Notas sobre el Informe «¿Bienestar público o beneficio privado?»
El lunes 21 de enero [de 2019]Oxfam publicó su Informe anual sobre las desigualdades bajo el título «¿Bienestar público o beneficio privado?«. En esta ocasión, Oxfam vuelve a alertar sobre el aumento de la brecha entre ricos y pobres y la desigualdad entre mujeres y hombres, y pone a la provisión universal de servicios públicos y a la tributación de las rentas altas y a la riqueza, como las principales herramientas de lucha contra las desigualdades. A continuación presentamos algunos de los datos más relevantes y las conclusiones del citado informe.
La desigualdad está fuera de control
- Uno de los mayores logros que estaba obteniendo la economía mundial en las últimas décadas era la reducción de la pobreza. Sin embargo, aunque la misma se sigue reduciendo, los datos recientes publicados por el Banco Mundial muestran que la tasa de reducción de la pobreza a nivel mundial se ha reducido a la mitad desde el año 2013.
- Durante el último año, la riqueza del 50% de la población más pobre se redujo en un 11%.
- En el lado contrario, la riqueza de los milmillonarios se ha incrementado en 900.000 millones de dólares en el último año. Esto equivale a un incremento diario de 2.500 millones de dólares.
- Por su parte, el Informe sobre la Desigual Global de 2018, reveló que entre los años 1980 y 2016, la mitad más pobre de la población mundial sólo recibió 12 centavos por cada dólar de crecimiento de los ingresos, mientras que el 1% más rico recibió, de cada dólar de crecimiento, 27 centavos.
- Estos datos dan cuenta cómo la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando. Son varias las razones que hay, pero una de las más importantes está vinculada con los sistemas de tributos y de prestación de los servicios básicos. El Informe alerta sobre que las personas y empresas más ricas tributan sistemáticamente y estructuralmente por debajo de lo que les correspondería.
- Adicionalmente, las grandes fortunas ocultan a las autoridades fiscales 7.600 millones de dólares, eludiendo de esta forma el pago de unos 200.000 millones de dólares en concepto de impuestos.
- La carrera por las rebajas fiscales ha provocado que, en algunos países, los tipos actuales sean los más bajos del último siglo, lo cual se relaciona directamente con la desaceleración de la reducción de la pobreza y el incremento de la brecha entre los más ricos y los pobres.
Desigualdad económica y desigualdad de género
- En la lucha contra la desigualdad entre ricos y pobres es fundamental la igualdad entre hombres y mujeres: «la construcción de sociedades más igualitarias desde el punto de vista económico no puede estar basada en la opresión de la mitad de la humanidad».
- Además de inaceptable moralmente, la evidencia empírica muestra cómo las sociedades más igualitarias en el plano económico son las que disfrutan, a su vez, de mayor equidad entre hombres y mujeres. En este sentido, las decisiones económicas que toman los gobiernos, especialmente en materia de fiscalidad y gasto público, tienen un gran impacto tanto en la desigualdad económica como en la desigualdad de género.
- En ese sentido, es necesario abordar de manera urgente el tiempo que las mujeres dedican a las tareas domésticas y al cuidado de otras personas sin recibir remuneración a cambio.
- Oxfam estima que en la actualidad se realizan 16.400 millones de horas de trabajo no remunerado, tareas que mayoritariamente son realizadas por mujeres pobres.
- Si una única empresa se dedicara a estas tareas y el trabajo fuera remunerado y contabilizado, su facturación anual sería de 10 billones de dólares, 43 veces más que la facturación anual de la multinacional Apple.
- La mayoría de las personas más ricas del mundo son hombres. Las mujeres ganan a nivel mundial un 23% menos que los hombres, y éstos poseen un 50% más de riqueza que las mujeres.
Algunos datos destacados en el Informe sobre América Latina
- Oxfam destaca que la movilidad social intergeneracional en América Latina es muy reducida debido a que la calidad de la educación varía enormemente en función de los recursos económicos. La falta de sistemas públicos de educación de calidad segregan desde los primeros años en función de los recursos económicos.
- Además, la interrelación entre desigualdad de género y desigualdad económica explica la menor movilidad social intergeneracional de las mujeres en América Latina.
- Por ejemplo, en México, las niñas que nacen entre el 20% más pobre de la población tienen el doble de probabilidades de seguir siendo pobres en la edad adulta que los niños que nacen en su misma situación.
- En el lado positivo, el Informe destaca algunas medidas tomadas en la región como la creación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados en 2015 por el Gobierno de Uruguay, en función del cual todas las niñas y niños tienen derecho a recibir cuidados, y el trabajo de las personas que los proveen se reconoce y valora a través de programas de formación y apoyo.
- El Informe de Oxfam también alerta de la implementación de nuevas políticas de austeridad que en los últimos años están retornando a América Latina y que se ceban especialmente con las mujeres. En México y en Argentina, desde la década de los 90 (décadas de ajustes fiscales y recortes sociales), las mujeres de las familias pobres, con bajo nivel educativo y una elevada carga de trabajo de cuidados no remunerado, se vieron empujadas a aceptar empleos precarios y mal remunerados para sobrevivir.
- Esto último vuelve a suceder en buena parte de los países de la región. En este sentido Oxfam propone, junto al esfuerzo de mejorar los sistemas tributarios, la universalización y gratuidad de los servicios básicos, como educación y sanidad.
Servicios públicos: el camino correcto para reducir la desigualdad
- Los servicios públicos, como educación, salud, agua potable o protección en la vejez, garantizan libertades a los individuos. Los servicios públicos son una fuente de ingreso para millones de personas, pues ayudan a que los más pobres no tengan que usar sus ya limitados ingresos para asegurarse un nivel de vida mínimo. En el 90% de los países, el gasto en educación por niño o niña supera al ingreso del 10% más pobre. Para una madre soltera con 2 hijos, el gasto en escolarización del Estado es tres veces el ingreso familiar en Colombia y dos veces en Brasil. En este sentido, el Estado es por antonomasia una fuente inagotable de libertad.
- Los servicios públicos no sólo son garantes de libertades, sino que benefician más a quienes están en condiciones de discriminación. Por ejemplo, la educación pública garantiza que la brecha de género se reduzca: las mujeres con educación ganan más del doble que las mujeres sin educación. La UNESCO, también citada en el informe de Oxfam, estima que los matrimonios precoces de niñas se reducirían en un 64% si todas ellas completaran la educación secundaria.
- En ese sentido, la mejor forma de conseguir la justa provisión de los servicios es apostar por dos principios: universalidad y gratuidad. Según el Informe, hay experiencias que demuestran que tratar de focalizar los servicios puede tener efectos contraproducentes y, en cambio, la universalización trae una serie de virtudes al diseño y a la provisión de los mismos. A su vez, cuando se impone un precio de acceso, los servicios públicos no son efectivos para alcanzar los objetivos sociales. Existen aproximadamente 100 millones de personas que caen en la pobreza al tener que costear la atención médica, y otras tantas simplemente mueren por no poder pagar el precio de la salud.
- Para lograr estos principios es indispensable que los servicios sean verdaderamente públicos. La gratuidad y la universalidad están reñidos con la privatización. Oxfam asegura que el momento en el cual los servicios se diseñan y funcionan adecuadamente desde lo público, tienen efectos inigualables sobre la reducción de la pobreza y la desigualdad. Oxfam y otras ONG han demostrado que, en cambio, la alternativa neoliberal de alianza público-privada (APP) no es viable para servicios como educación, salud y otros que inciden directamente en las condiciones básicas de los seres humanos. De hecho, la estrategia APP puede aumentar la desigualdad y agotar los recursos de los gobiernos, según estas organizaciones.
- Según los cálculos de Oxfam el mundo ha avanzado mucho en la provisión de algunos de estos servicios, pero sin garantizar una sostenibilidad ni una calidad de los mismos. Además, enfrenta presiones por privatizar los servicios justificadas en la «crisis de calidad» de éstos. Los recursos que llegan son insuficientes y coartan la capacidad de mejorar la calidad, creando un círculo vicioso: existe una baja calidad por la escasez de recursos y, a su vez, hay cada vez menos recursos porque se dice que los servicios son malos, reforzando de este modo la idea que el camino adecuado es la privatización.
- Mientras el canon en el pensamiento dominante ha sido la privatización y orillar al Estado, los grandes incentivos del Estado han estado dirigidos a intereses empresariales. Es decir, hay un doble rasero para el mismo objetivo. Por ejemplo, las empresas farmacéuticas imponen los precios a los que el Estado debe comprar las medicinas. Johnsons & Johnsons en Sudáfrica vendió al Estado un fármaco contra la tuberculosis por un valor unitario de 400 dólares, el cual, según estudios realizados, se estima que el mismo fármaco con una solución genérica podría costar 48 dólares.
Si los servicios públicos son tan importantes, ¿cómo los financiamos?
- No es un problema de recursos, sino de voluntad política. Existe una peligrosa y creciente captura del Estado y del pensamiento que legaliza y legitima –respectivamente– los grandes negocios y los impuestos bajos como «necesarios» para el crecimiento.
- Por un lado, en los últimos 40 años existe una carrera a la baja para reducir los tipos impositivos máximos del impuesto sobre la renta de personas naturales y de rentas empresariales en los grandes centros económicos. Esto detonó una carrera aún más dramática en países en desarrollo por alcanzar estos estándares de «país competitivo» y favorecer el capital extranjero, debilitando sus sistemas impositivos mediante rebajas, exoneraciones y toda clase de incentivos tributarios de dudosa efectividad, pero de alto costo tributario. En América Latina el 10% más rico tributa a un tipo impositivo del 4,8% sobre su ingreso.
- Esta erosión de la imposición a la renta, más las nuevas tendencias del capitalismo (financiarización, libre comercio, cambio tecnológico, menor poder sindical), han creado un fenómeno de hiperconcentración de la riqueza. Esta irreversible tendencia de la riqueza hace levantar la bandera desde los mismos centros del pensamiento (FMI, «The Economist», Banco Mundial, etc.) quienes ven la necesidad imperiosa de gravar la riqueza para restaurar las fuerzas productivas que llevaron al mundo a la prosperidad: la libre competencia y el esfuerzo personal, las cuales están siendo socavadas por la riqueza excesiva y poco meritocrática.
- Los servicios públicos podrían ser financiados con un esfuerzo tributario de los más ricos, al mismo tiempo que se frenaría la hiperconcentración de la riqueza, versa el Informe. Según los cálculos citados por Oxfam, un incremento del 1% en el impuesto a los milmillonarios mundiales permitirían recaudar 100.000 millones de dólares anuales.
- La solución definitiva está tan cerca y tan lejos, puesto que es esclava de dos fenómenos: la captura del Estado por las corporaciones y la idea, falaz, de que la tributación reduce el crecimiento.
- El propio FMI ha demostrado que la redistribución favorece el crecimiento. La explicación más plausible es que hoy la herencia y la riqueza son menos meritocráticas y corroen el esfuerzo personal y la competencia, dos de los pilares del capitalismo desde Adam Smith. Los impuestos a la propiedad recaen en las rentas pasivas del capital o ingresos no salariales y, por ende, tienen un efecto mínimo sobre el crecimiento. En cambio, si los impuestos financian servicios públicos lo que ocurre es que se fortalece la productividad laboral, favoreciendo el crecimiento.
Principales recomendaciones
El Informe propone a los gobiernos establecer las metas y planes de acción necesarios para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 10 sobre la desigualdad. Los planes y metas deberán incluir medidas concretas en los siguientes ámbitos:
- Universalizar la provisión gratuita de servicios públicos como la salud y la educación, garantizando el acceso para mujeres y niñas, y dejar de promover la privatización de los servicios públicos. Ofrecer prestaciones por hijos a cargo y diseñar los servicios públicos siempre atendiendo a la igualdad de género.
- Liberar el tiempo de las mujeres reduciendo los millones de horas de trabajo no remunerado dedicado al cuidado mediante la prestación de servicios básicos y reconocimiento de los trabajos de cuidado por parte del Estado.
- Poner fin a la guerra de las rebajas fiscales que beneficia a los ricos y deteriora las arcas públicas. Esto supone el incremento de la brecha entre ricos y pobres y reduce la capacidad del Estado de proveer servicios públicos de calidad, universales y gratuitos. Se debe acabar con la evasión y elusión fiscal de las grandes empresas y fortunas, y rediseñar el sistema tributario para que sea más justo y equitativo.
celag.org
Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/notas-sobre-el-informe-oxfam
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