Respondemos: existen infinitas causales para abortar.
por Nadia Poblete (*).
Muchas mujeres hoy y desde hace años, décadas atrás, siglos, han decidido terminar sus embarazos, porque ya tienen muchos hijos/hijas, porque no cuentan con apoyo, porque están enfermas, por problemas de recursos, por pobreza, porque están cesantes, porque están en cana, porque son niñas aún, porque estudian, porque no desean ser madres, porque en ese momento no quieren cumplir ese rol, porque fue una violación, porque el trabajo, porque viven violencia, un sin fin de muchas y diversas, infinitas causales. Todas ellas han sido juzgadas, más o menos, pero juzgadas, ya sea por sus parejas, por sus familias, por amigas, por vecinos, vecinas, por otros, por otras, que impregnados por ideologías religiosas y por la penalización que aún persiste en las leyes chilenas, apuntan y critican a estas mujeres, a todas nosotras.
Si, la iglesia , este Estado y los sectores conservadores y de corte fascista de este país, han sido las piedras angulares desde donde se nos ha juzgado, desde donde se ha criminalizado una práctica ancestral; los argumentos que apelan a la vida y a una moral basada en el mandato de una maternidad como destino inmodificable, han sustentado tantos y tantos años de culpas, de juicios y de condenas, que hemos tenido que estar permanentemente resistiendo y auto gestionando nuestras decisiones en clandestinidad.
Pero ya basta, nuestras decisiones son legítimas, éticas, apuntan a la libertad para todas y a la necesidad de construir una sociedad donde lo que prime es la conciencia de nuestras necesidades, de nuestras capacidades y dificultades, donde prime la sinceridad de nuestros afectos y cariños y donde estén presentes nuestros deseos. Cuando una mujer decide terminar un embarazo todas esas ideas aparecen, es una decisión importante y se reflexiona en profundidad, no hay ligereza sino todo lo contrario, una profunda responsabilidad por todos y todas las que están y una proyección de vida que se entreteje de manera distinta si se prosigue o no con ese embarazo.
Entonces, ¿dónde está lo inmoral, lo criminal?, ¿dónde está lo ilegítimo?, ¿dónde se avala las lógicas de muerte? Solo una respuesta, en aquellos que con su poder económico y político, sustentan instituciones que durante siglos nos han abusado, violentado, esclavizado y asesinado. La Iglesia y este Estado Neoliberal, han vulnerado al extremo derechos básicos, han instalado la barbarie en nuestras vidas; sacerdotes, obispos y todo una jerarquía eclesiástica ha permitido y silenciado miles de abusos, de violaciones y de violencias múltiples. Ellos, sacerdotes y obispos, son un peligro. Hoy la Iglesia Católica es un peligro. No sigan mandando a sus hijos, hijas a colegios católicos, no ingresen a sus catedrales, en esos lugares se esconden y amparan a violadores.
Este Estado Neoliberal, compuestos por ratas corroídas por el poder, ha permitido y es responsable de la muerte de miles de niños y niñas, mantiene en la impunidad esos crímenes y otros, ha robado cientos y cientos de millones de pesos para sus propios bolsillos mientras somete a la pobreza a cientos y miles, ha consentido la torturas contra estudiantes, contra niños y niñas mapuches, ha encarcelado a machis y a otros/otras luchadores/as.
Entonces, ¿dónde están los criminales?, ¿dónde están los inmorales, los corruptos, las bestias? Nosotras mujeres y todos aquellos y aquellas que hemos sido violentados y juzgados por estas instituciones, que hemos resistidos sus ataques permanentes, hoy tenemos que seguir erguidos mirando al frente y apuntando a esa Iglesia, a ese Estado y a todos los repugnantes acumuladores de riqueza como los Luksic, los Yarur, los Matte, los Claros, Ponce Lerou, los Piñeras , los Paulman , los Angelini, con mirada fija señalándoles que más temprano que tarde terminaran sus días de triunfo y ese término, será por el bien de la vida y de la humanidad toda.
Valparaíso, 25 de julio de 2018.
(*) Militante de la Colectiva “Nosotras decidimos” de Valparaíso.
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