La juventud marroquí se levanta contra la corrupción.
por Jesús Cabaleiro/ CTXT.
Todo se inició en torno al Hospital Hassan II de Agadir, cuando en septiembre murieron ocho mujeres (por el uso de anestésicos en mal estado, según medios locales) a las que se les practicó una cesárea, lo que puso de manifiesto el grave deterioro de los servicios hospitalarios. Es una extraña coincidencia que todo estallara en el bastión del alcalde y jefe de Gobierno, además de líder de la Agrupación Nacional de Independientes (RNI), el multimillonario Aziz Ajanouch.
Ese detonante inició un movimiento espontáneo sin precedentes, que aún perdura. Las protestas comenzaron el 27 de septiembre en varias ciudades y se han ido multiplicando hasta alcanzar 25 localidades. Marruecos lleva ya diez días de concentraciones de jóvenes con unas características propias que no se conocían hasta el momento.
La iniciativa partió del colectivo GenZ 212 que se describe como un “espacio de debate” sobre temas como salud, educación y lucha contra la corrupción. Se considera como generación Z los nacidos entre 1996 y 2011 y el añadido 212, es el código telefónico del país. Usan una plataforma cerrada para comunicarse entre ellos, Discord, y se calcula que son unos 180.000 los implicados que se ponen en contacto desde todo Marruecos.
Las demandas planteadas por la Generación Z reflejan la realidad ideológica y política de Marruecos, la crisis de las instituciones tradicionales y la clara frustración de toda una generación.
Además de la sorpresa y espontaneidad, las demandas y manifestaciones son más sociales que políticas. Mejor educación, sanidad y lucha contra la corrupción es algo que comparten todos en Marruecos, no solo los jóvenes, que también quieren implicar en sus reivindicaciones a la amplia comunidad de los marroquíes de la diáspora.
Afirman actuar por “amor a la patria y al rey Mohamed VI”. Así, las peticiones planteadas al sexto día de protestas, se dirigieron a quien verdaderamente manda, el rey Mohamed VI que, además del poder político, no hay que olvidar su vertiente religiosa como “comendador de los creyentes”.
De hecho, el Ministerio de Asuntos Religiosos (Habous), cuyo responsable es designado por el rey, instó el contenido del sermón (jutba) el pasado viernes, en todas las mezquitas del país, para llamar a la calma sobre las protestas juveniles y rechazó la violencia producida.
En este sentido, le han presentado las demandas al propio monarca en un manifiesto con ocho puntos.
Las básicas son la igualdad de oportunidades para garantizar oportunidades en “educación, salud, y empleo, sin favoritismo ni nepotismo”, luchando contra la corrupción y por la transparencia. Piden al rey “intervenir para una reforma profunda y justa que restablezca los derechos, castigue a los corruptos y renueve la era de la rendición de cuentas y transparencia”, invocando explícitamente el artículo 47 de la Constitución.
Ese artículo dice que “el rey puede destituir a algunos miembros del Gobierno por iniciativa propia, tras consultar con el primer ministro”.
Así abogan por la dimisión del Gobierno y “los partidos corruptos”, además de la libertad de los “presos políticos” (en clara alusión a los detenidos del Rif), justo cuando en un año está prevista la celebración de elecciones generales, y en unos días el rey inaugura el año parlamentario en ambas Cámaras: de Representantes (lo que en España sería el Congreso) y de Consejeros (Senado).
Otras peticiones son la exigencia de “promover la libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica”. Otra característica es querer contar con los marroquíes del exterior. Si bien su ambición no es vivir en el extranjero, sino en su país, sí quieren que sus compatriotas se manifiesten ante las delegaciones marroquíes en el exterior, toda una serie de consulados y embajadas que, como en las instituciones de su propio territorio, la mayoría de las veces maltratan y humillan a los ciudadanos que van a ellas.
Las protestas juveniles actuales, que se desarrollan desde las 18 hasta las 21 horas, tienen un espíritu militante. Los jóvenes están unidos en su desaprobación del deterioro de los servicios públicos, la corrupción generalizada, el desempleo con su falta de futuro, la participación del gobierno en empresas con un claro conflictos de intereses y la falta de confianza en los actuales partidos políticos, además de otras demandas relacionadas con la libertad de expresión y la justicia social.
Con todo lo ocurrido, Aziz Ajanouch está ya sentenciado. Aunque expresó la voluntad del Gobierno de “responder a las demandas sociales” de los jóvenes y su “disposición al diálogo”, nadie lo ve gobernando en un futuro. Algún parlamentario de la oposición incluso ha buscado la salida de una moción de censura para que deje el poder.
Las primeras y rápidas medidas de respuesta oficiales ha sido contratar a más de quinientos médicos especialistas para integrarlos en hospitales de todo el país, además de varios ceses de responsables hospitalarios y abrir una investigación remitida a los juzgados ante lo acontecido en Agadir.
Pero previamente, y como es habitual el régimen, el llamado Majzén, el poder real, aplicó lo que sabe hacer, la represión pura y dura, comprobando con el paso de los días que se encontraba con algo diferente. Hubo represión, enfrentamientos y vandalismo. Las autoridades usaron prohibiciones y arrestos, y en la pequeña localidad en Laqliaa, hubo tres muertos, además de manifestantes atropellados en Uchda.
El movimiento, donde no hay líderes visibles a quienes dirigirse para que puedan dialogar con el Estado, inicialmente, ni siquiera les dieron la oportunidad de encontrarse, pero siguió y sigue en las calles y rechazó la violencia.
Para abordar la situación, las autoridades han retomado el enfoque que habían empleado con el movimiento 20 de Febrero en 2011, es decir, permitir protestas pacíficas con control policial. Así han tenido lugar, por ejemplo, en Tánger, tras problemas iniciales, y en Tetuán, donde incluso se han entregado flores a las fuerzas del orden por parte de jóvenes en la antaño Plaza Primo.
Se trata de una espontaneidad sin precedentes. En sus manifestaciones, la GenZ 212 corea lemas como “No queremos el Mundial, la salud es una prioridad” o “El pueblo quiere salud y educación” (retomando el eslogan de la Primavera árabe, el pueblo quiere que caiga el Gobierno), en un país marcado por fuertes desigualdades territoriales y entre los sistemas público y privado.
El reino alauí que será coanfitrión del Mundial de fútbol de 2030 con España y Portugal, y antes de la Copa Africana de Naciones, a finales de este año, ha emprendido vastos proyectos de infraestructuras con la construcción de nuevos estadios. Pero también aquí ha habido contestación juvenil: los ultras de todos los equipos, e incluso de la selección, boicotean los partidos ante “el deterioro de las condiciones laborales y económicas” del país.
También se ha proseguido con la ampliación de la red de alta velocidad (tras la inicial Tánger-Casablanca), el nuevo puerto Nador West, la modernización de varios aeropuertos y la red de hoteles, de cara a albergar más turistas, cuyas cifras en aumento (más de 13 millones en lo que va de año) regularmente se exhiben como sinónimo de “éxito”.
Sin embargo, la economía y el tejido social marroquí muestran signos de una crisis profunda y estructural, con una alta inflación y un desempleo juvenil que provoca la reducción de oportunidades laborales. Los desempleados alcanzan el 13,6%, de los que más de la mitad son jóvenes de 18 hasta 35 años, entre ellos 300.000 titulados superiores.
A esto se añade un deterioro de servicios básicos –salud y educación–, lo que ha generado frustración entre las nuevas generaciones, mientras la migración masiva surge desde zonas empobrecidas hacia zonas urbanas y el extranjero, lo que evidencia la falta de alternativas internas.
Sanidad
El deterioro de las condiciones en los hospitales públicos es alarmante, e incluye la falta de servicios básicos, largos tiempos de espera para las citas médicas, escasez de medicamentos y equipos, en definitiva, una precaria infraestructura sanitaria. Las protestas sanitarias, que se iniciaron antes que las de los jóvenes, comenzaron en Agadir y se extendieron a ciudades del Oriental como Nador y Driuch, además del Rif, en Taunat, incluyendo también Esauira, Mequinez, Beni Melal, Settat, Tiznit y Tata.
Según estadísticas de 2022, Marruecos cuenta con 37.376 enfermeras, que abarcan diversas especialidades, desde auxiliares hasta técnicos sanitarios, lo que equivale a menos de 15 enfermeras por cada 10.000 habitantes, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) exige al menos 60 enfermeras por cada 10.000 habitantes para garantizar una atención de calidad.
Hay múltiples deficiencias en la gestión, organización y recursos humanos, así como de la presencia de funcionarios que carecen de la cualificación necesaria para asumir puestos directivos en hospitales o centros de salud, cuya ausencia en zonas rurales es más que evidente.
Además, el propio Ministerio de Sanidad y Protección Social marroquí revela una situación preocupante en cuanto a las enfermedades mentales y psicológicas: casi la mitad de la población, el 48,9% de los marroquíes padecen o han sufrido trastornos psicológicos en algún momento de su vida.
Para hacer frente a este problema, los hospitales psiquiátricos no cumplen las condiciones humanas mínimas de hospitalización y tratamiento y hay menos de 0,1 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, frente a la tasa global mundial de 1,7 y la europea de 9,4.
Sobre la corrupción, la percepción es muy clara en la sociedad. El Barómetro árabe de 2024 desvela que el 74% de la población cree que está extendida en todas las instituciones, un porcentaje que se mantiene estable desde 2016. El informe pone también de manifiesto que solo el 35% se muestran satisfechos con la sanidad y que apenas un cuarto de la población está satisfecha con la educación, una cifra que ha caído desde el 43% en 2016.
Precedentes
Las protestas de la Generación Z no son sorprendentes. Desde 2018, los jóvenes se han expresado en la aplicación Discord, y Marruecos padece protestas en las calles que surgen después de unos años.
La insatisfacción juvenil no es nueva. Ya hubo movimientos críticos en varias zonas, desde Sefrou (2007), Sidi Ifni (2008), localidad con raíces españolas que vivió el ‘Sábado Negro’, hasta las protestas del 20 de febrero (2011) y el movimiento, el Hirak, del Rif (2016).
El movimiento juvenil actual se entrelaza con los movimientos estudiantiles que Marruecos conoce desde hace mucho tiempo. Muchos de los manifestantes son estudiantes, pero ya no lidera la histórica Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes (UNEM) u otros, que se han debilitado y decaído, sino que ahora un movimiento originado en redes ha tomado el control.
En cuanto al futuro, el movimiento juvenil no puede abarcarlo todo. No se puede concebir un estado democrático sin partidos políticos, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales que vienen manifestando su oposición al Gobierno y al régimen.
Hasta ahora, los jóvenes han recibido el apoyo de algunos partidos parlamentarios como la Federación de Izquierda Democrática (FGD) y el Partido Socialista Unificado (PSU). El opositor e islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), que ya ostentó el poder, mostró cierto apoyo inicial pero su líder, el exprimer ministro Abdelilá Benkirán, lo retiró y pidió que no salieran a las calles. Otras formaciones extraparlamentarias como Vía Democrática o el movimiento Justicia y Caridad, también han secundado la causa pero con matices.
Además cuentan con el apoyo de sindicatos como la CDT o de asociaciones pro derechos humanos, además de miembros de la cultura o de la enseñanza.
Mientras, desde el exterior, en Naciones Unidas o la Unión Europea se hacen llamamientos a la calma mientras diferentes países recomiendan a sus nacionales residentes en Marruecos evitar las calles y las manifestaciones.
7 de octubre, 2025.
Fuente: https://ctxt.es/es/20251001/Politica/50517/protestas-marruecos-genz-212-Mohamed-VI-jesus-cabaleiro.htm
Marruecos: Descontento Social.
por TeleSUR.
7 de octubre, 2025.
Fuente: https://www.facebook.com/teleSUR/videos/1604778310486376
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