La Región de Concepción -lo que comprendemos como la zona que abarca desde Tomé a Lebu- posee una nítida y profunda identidad obrera. Y eso se da desde 1887 cuando los trabajadores del puerto de Talcahuano marcharon por primera vez en la calles de nuestro país conmemorando a los mártires de Chicago. Fue en Concepción donde se eligió al primer diputado del Partido Demócrata, con votación obrera y en 1907 cuando se desata la matanza de la Escuela Santa Maria en Iquique, varios trabajadores de la sociedad de resistencia de Talcahuano, Schwager y Lebu dejaron la vida junto a sus “hermanos de clase” los obreros del salitre. Lo mismo ocurrió en Magallanes donde los dirigentes y caídos en la rebelión de “Los Tirapiedras” en Puerto Natales (1919) eran fundamentalmente cuadros sindicales de Concepción y la Zona del Carbón.
Es esta época destacan héroes y mártires de la clase obrera como Carlos Barrientos, minero de Schwager, cuyo nombre recuerda una calle en Población Berta en sector Villa Mora de Coronel. Delfina González de la Unión Marítima de Talcahuano, dirigenta local de la Federación Obrera de Chile (FOCH), perseguida y golpeada, fue la primera presa política de la cárcel de Coronel, fundadora del periódico “Adelante” en Talcahuano, donde escribirían plumas tan ilustres como las de Luis Emilio Recabarren, Pedro Morgado dirigente de los obreros de los arsenales de la armada, Juan Pradenas obrero portuario fundador local del Partido Socialista, Juan Alvarado dirigente ferroviario y de la FOCH en Concepción.
En 1920 los mineros del Carbón conquistan la jornada de 8 horas de trabajo, el fin del pago en fichas, las guardias privadas y del maltrato físico en el trabajo, sin duda la primera gran conquista de los trabajadores de Chile. En 1947 otra huelga generalizada del Carbón, motivará otro hecho histórico para el movimiento obrero en nuestro país; la aplicación de la llamada Ley Maldita contra los partidos y dirigentes obreros, el encarcelamiento, relegación y persecución de miles de trabajadores.
A partir de los 60 y la histórica marcha de los mineros del carbón sobre Concepción, se abre un nuevo ciclo de crecientes y generalizadas movilizaciones de trabajadores en toda la región, con un número cada vez mayor de huelgas y una creciente politización de la clase trabajadora, que sin duda serán el factor fundamental en la llegada de Salvador Allende a la presidencia de Chile. Dentro de este ascenso sostenido de los trabajadores, saldrán conquistas como la ley “de lámpara a lámpara” por parte de los mineros, conclusión efectiva de la jornada laboral de 8 horas, desde el ingreso a la empresa y no desde la llegada al frente de trabajo.
El Estado de Chile reflejaba con el dictamen de estas leyes, no su buena voluntad sino el peso creciente del poder de los trabajadores en nuestra sociedad. Las empresas también resentían este poder, teniendo que entregar una serie de beneficios hoy impensables para los trabajadores.
En 1970 se constituye el “Comité de Solidaridad Gremial” al interior de la CUT provincial en Concepción, como forma de impulsar y fortalecer cada batalla que librarán los trabajadores. Tras el paro patronal contra el gobierno de Allende, los trabajadores constituirán el Cordón del sector las industrias en Talcahuano y Hualpén, será en Concepción donde se constituirá la primera Asamblea del Poder Popular, máxima instancia de esta nueva fuerza de transformación surgida desde la clase trabajadora en nuestro país. Hay que destacar que las primeras industrias estatizadas durante el gobierno de Salvador Allende serán las textiles de Tomé, con un pujante y combativo movimiento sindical.
Tras el golpe militar se desata una violenta represión contra los trabajadores, la flota naval de Talcahuano es desplazada hasta la zona del carbón y con sus cañones apunta a los barrios obreros de Lota y Coronel, exigiendo la rendición y entrega de las minas y fábricas ocupadas por los trabajadores. Serán los años de los ejecutados de Lota, del asesinato de los dirigentes textiles de Tomé en Quebrada Honda; de los trabajadores de Sigdo Koper y Cordón Industrial de Hualpén-Talcahuano asesinados en el Fuerte Borgoño; de trabajadores y campesinos asesinados en Laja, San Rosendo y Yumbel; serán los años de las detenciones masivas, campos de concentración y tortura.
Luego vendrá la lucha de resistencia a la dictadura militar, en esa lucha entregarán su vida destacados dirigentes de la zona, como María Galindo, trabajadora de la pesquera de Boca Sur o de trabajadores del carbón como Eulogio Fritz, caído en un enfrentamiento con agentes de la DINA el 21 de febrero de 1975, o Óscar Arros, trabajador de la maestranzas de ENACAR, líder de la resistencia, asesinado en Lota en 1975.
Esa vidas no fueron entregadas en vano, gracias a ellas los trabajadores retoman la lucha apenas iniciados los años 80, en el paro de celulosa Arauco, en las movilizaciones de los mineros de Schwager, Lota y Lebu.
Sin embargo, el cierre masivo de industrias y la nueva realidad creada tras el plan laboral de la dictadura, fueron destruyendo a ese movimiento obrero histórico de nuestra zona, política que continuará y se acrecentará en la transición, con el cierre de minas e industrias.
Sin embargo, hoy nuevas luchas surgen desde los trabajadores, los cesantes y eventuales con sindicatos como el sindicato Newenche en San Pedro, la lucha de los pescadores artesanales de caletas como Lo Rojas en Coronel, contra la ley de pesca y la concentración industrial de recurso pesquero, las movilizaciones de los trabajadores de los hospitales en Concepción, Talcahuano, Penco y Lirquén, de los trabajadores públicos, la lucha de los subcontratados de la industria forestal. O la movilización de los trabajadores marítimos portuarios por el tarifado regional y la resistencia a la privatización del Puerto de Talcahuano, a fines de los 90 y primeros años de este siglo, hasta la construcción de las poderosas organizaciones sindicales que han desbordado la legalidad laboral obteniendo notables conquistas y desarrollando una política de solidaridad hacia otros sectores sociales como profesores y estudiantes.
El terremoto de 2010 también marcó un hito para los trabajadores de la región que, a pesar del estado de sitio y toque de queda, debieron resistir el abuso inmoral de los empresarios quienes intentaron usar la catástrofe para disminuir derechos sindicales y sociales.
Estos últimos años trabajadores de supermercados y el retail han comenzado a organizarse y desarrollar movilizaciones, también se dio la rebelión de la bases del magisterio de profesores -cuya radicalización en la región fue notoria-, las protestas de trabajadores de la construcción y del montaje en el Mall del Centro y el Estadio Collao, el creciente descontento y las movilizaciones contra el sistema de AFP, que ya han llegado a las calles. Sin duda los trabajadores han perdido poder y sus más importantes conquistas sociales, tras años de imposición del modelo neoliberal, impuesto por Pinochet y profundizado con los gobiernos civiles que le siguieron.
Pero el fondo ya se tocó, hoy los trabajadores vuelven a la lucha para recuperar lo suyo, o al menos parte de ello, de las riquezas que generan, pues son ellos los verdaderos productores.
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