Compartimos con uds. dos artículos sobre Alan García, presidente del Perú por dos periodos y que ayer tras dispararse un tiro en la cabeza murió en el hospital Casimiro Ulloa de Lima. El primer artículo refiere a su trayectoria, sus «vueltas de chaquetas», su relación con violaciones a los Derechos Humanos y finalmente los cargos de corrupción en los que se vio involucrado. El segundo, describe una de las matanzas ocurridas bajo su primer gobierno: Accomarca, donde fueron asesinadas mas de 60 personas, entre ellas una veintena de niños/niñas.
Alan García, acorralado por la Justicia -que al parecer en Perú algo funciona- terminó sus días como otros famosos personajes, por ejemplo: Slobodan Praljak, lider militar bosnio-croato que se envenenó en plena Corte de La Haya y Hitler, quien se suicidó con un disparo en la cabeza mientras su esposa Eva Braun, se envenenó con cianuro. (Nota Editora Natalia Pravda)
Alan García, el “Caballo Loco”, que terminó impopular y arrinconado por la corrupción.
Por Clarín.com
Asumió en 1985 con apenas 35 años. Gobernó dos veces. Padre de 6 hijos de tres relaciones diferentes, también tenía un nieto.
«Patria querida, dame un presidente como Alan García», eran las pintadas que abundaban en Buenos Aires en 1985. Alan García acababa de asumir en Perú y era para el peronismo el faro del progresismo en América Latina. El presidente más joven de la región asumía con 35 años. Treinta y cuatro años después, aquella promesa se volaba la cabeza de un tiro en su casa de Lima, perseguido por la justicia en la causa Odebrecht. Murió en el hospital este miércoles.
Alan García fue dos veces presidente. Y fue uno de los estadistas más hábiles de Perú experto en resurrecciones políticas, hasta que a los 69 años se vio acorralado por las ramificaciones de la red de corrupción Odebrecht que salpicó a otros tres exmandatarios peruanos.
En sus horas finales, García se debatió entre la vida y la muerte en un hospital de Lima, tras dispararse el tiro en la cabeza en momentos en que era detenido. Muchos recordaban su capacidad de sobrevivir y pensaron que esta sería una de esas veces. Pero esta vez no pudo.
El cerco de la investigación Odebrecht comenzó a estrecharse de manera apremiante sobre la figura de García a fines del 2018, cuando fracasó en su intento de conseguir asilo en Uruguay para eludir la investigación de la fiscalía por supuesta corrupción.
En noviembre había ingresado a la embajada uruguaya en Lima, donde solicitó asilo alegando «persecución política», pero Montevideo rechazó su pedido y al cabo de 16 días tuvo que marcharse a su casa.
Fue la primera vez en una prolífica carrera política de cuatro décadas que el líder socialdemócrata peruano, muy impopular al final en su país, enfrentaba aprietos judiciales.
Nacido en Lima el 23 de mayo de 1949, su vida familiar fue igualmente azarosa. Padre de seis hijos de tres relaciones diferentes, también tenía un nieto. Estaba residiendo hasta el año pasado entre Lima y Madrid, donde vivía su actual pareja con su hijo menor.
A pesar de la impopularidad que arrastró luego del desastre económico de su primer gobierno (1985-1990), ganó la presidencia nuevamente en 2006 al frente del APRA, el partido más antiguo y sólido de Perú.
En 2006 su reelección se pudo explicar porque tuvo como rival en segunda vuelta al militar nacionalista Ollanta Humala, identificado con el entonces gobernante venezolano Hugo Chávez.
García fue el mal menor, dijo entonces el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa.
Los analistas consideraron que su resurrección política se debió, además, a sus extraordinarias cualidades como candidato, que le permitieron contrarrestar los fantasmas de su primer gobierno y mostrarse como alguien más reposado y sin esos arranques impulsivos que llevaron a que alguna vez lo llamaran «Caballo Loco».
«Sólo Dios y los imbéciles no cambian», señaló García para reforzar su mea culpa y su metamorfosis al dejar de ser promotor de la intervención estatal en la economía y abrazar el libre mercado.
Su primera gestión había dejado una nación en una profunda crisis económica y moral. Su política económica estuvo marcada por un severo control del tipo de cambio, la estatización de la banca y una inflación anual de más de 7.600% en 1990.
Por otro lado, la violencia terrorista del grupo maoísta Sendero Luminoso alcanzó sus picos durante su primer gobierno, que fue acusado tanto de ineficiencia como de excesos en la lucha antisubversiva, incluso con la formación de escuadrones de la muerte.
Pero estas acusaciones, al igual que los cargos de corrupción que quiso endilgarle el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), quedaron en nada.
Perseguido tras el autogolpe de Fujimori en 1992, García pidió asilo en Colombia y luego en Francia, regresando a Perú en 2001 cuando todas las acusaciones en su contra habían prescrito.
En su segunda presidencia, de 2006 a 2011, se adaptó a la vigente economía neoliberal de la que había renegado en su primer gobierno y logró borrar los malos recuerdos que dejó.
No obstante, la sombra de la corrupción lo siguió persiguiendo, al igual que entonces.
Las encuestas venían mostrando en los últimos meses que Alan García era el político más impopular de Perú, con un rechazo de 80%.
17 de abril 2019.
Fuente:https://www.clarin.com/mundo/alan-garcia-caballo-loco-termino-impopular-arrinconado-corrupcion
Accomarca: la masacre detrás de la histórica condena de cárcel contra “El carnicero de los Andes” y otros 9 militares en Perú.
Por BBC Mundo.
Los sacaron uno por uno de sus viviendas, separaron a las mujeres y niños de los hombres y los ancianos, los encerraron en tres casas, les dispararon, les lanzaron granadas y prendieron fuego al lugar, carbonizando los restos.
Así hizo la patrulla Lince 7 desaparecer prácticamente del mapa la comuna campesina de Accomarca, en el departamento de Ayacucho, en el sur de Perú.
Era el 14 de agosto de 1985 y los 18 militares peruanos, encabezados por el entonces teniente del ejército Telmo Hurtado -que pasaría a ser conocido como «El carnicero de los Andes»-, habían llegado al lugar en busca de miembros de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso.
Plan Huancayok se llamaba la operación y los soldados tenían órdenes de «capturar y/o destruir a los elementos terroristas existentes en la quebrada» con ese mismo nombre.
Sin embargo, según señaló en su día la Comisión de la Verdad y la Reconciliación -creada en 2001 para elaborar un informe sobre la violencia armada interna de Perú entre 1980 y 2000-, «no se encontraron armas, municiones, explosivos o propaganda de Sendero Luminoso».
Y la jornada terminó con 61 muertos, según cifras oficiales, 23 de ellos niños.Los familiares reclaman que fueron hasta 71, pero al quedar los restos carbonizados esto no se pudo verificar con muestras de ADN.
Otros 189 niños quedaron huérfanos.
Fue una matanza colectiva que demostró «un profundo desprecio por la vida», «una grave violación de los derechos humanos, compatible con el delito de lesa humanidad» determinó este jueves, 31 años después de la masacre, la Sala Penal Nacional de Perú.
Los magistrados concluyeron que el plan fue una «ilegal política de combate al terrorismo».
Y condenaron a 10 miembros del ejército involucrados en la matanza a entre 10 y 25 años de prisión.
Fallo histórico
Es la primera vez que un tribunal civil se pronuncia sobre los crímenes perpetrados por el ejército de Perú durante la década de los 80, en la lucha «contra el terrorismo» del primer gobierno de Alan García.
El general Wilfredo Mori, el teniente Juan Rivera Rondón y el subteniente Hurtado fueron considerados autores mediatos, como se llama en derecho a quienes causan un resultado sirviéndose de otra persona como medio o instrumento para realizar la ejecución.
Así, los dos primeros deberán cumplir 25 años de cárcel y el tercero 24.
También deberán pasar un cuarto de siglo entre rejas Nelson Gonzales Feria y Carlos Pastor Delgado Medina.
El tribunal determinó que estos fueron los autores materiales, junto a los entonces soldados Clider Venancio Ramírez, Vicente Chupan Herrera, Pedro Amaya Miranda, Daniel Salas Arenas y Francisco Marcañaupa Osorio, para quienes la pena es de 10 años.
Por lo tanto, los magistrados concluyeron que el crimen no se debió a decisión individual de Hurtado, sino a una orden superior cuya cadena de mando pudo se identificada.
«El carnicero de los Andes», por su parte, admitió haber cumplido fielmente la misión y reconoció haber sido el autor de la muerte de 30 de las víctimas.
El abogado de los familiares, Carlos Rivera, informó que existe una orden de captura vigente contra todos los condenados que les impide salir del país.
Seis procesados fueron absueltos por falta de pruebas; entre ellos, el general José Williams Zapata.
La sentencia exige, además, que los responsables de las ejecuciones extrajudiciales paguen a cada una de las víctimas y sobrevivientes unos US$44.000 de reparación.
Seis años de juicio
Carlos Rivera, el abogado de los familiares de las víctimas, dijo estar satisfecho con la resolución, aunque añadió que se esperaban penas más duras.
Y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), la consideraron una «sentencia ejemplar».
Sin embargo, costó más de tres décadas y seis años de juicio cerrar el caso.
Fue, pues, hasta ahora ejemplo de la impunidad militar.
Efectivamente, un mes después de la masacre, una comisión especial del Congreso investigó lo ocurrido y tomó declaración al teniente Hurtado, quien justificó las muertes sin ningún signo de arrepentimiento.
«Yo considero que mi decisión ha sido correcta (…). Ustedes no viven las acciones de guerra que nosotros vivimos acá. No tienen experiencia, ni ven las situaciones que nosotros pasamos acá. Las penurias que se tienen o las cosas que se tienen que vivir», argumentó entonces el militar.
En febrero de 1993, el ya conocido como «El carnicero de los Andes» o «El monstruo de la comarca», fue condenado a seis años de prisión por abuso de autoridad y por dar falso testimonio en conexión con su participación en la masacre.
Y junto al resto de militares fue absuelto de los cargos de homicidio, negligencia y desobediencia.
Dos años después se acogió a la Ley de Amnistía promulgada durante el gobierno de Alberto Fujimori, por lo que su condena fue anulada y no fue sentenciado criminalmente por la matanza.
Recibió cuatro condecoraciones y ascendió hasta el grado de mayor.
Huída y extradición.
En 2002, tras la caída del régimen fujimorista, la justicia ordinaria reabrió el caso Accomarca por mandato de un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ante ello, con la amnistía revocada, Hurtado huyó a Estados Unidos.
Pero mientas estaba en custodia por una violación de las leyes de inmigración, dos sobrevivientes de la masacre presentaron una demanda en su contra.
Hurtado fue detenido en el año 2000 en Miami, Florida, y tras un largo proceso legal lo extraditaron a Perú en 2011.
Durante ese periodo, en 2008 un juez de Miami dictaminó que Hurtado era responsable de la matanza y le ordenó pagar US$37 millones a sus víctimas.
El juicio penal por el caso comenzó en 2011, 26 años después de la matanza.
Incluso el propio Alan García participó en él como testigo, y calificó el hecho de «crimen atroz».
Y la sentencia definitiva e histórica llegó este jueves, 31 años después.
De momento, Hurtado es el único preso. De la pena impuesta le queda por cumplir 13 años y 8 meses, dado el periodo que pasó en la cárcel en EE.UU.
Los campesinos pobre de los Andes fueron los que más sufrieron la guerra interna de Perú (1980-2000), y fueron carne de cañón tanto para el ejército como para la guerrilla.
Así lo señaló en su informe la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y contabilizó a 69.000 muertos a causa del conflicto.
Sendero Luminoso está prácticamente desmantelado y las mayoría de sus líderes presos.
Sus remanentes operan en un valle de la selva central del país, aliados con el narcotráfico, según las autoridades.
2 de septiembre 2016.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina
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