Informalidad laboral en Chile llega al 40% y la mala calidad del trabajo se transforma en epidemia en Latinoamérica.
por El Mostrador Mercados.
Un informe de tendencias laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicó que si bien el país está por sobre la media de la región, casi la mitad de los trabajadores se emplean sin regularizar situación. En cuanto a las tendencias que marcarán 2019, la precariedad de los empleos es de las más preocupantes. La cifra más impactante: 700 millones de personas en el mundo son pobres, pese a tener trabajo.
Según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el principal problema de los mercados de trabajo en el mundo es la mala calidad de los empleos. Condiciones deficientes que son aceptadas por al menos 3.300 millones de personas en todo el mundo, quienes no pueden acceder a condiciones óptimas económicas, de salud, de bienestar material o a igualdad de oportunidades gracias a sus empleos.
Así lo indica en su informe la OIT, que revisa las perspectivas del mercado laboral para 2019 y su comportamiento durante el año pasado.
En el documento «Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2019″ se entregan conclusiones preocupantes: así como vamos, será muy poco probable que se pueda garantizar el derecho de que la población mundial tenga acceso a un trabajo decente.
En 2018, 360 millones de personas fueron trabajadores familiares auxiliares y otros 1100 millones trabajaron por cuenta propia, a menudo en actividades de subsistencia realizadas debido a la falta de oportunidades de empleo formal y/o a la ausencia de un sistema de protección social.
Otro indicio de la mala calidad de muchos empleos es que en 2018 más de una cuarta parte de los trabajadores de países de ingresos bajo y medio vivían en situación de pobreza extrema o de pobreza moderada.
“Tener empleo no siempre garantiza condiciones de vida dignas”, señaló Damian Grimshaw, director del Departamento de Investigaciones de la OIT. “Por ejemplo, un total de 700 millones de personas viven en situación de pobreza extrema o moderada, pese a tener empleo«, agregó.
La investigación calcula que en 2018 hubo 172 millones de personas desempleadas en el mundo, una tasa de
desocupación equivalente al 5,0%. El panorama actual es incierto. Esto, pues si las condiciones económicas son estables, el desempleo debería reducirse, pero existe una serie de riesgos macroeconómicos que podrían impactar negativamente el mercado del trabajo.
«En general, en 2019 y 2020 la tasa de desempleo mundial debería mantenerse aproximadamente al mismo nivel. Las previsiones indican que el crecimiento de la población activa hará aumentar el número de personas desempleadas en un millón al año, hasta situarlo en 174 millones en 2020», dice el informe.
Los resultados son contundentes en cuanto a la brecha de género: la tasa de participación laboral femenina fue del 48% en 2018, muy inferior a la masculina, que fue del 75%. Tres de cada cinco personas del mundo laboral son hombres.
¿Cómo andamos por casa?
La OIT pone en perspectiva los comportamientos de América Latina en el mercado laboral. Las conclusiones están en línea con lo ocurrido en Chile durante el año pasado. Es decir, que el crecimiento económico no se condice con el aumento de la masa laboral.
«Pese al repunte del crecimiento económico, se prevé que el empleo aumente solo el 1,4% al año en 2019 y 2020; el descenso relativamente lento de las cifras de desempleo regional se debe a las diferentes situaciones del mercado laboral de cada país y a la informalidad y a la mala calidad del trabajo, que siguen siendo condiciones generalizadas en todo tipo de empleo», explican.
La informalidad sigue siendo uno de los temas que más preocupa a la OIT. Las tasas de América Latina son las más altas a nivel mundial. Se trata de personas que realizan un trabajo sin contrato y sin que el empleador cumpla con las obligaciones respectivas, como por ejemplo, el pago de cotizaciones.
Como resultado, la incidencia de la informalidad en América Latina y el Caribe sigue siendo una de las más altas del mundo, pese a que han tendido a bajar en la última década, gracias a las reformas de leyes laborales que han flexibilizado las políticas de empleo en países como Chile, Perú o Colombia.
Se estima que más del 53% de la población ocupada en América Latina permanece en el empleo informal. Las tasas de informalidad se acercan al 80% en varios países de ingresos medios-bajos, como en Bolivia, Guatemala y Nicaragua; son altas también en los países de ingresos medios-altos y altos, como Argentina (47,2%), Brasil (46%), Chile (40,5%) y México (53,4%).
«Tener un empleo asalariado no es en sí mismo una garantía de buenas condiciones laborales. Primero, porque los contratos a plazo fijo representan del 20% al 30% de todos los empleos asalariados en varios países, incluidos Chile, Colombia, Ecuador y Perú. En segundo lugar, el promedio de los trabajadores asalariados informales conforman cerca del 45 % de todo el empleo en América Latina y el Caribe, comparado con un promedio global del 36,2%», añade el reporte.
La investigación difundida por la OIT detalla que la tendencia de los trabajos en América Latina es que las personas se ocupen en el sector de servicios (como el comercio), que en la actualidad representa el 40% de los trabajos de la región.
El informe pone en relieve algunos aspectos positivos, en caso de que la economía mundial logre evitar una desaceleración. «La mayor expectativa está puesta en que el crecimiento económico, siempre y cuando los pronósticos más pesimistas en cuanto a una crisis mundial no sean ciertos, implique una mejora del empleo. Se espera que la fuerte recuperación del crecimiento económico tenga algún impacto positivo en el empleo, en la creación de este, aunque no en una escala masiva. En consecuencia, el número de personas con empleo debería poco a poco ir hacia arriba, aumentando aproximadamente un 1,4%o anual hasta 2020. Como resultado, en la subregión se pronostica que la tasa de desempleo disminuirá gradualmente del 8,0% en 2018 al 7,8% en 2020. El ritmo relativamente lento de la reducción del desempleo es dictado por las diferentes perspectivas de mercado para países individuales. Por ejemplo, se proyecta que la tasa de desempleo continúe una tendencia a la baja en Brasil, que alcanzó el 12,2 por ciento en 2019, pero se espera que aumente, aunque ligeramente, en Argentina, Chile, Ecuador y Perú», añadió la OIT.
Revise el informe completo en su versión en inglés aquí.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/destacado/2019/02/27/informalidad-laboral-en-chile-llega-al-40-y-la-mala-calidad-del-trabajo-se-transforma-en-epidemia-en-latinoamerica/
[Anexo Editor CT]
Precariedad laboral.
Se denomina precariedad laboral a la situación en que viven las personas trabajadoras que, por razones diversas, sufren procesos que conllevan inseguridad, incertidumbre y falta de garantía en las condiciones de trabajo, más allá del límite considerado como normal.
La precariedad laboral tiene especial incidencia cuando los ingresos económicos que se perciben por el trabajo no cubren las necesidades básicas de una persona, ya que es la economía el factor con el que se cuenta para cubrir las necesidades de la población. En las sociedades desarrolladas las necesidades a satisfacer con los ingresos salariales no implican sólo aquellas que están relacionadas con la mera supervivencia biológica (alimentos, cobijo, vestido, etc.) sino que incluyen un numeroso grupo de demandas relacionadas con el hecho de nuestra naturaleza social: afectos, ocio, cuidados, cultura, educación, comunicación, etc.
El capitalismo, en su actual proceso de globalización, ha acrecentado y generalizado las condiciones de precariedad en el modus vivendi de las personas, tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, con el objeto de acelerar la mercantilización global de todas las relaciones humanas (sociales, interindividuales, familiares, grupales, internacionales, etc.). La precarización laboral se puede entender como un subconjunto de la precarización global de la vida y de la dignidad humanas.
Ejemplos de precariedad laboral son: que el trabajador no reciba el sueldo que le corresponde por el trabajo que realiza, que no esté inscrito en la Seguridad Social de su país (en el caso de Ecuador, IESS, ISSPOL o ISSFA), que las condiciones laborales sean insalubres, que trabaje sin contrato, etc.
Fuente (extracto): https://es.wikipedia.org/wiki/Precariedad_laboral
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