Chile: Dinámica de los Salarios/ Caracterización de la Migración.

Alerta: los salarios reales -en términos de su variación en 12 meses- están cayendo, lo que no ocurría en Chile desde hace 30 años atrás.

por Manuel Hidalgo (*).

Como lo podrán ver en el archivo Excel que les adjunto, los salarios reales en Chile, hacia julio-agosto de 2018, registran variaciones anuales negativas.  Debo añadir que esto no ocurría en la economía chilena desde 1988. Es decir, incluso desde un año antes del término de la dictadura militar. Es decir, no había ocurrido esto desde hace 30 años.

Antes de 1988, y desde inicios de 1982, los  salarios reales en Chile cayeron a lo largo de 6 años,  uno de los factores decisivos para levantar la tasa de ganancia de las grandes empresas en Chile  en ese lapso final de la dictadura y salir de la crisis en que se vio inmersa la economía chilena a raíz de la llamada crisis internacional de la deuda externa. Crisis detonada por el alza de la tasa de interés de la Reserva Federal en abril de ese año, que llevó a la fuga de capitales y al alza del precio del dólar en todas las economías dependientes -y de los ex-países del socialismo real-. Crisis que generó altas tasas de desempleo y la extensión de la pobreza y la miseria, al punto que estallo el proceso de las protestas populares de 1983-1986.

¿Qué está haciendo caer los salarios reales en Chile hoy día? 

Veamos qué nos dice el Banco Central en sus últimos 2 informes de Política Monetaria:(subrayados y negritas puestas por mí)

En el IPOM de Junio señala:

» Respecto de los determinantes del consumo, destaca la reducción del crecimiento anual de la masa salarial real en los primeros meses de este año, desde 4% promedio en la segunda mitad del 2017 a poco más de 3%. El principal determinante de esto ha sido la menor expansión de los salarios nominales, que al cierre estadístico según las distintas medidas se ubicaba en torno a 3,5% anual, bastante menor al promedio de los últimos años —del orden de 6% anual en la última década. Aunque con mayor rezago y un poco más volátiles, algunas fuentes alternativas a la información de salarios del INE sugieren caídas menos pronunciadas.

Aunque el mercado laboral —empleo y salarios— regularmente reacciona con rezagos a la evolución de la actividad, la baja del crecimiento de los salarios coincide con varios desarrollos en la oferta y demanda laboral. En los primeros, se aprecia una mayor participación femenina, que en trimestres recientes ha subido de modo importante y más rápido que los patrones históricos, así como el efecto de los flujos migratorios. En los segundos, se observan los ajustes tecnológicos y cambios en la productividad, cuyo impacto en la contratación podría ser más notorio una vez que la economía recupere tasas de crecimiento cercanas al potencial.

En el plano cualitativo, información recogida en el marco del IPN (nota MH: una encuesta a empleadores) indica que la mayoría de los consultados percibe bajas presiones salariales. Varios de ellos reportan que el bajo nivel de actividad de los últimos años disminuyó el crecimiento de los sueldos y en muchos casos se congelaron desde hace algunos trimestres. Otros entrevistados agregan que los reajustes por inflación se han dado solo en caso que ello haya sido previamente convenido. Por otro lado, se menciona que la llegada de inmigrantes ha permitido aminorar la escasez de mano de obra en algunos sectores, como la agricultura, reduciendo las presiones al alza sobre los salarios».

En el IPOM de Septiembre agregan:

«El crecimiento anual de los salarios nominales sigue bajo en perspectiva histórica, pero sus velocidades mensuales han tendido a normalizarse tras los inusualmente bajos registros de fines del 2017 y comienzos del 2018. Otras fuentes cuantitativas de información muestran cifras algo más positivas que las del INE, con un impulso mayor del empleo y salarios que se desaceleran menos. En todo caso, las opiniones recogidas en el último IPN señalan bajas presiones de costos laborales, argumentando entre las posibles causas la optimización de procesos por parte de las empresas, la menor rotación laboral y el aumento de la oferta de mano de obra en algunos sectores. De cualquier manera, diversos eventos que han ocurrido en los últimos trimestres hacen difícil evaluar el real grado de holguras del mercado del trabajo, en particular el efecto que tiene la inmigración en los últimos años tanto en la fuerza laboral como en las presiones salariales. Esto constituye un fenómeno económico relevante en un horizonte de tiempo relativamente corto. Entre enero del 2015 y diciembre del 2017, entraron al país cerca 700 mil migrantes, con lo que la población residente nacida en el extranjero pasó de 2,3% a 5,9% en tres años. En varias dimensiones, los inmigrantes no son en promedio demasiado diferentes a los trabajadores chilenos de edad comparable. (Se adjunta recuadro de caracterización de la Inmigración en Chile, que va en este IPOM). …»

Por su parte, el cálculo del crecimiento anual de los costos laborales unitarios (CLU) nominales, utilizando información de salarios tanto del INE como de las AFP, muestra un descenso en los últimos años, en línea con el aumento de la productividad media. Los entrevistados en el Informe de Percepciones de Negocios (IPN) coinciden, desde hace varios trimestres, en una mejora de la eficiencia. Entre los factores que determinan esta evaluación, los consultados señalan inversiones conducentes a la mejora y/o automatización de procesos y la búsqueda de polifuncionalidad en sus trabajadores. En cuanto a la evolución reciente de los costos, los entrevistados en el IPN de agosto del 2018 concuerdan en que existen bajas presiones salariales ya sea por la menor rotación laboral o por el aumento de la oferta de mano de obra que ha reducido los salarios en algunos sectores. En cuanto a otros costos, los consultados siguen sin informar mayores cambios. Respecto de la depreciación del peso, la mayoría de los entrevistados indica que, si bien se observa mayor actividad en algunos sectores, la fuerte competencia en los mercados hace complejo el traspaso de estos aumentos del tipo de cambio a precios.»

En resumen:

Estamos en el inicio de una coyuntura económica que parece se va a prolongar y  potencialmente a agravar en los próximos meses y años. A mi juicio, el movimiento sindical chileno tiene que asumir la defensa de la mano de obra femenina y migrante, evitar que la patronal utilice a las trabajadoras y a los trabajadores y trabajadoras inmigrantes como mecanismos para rebajar los  salarios. Integrar a los sindicatos a estas compañeras y compañeros. Luchar porque se facilite la regularización de las y los inmigrantes, de modo que no se permita que trabajen «en negro» o sin contrato. Informar y educar a estas trabajadoras y trabajadores de sus derechos. Respaldar la lucha de los inmigrantes por una ley migratoria que les conceda los derechos propios y esenciales a toda persona. Combatir la tentación xenófoba o chovinista que contrapone a trabajadores chilenos con trabajadores migrantes. Luchar contra la discriminación salarial en desmedro de las mujeres. Exigir procesos de capacitación ocupacional que nos permitan enfrentar el cambio tecnológico, actualizar y ampliar nuestros conocimientos para mantener nuestra empleabilidad.

Llamo a realizar asambleas informativas de esta situación en cada sindicato. A analizar esto como parte de una ofensiva patronal de la que también son parte los cambios que se anuncian serán parte de una «modernización laboral» -una verdadera contra-reforma- que prepara el Ministerio del Trabajo, que se añadirán al proyecto de estatuto laboral para los jóvenes y a los dictámenes de la Dirección del Trabajo, para desandar lo avanzado en la última reforma laboral de 2016.

 

ÍNDICE REAL DE REMUNERACIONES (IR),

BASE ANUAL 2016 = 100

Año Mes Índice Variación Mensual Variación Acumulada Variación a 12 Meses
2010 Enero 76,86 -0,8 -0,8
Febrero 76,92 0,1 -0,8
Marzo 76,77 -0,2 -1,0
Abril 77,10 0,4 -0,5
Mayo 77,21 0,1 -0,4
Junio 77,34 0,2 -0,2
Julio 77,38 0,0 -0,2
Agosto 77,64 0,3 0,2
Septiembre 77,90 0,3 0,5
Octubre 78,05 0,2 0,7
Noviembre 78,16 0,1 0,8
Diciembre 78,85 0,9 1,7 1,7
2011 Enero 79,08 0,3 0,3 2,9
Febrero 79,27 0,3 0,5 3,1
Marzo 78,95 -0,4 0,1 2,8
Abril 79,14 0,2 0,4 2,6
Mayo 78,73 -0,5 -0,1 2,0
Junio 79,09 0,4 0,3 2,2
Julio 79,65 0,7 1,0 2,9
Agosto 79,82 0,2 1,2 2,8
Septiembre 79,95 0,2 1,4 2,6
Octubre 79,71 -0,3 1,1 2,1
Noviembre 79,80 0,1 1,2 2,1
Diciembre 80,28 0,6 1,8 1,8
2012 Enero 80,91 0,8 0,8 2,3
Febrero 80,72 -0,2 0,6 1,8
Marzo 81,08 0,4 1,0 2,7
Abril 81,10 0,0 1,0 2,5
Mayo 81,27 0,2 1,2 3,2
Junio 81,69 0,5 1,8 3,3
Julio 82,62 1,1 2,9 3,7
Agosto 82,88 0,3 3,2 3,8
Septiembre 82,57 -0,4 2,9 3,3
Octubre 82,31 -0,3 2,5 3,3
Noviembre 83,20 1,1 3,6 4,3
Diciembre 84,09 1,1 4,7 4,7
2013 Enero 84,40 0,4 0,4 4,3
Febrero 84,35 -0,1 0,3 4,5
Marzo 84,57 0,3 0,6 4,3
Abril 85,26 0,8 1,4 5,1
Mayo 85,34 0,1 1,5 5,0
Junio 84,77 -0,7 0,8 3,8
Julio 85,02 0,3 1,1 2,9
Agosto 85,72 0,8 1,9 3,4
Septiembre 85,70 0,0 1,9 3,8
Octubre 85,58 -0,1 1,8 4,0
Noviembre 85,63 0,1 1,8 2,9
Diciembre 86,13 0,6 2,4 2,4
2014 Enero 86,71 0,7 0,7 2,7
Febrero 86,49 -0,2 0,4 2,5
Marzo 86,46 0,0 0,4 2,2
Abril 86,30 -0,2 0,2 1,2
Mayo 86,22 -0,1 0,1 1,0
Junio 86,27 0,0 0,2 1,8
Julio 87,09 1,0 1,1 2,4
Agosto 87,04 -0,1 1,1 1,5
Septiembre 86,83 -0,2 0,8 1,3
Octubre 86,21 -0,7 0,1 0,7
Noviembre 86,68 0,5 0,6 1,2
Diciembre 88,21 1,8 2,4 2,4
2015 Enero 88,87 0,8 0,8 2,5
Febrero 88,69 -0,2 0,6 2,5
Marzo 88,85 0,2 0,7 2,8
Abril 88,16 -0,8 0,0 2,2
Mayo 88,08 -0,1 -0,1 2,1
Junio 87,84 -0,3 -0,4 1,8
Julio 88,38 0,6 0,2 1,5
Agosto 87,74 -0,7 -0,5 0,8
Septiembre 87,88 0,2 -0,4 1,2
Octubre 87,63 -0,3 -0,7 1,6
Noviembre 88,02 0,4 -0,2 1,5
Diciembre 88,89 1,0 0,8 0,8
2016 Enero 89,74 1,0 1,0 1,0
Febrero 89,29 -0,5 0,4 0,7
Marzo 89,65 0,4 0,9 0,9
Abril 89,11 -0,6 0,2 1,1
Mayo 88,96 -0,2 0,1 1,0
Junio 88,90 -0,1 0,0 1,2
Julio 89,11 0,2 0,2 0,8
Agosto 89,55 0,5 0,7 2,1
Septiembre 89,55 0,0 0,7 1,9
Octubre 89,58 0,0 0,8 2,2
Noviembre 89,72 0,2 0,9 1,9
Diciembre 90,64 1,0 2,0 2,0
2017 Enero 91,13 0,5 0,5 1,5
Febrero 90,57 -0,6 -0,1 1,4
Marzo 90,98 0,4 0,4 1,5
Abril 90,52 -0,5 -0,1 1,6
Mayo 90,55 0,0 -0,1 1,8
Junio 91,25 0,8 0,7 2,6
Julio 91,54 0,3 1,0 2,7
Agosto 91,60 0,1 1,1 2,3
Septiembre 91,84 0,3 1,3 2,6
Octubre 91,49 -0,4 0,9 2,1
Noviembre 91,85 0,4 1,3 2,4
Diciembre 92,14 0,3 1,7 1,7
2018 Enero 92,15 0,0 0,0 1,1
Febrero 91,64 -0,5 -0,5 1,2
Marzo 91,99 0,4 -0,2 1,1
Abril 91,82 -0,2 -0,4 1,4
Mayo 91,36 -0,5 -0,8 0,9
Junio 91,34 0,0 -0,9 0,1
Julio 91,48 0,1 -0,7 -0,1
Agosto 91,40 -0,1 -0,8 -0,2
Nota 1: El concepto de Remuneraciones se refiere sólo a los pagos recibidos por hora ordinaria, es decir, excluye cualquier pago esporádico.
Nota 2: Índice deflactado por el IPC (Base año 2013 = 100) publicado por el INE.
Nota 3: Las variaciones acumuladas del año 2010 y en doce meses de diciembre 2010 son de índole referenciales dado que se calculan sobre año base 2009 referencial.
Nota 4: Para fines de reajustabilidad véase separata técnica «Actualización de los indicadores coyunturales y empalme de las series IR-ICMO» publicada en www.ine.cl.
Nota 5: Las variaciones mensuales no están desestacionalizadas.

 


Caracterización de la inmigración en Chile.

(Del Informe de Política Monetaria del Banco Central, septiembre de 2018).

por Manuel Hidalgo (*).

En los últimos años, la economía chilena ha experimentado un fenómeno inmigratorio muy significativo. Estimaciones recientes del Departamento de Extranjería y Migración (DEM) [1] indican que entre enero del 2015 y diciembre del 2017 entraron al país cerca 700 mil inmigrantes, con lo que la población residente nacida en el extranjero pasó de 2,3 a 5,9% en tres años [2]. Los procesos migratorios pueden tener impactos económicos relevantes. El informe sobre crecimiento tendencial del Banco Central de septiembre del 2017 [3] señaló que la inmigración podía ser un motor importante para el crecimiento de la economía chilena, compensando parcialmente el proceso de envejecimiento poblacional producto de la transición demográfica. Las cifras recientes revelan que este proceso se ha dado mucho más rápido de lo previsto.

El análisis de los microdatos del Censo de abril del 2017 y las encuestas de empleo e ingresos del INE [4] arroja tres resultados principales respecto del perfil y la inserción económica de los migrantes en Chile [5]. Primero, en promedio, son más jóvenes que la población local y participan más en la fuerza de trabajo — coherente con las motivaciones económicas detrás de la decisión de migrar. Segundo, el nivel educacional de los inmigrantes es, en promedio, algo mayor que el de la población local comparable, e incluye personas con prácticamente todos los niveles educacionales. Tercero, aunque los inmigrantes parecen experimentar un período de ajuste tras su llegada, tienen en promedio una tasa de desempleo similar a la de los chilenos y su distribución en los distintos sectores económicos es similar a la de los trabajadores nacionales. Algunas de estas características contrastan, por ejemplo, con las experiencias de otros países que han recibido flujos importantes de inmigración, los que muchas veces tienden a concentrarse en niveles más bajos de la distribución de educación y salarios, y en algunos sectores acotados de la actividad (Dustmann et al., 2016).

Datos censales

De acuerdo con el Censo, los inmigrantes corresponden al 6,3% de la fuerza de trabajo. Los principales países de origen son Perú (25% del total de inmigrantes), Colombia (14%), Venezuela (11%), Bolivia (10%) y Haití (8%). A diferencia de los nacionales, cuya población está distribuida de manera relativamente homogénea entre los distintos grupos etarios, los inmigrantes son principalmente adultos jóvenes. Así, 60% de los extranjeros se concentra en el segmento entre 25 y 50 años de edad, mientras que los chilenos en este tramo son el 35%. Además, solo un 4% de los inmigrantes es mayor de 65 años, comparado con un 12% en los chilenos.

El nivel educacional de los inmigrantes es algo superior al de la población local. Comparando la población entre 25 y 50 años [6], el 36% de los inmigrantes posee educación técnica superior y universitaria, cifra de 31% en los chilenos. Por nacionalidad hay importantes diferencias. Más de 60% de los inmigrantes de EE.UU., España y Venezuela cuentan con educación universitaria, mientras que menos del 10% de los de Bolivia, Perú y Haití alcanzan este nivel educativo.

Sobre la situación ocupacional, los inmigrantes tienen una tasa de participación laboral (80,2%) mucho mayor que la de chilenos (61,2%)[7][8](tabla III.3). A pesar de que puede existir un período de ajuste en la llegada de un inmigrante al país, la tasa de desempleo es similar entre ambos grupos [9]. Tampoco hay grandes diferencias respecto del trabajo por cuenta propia (en torno a 20% del total para ambos grupos), mientras que la frecuencia del trabajo asalariado informal también es similar —29,4% de los ocupados chilenos comparado con el 25,3% de los inmigrantes [10].

TABLA III.3: Participación en el mercado laboral de chilenos e inmigrantes (porcentaje)

Inmigrantes Chilenos
Censo NENE (*) Censo NENE (*)
Tasa de participación 80,2 76,8 61,2 59,4
Tasa de desempleo 7,5 6,6 7,0 7,0

(*) Corresponde a la encuesta del período marzo-mayo del 2017. Fuente: Aldunate et al. (2018), en base al Censo 2017 y NENE.

Respecto de su distribución por sectores económicos, se observa una participación diversificada que es comparable a la de la población local. De todos modos, se aprecia una mayor preponderancia en Servicios domésticos (14% del empleo total de ese sector) y Comercio (9%), y relativamente más baja en Agricultura y Minería (en torno a 3%) (gráfico III.12). La Encuesta Suplementaria de Ingreso (NESI) tampoco sugiere grandes diferencias, con medianas en promedio iguales entre el 2015 y 2017.

Esta evidencia plantea áreas a investigar, en dimensiones que pueden ser relevantes para la trayectoria de la economía chilena. Por ejemplo, la literatura internacional (Lubotsky, 2007) sugiere que es posible que los inmigrantes inicialmente se empleen en puestos de trabajo por debajo de su calificación, convergiendo luego a empleos más acordes con sus habilidades. Esta transición puede contribuir a aumentar la productividad. Así, cuantificar este fenómeno puede ser un paso importante para entender de mejor manera la dinámica del crecimiento tendencial.

Conclusiones

La inmigración reciente a Chile es un fenómeno económico relevante en un horizonte de tiempo relativamente corto. Este Recuadro documenta que, en varias dimensiones, los inmigrantes no son en promedio demasiado diferentes a los trabajadores chilenos de edad comparable, y que se han integrado de manera fluida al mercado laboral.

 

GRÁFICO III.12 Inmigrantes por sector económico (porcentaje de ocupados por sector)

Servicios domésticos 14,0%
Comercio 9,0%
Construcción 7,8%
Manufactura 6,2%
EGA 5,0%
Servicios financieros 4,8%
Servicios personales 4,7%
Transporte 4,7%
Agricultura  3,8%
Minería  3,8%
Total 6,2%

 

Notas:

[1] Como se documenta en Aldunate, Contreras, de la Huerta y Tapia (2018), el DEM estima que a diciembre del 2017 había 1.119.267 inmigrantes en Chile.

[2] Para mayores detalles, ver Aldunate et al. (2018). Como referencia, la llegada de nuevos residentes en los últimos tres años hizo que Chile pasara de ser un país con inmigración baja para estándares internacionales a uno en que el porcentaje de extranjeros residentes supera el promedio mundial —en promedio, los extranjeros son el 3,3% en cada país— aunque todavía menor que el promedio de inmigrantes residentes en países de la OCDE (13,1%)

[3] Banco Central (2017).

[4] Un análisis más detallado, incluyendo otras dimensiones demográficas, se presenta en Aldunate et al. (2018).

[5] Aldunate et al. (2018) también muestran como, en promedio, los migrantes más recientes no son significativamente distintos en calificación y participación laboral a los migrantes previos.

[6] Para aislar el efecto de las diferencias en la composición demográfica, las comparaciones de nivel educacional se hacen respecto de este grupo etario, y no de la población total.

[7]Información obtenida del Censo 2017. Esta es coherente con la información de la Encuesta de Empleo del INE (NENE), aunque como se discute en Aldunate et al. (2018), las encuestas del INE deben ser analizadas con cautela pues no están diseñadas para ser representativas de la población migrante.

[8] Aldunate et al. (2018) muestran que la mayor participación de los migrantes no solo se debe al hecho de que en promedio son más jóvenes, sino que también se observa cuando la comparación se hace para una categoría demográfica específica.  

[9] Aldunate et al. (2018).

[10] Entre noviembre del 2017 y abril del 2018.

 

(*) Manuel Hidalgo:


Descubre más desde Correo de los Trabajadores

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Be the first to comment

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.