por Paula Belloni (*)/enviado por Minga de Movimientos Sociales.
En los últimos meses, el escenario político que se inaugura con las derrotas en el plano institucional-electoral en Argentina, Venezuela y Bolivia da cuenta de una nueva etapa de contraofensiva regresiva del imperialismo en articulación con las clases dominantes y los partidos de derecha locales, que pone en jaque los procesos revolucionarios y progresistas surgidos en el siglo XXI en Nuestra América al calor de rebeliones populares y en un contexto internacional de bonanza inédito, debido al boom de los precios de los commodities.
Por el ejemplo e importancia que tomó Venezuela a partir de la llegada de Hugo Chávez Frías al gobierno en 1998, esta nueva etapa de contraofensiva imperialista en Nuestra América ha venido apuntando, en especial, a la desestabilización del proyecto bolivariano. En este contexto, comunicadoras y comunicadores populares de los movimientos sociales hacia el ALBA han elegido este país para desarrollar su Encuentro Continental de Comunicación entre el 24 y 28 de febrero.
El segundo panel del Encuentro, que tuvo lugar en la jornada inaugural, se dedicó a la coyuntura que vive Venezuela. La profesora Judit Valencia destacó los avances que tuvo el pueblo venezolano en el camino de constituirse como Patria. Esto se dio a partir de asumir el Pueblo el protagonismo a partir de las primeras convocatorias de Chávez, en las que el Comandante marcó el desafío del tiempo de la historia: “El reguero de gente se hizo Patria, se hizo Pueblo, se hizo ver”, recordó Valencia.
En el plano mundial, la economista y profesora agregó que Venezuela significa una amenaza extraordinaria, no sólo por el ejemplo revolucionario que implica para el continente, sino también al rol que juega el proyecto bolivariano en el proceso de unidad regional. Chávez tuvo un papel fundamental en el impulso de procesos de cooperación continentales que trascendieron los diversos ritmos y diferencias de los procesos políticos particulares de cada país y dieron lugar iniciativas de integración basadas en los pueblos, como el ALBA, UNASUR, CELAC y PETROCARIBE.
Andrés Antillano, integrante del Movimiento de Pobladores y Pobladoras, destacó algunos límites para tratar de comprender cuáles son las condiciones que favorecen la contraofensiva desintegradora y los principales desafíos del proyecto bolivariano en la actualidad. En especial, aquellos límites históricos que tiene el país a partir de su matriz productiva desarrollista petrolera, que se han profundizado en un contexto internacional complejo ante la caída de los precios de los commodities y la enorme guerra económica desatada por el imperio en contra del país. En este sentido señaló que durante el proceso bolivariano el desarrollismo petrolero dio lugar a “una contradicción flagrante entre rentismo y socialismo, entre desarrollismo y socialismo y entre extractivismo y socialismo”. También expresó que el crecimiento del Estado fue disputado y aprovechado por la burguesía parasitaria a la vera de las relaciones clientelares y el aumento de la corrupción.
Profundizando el debate, Antillano señaló que lo que está en crisis en la actualidad es el resabio del modelo capitalista rentista desarrollista y no el modelo socialista que permitió la recuperación del papel del Estado en la regulación de la economía, el control de la renta (petrolera) y su utilización como mecanismo redistributivo, impulsando el consumo popular en el mercado interno. Procesos todos que permitieron combatir los feroces resultados del neoliberalismo en términos de pobreza y distribución del ingreso en el país. En el mismo sentido, también puntualizó que existen enormes desafíos en tanto las lógicas del capital mutaron, desplazándose la reapropiación de la renta desde la esfera de la producción a la de la distribución, lo que generó lógicas de “acumulación criminal” y múltiples obstáculos para el proyecto socialista.
Sumando la perspectiva comunicacional, Antonio Gómez, integrante de ANMCLA, destacó como un tema fundamental la necesidad de avanzar en un sistema de medios de comunicación articulado, que nazca desde las comunas a partir del impulso que el gobierno de Nicolás Maduro le ha dado a estas organizaciones, siguiendo el legado de Chávez: “Nicolás, te encomiendo las comunas como a mi propia vida. Es comuna o nada”. Para Gómez, este sistema de comunicación comunal es el que realmente puede expresar y visibilizar lo que está ocurriendo en el país, ya que la situación que vive el pueblo no se refleja en los medios convencionales, hegemonizados por el sentido común de derrota que propician los medios de la oposición a nivel nacional e internacional, en el marco de la guerra económica.
Desde la desaparición física de Hugo Chávez Frías, el gobierno de Maduro ha venido sufriendo una contraofensiva revolucionaria, que se agrava con las tardías repercusiones de la crisis internacional en la región y con una fuerte sequía que afecta en particular al país. Para la profesora Valencia se trata de un proceso programático muy claro que “pretende invisibilizar al pueblo que creció, que nació, que tomó conciencia, que ocupó los espacios antes relegados”, y que combina tanto el frente externo como el interno. Desde afuera, el imperio logró penetrar a través del avance de los cuerpos paramilitares y el cercamiento económico y comunicacional. Dentro del país, los saboteos económicos, comunicacionales, la ofensiva criminal a través de las guarimbas y los procesos de corrupción permanentes por parte de las fuerzas políticas de derecha han socavado la conciencia y el cuerpo revolucionario, y han desgastado la correlación de fuerzas del campo popular que apoyaba el proceso revolucionario iniciado por Chávez y continuado por Maduro.
Esta situación se manifestó recientemente en la derrota sufrida por el chavismo en la Asamblea Nacional, el 6 de diciembre de 2015 y que, según Andrés Antillano, tiene su correlato en los escenarios que se abren para el gobierno de Maduro. Estos son múltiples: la fuerte conspiración de la derecha para hacerse cargo del control de la renta petrolera rápidamente y bajo cualquier medio; y un intento de acomodo de los sectores burocráticos dentro del Estado, que intentarán mantener y negociar cuotas de poder en este sentido. Vinculado con esta situación, Antillano alertó sobre un potencial escenario de pacto entre actores dentro del gobierno que pueden estar negociando la permanencia o la salida de Nicolás Maduro y del gobierno revolucionario, realizando acuerdos con el capital y la derecha, que significarían un retroceso del proyecto revolucionario; o el relanzamiento bolivariano volviendo a Chávez y rescatando su legado y lógica política.
La mejor arma de Chávez: el contrataque para profundizar la revolución
En este escenario, el gobierno de Maduro ha podido mantener la paz, no permitiendo que se desenlace la guerra abierta que busca la oposición, señaló Judit Valencia, quien agregó que en Venezuela “se ponen en juego dos modos contrapuestos de producir, de vivir y entender la vida y de respetar el territorio y la naturaleza”.
Para la profesora, en esta guerra de modelos, el proyecto chavista cuenta con el hecho de seguir siendo gobierno de Estado. Los más de 5 millones de chavistas que se han mantenido firmes ante a la convocatoria a la “Unidad, lucha, batalla y victoria” tienen entonces el desafío de recordar y recuperar la conciencia del compromiso sembrada por Chávez a nivel nacional, regional y mundial, y de sostener la correlación de fuerzas que mantenga en gobierno de Estado al proyecto bolivariano, opción que permitirá seguir avanzando en el proceso revolucionario.
A nivel regional, Valencia agregó que los pueblos de Nuestra América se enfrentan con el reto de defender los criterios y valores fundantes de los procesos de unión regional, aquellos que dieron lugar a nuevas formas de conexión y articulación, demostrando que es posible construir la Patria Grande.
Los panelistas concluyeron en la importancia de defender y trabajar para fortalecer el Quinto Motor dentro de las 15 políticas impulsadas recientemente por el gobierno de Maduro, que es el de las Comunas. En ese marco, Valencia entiende al conjunto de los anuncios como la voluntad política para que la contraofensiva regresiva no se vuelva una guerra abierta y total. Por su parte, Antillano destacó que el socialismo sigue siendo la tarea pendiente de la revolución y la necesidad de profundizarlo con mayor ritmo y coherencia, “haciendo la revolución irreversible”. Ante la guerra económica, Antonio Gómez puso el acento en el poder del pueblo en la construcción de un sistema de economía comunal, que ya está comenzando a activarse. Este sistema, enfatizó, no tiene que ser controlado, sino acompañado por parte del Estado. Y junto con la colaboración de otros pueblos de la región, en contra del ingreso de semillas transgénicas y de la dependencia económica, permitirá fortalecer la relación “pueblo a pueblo” y unir al productor-consumidor, superando la manipulación y corrupción de los sistemas de distribución. “Sólo el pueblo organizado, articulado, puede romper con el sistema de distribución especulativo y construir nuevas relaciones sociales”, agregó.
Se trata, en definitiva, de aprender a manejar la mejor arma de Chávez: “el contrataque”. Para, a partir de los retos que hoy tiene el proyecto de revolución bolivariano, recuperar y hacer crecer el protagonismo popular que es el que, hasta en los momentos más difíciles, siempre ha salvado la revolución en los más de 15 años del proyecto bolivariano.
(*) Paula Belloni es integrante del Centro de Estudios para el Cambio Social – @popi_b
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