Por Basem Tajeldine y Laila Tajeldine
El 14 de marzo de 2016, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció la retirada de su fuerza del territorio sirio, algunos con cierto temor suponían una entrega, otros calificaban el anuncio como una acción apresurada, sin embargo, muchos otros entendimos, que la fuerza no necesariamente se transmitía con la permanencia, sino más bien con los resultados alcanzados y la contundente demostración rusa una vez que toma control sobre el cielo Sirio, con autorización de sus autoridades legítimas.
Habíamos afirmado en nuestras declaraciones que la geopolítica mundial había cambiado, y que debe analizarse desde un antes y un después del 30 de septiembre de 2015. A partir de esa fecha podemos afirmar la entrada en escena del multilateralismo internacional, por cuanto desde ese día la Federación Rusa encaró el proyecto destructivo estadounidense en Siria, lo desenmascara y lo desafía al tomar los cielos sirios, causando graves daños a Occidente y sus aliados del Golfo, en su afán de derrocar al Presidente de Siria e instalar en esa Nación un Estado servil, mal llamado “islámico”.
Los importantes avances logrados por las tropas terrestres del ejército sirio, dirigidas por el único y legítimo gobierno de Siria, el Presidente Bashar Al Assad, apoyado de la asesoría y cooperación iraní, la exitosa resistencia de milicias de Hezballah y las kurdas, pudieron hacer frente a la arremetida internacional gracias a la cooperación y solidaridad de la Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa. La aviación rusa con los 9.000 vuelos de combate alcanzó a destruir fortificaciones estratégicas (209 instalaciones de producción y procesamiento de petróleo y 2.000 medios de suministro de productos petrolíferos), parque de armas y aniquilamiento de los cabecillas más importantes de los diferentes grupos terroristas apoyados por la OTAN en el país árabe, entre ellos a más de 2000 terroristas de origen ruso. Por lo que todo esto trajo como resultado la liberación de más de 400 localidades, que suponen unos 10mil Km2.
La entrada de Rusia en Siria contribuyó a fortalecer las posiciones de las Fuerzas Armadas de Siria que hoy son capaces por si sola, y con la valiosa ayuda de Irán y Hezballah (Líbano), de repeler a los terroristas y mantener la ofensiva exitosa contra los mismos. El Ejército sirio logró retomar la iniciativa estratégica en el terreno, lo que obligó, por ahora, a 42 grupos armados «moderados» a reconocer su derrota y a sentarse en la mesa de negociaciones en Ginebra.
¿Cuáles fueron los logros de Rusia?
En primer lugar, Rusia siempre dijo que su llegada a Siria tendría tiempo límite y había informado que el lapso de permanencia estaría entre los 3 y 6 meses. Ahora bien, en ese corto periodo Rusia obtuvo los siguientes logros:
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La política antiterrorista de EEUU se vio desafiada y aislada por Rusia;
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Rusia desenmascara la falsa lucha contra el terrorismo de EEUU;
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Washington tuvo que reconocer el importante papel de Rusia en Siria;
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Rusia obligó a EEUU a retirar sus exigencias de la salida del Presidente Al-Assad;
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Rusia propina un duro golpe a los financistas y formadores de grupos terroristas, incluyendo el papel protagónico de Turquía como promotor del terrorismo y comprador de petróleo de manos de terroristas;
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Rusia deja instalado en Siria el sistema antimisiles S-400;
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Por último, queda por sentado la superioridad rusa en los cielos de Siria y países vecinos.
Algo de lo que los medios de comunicación muy poco mencionan, es que además del sistema antimisiles S-400, Rusia mantiene sus bases en Tartus y Jmeimim, con equipo militar suficiente para proteger sus instalaciones y controlar la situación de ese país por tierra, mar y aire.
Mas recientemente, en el acto de condecoración a los pilotos rusos que participaron en la verdadera coalición antiterrorista liderada por Rusia, el jefe de Estado de ese país, Vladimir Putin, aclaró toda duda sobre la «retirada», dijo «nuestras tropas pueden volver a Siria en cuestión de horas, si es necesario». Además, el líder ruso también dejó claro que su país continuará proporcionando apoyo a Siria, incluida ayuda militar y de inteligencia.
Que nadie se llame a engaños, Rusia posee la única base naval del mediterráneo en las costas del país árabe desde finales de la década de los 70 del siglo pasado, que no está dispuesto a ceder a occidente. Por otra parte, la potencia rusa alcanzó todos sus objetivos propuestos en Siria: demostró al mundo su superioridad militar (la actualización y poder letal de sus armas utilizadas en Siria) y su astucia política-diplomática al apoyar desde siempre una salida negociada para Siria en base al derecho internacional, la aceptación y respeto al legítimo gobierno de ese país. Rusia nunca abandonará a sus aliados en Siria y en toda esa estratégica y codiciada región del planeta.
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