Chile Feminista: La lucha popular también es por el aborto libre y seguro.

El movimiento feminista ha decretado, hace algunos años, el 30 de julio como día de lucha por el aborto libre. Si bien, las restricciones al aborto afectan a todas las mujeres, existen condiciones que acentúan las dificultades para ejercer el derecho a interrumpir un embarazo y más aún, aumentan las probabilidades de ser detenidas y juzgadas por abortar. En este sentido, no debieran sorprender los antecedentes sobre el mayor número de embarazos de niñas y adolescentes en sectores populares y que la pobreza de las mujeres muchas veces se acentúa con embarazos y maternidades obligatorias. En un país como Chile donde la desigualdad es profunda, la prohibición del aborto, su penalización legal y social, tiene muchas consecuencias y es por supuesto, expresión de un orden de género patriarcal que genera diversos mecanismos para perpetuar la opresión y el control sobre las vidas de las mujeres. Es del todo evidente, que la lucha popular debe tomar como objetivo eliminar todas aquellas condiciones que operan en la opresión de las mujeres, entre las que se encuentra la criminalización del derecho a decidir sobre la continuidad o interrupción de un embarazo. Avanzar en un proyecto de sociedad distinta, justa y que promueva la felicidad de mujeres, hombres, niñas y niños, tiene la responsabilidad de generar las condiciones para que la maternidad sea una elección y entre esas condiciones, la posibilidad de abortar despojada de juicios fundamentalistas – religiosos o de otro tipo, es fundamental. Hay que comprender el aborto como una experiencia que es parte del ciclo vital, sexual y reproductivo de los mujeres, tal como lo son la menarquia, el embarazo, el parto y la menopausia. Nada mas ni nada menos. (Nota Editora, Natalia Pravda)

Por nuestras libertades, por nuestros derechos: ¡Aborto Libre YA!.

Por Colectivas No es la Regla y Nosotras Decidimos/Valparaíso.

Durante este tiempo las medidas dictadas desde diversos gobiernos  para enfrentar la crisis sanitaria han implicado para muchas mujeres: acentuar la carga de trabajo remunerado y doméstico, cesantía y problemas económicos severos, mayor riesgo de vivir episodios de violencia, así como, la restricción de atención y acceso a mecanismos que protejan la vivencias sexuales y reproductivas. En el caso específico del aborto, el aislamiento que impone las medidas de confinamiento, han incidido en la  dificultad tanto para encontrar orientación y acompañamiento, como para conseguir métodos seguros de emergencia y anticonceptivos. 

De hecho organizaciones no gubernamentales en el mundo, incluida la ONU, han alertado sobre el aumento significativo de los embarazos no deseados, estimaciones señalan que pueden existir entre 7 millones a 15 millones de embarazos no deseados en el mundo. Lo anterior, se replica para el caso chileno. Un factor relevante en este país, sin duda  es la restrictiva ley de aborto en tres causales, restricción que no se limita al campo legal sino que también al social. Hoy en Chile las mujeres pueden ser juzgadas y penalizadas por prácticas abortivas, pero además, siguen siendo durante increpadas por sectores importantes de la sociedad.  

Durante las últimas semanas dos casos salieron a la luz pública que ponen en evidencia la perpetuación de juicios misóginos. En San Antonio una chica de 19 años quedó con arresto domiciliario acusada de infanticio y en Valparaíso, se encontró un feto en los ductos de aguas servidas. Si bien el tratamiento de las noticias y los comentarios que se escriben en las noticias públicadas no son necesariamente representativas del parecer social que existe sobre el aborto, si son una señal de alerta. Los juicios contra las mujeres publicados en distintas plataformas y medios que también se encuentran implícitos en el tratamiento editorial de la información, nos retrotraen a años y años atrás, como si no se hubiera avanzado ni un milímetro en la despenalización social del aborto, conceptos  y frases como: «asesinas», «malas madres», «libertinas», «irresponsables», «no les gustó ahora que aguanten», «por qué no cerraron las piernas», muestran con qué naturalidad se juzga a las mujeres y la profundidad de la misoginia que opera en la sociedad, impidiendo con ello, siquiera poner en duda la culpabilidad. Tras esos juicios, no hay historia, no hay razones, no hay posibilidad de que una mujer no desee ser madre, de que el método falló, de que fue producto de un acto de violencia, que pensó que estaba preparada pero que pasó el tiempo y en realidad no.  Al parecer, todavía hay un importante sector de la población, hombres y mujeres, que lapidan a aquellas que osan terminar con sus embarazos.

La pandemia y sus abordajes políticos-sanitarios, sin duda han implicado retrocesos en distintos ámbitos de la vida de las mujeres y uno de ellos, tiene relación con el derecho a decidir libremente sobre si queremos o no ser madres.  Como organizaciones que han luchado ya hace varios años por el aborto libre y su despenalización legal como social, nos parece fundamental seguir avanzando en la erradicación de la criminalización hacia las mujeres que abortan. 

Las importantes movilizaciones contra la violencia hacia las mujeres que se dieron hace una semana, la gran marcha realizada el pasado 8 de marzo día internacional de las mujeres, muy necesarias, parecen ser insuficientes para contrarrestar la criminalización del aborto, incluso se podría pensar que muchas manifestantes que apoyan determinadas causas históricas del feminismo y del movimiento de mujeres, no necesariamente tienen claridad en torno a su posición sobre la lucha abortista. 

Aún nos queda mucho por avanzar, compañeras, porque abortar no es sinónimo de culpa y clandestinidad, sino de las formas legítimas de ejercer soberanía  sobre nuestras vidas y cuerpos. 

Este 30 de julio ratificamos que El aborto es nuestro derecho,  la maternidad nuestra decisión”. 

Colectivas No es la Regla y Nosotras Decidimos

Valparaíso, 30 de julio 2020


Jornada de protesta por el aborto libre: el desafío de abortar en tres causales y fuera de ellas en cuarentena.

Por Valentina Luza/ Resumen.cl.

El día de hoy está marcado por la convocatoria a la marcha virtual y cacerolazo nacional por el aborto libre, un llamado desde las organizaciones feministas del país para visibilizar el derecho a decidir. Sumado a lo anterior, se cumplirán tres años desde la entrada en vigencia del aborto en tres causales en Chile. Sin embargo, el desafío sigue siendo grande. En un país marcado por la desigualdad, los derechos sexuales y reproductivos no se quedan atrás: las mujeres abortan en pandemia y sin pandemia, con causales y sin causales, en un contexto donde se incrementan la escasez y dificultades para acceder a los medicamentos que se necesitan para el procedimiento.

Las manifestaciones virtuales por parte de las organizaciones feministas y mujeres a lo largo del territorio, no han pasado desapercibidas a pesar del contexto sanitario. En todos los espacios, las mujeres siguen alzando la voz sin dar un pie atrás, esta vez con el slogan ‘no pagaremos la crisis con nuestros cuerpos ¡Aborto libre legal, seguro y gratuito!’ que dio inicio a la última semana de julio.

En Chile, se cumplen próximamente tres años desde la entrada en vigencia de la ley que permite la Interrupción Voluntario del Embarazo (IVE) en tres causales. Sin embargo, los derechos sexuales y reproductivos también se han sumado a esta crisis, ralentizando el sistema y dificultando a las mujeres que deseen acceder a él. Una de estas dificultades es la falta de stock, esta ha sido la gran alarma que han advertido profesionales integrantes de la Red de Profesionales de Salud por el Derecho a Decidir, la Coordinadora Feminista 8 de Marzo y organizaciones de acompañamiento a mujeres que interrumpen sus embarazos.

Una de las principales razones es el cierre de la atención primaria, que ha generado una intensificación en la crisis de los derechos sexuales y reproductivos. La pandemia ha dejado en segundo plano todo lo que no se considere como urgencias, entre ello, el acceso a anticonceptivos, tratamientos de PAP, tratamiento de VIH.

Estos son algunos ejemplos de los servicios que se han dejado atrás y que siguen siendo una deuda para los que están siendo afectados. A cuatro meses de la crisis sanitaria, aún no existe un protocolo por parte del Minsal que regule las barreras de acceso que se han evidenciado.

En esta misma línea, Corporación Miles, una ONG que vela por los derechos sexuales y reproductivos en Chile, en su segunda encuesta ‘Salud sexual y reproductiva en tiempos de Covid-19’ en la que se consideró una muestra de 500 mujeres aproximadamente. En términos generales, alertó que el 46% de las encuestadas presentó dificultades para acceder a servicios de salud sexual y salud reproductiva.

Específicamente, en el acceso al IVE determinó que un 4,2% de las encuestadas tuvo problemas para acceder a la ley de interrupción del embarazo. De ellas, una parte denunció falta de stock de medicamentos Misopostrol y Mifepristona (60%) otra no fue a recintos hospitalarios por temor a contagiarse (50% ) y un 60% finalmente no pudo resolver sus problemas.

Asimismo, el 74% tuvo problemas para acceder a anticonceptivos, un 46% de ellas no encontró que estuvieran prestando el servicio de entrega, mientras que un 39% no encontró stock.

Respecto al PAP, un 89% no pudo acceder a este servicio de consulta, unos no se lo realizaron por temor a contagio (41%) mientras que la otra mitad se encontró con el servicio no estaba prestándose ( 45%).

«Es una obligación del Estado garantizar el acceso a salud sexual y reproductiva en tiempos de pandemia» señalan desde la corporación, junto con los resultados. Al mismo tiempo, hacen un llamado a todas las personas que se han sentido vulneradas a escribir a la ONG (consejeria@mileschile.cl) para buscar medidas que solucionen esta falta de acceso.

A tres años de su puesta en marcha

En Chile, uno de los últimos amarres de la dictadura fue la penalización del aborto, tipificando cualquier interrupción del embarazo como un delito. Bajo el gobierno de Michelle Bachelet en 2015 se propone la ley de despenalización en tres causales, en 2017 y luego de un largo paseo por el Congreso, fue promulgada.

El año pasado, según cifras del Minsal  esta ley de aborto contabiliza desde enero hasta términos del año pasado 512 interrupciones del embarazo: 167 de ellas por riesgo de vida de la madre, 270 por inviabilidad del feto y 75 ante violación.

Por su lado, la Corporación Miles efectuó una contabilización desde su promulgación en septiembre del 2017 hasta fines del 2019. En ellas se encontraron con una suma de 1.080 casos bajo la ley IVE; 175 por causal de violación, 447 por la causal de riesgo de vida de la madre y 462 por inviabilidad fetal.

Este año, las cifras e información no han sido claras y aún no se hace un balance por parte de las autoridades. Sin embargo, la ONG continúa sus acciones por la transparencia de esta importante información para que esté en conocimiento público lo más pronto posible. A su vez, y considerando más allá de las tres causales, aún se desconoce de una cifra oficial de abortos clandestinos que se practican en el país.

Con o sin causales: los abortos no paran

Javiera (22)- apodada para resguardar su identidad-abortó en el mes de mayo peak de la pandemia en Chile. Su caso no entraba en ninguna causal, pero estaba segura de no querer ser madre e interrumpir su embarazo. Llevaba un mes confinada con su pareja «Nos confiamos, nos descuidamos y falló el método anticonceptivo. No pensé que sucedería».

Así comenzó su historia en medio de la pandemia. Ante unos días de atraso decidió hacerse un test, el que le dio positivo. «Sentí una desesperación gigante, sabía que había dificultades para tener el medicamento, lo había escuchado a otras compañeras, pero yo solo pensaba en lograrlo» relata. Con un nudo en la garganta y con desesperación, contactó a las redes seguras que le habían recomendado. Todas respondían lo mismo: no hay pastillas. El terror la invadió.

Navegando con internet dio con una página que aseguraba poder ayudarla. Frente a esto y en un estado de vulnerabilidad e incertidumbre, Javiera decidió asesorarse si eran confiables esas opciones. Llena de miedos, le comentaron que, en ocasiones «venden medicamentos falsos que no surgen efectos y te terminan estafando. O a veces son organizaciones con otras intenciones, que te localizan y luego te extorsionan con revelar tu identidad a cambio de dinero». La salida se hacía cada vez más difícil.

«Todo este ambiente de clandestinidad es lo que también te marca, el miedo a morir en el procedimiento, o de tener que ir a urgencias, sumado al miedo a contagiarte, o de simplemente no encontrar el medicamento. Es como estar a la deriva.»

Si antes era difícil abortar, ahora lo es mucho más. Javiera calculó que se encontraba en su semana cinco, lo recomendable por seguridad, es esperar hasta la semana ocho u nueve para el procedimiento. «Estuve tres semanas devastada; pensando en que tendría un embarazo no deseado, que no había salida». Tras una intensa búsqueda, logró dar con una venta segura de Misopostrol y Mifepristona.

La joven en ese entonces quedó confinada sola, a lo que decidió, cuando se acercaba el momento llamar a una amiga que para que la acompañase.

Desde las organizaciones feministas, relatan también sobre la importancia del acompañamiento consciente y como esto resulta ser crucial en el ámbito psicológico para un aborto en casa termine siendo- dentro de lo pronosticable- más seguro.

«Empecé a sudar frío, mi cuerpo tiritaba y me empalidecí, yo solo pensaba en que no se complicara, rogara que no fuera así. Estaba mi vida en peligro doblemente, al exponerme al virus en un servicio de urgencias y a que el procedimiento no funcionara». Relata que junto con un dolor intenso y un sangrado que comenzó a las ocho horas después, finalmente pudo descansar. Al otro día ya se sentía un poco mejor. Como último paso decidió hacerse un chequeo unas semanas más tarde, confirmando en el que finalmente todo había terminado: «fue de los alivios más grandes de mi vida.»

Un estudio titulado ‘Realidad del Aborto en Chile’ realizado por Corporación Humanas, en 2018 detalla que aproximadamente se podría hablar de la practica de entre 60.000 a 70.000 abortos clandestinos al año. En estos meses, esa cifra podría aumentar, considerando que las denuncias agresiones sexuales, abuso y violación a mujeres en confinamiento aumentan cada día más.

El contexto mundial ha demostrado incrementar las desigualdades y las violencias, siendo la población de mujeres, una de las más golpeadas en diferentes esferas. Así, el Día de Acción por el Aborto que se vive tanto en Chile, como de manera internacional, es una protesta que pone de manera obligada una urgente discusión; la despenalización del aborto ante el derecho de salud sexual y reproductiva para todas las mujeres.

30 de julio, 2020.

Fuente: https://resumen.cl/articulos/jornada-de-protesta-por-el-aborto-libre-el-desafio-de-abortar-en-tres-causales-y-fuera-de-ellas-en-cuarentena

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