Chile por arriba: Andrés Benítez, un capo de COPESA.

Andrés Benítez Pereira, alto ejecutivo de COPESA.

La historia del hombre que se formó en dictadura a la par con la UDI y que hoy dirige los despidos masivos en Copesa.

por Maximiliano Alarcón G./Lissette Fossa /Interferencia.

De funcionario del Odeplan, a mediados de los ochentas, a gerente general del consorcio periodístico Copesa, Benítez ha sabido abrirse camino como un “buen ejecutivo”, dicen quienes lo conocen, “pero no es un hombre de negocios”. Esta falta de olfato empresarial se ha visto reflejado en su gestión  en Copesa, con cerca de 400 despidos en tres años, y en sus proyectos en Economía y Negocios y en LUN, que no tuvieron continuidad.

El 10 de mayo de 2018 el presidente del Grupo Copesa, Jorge Saieh, envió una carta a los trabajadores del grupo de medios de comunicación, con tal de informar el nuevo rumbo de la empresa, principalmente que las revistas Qué Pasa y Paula dejarían de existir como tal para convertirse en proyectos digitales del diario La Tercera.

“Estimados colaboradores:

Me dirijo a ustedes para informarles de un conjunto de cambios en el área de revistas del GrupoCopesa, los que buscan adecuarse a la realidad del mercado y potenciar nuestras marcas principales.

El desafío de ser un grupo de medios de comunicación moderno es algo que está enfrentado esta industria a nivel global. Por eso, muchos están adaptándose a estos cambios y transformaciones estructurales. Nosotros no somos la excepción. Por ello, siempre hemos buscado liderar los cambios para consolidar nuestra posición competitiva”, decía parte de la misiva que fue revelada en aquel entonces por El Mostrador.

Con esta misiva, se dio inicio a una constante de cambios, cierre de secciones y revistas y despidos masivos al interior de la compañía, situación que ha continuado hasta el presente. La cabeza detrás de esto es Andrés Benítez Pereira, quien había asumido la dirección de Negocios y Editorial de Copesa tan sólo dos meses antes de la carta enviada por Jorge Saieh.

Benítez, próximo a cumplir 61 años, es oriundo de Viña del Mar, hijo de Sergio Benítez Van Buren, un vendedor, y María Angélica Pereira Prieto, dueña de casa. Además fue hermano de María Ignacia Benítez, ex militante UDI y ministra de Medio Ambiente durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, quien falleció en 2019 producto de un cáncer.

En el lado académico, posee los títulos de ingeniero comercial de la Universidad de Chile y un postítulo en Ciencias Políticas de la Universidad de Tufts en Estados Unidos. Su carrera está marcada por la toma de decisiones en empresas importantes, aunque tal como en el presente en Copesa, varias de éstas han sido polémicas. 

Quizás su etapa más difícil es en su rol actual, como gerente de Copesa, donde llegó en 2018, primero como director de Negocios y desde finales del mismo año como Gerente General. Desde que entró a Copesa, se han despedido a cerca de 400 trabajadores del consorcio de propiedad de la familia Saieh. Aunque muchos apuntan a que la crisis de Copesa se debe a una larga historia de gestión ineficiente, otros responsabilizan a Benítez como un personaje que ha acelerado esta crisis.

“En estos tres años sólo hemos visto destrucción de valor”, asegura una fuente de Copesa. “Benítez sólo se ha dedicado a cerrar medios y a reducir costos, destruyendo de paso marcas potentes como Paula y Qué Pasa”, afirmaba la misma fuente a INTERFERENCIA, hace un año.

A pesar de la crisis, Benítez parece caer parado. Cuenta con la confianza de Álvaro y de Jorge Saieh. “Y eso que proyectos como su estrategia web para La Tercera han sido un fracaso”, comenta un ex periodista del medio. 

Su historia parece estar ligada a proyectos en medios de comunicación, que terminan cancelándose o sin el éxito esperado por Andrés Benítez. Pero esto no parece preocupar al ex rector de la Universidad Adolfo Ibáñez.

“Se daba vueltas, ocasionalmente, por La Tercera, siempre con un aire muy señorial, muy indiferente, bien vestido. La única vez que lo vi de sport fue durante el estallido social, pasaba horas reunido con el editor general del diario, encima de la pauta. La única vez que se vio preocupado”, cuenta este ex periodista.

Formación como un gremialista más

A Benítez le tocó, por casualidad, estar al mando de uno de los diarios más importantes de Chile justo en medio del estallido social. En este contexto, La Tercera se llevó varias críticas por su cobertura en distintos temas relativos a las manifestaciones y que resultaban favorables al gobierno. Una de las más recordadas fue la publicación que indicaba que existía información sobre agentes venezolanos que habrían participado en las quemas de estaciones de metro. 

Y es que las sospechas de su cercanía con el actual Ejecutivo no son infundadas. Más allá de que su hermana fue ministra de Piñera, Andrés Benítez habló a favor del actual mandatario en reiteradas ocasiones. Un ejemplo fue una columna en abril de 2010 en Revista Qué Pasa, en la que defendía al entonces recién asumido presidente de las críticas realizadas por el Centro de Estudios Públicos (CEP): “En cierta forma (Piñera) recuerda a Odeplan de Miguel Kast, con toda la mística que tenía en esos días”, decía él por aquellos días rector de la Universidad Adolfo Ibáñez.

En tanto, a fines de 2017, cuando se aprestaba a asumir en Copesa y Piñera un nuevo período en La Moneda, Benítez publicó su columna más afectuosa con el actual presidente titulada ‘Piñera, un grande’, en la cual destacaba el hecho de que el personaje sea el único político de derecha en ganar dos elecciones presidenciales y calificaba de “altaneros” a sus opositores dentro de la derecha. 

La carrera de Benítez partió ligada al poder político. Cuando aún no terminaba sus estudios, entró a trabajar a la Oficina de Planificación Nacional (Odeplan), durante la dictadura militar. Si bien su currículum señala que esta labor fue a partir de 1984, en distintas oportunidades Benítez ha declarado que quien lo llevó a “la cosa pública”, como él explica, fue el chicago boy e inspirador del gremialismo, Miguel Kast, quien falleció en septiembre de 1983 y dirigió aquel estamento del régimen hasta 1980.

“Miguel Kast, porque me hizo olvidarme de la administración y seguir economía. Tuve la suerte de ser su alumno y su ayudante, y aprender de su entusiasmo por la cosa pública”, declaró Benítez en septiembre de 2010, en un homenaje de Revista Sábado de El Mercurio a los profesores.

El hermano de José Antonio Kast tuvo varios discípulos, principalmente personajes que posteriormente formaron parte de la UDI, como Cristán Larroulet, Evelyn Matthei y Joaquín Lavín. Benítez formaba parte de esta red y a través de esta misma fue como consiguió su siguiente trabajo, el que probablemente le daba el sustento curricular para llegar a su actual labor en Copesa.

“Benítez mantiene una equidistancia con toda la derecha, con todos los partidos de derecha tiene simpatía, pero no se compromete con ninguno. Choclo Délano, ligado a la UDI, lo adora, los Ibáñez de RN también”, explica un académico que conoció su trabajo en la universidad Adolfo Ibáñez.

Según ha declarado Benítez en distintas oportunidades, en 1985 decidió salir de Odeplan a raíz del Caso Degollados: «Ahí tuve un despertar. Ahí dije: no puedo trabajar acá. Ese atentado fue totalmente extemporáneo. Ya a uno le habían vendido la cosa de la guerra civil, pero esto fue mucho, como que no había ninguna excusa, así que fui y renuncié», dijo en una entrevista a La Tercera en julio de 2015.

Fue el actual alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, quien llevó a Benítez en 1985 a hacerse cargo de la edición de Economía y Negocios de El Mercurio, mientras el actual candidato presidencial de la UDI era editor general del medio, según contó Benítez.

En 2017, Benítez contó en la sección Manifiesto de La Tercera, otra parte de la historia: “José Piñera me dio el consejo que marcó mi vida. Un día se me ocurrió mandar un artículo para la revista Economía y Sociedad que él dirigía, le gustó y lo publicaron. Un día me llamó para preguntarme por qué no había mandado más artículos, nos juntamos a tomar un café y me dijo: «Economistas hay muchos, pero economistas que escriben bien hay muy pocos, dedícate a escribir». Al día siguiente partí a El Mercurio y así empecé una larga carrera en el periodismo”.

Allí Benítez patentó su estilo en los negocios: intenta ser innovador, con un fuerte trabajo de marketing y corre riesgos. En el caso de Economía y Negocios, esos riesgos no terminaron gustando a los Edwards y personas que trabajaron en El Mercurio comentan que fue “degradado” a ser editor de otras revistas del matutino, ya que su idea de poner modelos femeninas en la portada del cuerpo B no entusiasmó a los altos mandos del diario.

“Puso modelos mujeres en la portada de Economía y Negocios, ganó sus detractores, pero se hizo notar. Fue a principios de los noventa y eso fue visto, por los más conservadores, como parecido a las portadas de La Cuarta”, comenta un periodista que trabajó con él en esos años.

“Él trata de marcar la diferencia en su trabajo, no es un administrador, llega a los lugares queriendo demostrar cambios, quiere hacerse notar en su gestión. Pero, en esa búsqueda se vale más de acciones de marketing que de otra cosa”, agrega el periodista.

Fue en sus dos años en Economía y Negocios cuando pudo hacer sus contactos más influyentes en el mundo de la elite chilena. Allí conoció a personajes con quienes mantiene una estrecha relación, como Pedro Ibáñez, la familia Saieh y el “Choclo” Délano, entre otros.

“Benítez no es un buen empresario ni un hombre de negocios. Su ventaja es que presta mucha atención a sus clientes, a sus jefes. Incluso en El Mercurio lo rebajaron y él aguantó ahí. Tiene la habilidad de pasar como una persona liviana, que no genera problemas”, comenta el académico.

En 1989 pasó a ser editor del cuerpo de Reportajes de El Mercurio y en 1992 editor de Economía nuevamente, para pasar después a ser editor de suplementos del diario hasta 1997, cuando pasa a ser director de Las Últimas Noticias, diario del mismo consorcio. Allí, su propuesta fue, nuevamente, osada, y tampoco tuvo el éxito esperado: transformar el diario en uno con portadas económicas, pero continuando con un público objetivo popular.

En 2004, un reportaje describía muy bien lo difícil que era para la élite y para Benítez conectar con el chileno de clase media. El dueño del diario, Agustín J. Edwards del Río, heredero del imperio periodístico de El Mercurio, junto a Benítez  y al gerente general, Juan Enrique Canales, decidieron pasear durante varios días por la comuna de la Florida, en una van, para observar la vida cotidiana de la clase media nacional. 

“Edwards Jr. quería ver de cerca y en su propio ambiente a esos seres con los que no se topaba en ninguna parte y de quienes tan poco sabía. Ironías del destino mediante, ahora tenía que lograr convertirlos en sus lectores fieles”, consignaba la nota.

“Escuchar a Andrés Benítez sirve como pista sobre qué está pensando la élite social, ese grupo de 100 personas más millonarias de Chile”, comenta el académico que lo conoció como rector.

Las portadas con temas económicos en LUN no tuvieron el efecto deseado, pero sí el giro popular, enfocado en farándula y curiosidades, que desde fines de los noventas reflejó el periódico. La travesía de Benítez en Las Últimas Noticias no superó los tres años.

Si no pueden pagar… “¿para qué van?”

El 27 de septiembre del año 2000, Benítez fue nombrado rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, en reemplazo de Juan Ignacio Domínguez Covarrubias. En ese momento, El Mercurio de Valparaíso informaba que “de esta forma avanza en el proceso de reforma a su sistema académico, el que contempla la aplicación de un nuevo concepto de educación superior a partir del próximo año”.

“Pedro Ibáñez siempre contrata gente que ha trabajado para Agustín Edwards o Eliodoro Matte, por eso Benítez llega a la universidad. Ibañéz además elige a Benítez como rector porque quería distanciarse del conservadurismo previo de los otros rectores, con Benítez vio a un tipo de derecha liberal”, cuenta un ex académico de la UAI.

Si hay algo trascendental dentro de su gestión en la casa de estudios, está el haber sido el artífice del rechazo de esta universidad a ser parte de la gratuidad establecida por la reforma educacional desarrollada por la ex presidenta Michelle Bachelet. De hecho, desde las protestas estudiantiles de 2011 hasta los tiempos en que se debatía el proyecto, Benítez fue seguramente la voz más crítica y polémica respecto de la educación gratuita.

“Nosotros lo hemos visto en las universidades, que se le regala una beca a un alumno y el alumno baja rápidamente su rendimiento. Por lo tanto, yo creo que la discusión sobre la gratuidad debería ser inversa, es decir, la universidad tiene que ser gratuita para todos los alumnos que una vez estudiados no puedan pagar la universidad. Yo no decretaría pobre a un tipo antes de que entre a la universidad, es muy simple, tú le dices a cualquier persona ‘sabe qué más, aquí tiene un crédito que puede ser al 0%, que se va a pagar en 10 años, pero sabe cuándo no lo va a pagar? cuando la promesa universitaria no se cumpla. Es perfecto el sistema, porque si realmente le das gratis la universidad a aquellos para quienes no resultó esa cosa. Porque hoy en día decimos ‘el 70% de la población nosotros ya sabemos que no pueden pagar la universidad’¿Entonces para qué van?”, dijo en noviembre de 2011 mientras se encontraba como invitado en el programa televisivo Tolerancia Cero, posición que mantuvo en los años posteriores y que concluyó en que la casa de estudios no suscribiera a la gratuidad.

17/02/2021.

Fuente: https://interferencia.cl/articulos/andres-benitez-la-historia-del-hombre-que-se-formo-en-dictadura-la-par-con-la-udi-y-que

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