Chile: Crisis en dd.hh. y sanitaria es denunciada por Amnistía internacional.

DD.HH. en Chile: Lapidario informe de Amnistía repasa “la desigualdad, discriminación estructural y el débil liderazgo del gobierno”.

Por El Desconcierto.

Amnistía Internacional asegura que en Chile la pandemia “puso en evidencia un legado de políticas deliberadas y crueles que se han mantenido en las últimas décadas sin que ningún gobierno haya hecho cambios estructurales para dejarlo atrás”.

Este miércoles, Amnistía Internacional (AI) presentó su informe anual sobre Derechos Humanos correspondiente al período 2020/21, repasando la situación internacional y el manejo de cada gobierno al respecto.

El organismo analizó los efectos de la pandemia en América a lo largo del documento, el cual ahonda en el caso chileno, con una creciente cifra de contagios de coronavirus sumada a un “débil liderazgo del gobierno actual”.

Según AI, “el COVID-19 ha puesto al descubierto y agravado la desigualdad sistémica, la represión generalizada y las políticas destructivas que han contribuido a que las Américas sea la región más afectada por la pandemia”.

Respecto a Chile, Amnistía asegura que “la desigualdad, la discriminación estructural y el débil liderazgo del gobierno actual abonó el terreno para que el COVID-19 se propagara con una brutal fuerza en el territorio, haciendo que el país llegara a estar entre los diez con más muertes por millón de habitantes en el mundo”.

“Todo esto en medio de medidas y discursos oficiales alejados de innumerables recomendaciones de expertos, incluyendo de la Mesa Social Covid que el propio gobierno convocó, y de la realidad que se veía en terreno”, agrega el organismo.

Esta aseveración es respaldada por Ana Piquer, directora Ejecutiva de Amnistía Internacional Chile. “Si el gobierno nunca reconoció el colapso del sistema de salud que sí vivieron varios hospitales públicos de zonas más populosas y que atienden a población de menores recursos, difícilmente se iban a preparar como correspondía para la nueva ola de contagio que vemos hoy en día”, explica.

El organismo asegura que en Chile la pandemia “puso en evidencia un legado de políticas deliberadas y crueles que se han mantenido en las últimas décadas sin que ningún gobierno haya hecho cambios estructurales para dejarlo atrás”.

“Las desigualdades y la situación de vulnerabilidad en que viven la mayoría de las personas están enraizadas en un sistema realmente destructivo para los más marginados”, añaden desde el movimiento global.

“Falta de liderazgo y humildad”

Piquer, por su parte, indica que “los movimientos sociales, que se acentuaron tras el estallido social, gritaron a la cara a las autoridades que esto no daba para más. Sin embargo, quienes protestaron se encontraron con oídos sordos, una tremenda represión y apoyo irrestricto al feroz actuar de las policías, lo que evidenció una enorme falta de liderazgo y humanidad por parte del gobierno del presidente Sebastián Piñera”.

Amnistía Internacional también abordó la cantidad de trabajadores que han fallecido producto de la enfermedad. Por ejemplo, señalaron que en Chile al menos 80 trabajadoras y trabajadores de la salud han fallecido por COVID-19.

Además, descubrieron que durante el peak de la pandemia a mediados de 2020, las y los funcionarios trabajaron muchas veces en situaciones de colapso, inseguras y sin un apoyo efectivo.

“Lamentablemente, casi ninguna de las recomendaciones que hicimos en ese momento han sido acogidas, y preocupa ver que con el peak que vivimos actualmente, el personal de la salud está enfrentando situaciones similares”, señala la directora de Amnistía Chile.

Además de repasar la crisis sanitaria, el informe abordó la crisis migratoria que se ha vivido a lo largo de América, bajo el pretexto de aplicar medidas de salud pública.

En el caso de Chile, AI ejemplifica con lo sucedido a comienzos de este año, cuando el gobierno expulsó a más de 100 personas, mayormente venezolanas, que llegaron a la zona de Colchane en busca de protección, “y que fueron expulsadas incluso habiendo recursos judiciales pendientes y cuyo resultado no se esperó”.

Asimismo, examinaron las manifestaciones sociales en Chile, las cuales se han mantenido pese a la crisis sanitaria, pero en menor medida. Para el organismo internacional, “el actuar de las policías ha continuado revelando una intención de castigar a quienes se manifiestan, más que controlar el orden público”.

“El incumplimiento de las normas sanitarias debido a la pandemia no puede usarse como excusa para reprimir a las personas con violencia”, sentencian. Ana Piquer asegura, en ese sentido, que “hemos visto el proceder ambiguo, inexplicable e incluso grosero de Carabineros que mientras reprimían algunas marchas, resguardaban otras. Esto es una muestra más de que los abusos y la discriminación siguen arraigados en nuestras instituciones y sociedad”.

Que el gobierno se haga cargo de sus responsabilidades

Para AI, en Chile es evidente la falta de liderazgo de las autoridades. Esto, al punto que diversos activistas y representantes de organizaciones sociales y de salud debieron ocupar dicho rol.

“Tanto en la crisis sanitaria como en la crisis de derechos humanos, el liderazgo que se requería no vino del gobierno, vino de la misma gente, por ejemplo, del personal de salud, organizaciones de la sociedad civil, brigadistas, observadores de derechos humanos, prensa independiente y de quienes levantaron ollas comunes”, asevera, con el respaldo de la directora Ejecutiva para Chile.

“Han sido estas personas las que mostraron la humanidad que se requiere en estos tiempos excepcionales. Claramente saludamos y agradecemos estas acciones, pero también exigimos al gobierno que se haga cargo de sus responsabilidades. Esperamos que el proceso constituyente que se avecina abra la oportunidad que necesitamos para construir ese país más humano, en el que la dignidad se defienda desde las autoridades, y no a pesar de ellas”, indica Piquer.

La abogada añade que “en el caso de Chile, si observamos sobre cómo estábamos hace un año, vemos que la situación está igual o peor. Además, tenemos al frente a un gobierno que actúa como si nada pasara. Que ha dicho incluso ante Naciones Unidas que Chile ya “volvió a la normalidad” después del estallido social, que reitera discursos que equiparan indebidamente protesta y delincuencia, y que persiste en tratar las violaciones generalizadas de derechos humanos como si fueran casos aislados”.

“Ante este escenario tan desolador en el país, la reacción que vemos de las autoridades de manera recurrente, tanto en lo relativo a violaciones de derechos humanos por parte de carabineros, como en lo relativo al COVID-19, es una defensa indignada y rabiosa tratando de convencernos de que todo está bien, persistiendo en un discurso exitista pese a los más de 7.000 contagios nuevos diarios y más de 30.000 personas fallecidas en lo que va de la pandemia. Una recuperación en base a la equidad, la compasión y la humanidad requiere de liderazgos que encarnen estos ideales”, concluye.

Fuente: https://www.eldesconcierto.cl/nacional/2021/04/07/dd-hh-en-chile-lapidario-informe-de-amnistia-repasa-la-desigualdad-discriminacion-estructural-y-el-debil-liderazgo-del-gobierno.html.


Un gobierno que no escucha, una crisis que persiste.

Por Ana Piquer, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Chile.

Estamos enfrentando tiempos extraordinarios para Chile y para el mundo. Tiempos que han mostrado que “hacer las cosas como siempre” ya no sirve. Las profundas desigualdades, la pandemia, el cambio climático, lo han hecho evidente.

Desde octubre de 2019 hasta ahora, a Chile le ha tocado vivir dos crisis seguidas: una de derechos humanos y una sanitaria por el Covid-19. La crisis de derechos humanos, que se inició con el estallido social, dejó a miles de personas heridas por agentes del Estado y una sociedad dolida. Las personas, en su gran mayoría, no salieron a las calles a destruir, sino todo lo contrario: a plantear la necesidad de construir un Chile distinto. Pero lo que recibieron de vuelta fue de las peores represiones policiales que se ha vivido hasta ahora, y que trajeron de vuelta la memoria de la dictadura.

La crisis sanitaria, con el inicio de la pandemia en marzo de 2020, dejó en evidencia las mismas desigualdades por las cuales la ciudadanía estaba protestando. Pudimos constatar, por ejemplo, cómo trabajadoras y trabajadores de la salud de centros públicos de salud vivieron y siguen viviendo duras realidades, que no han tenido que vivir quienes trabajan en clínicas privadas. La sociedad chilena ya venía malherida con la violencia que recibió del Estado durante el estallido social, y ahora debió enfrentarse a un Estado que les deja poco margen para cuidarse frente a la pandemia. Quedarse en casa, cuidarse y vivir una cuarentena en buenas condiciones se volvió un privilegio más.

Tiempos extraordinarios requieren liderazgos extraordinarios. Pero en muy pocos lugares del mundo, estos liderazgos extraordinarios provinieron de quienes detentan el poder o de quienes tienen los recursos y el dinero. En casi todas partes, los liderazgos extraordinarios provinieron de personas “comunes y corrientes” que necesitaron hacer algo para sobrevivir con un mínimo de dignidad.

En Chile, durante el estallido social vimos el enorme despliegue de observadores de derechos humanos de la sociedad civil, grupos que se organizaron para atender jurídicamente a las víctimas de violaciones de derechos humanos, brigadas de salud voluntarias para atender a las víctimas en terreno, audiovisualistas y medios independientes documentando lo que sucedía en las calles y proveyendo evidencia invaluable para la búsqueda de justicia. Durante la pandemia, vimos cómo personas se organizaron en ollas comunes, cómo trabajadoras y trabajadores de la salud se las ingeniaron para atender de la mejor forma posible a la mayor cantidad de personas posibles, cómo diferentes personas expertas y liderazgos de gremios de la salud emergieron dando señales claras que el gobierno no daba.

Lamentablemente, si observamos cómo estábamos hace un año, vemos que las cosas están igual o peor. Pero tenemos al frente a un gobierno que actúa como si nada pasara. Que ha dicho incluso ante Naciones Unidas que Chile ya “volvió a la normalidad” después del estallido social, que sigue respaldando a carabineros sin ningún cuestionamiento, que reitera discursos que equiparan indebidamente protesta y delincuencia, que persiste en tratar las violaciones generalizadas de derechos humanos ocurridas como si fueran casos aislados. Un gobierno que ha sido acusado por diversas personas expertas de no escuchar a nadie en el manejo de la pandemia (ni siquiera a la Mesa Social Covid que el mismo gobierno convocó) y que últimamente su única respuesta a las críticas es una defensa indignada para tratar de convencernos de que todo está bien, persistiendo en un discurso exitista pese a los más de 7000 contagios nuevos diarios y más de 30.000 personas fallecidas en lo que va de la pandemia.

La crisis de derechos humanos y la crisis sanitaria continúan, están presentes todos los días, pero desde el gobierno esto no se reconoce. Tenemos un gobierno que actúa como si el estallido social nunca hubiera sucedido, que no escucha ninguna crítica, que persiste en hacer lo mismo de siempre pese a que no resuelve ninguna de las crisis.

Chile no puede existir sino es en el mundo. Chile no puede funcionar sino es con todas las personas que habitan el país. Las autoridades deben asegurar que todas las medidas que se implementen no dejen a nadie atrás. Necesitamos un “reseteo” en todo el mundo. En Chile, esto puede tomar la forma de una nueva Constitución que realmente refleje el país que hoy somos. Nos toca a la ciudadanía seguir alzando todas nuestras voces, hasta que al fin sean escuchadas, exigiendo justicia y reparación, exigiendo una vida digna.

Necesitamos apretar el botón de reinicio y preguntarnos qué se necesita para tener un mundo en que realmente vivamos en base a la idea de igualdad, dignidad y justicia. De humanidad, finalmente.

Para revisar informe completo, pinche el siguiente link.

Informe completo Amnistía Internacional. Capítulo Chile

 

1 Comment

  1. No descansemos hasta que estos genocidas sean juzgados por la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad.

    No podemos permitir nuevamente en Chile impunidad con los Asesinos del pueblo.

    Hasta el momento estos son los Criminales que deben ser llevados a la justicia:

    presidente SEBASTIAN PIÑERA ;

    ex ministro de interior VICTOR PEREZ ;

    ex ministro de interior GONZALO BLUMEL ;

    ex ministro de interior ANDRES CHADWICK ;

    subsecretario del Interior, JUAN FRANCISCO GALLI

    Director de carabineros general RICARDO YAÑEZ REVECO

    ex director de carabineros MARIO ROZAS ;

    general de carabineros jefe de la zona metropolitana ENRIQUE BASSALETTI ;

    comandante en jefe del ejército RICARDO MARTINEZ M ;

    ex ministro de defensa ALBERTO ESPINA ;

    ministro de justicia HERNAN LARRAIN ;

    ex intendenta de santiago KARLA RUBILAR ;

    intendente actual FELIPE GUEVARA ;

    director de la pdi HECTOR ESPINOZA V.

    general Jorge Ávila, exjefe de Fuerzas Especiales de Carabineros;

    general de carabineros Jean Camus, director de Logística;

    general de carabineros Hugo Zenteno, jefe de Zona de Valparaíso;

    general de carabineros Mauricio Rodríguez, jefe de la Zona Metropolitana;

    general de carabineros Jorge Valenzuela, director Nacional de Apoyo a las Operaciones Policiales;

    El genocida de Mario Rozas , debe ser entregado a la justicia por las miles de violaciones a los DDHH de la jauría verde.

    Al llamarlo a retiro lo premiaron pues seguirá recibiendo sueldo con dinero de todos los Chilenos

    El pueblo no debe olvidar a este cobarde criminal protegido de La Moneda por su mayor representante SPiñer

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