Chile oxímoron II: El candidato de «izquierda» que le hace el juego a la derecha.

Foto: Karin Pozo/ Agencia Uno.

La rendición incondicional de Boric.

Por Gustavo Burgos.

Contra lo que irresponsablemente sostienen los reformistas, las elecciones representativas jamás expresan la voluntad popular. Y esto es así porque la democracia patronal no es sino una forma —más o menos sofisticada— a través de la cual los capitalistas ejercen su dictadura sobre el conjunto de la sociedad para garantizar el orden de explotación. Precisamente por eso y porque la distribución de los votos apenas registra fotográficamente la capacidad del régimen para movilizar a la población tras su institucionalidad, es que el triunfo de Kast el domingo pasado es irremontable —políticamente— para Boric. La única posibilidad que tiene el candidato del árbol de imponerse en diciembre es saliendo a disputar el voto de centro, conservador, y todo indica que esa pelea la tiene perdida. Si la pelea es entre momios, ya se sabe quién gana.

Hoy en la mañana Boric en lugar de visitar a los presos políticos prometió más comisarías en las poblaciones, en lugar de visitar a la heroica y recientemente electa senadora, Fabiola Campillai, se reunió con la irrelevante Carmen Frei. Ahora en la noche penosamente, en lugar de alzar la voz y defender siquiera su programa frente al de Kast, ha anunciado en televisión que su programa deberá ajustarse a la realidad del nuevo parlamento derechizado. Resulta increíble que con esta política desdentada se pretenda presentar al candidato como defensor del orden democrático frente al fascismo.

La rendición de Boric frente a Kast nada tiene que ver con algún rasgo sicológico del sujeto. Esta capitulación, idéntica a la de la Concertación frente al pinochetismo a fines de los 80, tiene una raíz de clase. Efectivamente, porque Boric podría revertir la situación electoral en la que se encuentra si levantara los reclamos populares en los que se apoyó el lavamiento del 18 de Octubre. Boric podría resolver esto presentándose como alguien dispuesto a levantar las banderas de los trabajadores, exigiendo la libertad inmediata de todos los presos políticos, en una palabra: enfrentando a Kast desde un planteamiento de clase. Pero Boric no es un dirigente dispuesto a dar ninguna pelea. Es más, mientras millones se batían en las calles y eran masacrados por la represión de Piñera, el candidato del árbol en el baño de la Cámara de Diputados inició los contactos con el piñerismo para sellar el Acuerdo por la Paz.

La sola aparición de Boric como candidato en las primarias de Apruebo Dignidad resultó un hecho sorprendente, porque si en algo destacó durante el período anterior a su aparición como presidenciable, lo fue por impulsar la ley antibarricadas y por prestar con su compulsiva «condena a la violencia», apoyo político a la política represiva de Piñera. A Boric no lo recordamos en Plaza Dignidad, porque en ese escenario solo compareció para ser defenestrado.

No obstante esta realidad —desde Apruebo Dignidad hasta los escombros de la Concertación— de forma inexplicable pero comprensible, parece interpretarse la derrota de Boric como el resultado de una abrupta derechización del electorado, una especie brote psicótico colectivo. Sus parciales aparecen ofuscados con el populacho inconsciente, con los que no fueron a votar y con la ultraizquierda facciosa. Como decimos en el campo, esta gente le echa la culpa al empedrado. Prisioneros de sus prejuicios institucionales y de su narcisista adaptación al régimen responsabilizan al movimiento de masas, a las asambleas, a la primera línea y a las organizaciones de trabajadores por no haber concurrido entusiastas tras la candidatura de Boric. Una candidatura que solo ofrecía estabilizar el régimen.

La verdad es muy distinta.

La Derecha se impuso electoralmente con tan solo la preservación de los votos del rechazo. No es verdad que haya crecido Kast y que presenciemos una ola de ascenso fascista. Lo que vemos en la realidad es el derrumbe político de la oposición a Piñera como resultado de una política que da las espaldas hasta en el discurso, a los intereses populares, al pueblo explotado. Si algo fue derrotado el domingo pasado es precisamente el discurso posmoderno, particularista, de minorías, que caracteriza al neoconcertacionismo agrupado tras Apruebo Dignidad. Porque esta derrota está prefigurada con cada paso que dieron de sumisión al gran capital. Esta derrota comenzó reivindicando el Acuerdo por La Paz, prometiendo evitar nuevos estallidos, condenando la violencia popular y garantizando los intereses de los inversionistas extranjeros. Esta derrota se comenzó a proyectar el mismo domingo en la noche: mientras Kast profería a voz en cuello amenazas y alentaba un claro discurso anticomunista, Boric con una voz temblorosa comenzaba discurso advirtiendo que él no tenía enemigos.

No se le puede pedir a los trabajadores que apoyen a Boric, como tampoco se les puede responsabilizar de una derrota de Boric en diciembre. No sabemos qué ocurrirá en la segunda vuelta, pero sí sabemos qué resultará de ella: un feroz gobierno patronal. Uno gris, piñerista como el de Kast o uno multicolor, concertacionista, como el de Boric. En cualquier caso será un gobierno patronal, sin mayor apoyo popular y condenado a profundizar la crisis social que se desprende de la putrefacción del orden capitalista.

La presión sobre los grupos de izquierda será brutal y a ella solo puede oponérsele una inquebrantable independencia de clase. Entendemos a los luchadores quiénes quieran ir a votar por Boric, entendemos su confusión, nos limitamos a decirles que están equivocados y que el camino a seguir —el único para conjurar la amenaza fascista— es la férrea unidad de la clase trabajadora y la reivindicación de un gobierno revolucionario, un gobierno de la clase trabajadora que se oriente a barrer con la institucionalidad patronal. El fascismo nunca ha necesitado de elecciones para hacerse del poder, porque su planteamiento de fondo es arrasar con todas las libertades demócráticas y toda forma de organización de los trabajadores. Por lo mismo no tiene sentido intentar un frente antifascista votando por un liberal demócrata como Boric.

Necesitamos un frente de clase y eso es evidente y urgente. A ese frente, que hoy hemos iniciado desde el Frente por la Unidad de la Clase Trabajadora (FUT), invitamos al activismo, a los militantes, a las organizaciones que estén dispuestas a enfrentar la ofensiva patronal que se fragua en la cocina del poder, tras la mascarada electoral. Invitamos también a todos los que entienden que es necesaria la construcción de una nueva dirección política de los trabajadores, te invitamos, como dice la hermosa canción española «al frente de batalla, primera línea de fuego»

24 de noviembre, 2021.

Fuente: https://elporteno.cl/la-rendicion-incondicional-de-boric/

2 Comments

  1. 1. Burgos utiliza del término “clase”, pero para eludir el significado real del concepto de clase, ya que para él el problema es que Boric “podría presentarse defendiendo a los trabajadores”, pero no está dispuesto a ello, porque es un dirigente “que no está dispuesto a dar ninguna pelea”:

    “La rendición de Boric frente a Kast nada tiene que ver con algún rasgo sicológico del sujeto. Esta capitulación, idéntica a la de la Concertación frente al pinochetismo a fines de los 80, tiene una raíz de clase. Efectivamente, porque Boric podría revertir la situación electoral en la que se encuentra si levantara los reclamos populares en los que se apoyó el lavamiento del 18 de Octubre. Boric podría resolver esto presentándose como alguien dispuesto a levantar las banderas de los trabajadores, exigiendo la libertad inmediata de todos los presos políticos, en una palabra: enfrentando a Kast desde un planteamiento de clase. Pero Boric no es un dirigente dispuesto a dar ninguna pelea. Es más, mientras millones se batían en las calles y eran masacrados por la represión de Piñera, el candidato del árbol en el baño de la Cámara de Diputados inició los contactos con el piñerismo para sellar el Acuerdo por la Paz.”

    Respuesta clasista:
    Un análisis que se tome en serio el concepto de clase entenderá que Boric desde 2011 ha estado dispuesto a dar la pelea, y valientemente ha luchado por su clase, la burguesía.

    2. Burgos “entiende” al PTR, MST y Fuerza 18 de Octubre, que es muy posible llamen a votar por Boric en diciembre; para él esto no es suficente para romper el FUT en función de una delimitación de clase fundamental. Le interesa el prestigio y los 90.000 votos (90 millones de pesos):

    “La presión sobre los grupos de izquierda será brutal y a ella solo puede oponérsele una inquebrantable independencia de clase. Entendemos a los luchadores quiénes quieran ir a votar por Boric, entendemos su confusión, nos limitamos a decirles que están equivocados y que el camino a seguir —el único para conjurar la amenaza fascista— es la férrea unidad de la clase trabajadora y la reivindicación de un gobierno revolucionario, un gobierno de la clase trabajadora que se oriente a barrer con la institucionalidad patronal. El fascismo nunca ha necesitado de elecciones para hacerse del poder, porque su planteamiento de fondo es arrasar con todas las libertades demócráticas y toda forma de organización de los trabajadores. Por lo mismo no tiene sentido intentar un frente antifascista votando por un liberal demócrata como Boric”

    Respuesta clasista:
    Quienes utilizamos el concepto de clase y sabemos estar aplicando la historia entera del clasismo y el marxismo, ya aprendimos en 2002 lo que hace el “trotskismo ciudadano” en estas situaciones. Pasó en Francia en 2002, donde los 3 millones de votos (10% del padrón electoral) del trotskismo ciudadano fueron a votar por Jacques Chirac como alternativa democrática frente a Le Pen. Resultado: Hoy en Francia el fascismo tiene un 20% del electorado hace ya más de un lustro (y se trata de un fascismo real, no el de mentira e inventado como el de Kast en Chile).

    3. Burgos, es director de El Portenho, en cuya dirección hay gente del PS neoliberal y narcotraficante. Evidencia de esto es el artículo: “Crisis en el PS: prometamos jamás desertar” (12 oct de 2019, firmado por Cynthia Burgos, miembro del equipo editorial del PS). Mucho después de este quiebre se siguieron publicando notas por la dirección de El Porteño (equipo editorial) firmadas por militantes del PS: “La implosión política y la desclientelización del movimiento social” (Iban de Rementería, 22 de julio de 2020). Luego este mismo sujeto publica “Las movilizaciones sociales y los DDHH” (3 de octubre de 2020) para legitimar a Micco y el INDH, al mismo tiempo que nos informa que trabaja en “Observatorio Gobierno del Miedo-Universidad Academia de Humanismo Cristiano”, dirigido por Álvaro Ramis, militante del PS que acaba de entregarle su apoyo a Boric y que tiene amplias denuncias de conducta patronal y anti-obrera bajo su gestión como rector de la UAH.

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