quería) dejar asentado que, pasara lo que pasara con Pinochet, el pueblo podría estar seguro de que estaba en condiciones de pasar a una fase superior de la lucha”.

Con la desaparición de Pellegrin se acentuó la decadencia del FPMR, iniciada tras el fracaso del atentado a Pinochet.

Palma Salamanca: “problemas sicológicos”

El 11 de febrero de este año, The Clinic publicó una entrevista a Ricardo Palma Salamanca, titulada: “La cultura comunista me tiene harto, es ideológicamente intolerante y autoritaria”. Allí el otro miembro de “la dupla letal” del FPMR asegura que “la revolución está agotada” y se define como “un reformista”.

Además, Palma hace una descarnada crítica al rol jugado por el FPMR y se refiere en duros términos sobre Emilio, a quien cataloga como alguien “de pocas luces y más bien básico”. Sin embargo, manifiesta que “le cuesta imaginar que estuviera metido en los secuestros de que lo acusan”.

Escobar Poblete responde a lo dicho por su ex compañero de armas, sosteniendo que sus declaraciones son “tristes y lamentables”, aunque matiza: “no puedo responder desde un punto de vista político, ya que no cuento con todos los elementos objetivos y subjetivos que rodearon esas declaraciones”.

Añade: “Tampoco creo correcto responder, desde la posición de prisionero en la que me encuentro, que mínimamente es desventajosa; y lo único que se lograría sería hacerle el juego a la derecha en Chile, que estará con su morbosidad política de siempre esperando como pajarracos carroñeros comer de sus víctimas”.

No obstante, se pronuncia “desde un punto de vista humano”, según remarca. “Ricardo (Palma), desde su muy temprana edad arrastraba una serie de frustraciones, indecisiones y traumas, por situaciones familiares, sin haber encontrado alguna terapia que hubiera sanado ese cuadro psicológico”.

Afirma Escobar Poblete que la policía, al detener en 1992 a su ex compañero, “con la tortura además de doblegarlo, acentuó aún más esa debilidad emocional”.

Casi 21 años después todo ha cambiado para “Emilio”. Lleva casi once meses detenido, con un futuro judicial incierto.

Haciendo una reflexión, Escobar nuevamente disparó: “El rescate fue un pequeño tanque de oxígeno que un buzo desesperado recibe en el fondo del mar. Mi detención -y la terrible posibilidad de haber sido detenido y extraditado y volver a las prisiones pinochetistas- hizo que Ricardo se viera sin más oxígeno en esa profundidad y buscó otra vez culpables con una inmadurez evidente, donde le tiró a todo: a la organización, a la izquierda, a las revoluciones, inclusive a su familia, pero nunca reconoce esas responsabilidades en él, principal responsable de sus ‘frustraciones’”.

Al preguntársele si concuerda con la narración de la liberación de presos del FPMR de la Cárcel de Alta Seguridad, realizada por Palma Salamanca en el libro El Gran Rescate (LOM), Escobar revela que ese libro fue compuesto por relatos aportados por “todos los compañeros” partícipes de la operación, quienes “los escribieron y fueron entregando (sus partes). Y, por algo circunstancial, fue que Palma (apareció) haciendo o firmando ese libro. El libro estaba casi hecho en su totalidad, por lo que mucha creación no estuvo en manos de él. A este compañero (Palma) se le consideraba de confianza…”

Vida en México

Desde que llegó a México, en 1998, Escobar Poblete decidió ocultarse en San Miguel de Allende, un lugar que le pareció “cosmopolita (pero) lejos de todo, y de todos”.

“Ahí encontramos la tranquilidad buscada –dice-. Comenzamos a tener amigos, mi hijo comenzó a ir al colegio y formamos una familia que se fue ampliando, con el cariño de muchos amigos. Amigos que hasta hoy lo somos, amigos generosos.”

En Guanajuato se reunió con su pareja de entonces, Marcela Mardones, también ex militante del FPMR. En su respuesta a nuestro cuestionario, fechada el 4 de marzo, Escobar desmiente la versión de que su identidad mexicana la tomó de un niño fallecido en Puebla: “Mucho se ha comentado de eso, pero la verdad es otra. Es simple, Ramón lo elegí porque fue el nombre que usó el Che (Guevara) en Bolivia; Alberto era el nombre de mi padre; Guerra fue por un hermano rodriguista asesinado (Julio Guerra); Valencia (lo tomé) de un compañero desaparecido.

El Comandante Emilio relata sobre el comienzo de su nueva vida en San Miguel de Allende: “Fue difícil, en particular fui trabajando en fotografía, luego participé en restauración y construcción de alguna casa con un amigo arquitecto que conocí ahí en San Miguel; luego tuve un pequeño café internet, hice una revista de deportes Deportivo San Miguel y otra, Espiral, sobre vida sana, homeopatía, yoga, cuidar el planeta, pagando mis impuestos todos los años. Estábamos con mi familia en los centros de ayuda humanitaria René Mey, fue y es muy bonita labor”.

Asegura que cortó sus vínculos familiares en Chile por seguridad: “Yo sólo tenía la herencia de unas casas que mi padre dejó y una venta de acciones que estaban a mi nombre, del grupo Inforsa, que mi madre me vendió. Fue con lo que conté para empezar”.

Casi 21 años después todo ha cambiado para “Emilio”. Lleva casi once meses detenido, con un futuro judicial incierto. Desde su captura el 30 de mayo de 2017, el entonces procurador Carlos Zamarripa Aguirre –actual fiscal general de Guanajuato- calificó al ex guerrillero chileno como cabeza de una banda internacional que, dijo, ha tenido entre sus víctimas a empresarios y políticos. Zamarripa sostuvo que esta habría operado desde San Miguel de Allende, donde Escobar ocultó por 20 años su pasado bajo el nombre falso de Ramón Alberto Guerra Valencia.

Escobar Poblete niega estas acusaciones y se muestra esperanzado en que podrá demostrarlo ante la justicia mexicana.

16 de abril, 2019.

Fuente: https://interferencia.cl/articulos/exclusivo-las-confesiones-del-comandante-emilio

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