Gallinero político confirma profundidad de la crisis

por Arturo Alejandro Muñoz / fuente: Polítika.

Casta de parlamentarios, de dirigentes de partidos y de gremios patronales, manifiesta temor por reacción de la ciudadanía ante corruptelas y colusiones. Unos huyen del país, otros quieren repetir la hazaña del 1973.

El ambiente está sin duda enrarecido. La política ha logrado transitar del ‘arte de lo posible’ al ‘arte de lo soportable’, y a decir verdad en muchos chilenos la paciencia ha comenzado a agotarse… aunque en otros ya no existe.

Nos encontramos en la bifurcación que señala sólo dos caminos a seguir: la rebeldía hecha protesta y acción (el pueblo se organiza y toma las banderas y las calles), o la desidia respecto de todo lo que signifique materia pública, vale decir un laissez-faire que dejaría a los chuchumecos parlamentarios y dirigentes partidistas libres de activar lo que les parezca conveniente, sin rendir cuentas ni responder preguntas.

Alguien dirá que la primera alternativa está fuera de toda posibilidad de concreción; y que la segunda tampoco tiene visos de hacerse efectiva. Ni fu ni fa. Esa es la alternativa que hasta el día de hoy campea a su regalado gusto para felicidad de diputados, senadores y vejestorios de aquellas instituciones ‘que funcionan’, como aseguraba el faraón Lagosnatón Primero, gran impulsor y defensor de la religión ‘concesionaria’, hija legítima del bolicheo transnacional.

Sin embargo, hay algunas cuestiones que pese a parecer todavía menores y difusas (o intrincadamente extrañas), simulan delinear una ruta que los chilenos mayores de “titantos” conocemos bastante bien.

Aunque en esta ocasión el final de ese trayecto es más impredecible que el acaecido entre los años 1970-1973. Para quienes a comienzos del ‘73 tenían más de diez neuronas, era un hecho cierto que, tarde o temprano, la derecha y sus aliados de la democracia cristiana y la ‘democracia radical’ (incentivados y apoyados por el empresariado y EEUU) provocarían un golpe de Estado, como sucedió.

Mal que peor, Chile ha vivido de manera permanente en ese volcán político cuyo magma administra la derecha dura. Y no sé por qué, pero estas cuestiones algo intangibles –aunque reales– permiten afirmar que fútbol y política se hermanan en varios aspectos. Vea usted.

Los famosos ‘secretos de camarín’ a que se acogen siempre los pataduras profesionales cuando ellos y sus clubes viven problemas serios, no son sino réplicas de aquellos que los políticos acostumbran mantener ocultos de la prensa y del público, aunque el mundo amenace con reventar.

Que en la política chilena algo está pasando, cobrando formas impensadas, ya no es chiste ni ficción. No es necesario recurrir a viejos hechos, pues los nuevos –los de ahora– aglomeran suficiente material para la sospecha. Échele una ojeada al siguiente listado, que me permití destacar en negrillas, y después seguimos la conversa, ¿le parece?

Hernán Büchi, el ‘economista que todos los países latinoamericanos nos envidian’ según Pinochet y Merino en el año 1987, abandona el país (¿huye?) para refugiarse en una nación que al parecer le da tranquilidad para continuar besuqueando el sistema que coadyuvó a armar.

Aunque de acuerdo a sus detractores se trata más bien de un escape oportuno antes que la fiscalía lo llame a declarar, y/o lo impute, por su vinculación en el caso de los «Panamá Papers», que lo mencionan como accionista de Compton Investment.

Büchi retrucó: “No encuentro nada de malo que la gente sea accionista offshore. Las offshore existen porque el mundo es integrado, pero los sistemas tributarios son distintos”. Aún así declaró sentirse muy incómodo “con la situación que hay en general” (?), por lo cual decidió irse de Chile ante la ‘incerteza jurídica’ que podría constituir a futuro un serio problema para su bienestar personal.

Pero, si no hay nada malo (¿ni ilegal?) en ser accionista offshore, ¿por qué se va y abandona de la noche a la mañana los jugosos directorios de SQM y Quiñenco? ¿Cuándo volverá? ¿Con un gobierno de nuevo tipo, como diría Tellier?

Caso SQM: un centenar de personas serían inculpadas en los próximos días por sus vínculos con este caso. Entre ellos los vinculados a las «platas políticas» que SQM le entregó a campañas de 2009 en adelante. Además, habrá otro grupo de inculpados no ligados a la política. De un ‘cuantuay’, según el fiscal Pablo Gómez. La tembladera en el duopolio se siente desde lejos, y estructura un cuadro que, respetando el “secreto de camarín”, los dos bloques de la política criolla minimizan o, mejor aún, sepultar para siempre. ¿Podrán?

Desclasificación de documentos acerca de un enclave nazi: debe haber tembladera en sectores de la UDI y de RN. El gobierno alemán –con la ‘dura’ Angela Merkel a la cabeza– desclasificará documentos relativos a Colonia ‘Dignidad’, enclave ultraderechista (con arrestos nazis), en los que podría confirmarse la participación –indirecta pero efectiva– de actuales dirigentes de los partidos mencionados. Específicamente, de Hernán Larraín, público defensor de la Colonia y de su líder, el delincuente nazi Paul Schaeffer, hasta el día en que Canal 13 emitió un programa de investigación periodística informando la calidad de criminal y pederasta de Schaeffer. Desde entonces Hernán Larraín guardó silencio y se hizo ‘el de las chacras’, pero el gobierno alemán podría regresarlo –a él y a otros más, algunos ex militares entre ellos– a la tormenta judicial. Señores fiscales… ‘attenti al lupo’, como cantaba Lucio Dalla.

Tribunal Constitucional (TC) y Reforma laboral: ¿Para qué gasta el país miles de millones en parlamentarios vociferantes e ineficaces si finalmente son diez individuos –con traseros bien asentados en el Tribunal Constitucional– quienes legislan como si fuesen una tercera Cámara?

El TC fue parido por la dictadura con el propósito único de velar por la buena salud de una Carta Fundamental impuesta a bayonetazos. Es una institución ajena a la democracia institucional, cuyos miembros son designados a dedo, que niega la independencia de dos poderes del Estado. Su acción se orienta a defender intereses de capitalistas y especuladores financieros, en impúdico detrimento del bienestar general.

Suena un susurro: ‘Remember’ Comando Nacional de Trabajadores: la ciudadanía confirma que en la práctica el insaciable mega empresariado es un ‘enemigo de la sociedad civil chilena’, y muy particularmente de la clase trabajadora. Con el visto bueno del gobierno y del legislativo, que se meten en salva sea la parte los acuerdos firmados en la OIT. En especial los relativos al tripartismo laboral. La derecha lucha contra cualquier legislación que beneficie a los trabajadores, sean estos obreros, empleados, técnicos o profesionales. A ella, el TC le viene como anillo al dedo, pues sus miembros son coyotes de la misma camada y lacayos de idénticos intereses.

No obstante, olvidan que el año 1983 los trabajadores chilenos se encontraban en una situación aún más desfavorable (incluyendo secuestros, torturas y asesinatos). La dictadura se reía del inexistente ‘poder’ de la clase trabajadora. Sin embargo, en mayo de ese año todo cambió. Los sindicatos dieron nacimiento al Comando Nacional de Trabajadores, a las Protestas Sociales, a la paralización del país y construyeron el tobogán por el cual se deslizaron hacia la salida del gobierno el tirano y sus adláteres. Ocurrió una vez… puede volver a suceder. Las condiciones están. Sólo falta dirección. ¿Habrá alguna?

Milicogate: en algún viejo artículo aseguré que al sistema neoliberal le era imposible existir sin corrupción. Lo acaecido en un sector de las FFAA con los dineros entregados por el país en virtud de la ley del cobre lo demuestra, confirmando que ese aserto tiene asidero. Con este sistema la corrupción llegó para quedarse, forma parte de su ADN, y terminó (¿o comenzó?) por alcanzar a las FFAA. Nada nuevo bajo el sol: años ha, con el dictador aún en el cargo de comandante en jefe, los ‘pinocheques’ mostraron el estado de putrefacción de un sector del ejército. Si la investigación del actual “milicogate” avanza, ¿viviremos nuevamente algún “ejercicio de coordinación y enlace”? Hasta el momento en que estas líneas son redactadas, esa investigación del ‘milicogate’ está en curso y nada indica que se detendrá. Hasta el momento.

Cowboys vs Aliens (o parlamentarios vs megaempresarios): no es un scoop decir que la imagen de muchos grandes empresarios está bajo la línea de flotación. El día que el Mapocho inundó la zona “alta” de Santiago (la que se encuentra al este de Plaza Italia), un nombre saltó a la palestra con fuerza: Andrónico Luksic, ‘el dueño de Chile’. El mismo que según el periodista Francisco Martorell, en su libro “Impunidad Diplomática”, habría participado en orgías y partuzas en la sede diplomática de la República Argentina en Santiago, organizadas por el embajador Óscar Spinosa Melo. Spinosa Melo había sido designado por Carlos Menem. El diputado Gaspar Rivas (independiente, ex RN) zarandeó a Luksic a insultos e improperios en la Cámara de Diputados, asegurando que era el mayor delincuente que había en el país. Los habitantes de Caimanes podrían dar fe de cuán acertada es aquella apreciación del parlamentario. Y los vecinos de San José de Maipo, también.

Redes Sociales, principal enemigo: se acerca el momento en que algún parlamentario solicite legislar duramente respecto de las redes sociales, sancionando con penas de cárcel a quienes critiquen a un ‘honorable’ vía tuiter, facebook u otro sistema de la red. Los diarios electrónicos independientes, así como el actuar del público en general vía redes sociales, han sido un cuchillo en la garganta para los políticos en general, y los parlamentarios y gobernantes en particular, sin olvidar a los megaempresarios. Las redes sociales parecen inexpugnables. Sancionarlas, prohibirlas, amañarlas, traería graes consecuencias, y el remedio sería peor que la enfermedad. La costra política, como la empresarial, tendrá que acostumbrarse a vivir bajo la lupa del respetable. Si son personajes públicos no tienen vida privada (íntima tal vez…), a menos, claro, que renuncien a lo público. Luchar contra los avances de la tecnología es tiempo perdido. Lo saben… y les incomoda a nivel de dolor profundo.

Reflexiones finales: los ‘secretos de camarín’ en la política activa no logran el oscurantismo del silencio. Mientras las aguas se agitan y el oleaje amenaza convertirse en marejada y este en tsunami, para muchos pillastres resultará conveniente desaparecer de escena, hundirse un tiempo en el anonimato, salir del país y hacerse el cucho, en vez de aparecer en TV explicando lo inexplicable, o intentando aclarar su frasco de tinta china.

Otros frescolines continuarán dando la pelea contra los derechos de la sociedad civil. Hay algunos (eso me parece) que están maquinando fórmulas para repetir las barbaridades cometidas en la época en que gobernó Salvador Allende. Como los caminos del Señor, los senderos que llevan a los cuarteles son impenetrables. ¿Usted cree que eso es imposible? ¿Apostaría su sueldo?

Definitivamente, Chile ingresó a territorio oscuro. Los mayores de ‘titantos’ podemos dar fe de ello. Por eso hay que organizar la sociedad civil para defender la escasa democracia que nos va quedando, pues la casta política y las cofradías megaempresariales han comenzado a desesperarse.


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