El “díscolo” de la Concertación Marco Enríquez Ominami (MEO) busca salir de la debacle. Está implicado en las investigaciones de corrupción por financiamiento ilegal de la política. Habría recibido dinero de la privatizada SQM (del ex yerno de Pinochet Julio Ponce Lerou) para su campaña electoral a través de su uno de sus principales asesores, así como posiblemente de una constructora brasileña implicada en corrupción en Brasil, que permitió a MEO realizar viajes en jet privado durante su campaña con ejecutivos de la compañía.
Así, tras los escándalos de corrupción pasó de ser una de las figuras con mayor aprobación ciudadana del mundo “progresista” e independiente, a uno de los menos valorados y creídos por la población. Ligado a grandes empresarios (como Max Marambio, su principal financista y que se hizo grandes negocios ligado al turismo en Cuba), primero como “díscolo” y luego como “independiente” intentó levantar su figura como “recambio” de centro-izquierda ante el desgaste de la Concertación, y buscar sintonizar con las expectativas de reformas en una amplia mayoría de la población con un programa de reformas sociales y democráticas como Asamblea Constituyente, construyendo un pequeño aparato electoral (PRO) para levantar su figura.
Sin embargo la población ya no le cree. Su discurso “progresista” está implicado igual que Chile Vamos y la Nueva Mayoría en los mayores escándalos de corrupción con SQM, privatizada en la dictadura, siendo parte del entramado de financiamiento ilegal, mostrando su dependencia y subordinación a las grandes fortunas. Se ha revelado la farsa del discurso “progresista independiente”.
Desagregando fuerzas: el fracaso de una nueva coalición de centro-izquierda
A través de su figura, busca presionar a la Nueva Mayoría para la realización de “primarias” presidenciales el 2017. Además de un pacto con la alianza oficialista, ha buscado formar un nuevo referente junto a diversos partidos.
Sin embargo, lejos de resultar, le está fracasando tanto el pacto con la NM como la formación de un referente propio de peso en el mundo “progresista” e “independiente”.
Así, aunque está formando un bloque junto al partido en formación “Frente Regional y Popular” del ex DC Jaime Mulet y “Democracia Regional Patagónica” del senador de derecha Antonio Horvath y el regionalista de derecha Carlos Bianchi, resultó fracasada su estrategia de apostar a un pacto más amplio con fuerzas independientes, que había resultado como conclusión de “sumar fuerzas” tras su derrota electoral en 2009 y 2013.
Así, ni el Partido Liberal (liderado por el diputado Vlado Mirosevic), ni el Partido Ecologista Verde ni el Partido Humanista, aceptaron ser parte de su nuevo referente político.
Una candidatura de recambio empresarial y del perdón a los genocidas
Y así, tras la debacle de su figura y la dificultad a levantar una coalición propia, seguirá presionando para buscar acuerdos con el engañoso transformismo de la Nueva Mayoría y sus reformas negociadas con la derecha y los empresarios, afirmando estar “seguro de que gran parte de ellos (Nueva Mayoría) va a dialogar para un programa común y un gobierno».
Y busca continuar su desgastada carrera electoral, buscando acuerdos con la centro-izquierda oficialista como enviando mensajes de unidad y consenso nacional con los genocidas derechistas. Así señaló, utilizando la figura de su padre (el asesinado Miguel Enríquez, dirigente del MIR) «yo voy a ser Presidente algún día pero de todos los chilenos, de los que amaron a mi papá y de los que abrieron botellas de champaña cuando lo mataron».
No pretende la “revancha”, sino un nuevo consenso y pacto social con los empresarios y viejos partidos del régimen heredero de la dictadura, de derecha y centro-izquierda. Una desgastada y vieja figura de recambio para renovar una vieja política de la transición.
lunes 1 1 de abril de 2016.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.cl/MEO-la-debacle-del-progresismo-independiente?id_rubrique=1201#
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