Por Francisca Rodríquez /fuente: El Irreverente.
Hace diez años atrás celebrábamos ufanos el color que tomaba Nuestra América, el nuevo milenio trajo consigo esperanza de la mano de gobiernos progresistas que representaban el descontento y la posibilidad de levantar una alternativa a este modelo neoliberal, que se jactaba en nuestras narices de haber aplastado toda posibilidad de construir un mundo diferente.
Venezuela con Chávez encendió la primera luz de este sueño, luego Brasil con Lula y después Dilma, se sumaban los Kirchner en Argentina, Tabaré y el Frente Amplio en Uruguay, Lugo en Paraguay, Ecuador levantaba las banderas de la Revolución ciudadana con Correa, Evo se erguía como la salvación de los pueblos originarios en Bolivia. Más al centro Nicaragua levantaba de nuevo la bandera rojaynegra de los Sandinistas, El Salvador hacía lo propio con el legendario Frente Farabundo Martí, Manuel Zelaya hizo visible la lucha del pueblo Hondureño, que también hacía su aporte a las nuevas alianzas. Y hasta Perú prometía con Humala en sus inicios, tomado de la mano de este nuevo bloque emergente.
CELACBajo este panorama surgieron las nuevas alianzas continentales: la CELAC vino a darle la inminente extremaunción a la OEA; UNASUR le puso una nueva arista a las relaciones comerciales que caracterizaban el MERCOSUR ampliando su actuar en lo social y lo político; en el Caribe se unían las fuerzas de las pequeñas islas lideradas por PETROCARIBE y el ALBA, con la fuerte influencia y liderazgo de Venezuela y Cuba. Todo hacía pensar que el Imperio y el modelo tocaban el fin de su hegemonía y que otro mundo si era posible: Nuestro Nuevo Mundo.
El Imperio Contrataca
Sin embargo, las vueltas de la vida nos dieron un revés. Así fueron cayendo uno a uno nuestros aliados. A Zelaya no se le perdonó su hermandad con los países del sur y un golpe de estado terminó con su mandato, levantando la solidaridad internacional que no pudo contra las garras de la oligarquía apoyadas por el gobierno de Estados Unidos. Luego vino el Golpe parlamentario a Lugo, que a pesar de la movilización social y la condena del bloque, no pudo dar pie atrás. Así comenzaba la arremetida intervencionista en los países más débiles donde la derrota hizo mella en su recomposición inmediata.
Chavez 1Nuevas formas de intervención fueron adoptando el Imperio con sus aliados de las burguesías nacionales. El duro paro económico-político de la Media Luna a Evo, hizo que este sangriento conflicto terminara en un pacto que poco a poco ha ido debilitando al líder indígena, quien tuvo que ceder a importantes intervenciones de las transnacionales en sus territorios. Quedando así atrapado en un gobierno limitado a la mejora del bienestar social de su pueblo, sin poder cambiar la esencia del modelo capitalista extractivista.
Mauricio Funes en El Salvador, poco a poco fue cediendo a las presiones de Estados Unidos sin logar dar un viraje a la izquierda, manteniendo el TLC firmado por su antecesor. A Rafael Correa se le han intentado dar varios golpes de estado, los que han fracasado gracias a su cercanía con el pueblo y las alianzas con sectores de la burguesía nacional, sin embargo la Revolución Ciudadana se fue quedando en el olvido y cada vez se le ve más limitada a una expresión mediática, a través de la cual el gobierno rinde cuentas.
Un poco más al sur, la derrota electoral de Cristina Fernández en Argentina, le dio la estocada final a los años felices del Continente. La derecha rozagante volvió a sus anchas a revertir todos los logros obtenidos en materia social y a reponer los privilegios de los poderosos del país, en medio de la desmovilización y bajón social que aún no se recupera de este traspié. El descubrimiento del ex Secretario de Obras Públicas de Cristina y Néstor, enterrando más de cinco millones de dólares en un Monasterio, nos deja pensando en algo más que solo en la intervención del Imperio en estos procesos.
A Brasil también le tocó su turno. El gigante del continente mostró sus debilidades en las denuncias a los ministros y asesores de Lula y de Dilma en actos de corrupción, principalmente en la petrolera estatal de Petrobras. Esto fue levantando un torbellino que tiene hoy a la mandataria fuera del gobierno, mientras se le investigan actos de corrupción en su mandato, y en su lugar hoy está gobernando un traidor como Temer, salido de las propias alianzas políticas del PT.
cristina-y-nestorLa muerte de Hugo Chávez el año 2013, fue un duro golpe, no solo para Venezuela, sino para todos los gobiernos progresistas aun en pie, y también para los movimientos de la izquierda mundial que contaban con un activo aliado en sus luchas. El fallido relevo de Maduro a la cabeza de la Revolución Bolivariana, no pudo mantener la unidad de los sectores revolucionarios del país que exigían se cumpliera el mandato del líder fallecido, de profundizar el Estado Comunal. Por el contrario, al poco andar se involucionó nuevamente hacia el protagonismo del elefante estatal burgués, concentrando el poder y las decisiones, que en medio de la baja del precio del petróleo y la disminución de las arcas fiscales, tiene hoy al país en la quiebra.
Las lecciones
Para los pueblos que hemos tenido que seguir “bailando con la fea”, en nuestro caso con la Bachelet vesión 2.0, es imperioso extraer lecciones de estos procesos. Más allá de la acción temeraria y permanente del Imperio y las clases dominantes locales y trasnacionales, cabe un importante grado de responsabilidad a los propios gobiernos y dirigentes progresistas y de izquierda, tanto en sus propuestas de modelos alternativos, como también en su gestión.
EvoLa seducción que despliega el poder, es parte de las razones de la caída de varios de los que fueron “nuestros” gobiernos. No es solo la falta de un modelo de desarrollo alternativo, que en el caso venezolano, las Leyes del Poder Popular dotan de herramientas jurídicas la gestión económica, política y social de la sociedad en su conjunto. El papel aguanta las más encendidas consignas, el problema es tener la voluntad y el convencimiento que solo a través del desarrollo consiente, activo y protagónico del Poder Popular, es posible generar un cambio social, transformador no solo del modelo económico, sino de nuestra ética y valores hoy son reglados por el mercado.
En estos días en los que nuevamente debemos apelar a la paciencia histórica, no debemos dejar de lado la tarea central del proyecto revolucionario: construir una ética, una estética, es decir, una cultura socialista. Esta es la base de la Revolución en la que tenemos que seguir trabajando en cada espacio de construcción, porque con más o menos colores en nuestro Continente, la lucha continúa.
Julio 31, 2016
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