Por Gaby De Cicco.
El 10 de abril de 2018 quedará en la historia de las luchas feministas en Argentina como el día en que dió comienzo una serie de audiencias públicas donde se exponen argumentos a favor y en contra de la legalización y despenalización del aborto en este país y que anteceden al debate que tendrá lugar en el Congreso por primera vez.
Se han presentado ocho proyectos, y el que tiene más posibilidades es el que presentó el 6 de marzo la histórica articulación de activistas y grupos feministas conocida como Campaña Nacional por el Derecho al Aborto.
Con el nombre de “Proyecto de ley de régimen de interrupción voluntaria del embarazo”, es el séptimo proyecto que la Campaña presenta en siete años.
Entiende el aborto como un derecho que puede ejercerse a petición de la persona gestante hasta la semana 14 del embarazo, y hasta el final del embarazo cuando están presentes tres causales (embarazo producto de violación; peligro para la vida/salud física, psíquica y social de las personas gestantes; y malformaciones fetales graves).
No contempla la objeción de conciencia ni individual ni institucional. Además incluye el aborto en el Programa Médico Obligatorio (PMO).
El Ministerio de salud creó el PMO en 2002, tras la crisis económica del 2001 en Argentina. Dicho programa garantiza a toda la población el acceso a los servicios médicos básicos para la conservación de su salud.
Es una marea, un vendaval verde que inunda todo: las calles, escuelas, sindicatos, casas, salas de teatro, lecturas de poesía, camas. Ver el pañuelo verde en otrx es como una contraseña de complicidad, es decirnos ‘Estamos luchando por lo mismo’.
En muchísimas ciudades a lo largo de todo el país hay movilización. El debate es omnipresente y se va enriqueciendo con lo que cada activista tiene para decir: “¿Legalización sola o además despenalización?”, “No se olviden de incluir a las personas gestantes que no se definen como mujeres”, “Utilicemos argumentos que no tomen como base la eugenesia”, “Lo más importante es la libertad de decidir sobre el propio cuerpo y que el Estado respete esa decisión”.
En su exposición ante el Congreso, la periodista Mariana Carbajal señaló que cada día 135 mujeres se internan en los hospitales públicos por problemas relacionados con una interrupción voluntaria del embarazo y que dos de cada diez de ellas tienen 19 años o menos.
Y agregó: «El aborto ya existe: son alrededor de 450 mil mujeres las que recurren a esta práctica cada año. La criminalización no las persuade de no abortar. Lo único que logra es poner en riesgo sus vidas y su salud».
«Porque es una deuda de la democracia. Porque nosotrxs decidimos sobre nuestros cuerpos. Porque lo vamos a ganar en las calles» es lo que se dice con variaciones en cada actividad que se realiza acompañando las audiencias desde afuera del Congreso o en diferentes plazas del país.
Pañuelazos, es decir manifestaciones donde se enarbola el pañuelo verde como bandera de lucha, lecturas de poemas y relatos, firmas de documentos, hablan del alto grado de movilización y de articulación que se vive, resultado de años de activismo feminista buscando incluir el aborto tanto en las agendas de las distintas corrientes del feminismo como en la del Estado, como tema de salud y políticas públicas.
Por primera vez se hace referencia a la Ley de Identidad de Género en un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, el presentado por la Campaña Nacional.
Es también por primera vez que se empiezan a escuchar las voces de los varones trans con capacidad de gestar. «¡Aborto legal para varones trans!» es la demanda que ellos ponen sobre la mesa de debate y que suman a una narrativa feminista que ha sido mayoritariamente cis.
Los varones trans que deciden abortar deben enfrentar una doble clandestinidad: la del aborto que es ilegal y la de tener que negar su identidad de género para no ser maltratados por quienes los atienden.
La foto de arriba fue la tapa del suplemento de diversidad del diario Página 12 del 20 de abril de 2018, transformándose en otro hito de esta historia.
Mabel Gabarra, abogada e integrante de la Campaña Nacional, señaló que la Campaña reivindica la vigencia de un Estado laico real en el país: «Gobernantes y legisladores no pueden hacer prevalecer principios teológicos en sus prácticas, ya que deben garantizar el ejercicio de la libertad de conciencia y el derecho de todos y todas a tomar decisiones libres y responsables».
Lxs activistas reclaman que desde el Estado se garantice el suministro de anticonceptivos para quienes decidan evitar los embarazos no deseados, la implementación de la Educación Sexual Integral y de un sistema de atención integral a la salud reproductiva donde las personas no sean maltratadas, discriminadas ni penalizadas.
En el mes de junio se tratarán los proyectos en el Congreso, y más allá de que se obtenga o no una resolución a favor de los derechos de las mujeres y de las personas con capacidad de gestar, cualquiera sea el resultado de este proceso, el alto grado de involucramiento de diferentes actores de la sociedad en este debate y las diferentes acciones que se vienen realizando, muestran que en Argentina las discusiones sobre derechos reproductivos ya no son las mismas.
Hay nuevos aires, nuevxs protagonistas participando, y eso hace tambalear al patriarcado y a los distintos fundamentalismos que lo sostienen.
9 de Junio 2018
Fuente: https://desinformemonos.org/la-marea-verde-argentina-derecho-al-aborto-lo-ganamos-las-calles/
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