Chile asesinado: Documental. El hijo que encontró a su padre en la fosa de Pisagua [+Video].

El hallazgo de los cuerpos de algunos de los asesinados en Pisagua, ocurrido el 2 de junio de 1990, se debió al testimonio del médico comunista Alberto Neumann, quien estando prisionero en Pisagua, fue obligado a presenciar fusilamientos para certificar la muerte de sus compañeros. También contribuyó al descubrimiento de la fosa la información de un sargento retirado, cuya identidad se mantiene en secreto para protegerlo. Las excavaciones fueron cuidadosamente realizadas, casi sin instrumentos, y dirigidas por el militante del MIR y arqueólogo Olaf Olmos.

por Marcos Fajardo /El Mostrador.

En 1973, el abogado del CDE, Julio Cabezas, investigaba a un juez de Iquique por narcotráfico. Tras el golpe militar, el magistrado asumió como fiscal militar, mandó a detener al letrado y lo fusiló junto a otros prisioneros en el campo de concentración nortino. Su hijo Patricio lo halló en 1990. «Ya pasaron 27 años del hallazgo de la fosa en Pisagua y 44 años del golpe de estado y más allá de nuestros defectos, los chilenos sabemos que por medio de conocer con mayor lucidez la verdad de lo ocurrido, nos ayuda a seguir avanzando a una democracia mejor», señala el director del film, Patricio Santander.

Al principio del documental hay un hombre común. Un hombre que trabaja en un edificio de Viña del Mar, viendo por ejemplo el mantenimiento de las máquinas lavadoras. Un chileno de cincuenta y tantos años, padre de cuatro hijos, que sin embargo es dueño de una historia tan dolorosa como emotiva. Un hombre llamado Patricio Cabezas.

En 1973, este hombre, entonces un adolescente, vivía junto a su madre y sus hermanas en Iquique. Su padre era Julio Cabezas, un abogado sin militancia política que trabajaba como procurador para el Consejo de Defensa del Estado. Investigaba, en plena Unidad Popular, el tráfico de cocaína desde Bolivia a Chile, un delito en el que estaba involucrado un juez de Iquique, Mario Acuña. Por el hecho, ambos abogados tuvieron varios roces: en una ocasión, Acuña prohibió el ingreso a las dependencias del tribunal a uno de los secretarios de Cabezas.

Todo cambió el 11 de septiembre de ese año. Acuña comenzó a actuar como fiscal militar y mandó a detener a varias personas, entre otros al procurador. El procurador supo de la orden de arresto por la radio. Como tantos otros, Cabezas se entregó, confiado en que nada le sucedería. Como tantos otros, se equivocó. Junto a otros compatriotas, fue trasladado por militares del Ejército de Chile al campo de concentración de Pisagua. Tras un ficticio Consejo de Guerra, el 11 de octubre, junto a otros compatriotas, fue fusilado. Tenía 45 años.

El documental «El Palero», del director Patricio Santander, recoge la historia de la búsqueda que Patricio Cabezas hace de su padre. Un film que participó en el 5. Festival Internacional de Derechos Humanos de Nepal, realizado del 17 al 20 de marzo del 2017. En Santiago, la presentación fue el 2 de junio, en el Museo de la Memoria (Matucana 501, Metro Quinta Normal).

Los paleros

«El palero» se centra en la figura de Patricio Cabezas. El título alude a aquellos hombres que, en el caso particular de Pisagua, se dedicaron a buscar, a punta de pala y chuzo, los cuerpos de las víctimas del terrorismo de Estado tras el golpe militar. A veces eran familiares de las víctimas, como Patricio. Otras veces no.

En el caso de Iquique, tras el 11 de septiembre los militares detuvieron a personas sin militancia política como Cabezas, pero también a dirigentes emblemáticos, como el socialista Freddy Taberna, aún desaparecido.

Los hombres que murieron fusilados junto al procurador Cabezas dan una idea del perfil de las víctimas: José Córdova Croxatto tenía 35 años, era del MAPU y se desempeñaba como administrador de la Empresa Portuaria de Chile (EMPORCHI), y Humberto Lizardi Flores, de 26 años, era mirista y profesor de inglés. Mario Morris Barrios tenía 27 años y era funcionario del Departamento de Investigaciones Aduaneras, sin militancia política. Al igual que Cabezas, también investigaba a Acuña. Finalmente, el comunista Juan Valencia Hinojosa, de 51 años, se desempeñaba como Jefe Provincial de la Empresa de Comercio Agrícola (ECA).

El cineasta Patricio Santander decidió centrarse en la figura de Cabezas hijo porque participó en la búsqueda de la famosa fosa de Pisagua desde un comienzo, sin saber que allí encontraría a su padre.

Fue en junio de 1990, apenas recuperada la democracia cuando, a instancia del fallecido juez de Pozo Almonte, Nelson Muñoz, un grupo de hombres llegaron a Pisagua a realizar varias excavaciones. El médico Alberto Neumann había estado prisionero allí y era el principal testigo. Patricio Cabezas, que rondaba los 30 años, ayudó junto a otros paleros a descubrir a cada uno de los 19 cuerpos encontrados en la fosa clandestina de Pisagua el 2 de junio de ese año.

«Pero además Patricio tenia una historia más intima», dice Santander, «que es la historia de la búsqueda de su padre, la historia de un hijo que a sus cortos años acompañó a su padre a presentarse en el regimiento después de ser llamado por un bando militar, desde donde no regresó jamás». Esa historia era el tema para una película «así como el dolor de una familia que como muchas familia, vivieron la desaparición de sus seres queridos».

El film intercala los recuerdos de Cabezas con la filmación de la excavación de Pisagua, realizada en VHS por el fallecido Fernando Muñoz, que dio origen a la icónica imagen de aquel hombre vendado y maniatado, con una expresión de horror aún visible. Allí se ve cómo Cabezas hijo ayuda a desenterrar, sin saber, el cuerpo de su padre. Como le dedica un poco más a ese cuerpo inerte, sin saber que es el de su padre.

También se ve cómo visita la casa donde vivía en aquella época junto a su familia, en Iquique. Recuerda cómo fue el último miembro de la familia en ver a su padre. Recuerda el allanamiento de los militares, realizado cuando el padre ya se había ido a entregar al regimiento. Recuerda la cara de su madre, el día que se enteraron que su padre había sido fusilado «por traición a la patria», «espionaje» e «infiltración a las Fuerzas Armadas», entre otros cargos inventados. Un fusilamiento que dejó cuatro hijos sin padre.

Una deuda importante

Santander llegó a la ideal de filmar la película después de finalizar el documental La Ciudad de los Niños (2013), proyecto al igual que El Palero fue financiado por el gobierno regional de Tarapacá y que habla sobre la vida en la Ex Oficina Salitrera Victoria.

Lo ocurrido en Pisagua era «una deuda importante que registrar en un documental y nos dimos cuenta de que no existían muchos material al respecto, salvo los testimonios, registros fotográficos y de videos con construcciones visuales un poco precarias y antiguas».

«Las historias momificadas de las víctimas de Pisagua se levantan hasta hoy para recordarnos la injusticia de sus ejecuciones y lo difícil que sigue siendo saber la verdad de quienes siguen desparecidos. Un tercio de quienes murieron en el campo de concentración de la desértica localidad, siguen sin aparecer y recién hace unos meses el ministro Mario Carroza dicto sentencia a siete militares en retiro por secuestro y homicidio en Pisagua», comenta Santander consultado sobre la actualidad del tema de la cinta, para cuya filmación fue clave el apoyo del cineasta Pablo Perelman y que además cuenta con la música de Moro González.

El ex fiscal Acuña, por su parte, murió en 2000. El juez Juan Guzmán lo acusó por crímenes de la Caravana de la Muerte. No alcanzó a condenarlo.

Lidiando con el pasado

Pisagua es una de las tantas heridas que dejó la dictadura. Pero en opinión de Santander, ¿cómo ha lidiado Chile con este doloroso pasado?

«Ya pasaron 27 años del hallazgo de la fosa en Pisagua y 44 años del golpe de estado y más allá de nuestros defectos, los chilenos sabemos que por medio de conocer con mayor lucidez la verdad de lo ocurrido, nos ayuda a seguir avanzando a una democracia mejor», responde.

«Aprendimos una lección importante, aprendimos que el respeto a las instituciones y a las leyes no pueden condicionarse, que el valor de los derechos humanos y la dignidad nunca se debe relativizar y que no es solo tarea de los políticos la resolución de los conflictos ya que esa es tarea de la sociedad completa».

A modo de conclusión, le parece importante rescatar estas historias «para sensibilizar a la sociedad en los temas de abusos a la dignidad y recordar no sólo aquellos que vivieron lo de Pisagua, sino también a los que en Chile vivieron la violación de sus derechos durante el régimen militar».

Fuente: http://www.elmostrador.cl/cultura/2017/02/27/el-documental-sobre-el-hijo-que-encontro-a-su-padre-en-la-fosa-de-pisagua/


 

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