por Patricio Valenzuela.
Parecería un acertijo, pero en realidad no lo es -o por lo menos no ha sido esa mi intención-. Desconozco el origen y/o desde cuando es posible detectar estas categorías en la historia política del capital, el hecho es que ambas, pueblan y se florean entre los pliegues y entrecejos del sistema -con sus respectivos matices- e ilustran con pinceladas casi folclóricas, el abigarrado tapiz político de los partidos que hoy, administran el poder en Chile.
A manera de ejemplo; hace algunos días, apareció en los medios, la noticia que el senador Alejandro Navarro y el diputado Sergio Aguiló, habían decidido dar un paso al costado, para constituir un Frente Amplio, por fuera de la Nueva Mayoría (N.M.), coalición que justamente quiso incluirlos en el ramillete, de nuevos partidos y grupos afines: (Partido Comunista (P.C), Izquierda Cristiana (I.C.), MAS, y restos del País) como: Izquierda Ciudadana; pegados allí (a la antigua Concertación), como “la pincelada de amplitud democrática”; gesto ampuloso y populista, sin imaginar que – dadas las extrañas vicisitudes en el cumplimiento del programa-, algunos de estos sub-sectores mas “sensibles y visionarios”, percibirían estas fuerzas de implosión que –por todos los costados,- tensionan hoy, la N.M.
Pero volviendo a lo de las categorizaciones; nuestros legisladores (Navarro y Aguiló) calzan plenamente en la sub-categoría de hombres corcho; primero, porque no es la primera vez y -se ve que no será la última-, que ellos transiten por las permeables fronteras entre; lo que fue la Concertación (hoy N.M.) y las organizaciones sociales y partidos emergentes. De hecho, la historia reciente post “democracia protegida”, está jalonada de maniobras del (P.C. e I.C.) para bloquear, controlar, y/o desbaratar, cualquiera orgánica -social y/o partidaria autónoma y alternativa- que pretendiera disputarle el antiguo capital político-social que controlaban y que -al parecer- aún no perciben, que no se puede tapar el sol con un dedo.
Recordemos la historia reciente -post democracia protegida-: Fuerza Social Democrática, Maíz, País etc.; todos intentos en los cuales sus operadores, estuvieron siempre tras bambalinas; con la intención de cooptar -aquellos intentos larvarios de organización; ya sea para llevar agua a su propio molino o-cuando esto no fue posible, – torpedear aquellos intentos. Y ahora, -en la medida que ha ido avanzando el proceso político chileno-, estamos entendiendo mejor el porque. Tema al que volveré mas adelante.
En el mundo social, siempre hemos pensado que la unidad en torno a poner fin al modelo de capitalismo salvaje entronizado en Chile, es crucial para la acumulación de fuerza social y popular. Y este objetivo ha presidido nuestros esfuerzos; sin embargo, hasta aquí infructuosos para erradicar la poderosa ideología del consumo y el crédito; pilsres fundamentales –entre otros- de la sobrevivencia del neoliberalismo. ¿Entonces deberemos esperar la asesoría de estos experimentados Mesías, que nos muestren las claves -que hasta aquí nos han impedido romper la “recalcitrancia” las grandes mayorías del pueblo chileno?
No obstante, el anuncio inicial parece que fue con elástico, porque –a poco andar-, sus respectivas agrupaciones los obligaron muy pronto a morigerar sus pulsiones, determinando esperar; afirmando su apoyo a Bachelet, hasta el último minuto.
Y quizás su premura no este exenta de razón -vista la profunda crisis Institucional- no solo anunciada por el –“estadista Sr. Lagos”, sino también por el marasmo político y la mascarada de reformas; -tironeadas desde todos lados (incluyendo los empresarios; dueños de Chile), por una coalición que -a todas luces -, no funciona; principalmente, porque no podría funcionar un programa de reformas “estructurales” anunciadas con todo el rimbombo populista; pero que en la realidad, concebido expresamente -para echar agua a la bencina- de las O.S. y el salvataje de las vigas centrales del modelo neoliberal, -mas allá que algunos ingenuos o poco advertidos; hubiesen esperado su cumplimiento.
Pero –como las corrientes y los vientos de los tiempos cambian-, es posible que manifestaciones tan masivas como (NO+ AFP), les re-estimulara los “ánimus flotatorium” a nuestros conspicuos legisladores y decidieran echarse flotar en las nuevas corrientes, haciendo renacer su proverbial sentido de ubicuidad y estén cachando que el barco N.M., que hace agua por todos lados, pudiese volcarse de pronto hacia el lado izquierdo, y así -cuando Chile estuviese a medio despertar;- ellos ya estarían montados en la cresta de la ola, liderando las O.S. ¿Qué tal? Llega a ser patético, porque si alguna vez este tipo de premoniciones se cumpliesen, esperaríamos que hagamos recurso, a dirigentes probados, con trayectorias consecuentes y con las manos limpias, y no esta estirpe de hombres corcho acostumbrados a flotar, donde las mareas del poder, los lleve.
Diferente es el caso del P.C., que calzaría en la categoría de tránsfugas. A ellos, se les puede entender (o -por lo menos, ser un poco mas indulgentes-) en tanto el desplome del sistema Soviético, fue realmente tan traumático para el socialismo real, como si hubiese pasado la tan temida retroexcavadora (de Quintana).
De allí que asertos como “no existe alternativa al capitalismo” y/o “el fin de la historia”, y en pleno triunfo de la reconversión del capital globalizado, -causó tal desolación y desánimo, que se vieron compelidos a eliminar de sus doctrina, todo vestigio, toda huella, que pudiese ser leída como sospechosa de estos embarazosos e innombrables conceptos como (revolución, socialismo, buenvivir etc.), solo restaba borrar -lo antes posible- aquella estela de marxismo ortodoxo, hecho a la medida de un régimen estatista de producción de mercancías, que se derrumbaba sin pena ni gloria.
Visto esto entonces, y la decidida huída hacia la retaguardia del capital, el P.C. chileno se planteaba la pregunta hamleteana de: ¿Qué aportar para su inclusión a la Nueva Mayoría? ¿Qué rol jugar, – acreditada su transubstanciación doctrinaria- sin perder la cohesión y el apoyo de sus bases populares?
Y ahí están en esa cuerda floja, tratando de equilibrarse con una pata acá y otra allá, sabiendo que cualquiera sean los avatares de la N.M., y aunque todos los estén mirando como “convidados de piedra”, sus dirigentes tendrá que poner cara de “yo no fui” invocando cualquier pretexto que huela a progresismo, para no tener que desandar el derrotero sin retorno, que hollaron que –a todas luces-, es irreversible por la sencilla razón de que ya jugaron sus fichas en la ruleta de la historia y las están jugando al color equivocado -por tanto-, saben que ya no tienen cabida en la gran batalla del pueblo, por la superación del neoliberalismo y el sistema del capital. Por tanto, definitivamente fagocitados por el capital y auto-condenados al magro destino de pasar piola como sus ayudistas oficiosos (igual que sus renovados colegas del P.S.).
Por eso, la decisión fue aportar su capital político a la N.M., jugando el rol de controladores o moduladores del flujo de las demandas populares para hacerlas digeribles al modelo neoliberal
Sin embargo –y este es el verdadero drama de esta categoría. La crisis chilena, no es sino el reflejo de la crisis del capitalismo globalizado; del capital ficticio o especulativo, de la guerra monetaria –de dinero y derivados sin respaldo-, del crecimiento estancado -por desregulación se estos flujos que por el momento los están salvando-, de las desigualdades -por las elites que acumulan la riqueza en forma vergonzosa -, de la expulsión de grandes contingentes de fuerza de trabajo superflua,-por la competencia tecnológica-, de las migraciones, de las guerras, de la crisis energética, de las catástrofes ecológicas, del fraking etc. y por tanto mas que nunca hoy, los pueblos deben tomar conciencia de que el sistema del capital, es un sistema histórico, de producción de mercancías que tiene como objeto no la satisfacción de necesidades o el consumo masivo, sino la valorización del capital, que -como tal sistema -se perciba o no-, hace ya tiempo que esta viviendo la hora de su ocaso, y es una tarea acuciante para todos superarlo, superar estas lacras, para instaurar una sociedad vivible, solidaria, amigable y respetuosa de los intercambios con la naturaleza, única fuente de nuestra vida.
Stgo 20.08.16
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