¿Quién es Delcy Rodríguez, la presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela?

Delcy Rodríguez puede pasar de calificar a la oposición como una «élite burguesa» capaz de cometer «atrocidades inhumanas» a mantener conversaciones cordiales con Leopoldo López en la cárcel militar de Ramo Verde.

Rodríguez, desde este viernes presidenta de la plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente, es de la confianza del presidente Nicolás Maduro. Quienes la conocen la definen como «muy inteligente» y «dogmática».

La primera vez que la vi, en un reciente encuentro con los medios internacionales, cuando ella aún era canciller, fue sorprendentemente amable y cercana, pese a que no nos habíamos visto antes. Luego atacó con furia la cobertura de Venezuela de los medios extranjeros.

Pocos días después, el 30 de abril, concedió una entrevista a BBC Mundo. De nuevo fue amable y lució esa sonrisa misteriosa que podría ser su marca distintiva y comparte con su hermano Jorge, otro de los pesos pesados del chavismo. Pero al encender la cámara y la grabadora, se transformó: fue combativa, retadora y recordó los males de mi país, España, para ilustrar sus argumentos.

«En el alma del pueblo venezolano no está marcado -quizá tú vienes de un país donde hubo una guerra civil muy cruenta- el enfrentamiento fratricida», me dijo.

«No, yo no reconozco que haya un gran descontento», aseguró luego. «Yo creo que fueron activados los sectores más extremistas de la oposición venezolana causando violencia», añadió, pese a la grave crisis económica que sufre Venezuela.

Y este viernes, en su discurso de posesión, volvió a negar que haya hambre y crisis humanitaria.

Jorge y Delcy Rodríguez son dos hermanos unidos que juntos han ocupado puestos de poder dentro del chavismo.

Un familia de izquierda

Los hermanos Rodríguez y Maduro forman parte del ala civil de un gobierno en el que cada vez han cobrado más poder los militares o exmilitares. De ahí quizás que el vínculo entre los tres sea mayor.

Rodríguez, de 48 años, estudió Derecho en la Universidad Central de Venezuela y años después vivió en París, en donde hizo una especialización en derecho laboral. Luego se convirtió en profesora universitaria.

Mientras estudió en la UCV, se destacó por su buen desempeño académico, aunque también fue dirigente estudiantil, al igual que su hermano mayor, Jorge.

 

El padre de ambos, también Jorge, murió en 1976 a manos de la policía política del gobierno de Carlos Andrés Pérez. Y eso reforzó el lazo y la vocación política entre sus hijos.

Jorge Rodríguez padre fue fundador de la Liga Socialista, un movimiento político de ideas marxistas que es mayoría en la Constituyente y al que perteneció luego Maduro. Rodríguez es, desde su muerte, un mártir de la izquierda y ahora del chavismo.

«Yo sí sé lo que es una dictadura (…) A mi padre le costó la vida ser un disidente político», dijo cuando le pregunté en abril por la acusación de dictadura que hace la oposición al gobierno.

Muchos le achacan que pese a vivir en Altamira, barrio de clase alta de Caracas, Rodríguez defienda los ideales marxistas de su padre. Lo mismo hace su hermano Jorge.

Maduro vio en Delcy Rodríguez una persona leal dispuesta a todo por defender al gobierno.

«Venezuela es un proceso único de inclusión social. Rompimos las cadenas de la esclavitud y mandamos un mensaje de liberación nacional. Hoy profundizamos ese modelo», dijo este viernes en su discurso en la instalación de la Constituyente, que gozará de poderes absolutos para reformar el Estado.

Fue un discurso clásico de izquierda dogmática. Pese a que el gobierno busca que la Constituyente, en la que no está representada la oposición porque la considera un fraude, sea un instrumento de paz y diálogo, atacó a la jerarquía eclesiástica y a la derecha burguesa y «fascista».

«Pueblo, levanta la cara y ve que sí se puede gobernar desde el pueblo y derrotar a las oligarquías que te vejan como ser humano», expresó Rodríguez en un discurso patriótico y antiimperialista cargado de referencias a Hugo Chávez.

Vehemente canciller de Maduro

Delcy, como la llama Maduro, llegó a ser ministra en 2006 del Despacho de la Presidencia con Chávez, pero sólo duró en el puesto seis meses. Antes de eso fue directora de Asuntos Internacionales del Ministerio de Energía y Minas y vicecanciller de Venezuela para Europa.

No fue hasta la llegada al poder de Maduro que su carrera política despegó. Ministra de Comunicación e Información, luego se convirtió en la primera mujer canciller de Venezuela. Siguió así los pasos del propio Maduro, encargado de Exteriores con Chávez.

En la tribuna internacional defendió con vehemencia y combatividad a un gobierno que ha ido perdiendo aliados en la región.

A poco de que el Mercosur suspendiera a Venezuela, se presentó sin invitación a la reunión de cancilleres de los países del bloque en Buenos Aires y consiguió entrar y sentarse en un salón vacío. Sin perder la sonrisa.

También atacó a diestra y siniestra en la reciente Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en junio en Cancún, México, en la que el tema Venezuela fue el principal punto de debate.

Poco después, el 22 de junio, y una vez anunciada su salida de la cancillería para postularse a candidata de la Constituyente, Maduro la recibió en el palacio de Miraflores, donde celebraba un encuentro con medios, televisado para todo el país.

Ya cuando finalizaba el acto le entregó como forma de agradecimiento una réplica de la espada de Simón Bolívar.

«Venceremos, presidente», dijo ella.

Delcy Rodríguez ocupó la Cancillería siguiendo los pasos del propio Maduro.

Negociadores

Fue un premio a su lealtad al presidente y a la Revolución Bolivariana. Para entonces, Delcy y su hermano Jorge habían recibido el encargo de Maduro de tratar de acercarse a la oposición en un momento de enfrentamiento que aún continúa.

Ambos fueron hasta en siete ocasiones a la cárcel de Ramo Verde para conversar con el líder opositor Leopoldo López, encerrado en la prisión militar desde febrero de 2014. Fueron incluso conversaciones cordiales, según fuentes cercanas a las charlas.

El 8 de julio, López recibía el beneficio de arresto domiciliario y regresaba a casa. Luego, en la negociación con la oposición, estuvo incluso sobre la mesa el aplazamiento de la elección de la Asamblea Constituyente el 30 de julio.

Pero finalmente hubo Constituyente y López regresó a prisión, acusado de haber roto los compromisos de su beneficio de arresto domiciliario.

Abandonado el diálogo por el momento, Delcy promete lucha desde el suprapoder de la Constituyente. Lo hace con palabras duras, dogmáticas.

Pero sin perder la sonrisa.

 

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-40834084


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