Chile de FRENTE: 1987, Matanza de Corpus Christi, la venganza de Pinochet.

Foto de Pepe Duran, junio 1987.

Uno de los montajes más crueles de la dictadura militar. La Operación Albania o Matanza de Corpus Christi dejó entre el 15 y 16 de junio de 1987 doce frentistas muertos en manos de agentes de la CNI. Los hombres de bigote simularon fuertes enfrentamientos para encubrir el asesinato de estas personas, entre ellas la de José Joaquín Valenzuela Levi, uno de los líderes del FPMR y cabecilla del atentado a Pinochet (Adriana Goñi, Antropóloga).

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Homenaje de Andrés Bianque.

La noche de los Cristos Rotos. Matanza de Corpus Christi

“La tarde huele a pólvora esparcida. Los pasos van degollando la noche”.

El 15 y 16 de Junio de 1987, son asesinados 12 miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (Fpmr). Son baleados a mansalva en las calles, ametrallados en los patios. Raptados, apresados, torturados y maniatados para finalmente perecer ejecutados con las manos amarradas, desarmados, solos y acorralados.

Nos hemos reunido en las cuatro esquinas de esta sencilla hoja para desenterrar algunos pétalos que son huesos hechos polvo de recuerdos ausentes, presentes y persistentes.

Nos hemos reunido en las cuatro esquinas de este punto cardinal central que es recordar, rescatar la injusticia escondida y hundida por gruesas capas de tiempo. Buscando encontrarnos quizás en oscuros acordes y versos que vienen desgarrando ropajes ensangrentados que quedaron allí…allá…por todos los rincones donde esas arañas fueron tejiendo vendas y veredas que separan a los hombres de los animales.

Un año antes, cuando el lobo del hombre escapó del cerco lazo impuesto por los humanos, éste, una vez sosegado de sus temblores y dolores, envió una dentellada escondida, un zarpazo encubierto en contra de esos hombres y mujeres que osaron desafiarlo.

Amargo Junio, quincena de penas olvidadas y cubiertas. Junio rebanado en dos, tajeado brutal como una cesárea de mariposas hecha por lagartos que afilan corvos oxidados de sangre y pulen pistolas escondidos en los sótanos.

Bravos de espanto una jauría delinea un círculo de muerte sobre su primera presa.

Va resolviendo la incógnita de ciertas ecuaciones de injusticias cuando lo asaltan. Pretende defenderse, y antes que esto ocurra, el miedo empuja la pólvora sobre su víctima.

Un árbol lo abraza y le da sorbitos de oxígeno con sus hojas. Muere regando con su sangre el viejo árbol. Le colocan un arma en la mano, un pasamontañas en la cara.

Seis horas más tarde la misma diferente jauría contempla como un noble patricio camina cerca de las nubes y las cometas. Le temen, debido a esto no le dan tiempo para nada. Lo acribillan como a una bestia peligrosa.

Le colocan un arma en la mano, un pasamontañas en la cara.

La violación en contra de los Derechos Humanos en Chile bajo dictadura fue groseramente brutal y descarada. Como resultado de esta cruenta política de represión se generó un profundo rechazo tanto nacional como internacional en contra de la dictadura, y sus cientos de desapariciones, violaciones, fusilamientos, ejecuciones sumariadas, torturas, encarcelados, desterrados y otros, que eran y son, el pan de cada día con que se nutren los señores.

Todo lo anterior, sumado al pavor de enfrentarse mano a mano contra los enemigos del sistema autoritario, hace que los sostenedores de este sistema, modifiquen diabólicamente sus planes.

El mar tendía a rebalsarse de tanto cuerpo arrojado por los militares, las olas venían teñidas de sangre, las algas con cabelleras humanas. Las perlas eran dientes arrancados.

Las minas eran inspeccionadas por ciertos curiosos, las cavernas, tumbas y catacumbas clandestinas expelían olores y dolores de cabeza recurrentes a las estafetas de la muerte.

Había que matar para seguir ganando, había que asesinar para seguir disfrutando.

Después de contemplados estos factores, se decidió una solución, simple, eficaz y certera.

Mentir. Pero mentir con comparsa incluida. Con escenografía itinerante. Con actores maquillados de piedra o vestidos de acero. Con los medios de comunicación promocionando los circos y los “valientes” domadores de fieras terroristas, de serpientes subversivas.

Y que cuando hubiesen reclamos, indagaciones o algún impertinente insistente. Las farsas fuesen revisadas y dirimidas por algún arlequín de la justicia militar.

Unierónse los medios de comunicación, el poder judicial, empresarios-sicarios, el gobierno y todos los tormentos.

Se dio paso a un acto mediocre salvaje con telón de sangre en el fondo.

Los falsos enfrentamientos.

Matar por la espalda, raptar tortura matar, no estaba separado ni por una coma. Todo era una sola cosa. Los falsos asaltos, los falsos enfrentamientos, los balazos al aire, las patadas de utilería a las puertas, los gritos de alto, las sirenas aullando desgracias.

Interceptados por la muerte, faenados por los militares, etiquetados por la prensa, procesados por el poder judicial civil-militar.

Terroristas abatidos en enfrentamientos. Subversivos Muertos en escuela de guerrillas.

No había que dar explicaciones de ninguna índole. Ellos mismos se lo buscaron, ellos son los únicos responsables. Les dijeron alto y no obedecieron, de entre sus ropas sacaron un revólver. Intentaron atacar a funcionarios del estado.

Con este efugio se deshacían de cualquier antagonista, se les rotulaba de violentistas y asunto terminado y procesado.

Seres humanos convertidos en monstruos que no merecen, ni merecerán vivir.

Cualquiera que esté en contra del gobierno y pretenda defenderse es una persona violenta que merece ser muerta.

El asesinar en manadas es la soldadura indestructible del acuerdo siniestro entre matarifes.

Un centenar de funcionarios del estado rodea la calle. Adentro ya saben más o menos que pasa. Se activa la alarma, esperan este tipo de sorpresas.

Dos Henríquez se quedan a proteger el escape de los otros. Mueren reventados a balazos.

Las vainas caen como lluvia de bronce sobre el pasto.

La mayoría logra escapar, algunos de los fugitivos son apresados pero perdonados por cuestiones de suerte, falta de balas, sino, cansancio nocturno de carniceros.

Dos Henríquez ofrendan su vida para salvar la vida de sus otros compañeros.

¿Sirvió de algo ese sacrificio? , ¿Dónde están, qué hacen esos que huyeron de la muerte?

A esa misma hora, en otro lugar observado desde hace tiempo, irrumpe un centenar de funcionarios del estado, intentando forzar cierta puerta.

La puerta no cede. El cerebro chispea una idea brillante. Arrojan una bomba militar para llorar. Luego, con una segunda máscara sobre la primera, entre tinieblas avanza un espectro armado. Indefenso, acurrucado, desarmado, en posición fetal buscando la caricia primaria de sus inicios, le revientan de un balazo cada ojo a un Julio olvidado.

La excitación y el sudor aceitan el rostro de este espectro viviente.

Las gárgolas que cuidan la ergástula de calle Borgoño han decidido terminar las torturas y pasar a la etapa más clara y honesta de sus instintos. Siete prisioneros serán fusilados.

Siete de espadas, siete de mazos sobre sus cuerpos. Fatídica férula sobre sus frentes.

Los suben a los carros. A sabiendas que los llevan para eliminarlos, aún les siguen pegando y humillando. Todo castigo es poco.

Han elegido un escenario donoso. Depositarán los cuerpos repartidos en forma equilibrada sobre este inmueble que pretenden decorar en una nueva morgue como suelen hacerlo.

Un centenar de valientes solados saltan y levantan las manos con sus armas para ser elegidos.

Sólo catorce han sido favorecidos. Cada binomio oficial se encargará de asesinar a un elegido.

Cansados, golpeados, vejados, semidesnudos, hambrientos, nerviosos, angustiados, agotados de torturas y gritos, les dicen amables pero decididos que se paren en ciertos rincones, costados, alerones, umbrales.

Estridente se queja un techo abofeteado de piedra o de ladrillo. Y este sonido es inicio principio para el epílogo de la muerte.

Todos gritan, unos despidiéndose de la vida a puteadas, a llantos, súplicas y oraciones. Los otros gritan intentando anestesiarse de sensaciones y seguir percutando. Todo da vueltas, se triza el momento en dos, el antes y el después de la matanza.

Siguiendo la costumbre de viejos tabúes y creencias ancestrales, pasa un escolta del dolor y los va rematando para asegurar que sus recuerdos no los sigan en sus sueños ni en los reflejos de los espejos.

La sangre empapela los cuartos, va pintando el suelo cuando arrastran sus cuerpos por el piso, para posarlos como espantapájaros futuros que ahuyentarán cualquier intento de rebeldía.

Se cumple el primer mandamiento marcial. El Falso Enfrentamiento.

Los van rompiendo como ramas secas, las costillas crujen ante el plomo. El sonido de sus huesos muriendo no son lo suficientemente fuertes o audibles. A pesar de que el ruido entra por los oídos que se crispan de miedo en los alrededores, sonido que venda los ojos por años. Nadie ve nada, nadie vio nada. Nadie verá nada.

Luego aparecen rémoras periodísticas a devorar lo que ha quedado. Obedientes publican y escriben lo que ciertos distinguidos oficiales les han dictado.

Escarmentados despiadadamente estos niños y niñas del mal.

Operación Albania. Cacería de albatros a balazos.

Los doce peldaños de una escala infinita que conduce a la muerte y a las estrellas.

Gritan los rayos, lloran los relámpagos, aúlla la lluvia de impotencia allá en Junio.

Ver sobre las portadas las fotos de tus seres queridos.

Doce dolores dormidos sobre el talud enterrado de los recuerdos que no se van, que se quedan, que se agigantan como gigantes fueron aquellos que entregaron la vida gota a gota, a borbotones, a barril lleno por un Chile que aún no está terminado.

¿Cuántas maneras hay de matar a un ser humano?

Sólo una, olvidándolo.

Jun 15, 2008.

Andrés Bianque

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«Si estoy en tu memoria, soy parte de la historia».

Entre el 15 y 16 de junio de 1987 doce compañeros que pertenecían al Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR),  fueron asesinados en distintos lugares de Santiago por la Central Nacional de Informaciones (CNI), lo que se conoce como la matanza de Corpus Christi.

«Invierno, nostalgia brava», prosa de homenaje a los combatientes caídos.

por Martina /desde Pudahuel.

Lunes 15 de jumio de 2020.

– PATRICIO RICARDO ACOSTA CASTRO Asesinado por la CNI el 15 de junio de 1987 en calle Varas Mena. Tenía 26 años, casado, padre de un hijo, era un obrero y fue estudiante de Ingeniería de la USACH.

– ESTHER ANGÉLICA CABRERA HINOJOSA Asesinada por la CNI el 16 de junio de 1987 en una casa ubicada en la calle Pedro Donoso. Tenía 22 años, soltera, estudiante.

– ELIZABETH EDELMIRA ESCOBAR MONDACA Asesinada por la CNI el 16 de junio de 1987 en la casa ubicada en calle Pedro Donoso. Tenía 29 años, soltera, obrera.

– JULIO ARTURO GUERRA OLIVARES Asesinado por la CNI el 16 de junio de 1987 en una casa ubicada en la Villa Olímpica, comuna de Ñuñoa en Santiago. Tenía 30 años, casado y padre de un hijos, era obrero electricista.

– JUAN WALDEMAR HENRÍQUEZ ARAYA Internacionalista – Oficial Rodriguista. Asesinado el 16 de junio de 1987 en la «Matanza de Corpus Christi» al enfrentarse con la CNI para permitir la retirada de los alumnos que estudiaban en una casa-escuela del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) ubicada en la calle Varas Mena N° 417, comuna de San Miguel de Santiago. Tenía 28 años, casado y padre de un hijos, era Ingeniero Electromecánico.

– WILSON DANIEL HENRÍQUEZ GALLEGOS Asesinado el 16 de junio de 1987 en la «Matanza de Corpus Christi» al enfrentarse con la CNI para permitir la retirada de los alumnos que estudiaban en una casa-escuela del FPMR ubicada en la calle Varas Mena N° 417, comuna de San Miguel de Santiago. Tenía 26 años, casado y padre de dos hijos. Obrero.

– PATRICIA ANGÉLICA QUIROZ NILO Asesinada por la CNI el 16 de junio de 1987 en la casa ubicada en la calle Pedro Donoso. Tenía 29 años, casada y madre de un hijo. Dueña de casa y estudiante de la U Blas Cañas.

– RICARDO HERNAN RIVERA SILVA Asesinado por la CNI el 16 de junio de 1987 en la casa ubicada en la calle Pedro Donoso. Tenía 24 años, soltero, chofer, era de Lota.

– RICARDO CRISTIAN SILVA SOTO Asesinado por la CNI el 16 de junio de 1987 en la casa ubicada en la calle Pedro Donoso. Tenía 28 años, casado y padre de un hijo. Estudiante de Química y Farmacia en la U de Chile.

– MANUEL EDUARDO VALENCIA CALDERÓN Asesinado por la CNI el 16 de junio de 1987 en la casa ubicada en la calle Pedro Donoso. Tenía 20 años, casado y padre de un hijo. Técnico electromecánico.

– JOSÉ JOAQUIN VALENZUELA LEVI Internacionalista – Oficial Rodriguista Asesinado por la CNI el 16 de junio de 1987 en la casa ubicada en la calle Pedro Donoso. Tenía 29 años, casado y padre de dos hijos. Fue el jefe en la acción del FPMR de intento de caza y ajusticiamiento al tirano en el Cajón del Maipo el día 7 de septiembre de 1986.

– RECAREDO IGNACIO VALENZUELA POHORECKY Asesinado por la CNI el 15 de junio de 1987 en la «Matanza de Corpus Christi» en calle Alhue frente al N° 1172 de la comuna de las Condes en Santiago. Tenía 31 años, casado y padre de un hijo.

!!! HONOR  GLORIA !!!!

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Funa a uno de los asesinos: Fernando Remigio Diaz.

Este hombre que se ve feliz, es FERNANDO REMIGIO BURGOS DÍAZ, ASESINO Y TORTURADOR DINA-CNI.

La imagen puede contener: 2 personas, texto que dice "FERNANDO BURGOS DÍAZ ASESINO Y TORTURADOR DINA-CNI RUT 7.454.331-6 VIVE EN CAMINO EL EL CONSISTORIAL PARCELA 5, HUELQUEN, BUIN. ALIAS "EL COSTILLA" Y "JOHNNY GALAZ" SI NO HAY JUSTICIA...HA FUNA!!! COMISIÓN FUNA"El día 15 de Junio de 1987, siendo agente de la UAT de la CNI bajo el mando de ÁLVARO CORVALÁN CASTILLA secuestró junto al agente ARTURO SANHUEZA ROSS a la compañera ESTHER CABRERA HINOJOSA desde el Block 1 de la Villa Portales en la comuna de Estación Central dejándola en el cuartel Borgoño donde fue salvajemente torturada.

Por la noche, luego de comer junto a Sanhueza Ross en un conocido restaurant de Independencia, se trasladan hasta la Villa Olímpica, donde resistía a ser capturado el compañero JULIO ARTURO GUERRA OLIVARES fue BURGOS DÍAZ quien luego de llenar el departamento de gas lacrimógeno y tomando una máscara de gas ingresó y comenzó a revisar el interior del inmueble, llegando al segundo piso, abrió con fuerza la puerta del baño donde Julio Guerra intentaba refugiarse,es ahí donde FERNANDO BURGOS DIAZ, alias «EL COSTILLA» o «JHONY GALAZ», le dispara en 4 ocasiones en la cabeza, luego arrastra el cuerpo hasta el pasillo donde el agente ARTURO SANHUEZA ROSS le dispara varias veces en distintas partes del cuerpo.

El día 4 de Febrero de 2018, llegamos a funarlo a su parcela ubicada en la localidad de Huelquén en la comuna de PAINE, donde junto a su familia realizaban un Temazcal ya que hoy este asesino es un avezado CHAMAN.

33 años después de la ejecución de 12 compañerxs del FRENTE PATRIÓTICO MANUEL RODRÍGUEZ en la denominada OPERACIÓN ALBANIA o MATANZA DE CORPUS CHRISTI, reafirmamos nuestra lucha imparable contra la impunidad.

A DONDE VAYAN LXS IREMOS A FUNAR !!!

SI NO HAY JUSTICIA… HAY FUNA !!!!

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OPERACIÓN ALBANIA: Crónica del gran montaje de la CNI

(fragmentos).

por Nicole de los Ángeles Vergara Domínguez (*)

Introducción

Tras el atentado del Frente Patriótico Manuel Rodríguez a Augusto Pinochet y su comitiva el 7 de septiembre de 1986, la historia de muchas personas cambió para siempre. Pocas horas después de la emboscada en el sector de Las Vertientes en el Cajón del Maipo, el general apareció en el noticiario de Televisión Nacional, 60 minutos, con su mano vendada, mostrando el Mercedes Benz blindado dañado y señalando una frase que quedaría grabada en la historia de Chile: “¡Esto prueba que el terrorismo es serio, que es más grave de lo que están hablando y que ya está bueno que los señores políticos se den cuenta que estamos en una guerra entre el marxismo y la democracia!”.

Sus palabras calaron hondo y sus acciones post atentado sellaron la vida de muchos. Se declaró Estado de Sitio en el país y de inmediato la Central Nacional de Informaciones, CNI, comenzó una desenfrenada búsqueda por encontrar a los culpables de la llamada Operación Siglo XX. La investigación se confundió con el temor, se sembró miedo asesinando horas después a personas que no tenían relación con el atentado y se acentuó la horrible relación entre la policía secreta del régimen y la sociedad civil.

Este hecho fue uno de los antecedentes principales de uno de los montajes más emblemáticos de la dictadura militar. La Operación Albania o Matanza de Corpus Christi dejó entre el 15 y 16 de junio de 1987 doce frentistas muertos en manos de agentes de la CNI. Los hombres de bigote simularon fuertes enfrentamientos para encubrir la muerte de estas personas, entre ellas la de José Joaquín Valenzuela Levi, uno de los líderes del FPMR y cabecilla del atentado a Pinochet.

Los agentes de la CNI interceptaron a los frentistas en la vía pública, irrumpieron en sus hogares y casas de seguridad asesinandolos en medio de un sangriento plan.

 La historia de la Operación Albania no es una más de los años ‘80, no es una más que relata la muerte de frentistas, es la historia de un montaje planificado, en donde agentes de la Central Nacional de Informaciones en conjunto con medios de comunicación oficialistas se confabularon para dar un testimonio falso a la sociedad. Los familiares no sólo debieron reponerse a las muertes de sus seres queridos. Por más de una década debieron batallar con la justicia para demostrar que los frentistas no fallecieron producto de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, si no que fueron brutalmente asesinados por la dictadura militar.

Hijos de la represión

16 de junio de 1987 y a las 13.00 horas el locutor Petronio Romo aparecía en el dial 93.3 FM y con su inconfundible voz anunciaba:¾ Urgente, El diario de Cooperativa está llamando¾.

El periodista al que le daba el pase informaba que el Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Sergio Valech, junto con lamentar la muerte de 12 personas en enfrentamientos pidió el esclarecimiento de los hechos: ‘En la mañana pude leer el diario, no había oído noticias de tal manera que después me impuse que había aumentado el número de fallecidos, es un hecho muy lamentable, muy doloroso (…) Esperamos que la investigación llegue a un final feliz en cuanto a saber los orígenes y las formas 48, decía el sacerdote sobre las muertes de los rodriguistas.

25 horas antes de ese despacho, los servicios de seguridad  le declararon la guerra al Frente y, sin asco, mataron a 12 de sus integrantes. La matanza de Corpus Christi había comenzado.

Ricardo Silva Soto, de 28 años, estudiante de 4º año de Ciencias Químicas en la Universidad de Chile, innumerables veces mejor compañero y alumno destacado en fútbol, no sabía que la mañana del 15 de junio sería la última en que vería a su familia.  Eran  las  7.00  am  y  Ricardo  se  despedía  de  su  mujer,  Patricia, asegurándole que estaría de vuelta antes de la hora de almuerzo. Debía viajar, pero antes había quedado en llevar a su pequeño hijo Cristian de 4 años al jardín infantil.

Se puso su pantalón de cotelé café, su camisa blanca, el suéter de lana verde claro con cuello redondo y su chaqueta de mezclilla azul. No dijo a dónde, ni a qué ni con quién se juntaría. La mayoría de las veces no contaba sus andanzas ni daba  pie  para  que  le  preguntaran,  El  Flaco  como  lo  llamaban  de  cariño,  se cuidaba y cuidaba a los suyos. Aunque siempre estaba alerta a posibles seguimientos de la policía secreta de Pinochet, esa mañana fría, con grados bajo cero, salió de su casa en la Villa Olímpica en Ñuñoa y no sospechó nada. No tenía de qué sospechar, no lo seguían a él.

Ricardo, segundo hombre del Frente en la Octava región, debía reunirse con Ricardo Rivera, primer hombre en Concepción y José Joaquín Valenzuela Levi, comandante Ernesto, máximo líder del FPMR que participó en el atentado a Augusto Pinochet en septiembre del ‘86. Era probable que se juntaran a hablar sobre los próximos pasos que darían, pero nunca hablaron, al menos no como lo tenían previsto. Ese lunes 15 de junio los tomaron violentamente detenidos y se los llevaron al cuartel Borgoño.

El Flaco Silva ingresó al Frente con varios años encima. Cursaba su segunda carrera cuando junto a dos compañeros hicieron un par de panfletos contra la dictadura, los pusieron en las rejillas del metro  de Santiago, en la superficie, esperando que el paso de los trenes les regalara una ráfaga de viento que hiciera volar consignas sobre una ciudad reprimida. Estaban viendo como los panfletos se elevaban casi de forma surreal cuando llegaron los pacos y se los llevaron detenidos.

Les pegaron, les pegaron mucho. Ricardo consternado con tanta violencia le dijo a su compañero:

Hueón, esta hueá no puede ser. No hicimos nada y nos sacaron la chucha De pronto empezó a faltar a clases, ya no se veía en las mesas de pin pon ni en las pichangas con los amigos. Ricardo decidió congelar su último semestre en la U para dedicarse por completo a su labor en Concepción. Para todos, la razón era que quería buscar trabajo; hermético y cuidadoso nunca dijo que en realidad se trataba de un trabajo político.

Dejó su indiscutido puesto de defensa central de su equipo de fútbol, renunció a los entrenamientos en el Estadio Recoleta, se alejó por momentos del charango, la quena y la guitarra, de las dobles porciones de porotos con riendas del casino de su Facultad y de los regaloneos de las auxiliares. Empezó a ver menos a los amigos y la familia. Por decisión propia, El Flaco Silva entró a la clandestinidad.

Ricardo se fue al sur, se cortó la barba, se la dejó crecer y se la volvió a cortar. Prevenido, siempre que se daba una vuelta por Santiago y se quedaba con su mujer redoblaba la seguridad:

Pati, quédate aquí. Camina con cuidado con Cristián, puede que nos estén siguiendo repetía incansablemente.

Por esos años su esposa y su pequeño vivieron en 14 casas diferentes.

La mañana del lunes 15 de junio cuando Ricardo Silva salió de su casa no sintió nada extraño, debía reunirse con Ricardo Rivera que venía desde Lota. Su jefe, primer hombre del FPMR en Concepción, tenía 24 años. Soltero, mecánico especializado, era chofer de locomoción colectiva en el pueblo del carbón. La noche del domingo tomó el bus a las 21.45 horas para reunirse con Ricardo Silva y José Joaquín Valenzuela Levi el lunes por la mañana. Se despidió de su familia, les dijo que no daba más con la cesantía, que por eso viajaba a la capital en busca de empleo. Jamás les habló del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, de su trabajo, de su lucha por sacar a Pinochet del poder. Su padre, quien había estado detenido por razones políticas en 1974, no sabía que el viaje tenía otros motivos.

Antes de subirse al bus, su madre se acercó y le dijo cariñosa: Ricardo, aquí están los 70 mil pesos para que compres mercadería para el negocio

Rivera viajaba todos los meses a Santiago para surtir la pequeña paquetería que su familia tenía en Lota. La mercadería nunca apareció por el lugar, él tampoco.

Al llegar al Terminal de Santiago se bajó del bus, ajustó su parka azul y sintió el frío seco de la mañana capitalina, ese frío que penetra en los huesos y cuesta sacarlo de encima. Debajo de la parka, Ricardo andaba con camisa y un chaleco de lana celeste, un pantalón de género del mismo color y unas botas de reno café con las que intentaba capear los grados bajo cero. No alcanzó a concretar los motivos de su viaje, menos a comprar la mercadería que le habían encargado cuando los “chanchos” le cayeron encima.

La CNI tenía dentro de su organización la denominada “Brigada Verde”, brigada que dependía de la División Antisubversiva cuya misión era reprimir al Frente, investigarlo, seguir a cada uno de sus integrantes y analizar documentos de su plana  mayor.  En  junio  de  1987,  35  miembros  trabajaban  en  la  brigada  que ajustaba los detalles de la Operación Albania, el falso enfrentamiento que comunicarían para ocultar la matanza de los rodriguistas ejecutados.

Durante esos días el trabajo era intenso. Hugo Salas Wenzel, director de la CNI, daba la orden de dejar sin capacidad de acción al FPMR, en su jerga militar, de “neutralizarlo”.

Mientras Ricardo Silva, Ricardo Rivera y José Joaquín Valenzuela Levi cruzaban el Barrio Mapocho, eran llevados a  Borgoño y recepcionados en la “paquetería” del cuartel, otros agentes con bigotes daban el segundo golpe al otro lado de la ciudad.

[…]

 

Fuente: Adriana Goñi: https://imagenesparamemoriar.com/2018/06/17/el-chile-de-1987-matanza-de-corpus-christi-la-venganza-de-pinochet/

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