Los «Lobos de la Noche» buscan extenderse por Europa.
por Redacción BBC Mundo.
Se les conoce también como los «Ángeles de Putin» por su cercanía al presidente. Estuvieron en el centro de la polémica cuando sus miembros viajaron a Crimea para patrullar sus calles tras la invasión del Kremlin. Ahora acaban de abrir una nueva base en Eslovaquia y han sonado las alertas.
A simple vista, parecen sacados de la escena del rock de los 80: barba espesa, pelo largo, barrigas cerveceras, pantalones vaqueros estrechos y chalecos oscuros de piel.
Aunque se consideran a sí mismos «nacionalistas», son fanáticos de las motos Harley Davidson y del rock estadounidense. También tienen otra pasión: la política, Rusia y, sobre todo, su presidente, Vladimir Putin.
Al punto que les llaman popularmente los «Ángeles de Putin«.
Son los «Lobos de la Noche», el mayor y más conocido grupo de motociclistas rusos.
Y, también, el más polémico.
Pese a lo que podría inferirse por su imagen de rockeros alternativos, son muy cercanos al Kremlin y sus críticos los consideran una «fuerza parapolicial».
Se definen a sí mismos como «guerreros del camino», tienen como credo «salvar a la patria rusa de homosexuales y feministas» y defienden públicamente que Crimea «es, fue y será rusa».
Además, ven a Stalin como un «gran héroe» y a la OTAN como una «organización criminal».
Aseguran, también, que están dispuestos a morir por su presidente.
De hecho, desde hace una década, han apoyado a pie juntillas los planes más cuestionados de Putin e incluso se han puesto a su servicio como sus «guerreros»: acuden a actos de apoyo al mandatario y organizan recorridos en su nombre.
Tras la adhesión de Crimea en 2014, cientos de sus miembros viajaron en masa allí para patrullar las calles y captar adeptos prorrusos.
Son uno de los pocos grupos civiles de Rusia sancionados por Estados Unidos, pero ellos aseguran que son víctimas de «una campaña de Occidente» y de los «medios liberales presas de la rusofobia».
Ahora, están también en la mira de la Unión Europea, luego de que se conociera recientemente que abrieron una base de operaciones en Eslovaquia, algo que el gobierno de ese país no ha tardado en calificar de «inquietante».
El campamento de Dolna Krupa
Aunque Eslovaquia es el último lugar en el que se conoce que han tratado de crear una nueva sede, su influencia se extiende más allá del «viejo continente».
De acuerdo con una investigación de Lucas Romriell publicada en 2003, ya por entonces los «Lobos de la Noche» tenían seguidores en Alemania, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Letonia, Macedonia, Montenegro, República Checa, Rumania, Serbia e, incluso, en Australia y Filipinas.
La recién abierta base en Eslovaquia se encuentra en Dolna Krupa, un pueblo a 70 kilómetros de Bratislava, donde han reunido tanques de guerra y otros viejos vehículos militares.
Según alegaron sus organizadores, se proponen crear allí un «museo de la Segunda Guerra Mundial».
Un grupo nacionalista local llamado NV Europa, dirigido por Jozef Hambalek, ha sido uno de los primeros en unirse a la nueva base y la pasada semana fue noticia que agredieron a un equipo de Radio Free Europe/Radio Liberty que filmaba en las cercanías del enclave.
Ante esta situación, el gobierno eslovaco comienza a preocuparse.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, Peter Susko, aseguró a la BBC que las actividades de los «Lobos de la Noche» deberían ser «monitoreadas cuidadosamente» porque resultan «inquietantes».
«Creemos que la influencia de sus miembros es dañina, especialmente al difundir sus opiniones que se esfuerzan por reescribir la historia«, comentó en una entrevista telefónica con el periodista Laurence Peter.
«Es un caso de clara preocupación que personas que expresan puntos de vista que contrastan directamente con las perspectivas de política exterior de Eslovaquia están tratando de organizarse en nuestro territorio», agregó.
Pero esta nación no es la única preocupada por este grupo de motociclistas pro-Putin.
En 2016, Letonia expulsó al jefe local de «Lobos de la Noche», Igor Lakatosh, por razones de seguridad.
Alemania le denegó la visa a varios de los motociclistas y Polonia les prohibió el ingreso a su territorio durante un recorrido por Europa «con motivo del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria».
Pero ¿por qué causan tanta preocupación en Europa los miembros de este grupo?
Aliados del Kremlin
Surgidos en la escena rusa de la Perestroika en 1989, los «Lobos de la Noche» se inspiraron en un inicio en el modelo de los Hell’s Angels (ángeles del infierno), un grupo de motociclistas considerado una «organización criminal» por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Pero a diferencia de su contraparte estadounidense, los rusos nunca se salieron de la raya de la ley y sus actividades por años consistieron en organizar conciertos, exhibiciones de motos o de tatuajes.
Hasta 2008, cuando hicieron su primera aparición pública en un mitin político que marcó la victoria de Dimitri Medvedev en las elecciones presidenciales.
Fue ese año también cuando su principal líder, Alexander Zaldostanov, conocido como «El cirujano» (por su pasado en la cirugía maxilofacial), se convirtió a la fe ortodoxa. Desde entonces hizo de la práctica religiosa un baluarte del grupo, al punto que es un deber para sus miembros participar en misa los domingos o consagrar sus motos con agua bendita y oraciones antes de montarlas por primera vez.
De acuerdo con un estudio de Peter Pomerantsev publicado en la London Review of Books fue a partir de ese año que dejaron claro a quién pertenecía su lealtad, lo que se hizo más evidente con la llegada al poder de Putin.
El nuevo mandatario les mostró su apoyo y, de forma inusual para un jefe de Estado, ha asistido a algunos de sus recorridos e, incluso, montado con ellos algunas de sus motos.
«La manada»
Se cree que el grupo tiene entre 5.000 y 7.000 miembros y, según el diario Moscow Times, los interesados en unirse deben cumplir, ante todo, con tres prerrequisitos fundamentales:
- ser hombres
- heterosexuales
- y haber nacido en una antigua república soviética.
Con esto, deben ser invitados por un miembro y, antes de recibir la admisión oficial, tienen que participar en eventos del club por un periodo que va entre los dos y los cinco años.
Entre sus rituales de iniciación más frecuentes, además de los recorridos en moto, los festivales de música y la asistencia dominical a misa, están los debates y asambleas que organizan para hablar sobre la historia de Rusia o para aprender a manejar armas de fuego, indica el estudio de Pomerantsev.
Sin embargo, desde hace más de una década, la función de los «Lobos de la Noche» no son solo sus reuniones o sus estrategias para controlar bares y salones de tatuajes a lo largo de Rusia u organizar conciertos y peregrinaciones anuales por efemérides patrias y religiosas.
Son sus actividades políticas las que han causado mayor controversia.
En el centro de la política
La mayor polémica asociada al grupo, y por la que recibieron sanciones internacionales, tuvo lugar en 2014, tras la invasión rusa a Crimea.
Y es que, según el gobierno de EE.UU., los «Lobos de la Noche» han estado «estrechamente conectados con los servicios especiales rusos».
En la justificación de las sanciones contra Zaldostanov, el Departamento de Estado consideró que los miembros de los «Lobos de la Noche» han ayudado «a reclutar combatientes separatistas» en Ucrania y que participaron activamente en el asalto a una estación de distribución de gas en Strikolkove y a un cuartel en Sebastopol.
Los «Lobos de la Noche» no negaron estas acusaciones y, de hecho, su líder defendió la participación de su grupo en la guerra de Ucrania.
«Por primera vez mostramos resistencia al satanismo global, el creciente salvajismo de Europa occidental, a la prisa por el consumismo que niega toda espiritualidad, a la destrucción de los valores tradicionales, toda esta charla homosexual de la democracia estadounidense», declaró entonces Zaldostanov.
El gobierno de Canadá también se unió a las sanciones contra el grupo, a lo que el Kremlin respondió con la Orden de Honor a Zaldostanov.
Recibieron, además, una efusiva felicitación del líder checheno, Ramzan Kadyrov, por haber sido parte de las sanciones de Washington y Ottawa a Moscú.
Desde entonces, el grupo ha continuado creando grupos de seguidores en Europa del Este.
Su nueva base en Eslovaquia es la última movida y las alertas allí ya se han disparado.
Zaldostanov, por lo pronto, atribuyó las tensiones a la cobertura mediática de la nueva base.
«Los medios liberales occidentales, presas de la rusofobia e infectados con prejuicios antisoviéticos, han atacado este museo histórico que nuestros entusiastas están armando laboriosamente», afirmó en un comunicado hecho público esta semana.
Se desconoce cuándo abrirá el «museo».
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45014758
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