Chile por abajo: el poder popular en el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli.

La experiencia en voz del militante del MIR y trabajador forestal José Bravo Aguilera.

por Correa Camiroaga/Valparaíso.

El tema del Poder Popular adquiere cada vez más fuerza y protagonismo al interior de las organizaciones populares que desarrollan trabajo territorial, sectorial, en las comunidades y en las localidades. Su definición y características están en pleno desarrollo y la educación popular, a mi parecer, es un instrumento que tiene una relevancia fundamental para construir dicho poder.  

Este proceso político, social y cultural  necesariamente debe tener un claro sentido de clase, con una posición anticapitalista, antipatriarcal y antinolonialista, orientado a la construcción de una sociedad de nuevo tipo que avance  hacia  el socialismo, con las características y particularidades propias de nuestra realidad.

El Poder Popular tiene, mirado desde esta óptica, un carácter político táctico y estratégico. Las definiciones y características que el Poder Popular desarrolle y adopte serán aquellas que el propio movimiento popular vaya construyendo por fuera de la institucionalidad capitalista.

En Chile una de las experiencias más extraordinarias de conformación y desarrollo del Poder Popular se produjo durante el período del gobierno de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende con la conformación del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli.

José Bravo, protagonista activo de aquel proceso, ex militante del MIR  (aunque a él  la definición de ex no le agrada ya que como el mismo recalca “yo soy mirista, lo he sido toda mi vida y lo sigo siendo”) constantemente ha estado entregando su testimonio del aquel proceso en diferentes encuentros, testimonio que constituye un verdadero ejercicio de pedagogía popular en donde durante dos a tres horas entrega, en forma amena y contundente, un verdadero compendio de educación política.

Este fin de semana, tres organizaciones populares:” Inquietando desde el Margen, Pueblo Organizado y Bloque de Organizaciones Populares”, se coordinaron para realizar dos jornadas con el compañero José Bravo Aguilera, una en Santiago el día sábado 02 de octubre y la otra en Valparaíso el domingo 03 de octubre, denominadas “Escuela- Relato: Complejo Panguipulli, una Historia de Poder Popular”. Cabe consignar además que estas tres organizaciones se coordinan o forman parte de una instancia mayor, en donde participan alrededor de 40 organizaciones populares, denominada Polo Clasista.

Antes de entregar elementos más específicos relacionados con el Poder Popular en el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, el compañero José Bravo realizó una breve exposición acerca del contexto de las luchas de los pueblos en la década del sesenta a nivel mundial, Latinoamericano y en Chile, donde las luchas populares venían en ascenso: “A nivel internacional estaba todo lo que era la influencia de la Revolución Cubana, había grupos guerrilleros en casi toda América Latina, porque los pobres, los revolucionarios, habían decidido que tenían que cambiar el capitalismo por una nueva sociedad y que lo iban a hacer a través de la lucha armada, y por eso había grupos guerrilleros por todos lados. Ahí se forma el MIR el año 65 y los compañeros empiezan a tener una influencia grande con el pueblo y descubren que hay pobres de la ciudad y del campo y la organización empieza a crecer”, expresó José Bravo.

José Bravo, protagonista activo de aquel proceso, ex militante del MIR (aunque a él la definición de ex no le agrada ya que como el mismo recalca: “yo soy mirista, lo he sido toda mi vida y lo sigo siendo”).

Transcribo a continuación extractos del testimonio entregado por el compañero José Bravo en Valparaíso:

“Estas cosas de las luchas radicales de los pueblos, cuando son grandes, no importa que sean luchas chicas, pichiruches o metidas en alguna comuna de alguna parte, nunca se producen ni por casualidad, ni en forma espontánea, se producen por la acumulación de explotación y de injusticias, de esas cosas que hace el capitalismo en contra de los trabajadores (…) Carlos Marx, el año 1848 escribió el Manifiesto Comunista donde él dice la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases; también dice que el capitalismo  es la única fuerza social que educa a su propio enterrador. Allá con el tipo de explotación que había en la montaña los patrones estaban fabricando a su propio enterrador, y los echamos y les quitamos los fundos.

Eso empieza antes, el año 69, cuando la Democracia Cristiana estaba reprimiendo al MIR, uno de los compañeros, que tiene una incidencia enorme en este asunto, el pelao Krauss, se va para Valdivia y ahí lo ponen a cargo del Partido. Ahí se junta con el Pepe y con otros compañeros y van por el lado norte del Complejo a unos fundos que se llaman Trafún, Carranco y Paimún. Carranco había sido tomado dos veces antes, la segunda vez  fue con una represión tremenda, que en esa película, en ese documental “Nadie nos Trancará el Paso” muestran a uno de los dirigentes que lo amarran a un árbol para que mire como le queman sus galpones para que el tipo escarmiente de que no tiene que meterse en las tomas de fundos. Cuando llega el Pepe, a fines del 69, van a Paimún y conocen a esta gente, a estos trabajadores y el Pepe se hace amigo de estas familias y conocerse y hacerse amigos fue una cosa como instantánea, y ellos le cuentan de las tomas de fundo (…)

A los pocos días de que Allende asume como Presidente se toman el fundo de Carranco. Como a los cinco días llega el Pepe a Neltume y dice vengo a reclamar la solidaridad del pueblo con el pueblo, porque había rumores de que Carranco iba a ser retomado (…) Fuimos al final doce trabajadores en un camión. Llegamos a Carranco y estaba todo cambiado, los trabajadores andaban con otra actitud, andaban felices, conversaban, discutían y ya había compañeros que les estaban enseñando de política partidaria del MIR. La actitud de ellos era otra, no era como antes cuando andaban achunchados, medios apagados. Ahí estuvimos nosotros cinco días y participamos en las reuniones que hacían, las discusiones y todo eso. Se calman los rumores de retoma y en eso días aprovechamos de contarle al Pepe que nosotros allá en Neltume veníamos saliendo de una huelga y que habíamos recibido un par de migajas no más y conversamos qué posibilidad había de que se tome Neltume (…)

Con el Pepe llegamos a Neltume y se hacen como tres reuniones con los trabajadores para proponerles la Toma de Neltume y se decide tomar Neltume. En la reunión había como 400 viejos y fuimos a la Toma como 300 (…) El patrón estaba ahí con que no encontraba las llaves, Jesús Ibáñez se llamaba, entonces el Pepe le dice ya Jesús corta tu chacota, entrega las llaves y ándate y si tienen alguna persona de confianza dilo, pero a nadie le va a pasar nada y a ti tampoco te va a pasar nada, lo único que tienes que hacer es irte porque los trabajadores decidieron que tienes que irte. El tipo seguía haciendo atado y ahí el “Polé”, que era otro compañero que andaba con el Pepe, que no hablaba mucho de política, pero hacía las cosas y cuando había que cortar quesos cortaba no más. Ya Jesús déjate de webiar y ándate, pone la pistola arriba de la mesa y el Jesús ve que la cosa se pone fea, se para y se va.  Los primeros días de diciembre nos tomamos Neltume y el 15 de enero ya teníamos 16 fundos tomados.

Junto con las Tomas de fundo se produce como una revolución cultural, porque llegó tanta gente de afuera, estudiantes, profesores, otros dirigentes sindicales iban  a ver qué es lo que estaba sucediendo y todos tenían ganas de cooperar, les enseñaban a leer a la gente que no sabía leer y la gente iba a clases porque querían participar de todo lo que estaba sucediendo.

A los tres días que nos tomamos el fundo el pelao Krauss dijo ¿ustedes quieren que les enseñemos de política?, claro le dijimos, el pelao se fue para Valdivia y volvió con un compañero que se había leído todos los libros y además tenía paciencia, porque nosotros éramos como salvajes, vivíamos en la montaña y ese profesor, que le decíamos “Fafa”, tenía paciencia y chacoteaba con nosotros, pero de repente decía ya compañeros paremos el leseo porque aquí venimos a aprender, ahí ponía la disciplina y nos enseñaba. Nosotros como todo lo hacíamos público le habíamos dicho a los trabajadores que nos iban a dar formación política.

Había una cantidad de gente que hacía guardia para proteger la Toma y nosotros salíamos, por ejemplo, a las once de la noche de la reunión de formación y nosotros nos íbamos por las guardias a contar  lo que estábamos aprendiendo. Era una trasmisión casi automática del aprendizaje.  Además como llegó tanta gente a enseñar que los que no sabían leer fueron a aprender a leer y se armó también una revolución cultural.

El primer acto de soberanía se produce unos siete días después de estar tomado Neltume cuando llega el patrón en una avioneta y toda la gente se va para la Sede, allí entrarían unas 400 personas y estaba lleno. El patrón entra y los dirigentes dicen el patrón quiere dirigir unas palabras. El patrón sube al estrado y dice “amigos, qué les pasó, si estábamos también y yo los quiero tanto, pero yo no sé nada de leyes así es que traje a mi abogado”. Pasa adelante el abogado y dice “ustedes están cometiendo un acto ilegal que les puede costar la cárcel”, y había un silencio de esos pesados que no volaba ni una mosca. Pasa como un minuto y un viejo flaco le dice “y tú joven insolente, que te crees que nos vas a venir a amenazar a nosotros, nos vas a meter miedo con estas tonteras tuyas, crees que nosotros somos cabros chicos”, y otro viejo grande dice “que se baje”, y otro dice “¡bájenlo!”, y en eso ya iban dos viejos grandes y lo agarran cada uno de un lado y lo bajan por la escalera y el tipo se encuentra con que hay una calle del medio que se llamaba, donde hay un pasillo con gente por lado y lado y lo empujan para que se vaya. El tipo sale y se sube al avioncito y los trabajadores empiezan a mover el avión unos de un lado y unos de otro, y al tipo la cara se le ponía de todos colores, estaba muerto de miedo.

Ahí yo creo que se produce, con esa reacción de la gente, el primer acto de soberanía, de que los viejos se dan cuenta de que ellos mandaban y que la cosa había cambiado.

Unos días después vienen los trabajadores de un fundo pequeñito que tenía doce trabajadores y nos dicen compañeros nosotros nos tomamos el fundo y queremos participar de todo de aquí para adelante si es que ustedes lo permiten. Ahí se produce un acto de solidaridad y se les dice sí compañeros, que bueno que vinieron y aquí van a ser incorporados ustedes a todo lo que suceda de aquí para adelante.

Ese fue el segundo fundo que tomamos ese día cuando nos tomamos 4 fundos, después tomamos el otro que se llama Chan-Chan, y llegamos a Enco. Aquí sucede otra cosa que es cuando aparece la vanguardia, y ¿quiénes era la vanguardia?, los miristas, el Pepe, el Polé, los otros compañeros que andaban, había uno grandote que le decíamos “Alturo”, y la gente de los fundos, que ya había decidido tomarse los fundos, iban a Neltume a buscar a los miristas para que fueran a dirigir la Toma, cuando ellos ya lo habían decidido. Pero no había ningún fundo que no fuera a buscar a los miristas y eso es lo que se llama la vanguardia (…)

El Complejo fue una organización de trabajadores, nosotros lo hicimos, claro que tuvimos ayuda de los compañeros del MIR, los que llegaron allá a trabajar con nosotros y ellos nos enseñaron y nosotros también éramos militantes  y empezó a funcionar todo en manos de los trabajadores. Entonces digo que nosotros hicimos una pequeña revolución, porque era una comuna chica de la provincia de Valdivia, pero fue una revolución porque nosotros cambiamos la matriz de producción, echamos a los patrones, empezó a construirse el Socialismo mediante una empresa colectiva que para el 73 tenía 3.600 obreros y eran 24 los fundos que habían sido tomados y el compañero Allende los expropió porque él mandó a los Ministros a un lugar que se llama Liquiñe a conversar con los trabajadores cuando ya habían 16 fundos tomados, el 15 de enero del 71. Los Ministros José Toha, de Interior, y Jacques Chonchol de  Agricultura se dan cuenta que los dirigentes  habían sido mandados por las asambleas a esa reunión ya ellos no hablaban en nombre de ellos, cualquiera de ellos decía yo vengo del fundo tanto  donde somos 80 obreros y vengo en representación de ellos y nosotros decidimos que los fundos no los devolvimos y que ustedes tienen que expropiar. Entonces ellos que iban con la intención que los trabajadores entregaran los fundos, se volvieron para Santiago con la idea de que los trabajadores les dijeron que no iban a dar ni un paso atrás. Después de los 16 se tomaron 4 fundos más y había 4 más que estaban como al ladito que eran más chicos y para que no quedaran volando solos, se expropiaron los 24. Allende en marzo expropió los fundos.

Ahí entonces se creó el Complejo, porque otros compañeros miristas que eran ingenieros forestales habían lanzado la idea de crear una sola empresa de los trabajadores y esa idea se adoptó, entonces se creó una empresa con Consejeros de los trabajadores y con Consejeros del gobierno y se echó a andar.

(…)Me dijeron que en Neltume había como 150 militantes y me preguntaron si me podía hacer cargo del Partido. Yo dije que sí. Empecé a hacer reuniones con ellos y al final hice un colador grande y quedaron 9. Los otros no iban a ser militantes y se iban para el FTR, el Frente de Trabajadores Revolucionarios que era un rente de masas del MIR, porque para ser militante había que dedicar harto tiempo para leer, aprender  y conversar con los trabajadores para explicar la política del Partido y andar ahí metido en la discusión. Entonces había muchos compañeros que estaban de acuerdo con las ideas, pero no estaban dispuestos a estudiar tanto, hacer propaganda y juntarnos todos los días, y en el FTR no tenían esa responsabilidad tan grande, ya que se juntaban una vez al mes.

(…) En ese tiempo el machismo era más grande que ahora. Yo tenía una Base de militantes, que la mayoría eran compañeras de la escuela, entonces era súper clandestina, porque los papás ni los familiares podían ver que yo me reunía con ellas a enseñarles de política. Las mujeres estaban organizadas en Centros de Madres y todas esas cosas, pero el hecho de que haya habido tantas compañeras allá que eran estudiantes, que enseñaban a leer, enseñaban primeros auxilios y otra cantidad de cosas, con eso estaba como produciéndose ese cambio en que la mujer iba a participar en todo. Yo les insistía que tenían que preocuparse, que tenían que aprender porque ellas eran la mitad de la población del país y tenían que participar. Estábamos en eso, pero era un trabajo jodido, pero de a poco estábamos avanzando. Había dos compañeras que participaban abiertamente en las reuniones porque ya estaban matrimoniadas con otros compañeros militantes. Eso fue lo más que logramos hacer, porque ellas si podían conversar con otras compañeras en la calle de política, pero estaba avanzando muy lentamente.

(…) Después le dije al pelao Krauss que había que mandar más militantes para arriba, porque había mucho trabajo de educación política que hacer. Había un compañero mirista que usaba muletas. Ese compañero es el más emblemático de todos. Había tenido un problema de enfermedad cuando niño y usaba dos muletas, nosotros lo conocimos por José, pero lo llamamos el “Maestro de los Palos”, después que lo fusilaron supimos que se llamaba Pedro Purísimo Barrías Ordóñez. Ese compañero andaba por la montaña con muletas y caminaba como veinte kilómetros de un lado a otro, pero por arriba de la montaña, de un fundo a otro, en algunos lados había caminos, pero en otros no. Conocerlo y quererlo era una sola cosa instantánea. El andaba con libros y propaganda y aparte de eso andaba con su guitarra, cantaba bonito y le cantaba a todo el mundo.

(…)En una de esas reuniones, donde había como 300 trabajadores en la sede, había un profesor de la Escuela Normal de Valdivia. Y la gente le pregunta, profesor ¿qué es el Poder Popular?, y él dice el Poder Popular es como su nombre lo indica, cuando manda el pueblo, así es que si ustedes aquí conversan, discuten, aprenden, se ponen de acuerdo qué van a hacer y lo hacen, bueno eso es el Poder Popular. Y eso era lo que se estaba haciendo allá en el Complejo.

El 09 de septiembre del 73 nosotros íbamos a hacer un Congreso de los trabajadores y eso se lo tuvimos que imponer a los dirigentes que eran de los partidos comunista y socialista porque ellos querían que las directrices vinieran de Santiago, de los partidos de Santiago o del gobierno, entonces nosotros les dijimos a los trabajadores nosotros nos tomamos los fundos, no es cierto, y para qué nos tomamos los fundos, para echar a los patrones, entonces por qué vamos a aceptar tener otros patrones, aunque sean un poco mejor que los otros, pero van a ser patrones igual. ¿Dónde está la soberanía entonces, y dónde está el poder Popular? Ustedes quieren que vengan otros tipos a mandarlos, no dijeron.

 Aquí la cosa tiene que ser distinta, ustedes tienen que mandar, nosotros vamos a discutir qué vamos a hacer, decidir eso y hacerlo. Entonces ustedes reúnanse, acuerden todas las cosas que quieren hacer y los dirigentes tienen que obedecer y no salirse de esa línea. Ahora si un dirigente es astuto, tiene ideas y a nosotros nos gustan, que las proponga y está bien, pero  si no nos gusta lo que propone tiene que hacer lo que la Asamblea apruebe.

No sé si ustedes han leído alguna vez un artículo del CHE cuando el año 62 parece que fue, se reunieron todos los CDR, que son los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba para que las asambleas decidieran qué cosas iban a hacer. Y nosotros sin saber que eso lo había hecho el Ché allá arriba en la montaña lo hicimos y la gente decidió.

En ese Congreso que se iba a hacer, el acuerdo de todas las secciones del Complejo decía que nosotros en el Complejo vamos para el Socialismo a través del Poder Popular. Eso se había aprobado en todas las secciones del Congreso.

En la mayoría de los fundos, el presidente del Sindicato y el secretario eran militantes nuestros, militantes del MIR, eso pasaba en muchos fundos.

En noviembre del 72 hicimos un Congreso del FTR, Frente de Trabajadores Revolucionarios, que era un frente de masas del MIR, llegaron 86 delegados de todos los fundos. Estuvimos tres días conversando y ahí se tomaron  resoluciones que después tuvieron la importancia total para imponer el Congreso de los trabajadores del Complejo. Lo primero era que íbamos para el Socialismo a través del Poder Popular, después se decía que los cargos eran revocables y que ninguno de los elegidos en cualquier cargo podía apitutar a un pariente, a un amigo, porque eso iba contra la democracia, y también que nadie podía ganar más de cuatro veces de lo que gana un trabajador. Algunos trabajadores decía que nos íbamos a quedar sin administrativos, sin delegados del gobierno, porque ellos ya estaban ganando unos sueldos muy grandes, por sobre los cuatro sueldos. Pero los mismos trabajadores decían cómo no vamos a encontrar a nadie que quiera venir a trabajar con nosotros acá en este  sistema nuevo que nosotros estamos creando, pero si no encontramos a nadie, no importa, nosotros lo hacemos, porque nosotros  somos capaces de hacer cualquier cosa.

Eso significa que los trabajadores habían tomado conciencia de las cosas que podían hacer y que nadie les iba a venir a poner el pie encima.

Todo este cambio que había arriba en la montaña, porque en los pueblos que estaban alrededor del Complejo no había nadie cesante y en todas partes había escuelas, donde había 10 niños se hacía una escuela, el pelao Krauss se consiguió los profesores que fueron a educar a los niños y a educar a los adultos también. Había Postas de Primeros Auxilios en todos los fundos, el trato entre los trabajadores era respetuoso, en cuanto a las medidas de seguridad en el trabajo eran buenas, antes los viejos trabajaban sin zapatos de seguridad, sin guantes, sin cascos, sin overol, trabajaban con la ropa vieja que les iba quedando y después todo eso mejoró. En ese tiempo ya no se moría nadie porque si había un accidente grave había una radio, porque todos los fundos tenían radio, y llamaban a un tipo que tenía un avión en Panguipulli y venía a buscar al accidentado para llevárselo al hospital a Panguipulli o a Valdivia y el Complejo pagaba esa avioneta. Se había aumentado el sueldo, se le dio trabajo a los campesinos mapuche que vivían ahí en el sector y se les trataba muy bien, porque todos éramos compañeros y no se discriminaba a nadie. La gente veía todos esos cambios que eran para todos los trabajadores y estaba feliz con todo lo que había pasado. Entonces en esa época los trabajadores habían agarrado tanta confianza y ejercían el Poder Popular que fue como empezar a vivir en el socialismo

(…) Esta cosa de la lucha de los pueblos es una lucha de clases que tienen que dar los pueblos contra el capitalismo

Guillermo Correa Camiroaga,

Valparaíso 05 octubre 2021

 

Recibido por CT: 04-10-2021.

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