por Carlos Salazar, La Nación.
Angela Davis, activista afroamericana, de 72 años, visitará Santiago la próxima semana para participar en un encuentro que gestiona la Universidad de Chile, el CNCA y el Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York. Cita prepara el terreno para debatir el rol del marxismo y los movimientos sociales en el último medio siglo. Una de las anfitrionas de la reunión evalúa estos «tiempos interesantes».
El 10° Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política bautizado como «eX-céntrico: disidencia, soberanías, perfomance» recibirá como peso pesado del debate a la legendaria activista feminista afroamericana Angela Davis que regresa después de 44 años al país para exponer cómo ha cambiado el objetivo de la discusión desde los días en que la Unidad Popular validó el primer gobierno legítimamente marxista del mundo.
Davis, de 72 años, la militante ícono de la contracultura estadounidense desde los años 60 dictará una serie de charlas en encuentros con la comunidad en el marco del evento organizado por la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, el Departamento de Teatro y el Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y el Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York.
FARIDE ZERÁN: “LA LUCHA DE ANGELA DAVIS POR LOS DERECHOS SOCIALES SIGUE VIGENTE”
Los organizadores de la cita adelantan además el conversatorio con el artista visual y Premio Nacional de Artes, Alfredo Jaar; el investigador transgénero Jack Halberstam y un festival de performances de invitación abierta que serán transmitidos a todo el mundo vía streaming con traducción simultánea.
Faride Zeran, vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Casa de Bello, pondera el calibre del encuentro con Ángela Davis en un año de reformas clave y en el que la efervescencia social alcanza diversos canales de acción. En particular, si se compara con el Chile de los 70 que conoció la activista marxista afroamericana. «Los contextos históricos son distintos, pero las reivindicaciones sociales son similares», sostiene la anfitriona.
«Angela Davis está muy vigente, su pensamiento y sus luchas. De hecho, basta ver lo que sucede en Estados Unidos para darse cuenta de que su lucha por los derechos sociales sigue muy vigente, por un mundo sin discriminación y más justo ha generado movimientos sociales profundos en diversos países. En Chile ha sido así, porque se requieren cambios estructurales que permitan consolidar una democracia participativa y un Estado que se haga cargo y corrija las desigualdades», cree.
Define este marxismo inmanente a lo largo de las décadas que mantiene a la invitada como un referente crítico y actual para medir a los partidos políticos y movimientos sociales. «En la base de ese pensamiento crítico está la resistencia marxista, entendida desde las bases y no desde una elite siempre privilegiada. Una resistencia que presiona por convertirse en una fuerza transformadora, ciudadana que pone en cuestión los partidos políticos tradicionales. Los movimientos de los jóvenes generan nuevos liderazgos y nuevas hablas que contienen discursos de los años 60 y también mucho más que eso. Estas nuevas generaciones, desde sus luchas por la educación como un derecho, por ejemplo, nos enseñan que la acción está profundamente ligada a convicciones que apelan a la igualdad social y a reivindicaciones históricas con las que estamos en deuda como sociedad».
– Algunas publicaciones siguen denominando «contracultura» este tipo de disidencias. Como periodista, ¿qué le parece ese tipo de definiciones que persisten desde los medios?
-Contracultura puede ser hoy un concepto contradictorio. En épocas de cooptaciones es clave entender que hay muchos discursos que en apariencia son críticos, pero que en definitiva alimentan las máquinas neoliberales hegemónicas. Eso es complicado, porque ser crítico es ser desafiante, es buscar posibilidades mayores para una sociedad oprimida en diversos aspectos y que merece avanzar en libertades y justicia social. Por eso decir contracultura es hablar de una tensión.
– Los movimientos de base están cuajando en una crispación necesaria, según autores como Moisés Naím. ¿A qué época reciente de nuestra historia le recuerdan estos días de inquietud y reforma social?
– Para que las revueltas se conviertan en movimientos se requiere de programas, de liderazgos, de un impronta social sustentada en las bases sociales en la ciudadanía. Estamos en tiempos «interesantes» que nos convocan a pensar, a cuestionarnos, a que los intelectuales no se replieguen y que la violencia -violencia como pobreza, corrupción, poderes fácticos, violencia como narcotráfico, lumpen sin sentido social, como Estado, como mercado, etc.- sea analizada en toda su magnitud. La resistencia actual es, por tanto, también una resistencia al sistema actual, un sistema perverso que nos condiciona la vida a ser sujetos de consumo o de caridad y no sujetos de derecho. Estos son tiempos en los que la inflexión será clave para ver cómo seguimos, si logramos dar un salto a un país más solidario y comprometido o dar un salto hacia un lugar que no queremos, un lugar reaccionario, donde cuaja el fascismo y el populismo fácilmente.
– ¿Qué aspectos urgentes de la reforma educacional le parecen que han sido ignorados o no han sido suficientemente evaluados a nivel del debate institucional?
– El gran tema ignorado es la urgente decisión política de instalar con fuerza un sistema de universidades estatales. Esto, reforzado por la actitud cómplice y pasiva ante el abuso de términos como «público», o el chantaje de quienes pretenden que si el Estado invierte un peso en sus universidades, ese mismo peso vaya a engrosar las arcas de las universidades privadas. El empate moral entre lo público y lo privado resulta escandaloso cuando se pretende frenar la estructuración de un sistema de educación público -estatal. Esta suerte de empate se evidencia en el proyecto que entró al Congreso, y donde no se aborda con la energía necesaria este punto que es esencial para el fortalecimiento de una República.
PERFORMANCES Y OTRAS DISIDENCIAS
El programa de «eX-céntrico: disidencia, soberanías, perfomance» suma a la participación de Angela Davis, Alfredo Jaar y la directora del Instituto Hemisférico de la Universidad de Nueva York, Diana Taylor, una semana dedicada a otras instancias de trabajo académico y experiencias artísticas que imaginan lo político como un espacio de disidencias.
Pasacalles y happenings en espacios públicos como la Plaza Yungay, Santiago Centro yPedro Aguirre Cerda donde se proyectarán edificios y concretarán encuentros bohemios entre artistas, mesas redondas de conversación y debate.
Estas irrupciones llevan tres consignas diferentes: «Memoria y violencia», «La ciudad indígena» y «Resistencia en las periferias urbanas». Estas se realizarán simultáneamente el jueves 21 de julio, a contar de las 10 horas, comenzando en el barrio Lastarria, en Londres 38 y en la Galería Metropolitana de Pedro Aguirre Cerda.
Entre los performistas que serán parte del encuentro destacan el colectivo de arte político»The iluminator», quienes participaron del Occupy Wall Street poco después de la proyección «OWS 99% Bat Signal», y que en esta oportunidad proyectarán imágenes del movimiento estudiantil chileno con la performance «Rebelión contra la deuda estudiantil»;también la canadiense Helena Vosters, quien hilo por hilo deconstruirá junto a los participantes una bandera de los EEUU; Rocío Boliver, también denominada «La Congelada de Uva», conocida por coser su vagina y modificar con aparatos el aspecto de su rostro estirando la piel.
Desde Brasil, Roberta Nascimento presentará «Calentamos corazones a sangre fría», en la que con un corazón de hielo y dos mujeres, una extrae sangre de la otra hasta que una de ellas pierde la conciencia, entre otras.
La directora de Extensión de la universidad, que será sede del evento, Ximena Póo,explicó que «realizar este congreso en Chile es un tremendo desafío y una oportunidad como país, justo en año de reformas, de querer cambios fundamentales para una sociedad que piensa sobre sus destinos de cara a una vida más reflexiva en muchos sentidos».
Fuente: La Nación, Jueves 14 de julio de 2016.
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