por: Francisca Rodríguez .
Melike Yasar es una de las miles de militantes del Movimiento de mujeres libres del Kurdistán. De gira en Chile realizó varias actividades, entre ellas un conversatorio con organizaciones sociales en el Centro cultural y deportivo Manuel Gutiérrez, en la comuna de Peñalolén. El equipo de El Irreverente asistió a este encuentro y les pone a disposición, en tres capítulos, este ejemplo de lucha, de una nueva filosofía y de formas de organización revolucionaria que el pueblo el Kurdistán desarrolla en plena guerra.
Acercándonos al Kurdistán
Kurdistán es una nación de 45 millones de personas, es el mayor pueblo del mundo sin Estado. Los poderes imperialistas de Alemania, Inglaterra, Francia y Turquía, después de la primera guerra mundial, lo dividieron en cuatro partes. El Kurdistán fue fragmentado quedando su pueblo fragmentado entre los estados de Irán, Irak, Siria y Turquía. La cultura y la lengua kurda fueron prohibidas, mientras crueles genocidios se dieron a raíz de esta división. Las luchas de resistencia kurda nunca se detuvieron. La última gran rebelión fue en 1978, en ese momento se desarrolló un levantamiento popular que llevó al pueblo a iniciar el debate sobre la conformación o no de un Estado kurdo. Este movimiento de resistencia se planteó entonces el desafío de construir una forma de organización social y política de nuevo tipo. El PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, se planteó entonces la necesidad de formar un gran Partido o Movimiento kurdo. Su idea inicial fue la de crear un Estado independiente, con una perspectiva marxista–leninista. Rápidamente se dio una intensa discusión sobre si este modelo era una solución o no; si creando un nuevo Estado iban a poder liberar a su pueblo. Su conclusión fue que esto era imposible.
La gran batalla de las ideas del PKK
El año 1998, Abdullah Öcalan presidente del PKK, fue secuestrado en Kenia mientras realizaba una gira por Europa. Su misión era buscar una solución política a la agudización del conflicto del pueblo kurdo en Turquía, que en ese momento estaba gobernado por una dictadura militar. Öcalán terminó preso en Turquía en la isla de Imralí, donde se encuentra actualmente condenado a cadena perpetua. Este hecho se sumó al proceso en marcha de replanteamientos que vivía el PKK, tanto en lo ideológico como en lo político y su apuesta al proceso de paz que se había llevado hasta ese momento. En este periodo uno de los primeros temas que se debatieron en el PKK fue la estructura jerárquica de la organización, concluyendo que ésta contravenía los principios de democracia, libertad e igualdad que proclamaban. Otro tema que animó el debate era la insistencia en la búsqueda del poder político institucional que habían desarrollado hasta ese momento, así como también el poder dentro de la misma organización. Llegaron entonces a la definición de que el Partido debía orientar su política por las necesidades de la sociedad y no por los anhelos de los líderes de la organización. En este proceso de balances concluyeron que las experiencias del Socialismo Real, la Democracia Social y las luchas de Liberación, no habían logrado zafarse de las constricciones ideológicas del capitalismo. Por el contrario habían reforzado el sistema dominante y sus instituciones, en vez de concentrase en la democratización de la sociedad, por fuera de éstas. La guerra ha sido otra nefasta realidad que ha marcado las luchas del pueblo kurdo. En este sentido el PKK ha resignificado incluso su mirada frente a la guerra, alejando todo sentido romántico o entendimiento de ésta como una continuidad de la política. La utilización de las armas solo la justifican en caso de legítima defensa, alejándose de su anterior visión: que la lucha armada sería suficiente para ganar los derechos del pueblo kurdo. Muestra de ello ha sido la creación del ejército de mujeres kurdas, el que en la actualidad copa los medios internacionales en su lucha contra el Estado Islámico. Hoy son destacadas en las portadas mundiales, luego de ser reseñadas durante 40 años como terroristas y perseguidas por ello, por los mismos medios y gobiernos imperiales que hoy las alaban. Sin embargo, la verdadera lucha d las mujeres kurdas ha sido su emancipación.
Las nuevas posiciones del movimiento de liberación kurdo
El Socialismo Democrático es la línea filosófica, política e ideológica del PKK. No aspiran a la constitución de un Estado-nación kurdo como un derecho a la autodeterminación, sino que promueven que este derecho sea producto de un proceso de democracia de base que no busque nuevas fronteras políticas. Entienden que no es posible hoy abolir el Estado capitalista de manera total, por lo tanto se deben mantener la mayor cantidad de espacios de democracia. Lo que no significa que se deba aceptar al Estado tal como es, ya que su estructura estatal clásica y su concepción despótica del poder, deben ser combatidas por las organizaciones revolucionarias. El movimiento de liberación kurdo promueve un sistema de auto-organización democrático en forma de confederación, comprendido como un modelo de coordinación. Este sistema llamado Confederalismo Democrático será el segundo capítulo de este reportaje a las luchas y aprendizajes que nos ha traído Melike Yasar bajo el llamado con el que cerró su exposición: “El pueblo kurdo y las mujeres kurdas no serán libres hasta que todos los pueblos y las mujeres del mundo hayan sido liberadas del capitalismo”
Recuadros
Citas 1: de Melika.
“El Estado es un instrumento del sistema patriarcal por lo tanto el Estado no puede solucionar los problemas de la sociedad”
Cita 2: Abdullah Öcalan
“Un partido verdaderamente socialista evita las estructuras de tipo estatal y jerárquica como la aspiración al poder político institucional, el cual se basa en la protección de los intereses y el poder a través de la guerra”
Fuentes:
Melike Yasar. Exposición en el Centro cultural y deportivo Manuel Gutiérrez. Noviembre 2015.
Öcalan Abdullah. (2008) Guerra y paz en el Kurdistán, perspectivas para una solución a la cuestión kurda.
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