por Carlos Tortin /desde Flandes.
Aquel día 29 de junio de 1973, día del Tanquetazo, formados en la cubierta del crucero, escuchamos la arenga del comandante, anunciando que “ hay movimiento de tropas en Santiago, estamos a la espera de más informaciones; toda la tripulación diríjase a sus puestos de trabajo, en espera de órdenes “.
Mientras nos dispersábamos en diferentes direcciones, un par de mensajeros se desplazaba entre los marineros, anunciando “ estado de alerta “, en voz baja, casi un susurro al oído cercano y amigo.
Oficiales y tropa, por separado, a la espera de la palabra “golpe”. Esa palabra, breve y macabra, que pondría en movimiento, también por separado, a los oficiales golpistas y a los marinos anti golpistas.
Marinos de cubierta, y bajo cubierta, montamos guardia de emergencia, simulando indiferencia. En algunos espacios sacamos naipes y jugamos brisca. Atentos más a las informaciones que traerían los mensajeros, que al resultado del juego de cartas.
Pasaron un par de horas y desmontamos la maniobra. Se anunciaba en las noticias que el coronel sedicioso y su tropa habían sido neutralizados. La aparente normalidad nacional retomó su ritmo. El golpe de Estado siguió su zigzagueo subterráneo, y también submarino, sumando conspiraciones en las sombras, incorporando sediciosos azules, grises y de colores camuflados.
Nos quedó la impresión, desde el día siguiente, que las autoridades de gobierno no entendieron mucho. Pareció que más bien entendieron poco. Salvo que algo se movía en las sombras y no podían verlo.
Nos ha quedado, en la visión de largo plazo, la impresión que no tenían los mecanismos institucionales para entender este tipo de conflictos; ni la tradición de meterse en aquellos parajes reservados, más bien secretos, accesibles solamente a los portadores de uniformes con jinetas y estrellas.
Las autoridades de gobierno se pusieron a la defensiva, sin iniciativa concreta. Su conducto de relación y consulta siguió siendo el alto mando, que por protocolo informa que todo está normal. Ese mismo protocolo les impide consultar a otros niveles de la jerarquía.
Quienes vivíamos en medio de aquellas sombras, podíamos ver claramente el zigzagueo de la serpiente. Pero nuestro lugar en la jerarquía de mando era muy inferior. Nuestra iniciativa anti golpista y la campaña para denunciar la conspiración, no constituía garantía de nada. En especial para alcanzar las esferas de gobierno. Problema de protocolo.
Sin embargo, nuestro compromiso era claro: oponernos al golpe, dar la cara frente a los golpistas. La moral de la tropa estaba alta a favor del gobierno popular. Muy alta y esperanzada. Comprendíamos y sabíamos que era posible frenar a los golpistas y poner nuestras fuerzas a disposición del gobierno constitucional.
Nuestro optimismo crecía y también la cantidad de marinos rebeldes. Nuestra rebeldía se manifestaba contra los sediciosos, contra quienes atentaban criminalmente contra el proceso de emancipación social. Nuestra causa estaba orientada a defender al gobierno legítimamente constituido, tal como rezaba el juramento militar y tal como lo guiaba nuestra conciencia. Trabajadores de uniforme, nos sentíamos, hermanados con los trabajadores que eligieron por primera vez en la historia un gobierno popular.
No teníamos militancia declarada. Pero si mucha simpatía hacia la gesta emancipadora. Tener militancia partidista, salvo excepciones, no era indispensable. Éramos libres e independientes. Ningún partido o movimiento nos dirigía. Teníamos la madurez necesaria para definir qué hacer y sobretodo conocíamos el mundo uniformado, blindado en gran medida para el mundo civil.
Teníamos de nuestro lado la razón histórica, el conocimiento de los hechos en curso y el imperio del cumplimiento del deber. Y los cojones para enfrentar al monstruo genocida. Hicimos lo posible para alertar a dirigentes políticos y sindicales. Que transmitan al Presidente nuestro mensaje de alerta. ¡El golpe viene!
Sobrepasamos reglamentos y participamos en encuentros clandestinos con militantes y dirigentes. Alertamos a mucha gente, a quienes nos inspiraron confianza. Que el compañero Presidente se entere. ¡Le hablan los marinos anti golpistas!
Desde el Tanquetazo –de junio hasta principios de agosto– hicimos lo que estuvo a nuestro alcance, intentando consolidar la conciencia que crecía colectivamente desde mucho antes. Sin embargo, y a pesar de todos los esfuerzos desplegados: ¿Cómo creerle a un grupo de marineros, cuando el almirante dice que todo está normal?
El coletazo de la serpiente, sorpresivo y violento, nos da de frente, de espaldas y de costado. Y provoca nuestro naufragio. La primera semana de agosto se masifican los arrestos de marineros, cabos y suboficiales. En Valparaíso y Talcahuano, principalmente. Se hunden nuestras naves y quedamos a la deriva, sobreviviendo a nado.
Desde entonces seguimos nadando, la cabeza erguida, sin embargo. Gran parte del tiempo dando brazadas contra la corriente.
En ese mes de agosto, de nuevo quedó, en nuestra conciencia la impresión que el Gobierno y sus dirigentes políticos no entendieron mucho. Salvo excepciones, claro está. Algunos líderes estaban al tanto de lo que ocurría en la Marina.
Intentamos entender entonces, y con el correr de los años, la declaración del Secretario Regional Concepción, de un partido de gobierno, quien, en una inserción pagada en un diario regional, a nombre de su partido, a comienzos de septiembre, declaró: “se ha descubierto un movimiento subversivo en la marinería, tendiente a crear división en las fuerzas armadas, en momentos que hay que velar por su máxima unidad”.
Agregando: estos subversivos “deben ser castigados con el máximo rigor de la ley.”
Apelamos en ese momento a Condorito y dijimos ¡Plop!
En Santiago, el Gobierno se entera que los marinos han sido salvajemente torturados. Y ordena que los tribunales navales realicen el sumario correspondiente. O sea, manda al gato a cuidar la carnicería. Este sumario fue archivado, para nunca más ser tramitado, después del golpe de Estado.
Sin embargo, en el año 2008 los tribunales civiles acogieron a tramitación una nueva querella por torturas. Se sabe, el delito de tortura no prescribe. Esta sigue en curso hasta la fecha actual. Los torturadores del 73, hoy oficiales navales en retiro, aparentan haber olvidado incluso su altanería política.
Y el amparo institucional sigue vigente. El patrimonio golpista y su simbología sigue intacto.
El Golpe a la Marinería anti golpista, en agosto de 1973, fue el preludio al Golpe al Gobierno. Fue la operación necesaria para despejar el camino.
Que nadie más se atreva a decir: ¡‘No pasarán’!
Los oficiales sediciosos se dieron el lujo de secuestrar, torturar, procesar y condenar por “Sedición” a los marinos anti golpistas. Para imponer el procesamiento por Sedición, debieron pedir autorización al Ejecutivo. Y la tuvieron.
De nuevo Condorito escuchó nuestra súplica y nos permitió expresar un segundo “Plop”. El definitivo.
Algún día, sin lugar a dudas, esta historia dejará de estar patas pa’rriba. Esta historia que se sigue escribiendo. Y transmitiendo de padres a hijos y de abuelos a nietos. Cuarenta y tantos años después.
Esta historia que se ha publicado como estudio académico, más de una vez; y como testimonio colectivo. Esta historia que pone la verdad en su lugar: el hecho que en la Marina, desde antes del Golpe, y en las otras instituciones armadas y policiales, hubo gente valerosa que dio la cara para defender lo que era obligación profesional defender. Gente que cumplió con su deber, ni más ni menos. El honor militar, en aquel momento, tuvo su representación en personas con un alto sentido de la dignidad.
Tamaña osadía, cumplir con el deber, o al menos intentarlo, tuvo como contrapartida un alto precio: la tortura, la prisión, el exilio, fusilamientos extrajudiciales, ejecuciones en falsos enfrentamientos. Sumando a ello fallecimientos en el exilio de algunos marinos, de un general y de un suboficial de Aviación, de un oficial de Ejército que había sido condenado por “traición a la patria”… Y es deseable que no haya necesidad de poner aquí un etcétera.
Esta historia de gente sencilla, de trabajadores con uniforme y con traje de operarios, de aquel grupo humano que supo negarse a participar en un genocidio, sigue su curso cruzando mares y continentes. Todos sus capítulos no se han escrito todavía.
Tal vez sea pertinente mencionar, después de 43 años, que esta gesta histórica, con sus mitos y leyendas incluidas, está bajo la protección de Poseidón.
Otra información (agregada por el Editor CT).
La Coordinadora del Personal Exonerado de la Armada, que agrupa a marinos constitucionalistas que se opusieron al golpe militar de 1973, en comunicado público denuncia chantaje de gobierno para que desistan de querellas contra quienes resulten responsables de tortura, esto para no enturbiar participación del torturador el Santigo Lorca González, como Coordinador General de la Regata Bicentenario.
Santigo Lorca González, en 1973, con el grado de Tte. 2º de la Armada de Chile, es uno de los oficiales acusados de participar en el secuestro y traslado hacia los centros de torturas, de varios marinos constitucionalistas.
Nómina del Personal Exonerado de la Armada por Motivos Políticos (Constitucionalistas) que su baja institucional fue después del 11 de septiembre de 1973 y que aún no califican en el Programa de Reparación al Exonerado Político
A la opinión pública nacional
El 17 de junio de 2009 nos reunimos en el edificio de la Comandancia en Jefe de la Armada en Valparaíso, con el Sr Almirante Rodolfo Codina Díaz, Comandante en Jefe de la Armada, el Sr. Vicealmirante Edmundo González Robles, quien asumiría al día siguiente como Comandante en Jefe, el Sr. Contralmirante Enrique Larrañaga Martín y el Sr. Contralmirante Jorge Ibarra Rodríguez.
En esa reunión le hicimos presente a nuestros interlocutores que la Armada de Chile, tenía una deuda con los marinos constitucionalistas, porque si bien es cierto nosotros nos salimos de los cauces reglamentarios al deliberar y adoptar una postura de defensa irrestricta al gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende G. el mando institucional deliberó de la misma forma, aunque diametralmente opuesta a la nuestra la que finalmente materializó con el sangriento golpe de estado. Además es de público conocimiento que nuestro secuestro, confesiones bajo tortura y procesos, no estuvieron ajustados a las reglas del debido proceso.
En esta misma reunión, solicitamos al Comandante en Jefe que, para la tranquilidad del espiritu de nuestros representados y la clara conciencia de los hechos para la sociedad chilena reconociera públicamente las violaciones a los derechos humanos cometidos por la institución, no a nosotros sino a la sociedad chilena en general. Por cierto se negó a lo solicitado, argumentando que la institución que el representaba no era responsable en su conjunto, sino que había algunos miembros comprometidos y que para eso estaban los tribunales de justicia para determinar responsabilidades.
No obstante lo anterior, el Vicealmirante González hidalgamente reconoció que no se podía negar que los oficiales que nos habían torturado recibían un sueldo e instrucciones de la Armada y por tanto había una responsabilidad institucional. bajo esa premisa, consideraba justo y haría las gestiones para que los marinos constitucionalistas recibieran una jubilación por CAPREDENA y con ello, en calidad de funcionarios en retiro de la Armada, reclamáramos nuestra condición de tales. Esta reunión la hizo pública el Almirante González al día siguiente, 18 de junio de 2009, cuando asumió como Comandante en Jefe de la Armada.
En el mes de mayo del año 2008, un grupo de marinos constitucionalistas interpusimos por segunda vez una querella por torturas contra los que resulten responsables, ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso, la cual fue acogida por la Ilustrisima Corte, designándose a la Jueza Sra. Eliana Quezada, causa rol 980-2008, para que realizara la investigación correspondiente. Esa querella se encuentra hoy en etapa de sumario y los inculpados ya han sido llamados a declarar respecto su participación en los hechos.
Días previos a que la Armada de Chile decidiera unilateralmente, suspender el lanzamiento de la Regata Bicentenario, como reacción al dictamen de procesamiento y prisión preventiva de 12 involucrados en delitos de DDHH cometidos en La Esmeralda, entre otros los oficiales de la Armada Sergio Barra von Kretschmann, Juan Mackay Barriga y Ricardo Riesco Cornejo, misma oportunidad en que el Ministro de Defensa ruborosamante informó que no tenía espacio en su agenda para esa actividad, recibimos presiones de altas autoridades de gobierno para desistirnos de la querella citada, de lo contrario no sería viable nuestra jubilación por CAPREDENA. Rechazamos terminantemente el chantaje.
Es de conocimiento público que el gobierno, en conjunto con la Armada de Chile designo al Sr. Santigo Lorca González como Coordinador General de la Regata Bicentenario. Tenemos el deber de informar a la opinión pública de Chile, que el Sr Santigo Lorca González, con el grado de Tte. 2º de la Armada de Chile, es uno de los oficiales acusados de participar en el secuestro y traslado hacia los centros de torturas, de varios de nuestros compañeros constitucionalistas. De hecho me secuestró a mí la medianoche del 8 de agosto de 1973, desde el Crucero Prat, buque en el cual cumplíamos nuestras funciones profesionales, (el Almirante Codina, con el grado de Tte 1º, era parte de la tripulación y puede corroborar estos hechos), nos entregó a manos de los torturadores en el Fuerte Borgoño de Talcahuano y fue interrogador durante las sesiones de tortura. Por tanto, el desestimiento de la querella por secuestro y tortura es una solicitud no sólo inviable, sino que la consideramos una nueva afrenta del Mando de la Armada de Chile en contra nuestra, que debiera recibir el enérgico desagravio de parte del gobierno.
Víctor López Zambano
Ex Mro 1º Mc Elc
Presidente
Coordinadora del Personal Exonerado de la Armada
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EMPLAZAN A LA ARMADA / Por marinos torturados en agosto de 1973.
Quisiera preguntar a la Armada de Chile el por qué del no reconocimiento de las torturas fisicas y psicologicas realizadas a sus marinos detenidos en el mes de agosto por no estar dispuestos a un golpe de Estado o simplemente a aquellos que estaban en la Escuadra en aquel entonces y los involucraron como a los demás compañeros.
Es el caso de mi padre don Adrian Patricio Quiroz Rojas quien fue detenido en el mes de agosto antes del golpe de estado, involucrado según ellos en entregarle armamento a terroristas, fue torturado fisica y psicológicamente durante 3 meses como otros compañeros y liberado el dia 24 de diciembre de 1973.
Le mancharon sus papeles, con hurto de armamento de Armada, durante mas de 20 años perjudicando su vida laboral y familiar.
Él como muchos de sus compañeros no son reconocidos como exonerados politicos ya que la ley dice que deben ser aquellas personas detenidas desde el dia 11 de septiembre de 1973, pregunto ¿quién paga todo el daño a mi padre y a sus descendientes ?, ¿ dónde están los derechos de estos marinos que fueron torturados y no estuvieron en el golpe, si no fueron presos del régimen dictador?.
Solicito a las autoridades remediar esta falta cometida a estos patriotas , ¿que opina la Armada de Chile sobre este abuso de poder contra sus mismos compañeros? Señores es hora de ser honestos y pedir disculpas y que mi padre mire a su bandera orgulloso de ella como lo juró un dia en la isla Quiriquina .
Yury Elvis Quiroz Mura
14.414.490 – 2
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Esta carta fue dirigida a la Sra Presidente de la República Michelle Bachelet
Sr Ministro Belisario Velasco
Todos los Senadores y Diputados de Chile
Nómina del Personal Exonerado de la Armada por Motivos Políticos (Constitucionalistas) que su baja institucional fue después del 11 de septiembre de 1973 y que aún no califican en el Programa de Reparación al Exonerado Político
Carlos Alvarado González, Cabo 1º
Nelson Córdoba Pino, Marinero 2º
José Díaz Díaz, Marinero 1º
Carlos Jiménez Santibáñez, Marinero 1º
Luis Jorquera Silva, Cabo 1º
Luis Marambio Torres, Marinero 1º
Víctor Martínez Cangana, Operario 3º
José Ojeda Montecinos, Marinero 1º
Ricardo Riffo Aguilar, Sargento 2º
Liliana Ruiz Schele, Empleada Particular
David Valderrama Opazo, Marinero 1º
Alberto Salazar Briceño, Cabo 2º
Pedro Sovier Vega, Sargento 1º
José Triviño Gallardo, Suboficial
Nómina del Personal Exonerado de la Armada por Motivos Políticos (Constitucionalistas) que su baja institucional fue antes del 11 de septiembre de 1973 y paradojalmente no pueden impetrar de los beneficios que otorga la ley 19.582 por estar fuera de plazo
Luis Aguirre Rojas, Marinero 1º
Aurelio Aravena González, Cabo 1º
Wilibaldo Arestey Rodríguez, Cabo 2º
Jaime Balladares Contreras, Marinero 1º
Patricio Barroilhet Santibáñez, Marinero 1º
Jorge Cartagena Toledo, Sargento 2º
Oscar Carvajal Gallardo, Marinero 1º
Guillermo Castillo Esquivel, Marinero 1º
Teodosio Cifuentes Rebolledo, Cabo 2º
Mario Cordero Cedraschi, Marinero 1º
Juan Dotte Bravo, Marinero 1º
Claudio Espinoza Torrecilla, Marinero 1º
Oscar Estay Díaz, Operario 3º
Bernardino Farina Bendel, Operario 3º
Bernardo Flores Valdebenito, Marinero 1º
Roberto Fuentes Fuentes, Marinero 1º
Julio Gajardo Neira, Cabo 2º
Carlos García Herrera,Marinero 1º
Henry Gómez Bello, Operario 3º
Gastón Gómez Obreque, Marinero 1º
Ramón González Larenas, Operario 3º
Carlos González Mejías, Operario 3º
Luis Jaramillo Astudillo, Empleado Civil
José Lagos Améstica, Cabo 2º
Humberto Lagos Guevara, Operario 3º
Silverio Lagos Muñoz, Marinero 1º
Víctor López Zambrano, Marinero 1º
Daniel Marinado Orella, Obrero Asmar
Tomás Matus Poblete, Operario 3º
Mario Mendoza Jara, Marinero 1º
Samuel Mora Alarcón, Operario 3º
Aliro Moraga, Marinero 1º
Carlos Ortega Ojeda, Marinero 1º
Manuel Ramos Martínez, Obrero Asmar
Víctor Reiman Campos, Operario 3º
Alejandro Retamales Santander, Marinero 1º
Santiago Rojas Campos, Cabo 2º
René Rojas Trincado, Marinero 1º
Luis Rojo Gaete, Marinero 1º
Antonio Ruiz Uribe, Cabo 2º
Juan Segovia Arrué, Marinero 1º
Luis Urzúa Aránguiz, Cabo 1º
José Velásquez Muñoz, Marinero 1º
Luis Vergara Díaz, Operario 1º
Sergio Villar Veloso, Operario 2º
Leopoldo Luna Soto, Estudiante Universitario
Hugo Maldonado Alvear, Dibujante Técnico
Hernán Pacheco Quiroz, Egresado de Derecho
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