Hassan Akram por TPP-11: “Está diseñado a la medida de la Casa Blanca y las transnacionales.”
por Tomás González F./DiarioUChile.
El director de la sede chilena de la Universidad Wake Forest y académico de la UDP reveló el intercambio de correos entre la Cancillería y Peter Clark, el experto contratado por ellos mismos para asesorar las negociaciones del CPTPP. En sus mensajes, Clark es categórico frente al tratado, advirtiendo constantemente los vicios que contenía el texto original, que pese a haber sido modificado, mantiene gran parte de los capítulos cuestionados.
A través de una columna publicada en CIPER Chile, el economista y académico de la Universidad Diego Portales, Hassan Akram, puso en evidencia la injerencia externa en la tramitación legislativa del Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico o mejor conocido como TPP-11.
Esto, porque el economista solicitó vía Ley de Transparencia y posteriormente hizo públicos, una serie de correos electrónicos entre la Cancillería y el abogado Peter Clark, reconocido a nivel mundial como experto en tratados de libre comercio, quien fue contratado por la misma Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) para asesorar al Gobierno en las negociaciones del TPP. Y los correos son reveladores. En éstos, se ve cómo Clark critica de manera explícita una serie de capítulos del tratado, llegando a afirmar incluso que, hasta ese momento, “han sido las empresas farmacéuticas las que han dictado el texto y la agenda”.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, el economista y académico de la Universidad Diego Portales, Hassan Akram, abordó la gravedad de los hechos revelados en los correos entre Clark y la Direcon, señalando que la influencia de las transnacionales en este tipo de acuerdos ha sido constantemente cuestionada. “La influencia de ellos en la estrategia de negociación de tratados comerciales de Estados Unidos siempre ha sido un tema”, recordó.
“Esto demuestra que todo el tratado está diseñado justamente a la medida de la Casa Blanca y, por supuesto, de sus transnacionales“, afirmó el economista. “Con la influencia, sobre todo, de las transnacionales farmacéuticas, pero en general las de tecnología, porque son las que dependen para sus utilidades de las patentes”, agregó.
Pero las críticas del experto contratado por Cancillería, Peter Clark, no terminaron ahí. En uno de los correos revelados por Akram, el abogado acusa que “Estados Unidos ha limitado la legislación que el TPP regula, a las leyes del gobierno federal” y que “las prácticas de sus estados son la razón por la cual ese país no ha ratificado los convenios de la OIT sobre la libertad de asociación”.
Con muchos de los capítulos en cuestión aún vigentes, Akram sostuvo que el tratado asegura el fácil reintegro de Estados Unidos. “Esto es independiente de las cláusulas suspendidas, porque todo el tema laboral no fue suspendido, sigue siendo activo en este momento porque todos los demás países aceptaron el capítulo laboral”, indicó Akram.
“Lo que revelan los correos de Peter Clark, es que la parte laboral es explícitamente lo que necesita Estados Unidos para poder firmar sin ningún problema, a pesar de sus leyes anti sindicales que están fuera de la norma internacional”, añadió el profesor de la UDP.
La Direcon ha reiterado una y otra vez que el TPP-11 no tiene nada que ver con los valores estadounidenses y no impediría tener relaciones comerciales con China. No obstante, uno de los extractos de los correos enviados por el abogado Peter Clark a la Direcon, dice lo contrario. “El TPP es, para Estados Unidos, mucho más que otro acuerdo comercial”, y añade que éste, además, “es una iniciativa geopolítica diseñada para reforzar la posición estadounidense en Asia, y para contrarrestar la influencia creciente de China”.
En ese sentido, Hassan Akram criticó que los negociadores hayan permitido esto, en vez de mantener una posición neutral frente a la guerra comercial. “En ese conflicto Chile queda en el medio, en una situación donde lo que debe estar haciendo, si el Gobierno tuviera una perspectiva más estratégica a favor de los intereses chilenos, es estar negociando tanto con China como con Estados Unidos, para ver cuál de esos países va a dar mejores condiciones para la transferencia tecnológica, que es la clave para el desarrollo económico”, analizó el economista.
“Pero en vez de negociar de esa manera, firma este tipo de tratados que al final nos acerca peligrosamente a Estados Unidos y nos impide tener la confianza de los chinos”, agregó Akram.
El académico de la Universidad Diego Portales también se refirió al acuerdo de entendimiento que firmaron los senadores de la comisión de Relaciones Exteriores con el Gobierno señalando que, además de no ser vinculante, el texto del protocolo es diferente al del texto del tratado, y es este último el que tomarán en cuenta los árbitros de los tribunales internacionales que resolverán las controversias entre los Estados y las transnacionales.
Fuente: https://radio.uchile.cl/2019/08/14/hassan-akram-por-tpp-11-esta-disenado-a-la-medida-de-la-casa-blanca-y-las-transnacionales/
Un responsable, Lagos Weber, argumenta su voto a favor del TPP-11: “No perjudica los intereses chilenos”.
por Tomás González F./DiarioUchile.
Pese a que cuestiona la manera en que se negoció el tratado internacional, el senador PPD se manifiesta convencido de que la firma del protocolo de entendimiento con el Gobierno permitirá mejorar una institucionalidad «bastante atrasada» en materia de negociaciones. Además, considera que «buena parte de las críticas eran respecto del tipo de desarrollo que tiene el país».
Después de 15 sesiones, en las que más de 35 invitados expusieron sus posturas frente al TPP-11, la comisión de Relaciones Exteriores del Senado votó por unanimidad la recomendación de aprobar el tratado internacional en la Cámara Alta y ahora será discutido en la comisión de Hacienda.
El consenso se logró luego de la suscripción de un protocolo entre los parlamentarios miembros de la comisión y la Cancillería, llamado “Acuerdo de entendimiento para la aprobación del CPTPP”, en donde el Gobierno se comprometió a adoptar una serie de medidas en torno a la evaluación del tratado, en caso de aprobarse.
El texto fue celebrado por los parlamentarios de la comisión, entre los que está el senador Ricardo Lagos Weber (PPD), quien además preside la comisión de Hacienda que continuará su tramitación. En entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, argumentó su voto a favor y explicó por qué es un promotor del tratado.
Para muchos, su postura a favor del TPP-11 no es novedad. Sin embargo, ¿cómo ha evolucionado su opinión luego de escuchar organizaciones opositoras al tratado?
A mí me ha tocado en el pasado no solamente aprobar en el Parlamento acuerdos de integración comercial, sino que en mi vida anterior me tocó ser parte de los procesos de conversaciones con otros países para suscribir y generar esos tratados, como el acuerdo con la Unión Europea, el acuerdo con Japón o con Estados Unidos, ciertamente. Entonces creo conocer en algo los temas que abordan y los alcances que tienen.
Dicho eso, en el caso del TPP-11 se ha generado algo que creo que depende de cómo lo quieran mirar, algunos dirán que no es muy bueno y otros que es muy bueno. Hay más información disponible, una sociedad civil y académica que estudia y hace un escrutinio más grande de estos acuerdos. Si sumas la capacidad de información disponible y el efecto que tienen las redes sociales, lo que tenemos es más conciencia respecto de estos acuerdos y sus efectos y se han resaltado de manera muy nítida determinadas preocupaciones que las más de 35 organizaciones tuvieron la oportunidad de expresar. No solamente a través de las redes sociales, artículos de opinión o académicos, sino que concurrieron a la comisión de Relaciones Exteriores, tuvieron el tiempo suficiente y hubo intercambio con ellos.
¿Cómo se aseguraron de tener imparcialidad en las posturas durante la discusión del tratado en la comisión?
Junto con estas preocupaciones que manifestaron en la comisión, y esa fue una exigencia nuestra al Ejecutivo, era que los profesionales, los técnicos chilenos que participaron de las conversaciones con los otros países, estuvieran presentes para hacerse cargo de los argumentos. No era solamente que los senadores escucháramos las preocupaciones, sino que las interpretaciones que generaban dudas o derechamente rechazo fueran abordadas directamente por el Ejecutivo. Desde ese punto de vista, creo que ha sido un proceso como no he vivido nunca otro. Me tocó participar como negociador del acuerdo con Estados Unidos y fue aprobado en el Parlamento casi con unanimidad. Hoy, ese mismo tratado habría sido objeto del mismo escrutinio y las mismas preocupaciones. Creo que eso es sano.
Dentro de las organizaciones estaba la Fundación Equidad, que además de exponer en la comisión sobre las implicancias del tratado en materia de medicamentos, coordinó el mayor plebiscito en línea en la historia de nuestro país, en el que participaron más de 580 mil personas y un 92 por ciento se manifestó en contra. ¿Influyó de alguna manera esto en su decisión?
Yo no puedo hablar por el resto de los senadores de la comisión y los que todavía no han expresado su voto. Quiero decir que seguí atentamente los debates y las preocupaciones que tenían. Me influye, pero no alteró mi decisión final, porque este acuerdo no afecta el tema de medicamentos. El TPP no establece ninguna obligación que implique para el Estado de Chile tener que modificar el ordenamiento jurídico en materia de medicamentos. Desde ese punto de vista no se generan efectos negativos respecto al precio interno de los medicamentos ni al acceso al mercado de los genéricos.
Lo que sí quiero decir es que no exclusivamente, pero buena parte de las críticas al TPP-11, eran respecto del tipo de desarrollo que tiene Chile; respecto a su calidad de país mono exportador de cobre, con el tema de las condiciones de trabajo en el campo chileno, con el tema de las desigualdades que genera el modelo.
¿Entonces las críticas tienen más que ver con el modelo de desarrollo que con el tratado mismo?
Exactamente. Yo comparto muchas de esas críticas y mi argumento es decir que en Chile hemos tenido muchos progresos, como la reducción de la pobreza, pero todavía tenemos pendiente el tema de las pensiones. Lo importante es distinguir aquellas cosas que tenemos como déficit pero no son atribuibles a un tratado, ni a este ni a otro.
Este tratado no elabora mucho más que tratados anteriores y por eso creo que parte importante de las críticas, más que al tratado, son a la forma en que Chile crece, a la forma en que distribuye los frutos del crecimiento, a las desigualdades que se producen en muchos planos. Si Chile no suscribe este acuerdo, estas desigualdades siguen presentes. Y si Chile lo suscribe y no hacemos algo internamente, como lo que estamos tratando de hacer para votar pensiones o tener una legislación laboral acorde con los tiempos, vamos a seguir teniendo las desigualdades e imperfecciones. Creo que no es razonable atribuir a un acuerdo el déficit que tenemos como sociedad y que no hemos sido capaces de resolver satisfactoriamente en muchas áreas.
¿Cuál es la importancia del protocolo de entendimiento que suscribieron con el Gobierno?
Respecto de aquellos temas que generaron mucha preocupación, lo que hace es que hay afirmaciones taxativas del Ejecutivo, de las personas que llevaron a cabo las negociaciones, por ejemplo, que dicen que no afecta los medicamentos, que Chile mantiene su capacidad regulatoria en materia ambiental, de salud, laboral, etc. Se despejan una serie de temas, al menos desde el punto de vista interpretativo. Eso es algo muy importante, junto con asumir algunos desafíos a futuro.
Si su postura siempre fue a favor del TPP-11, ¿por qué decidió aprobarlo adhiriendo a un protocolo?
Porque tenemos una institucionalidad en materia de negociaciones comerciales que es bastante atrasada. A mí me tocó participar de algunas negociaciones, cuando trabajé en los temas de integración económica, y siento que el proceso es muy desbalanceado, porque la política exterior la lleva el Ejecutivo, el Presidente de la República. Suscribe un tratado, de cualquier naturaleza que sea, y lo que hace es concurrir después al Parlamento a ver si se ratifica, a pedir su aprobación o rechazo, pero nosotros no podemos hacer modificaciones. En el futuro, en materia comercial, quedó reflejado en el protocolo que toda negociación comercial tiene que ser informada previamente al Congreso, tiene que ir acompañada de los estudios potenciales, positivos y negativos, y tiene que haber un proceso de consultas durante las negociaciones.
¿Hay una crítica ahí a la forma en que se negoció el tratado?
Si hay un pecado de origen del TPP-11, y eso lo denuncié durante tres años seguidos, fue que las negociaciones fueron extremadamente reservadas. Lo poco que salía hacia afuera eran filtraciones que, además, mostraban un cuadro muy negativo. Lo que salía era lo que filtraban los (norte)americanos, que eran las demandas bien desmedidas que tenían en propiedad intelectual de medicamentos.
Me van a responder que al final esas demandas se redujeron muchísimo y, producto de la salida de Estados Unidos del acuerdo, se eliminaron o quedaron congeladas, pero de todos modos quedó instalada la idea -y yo la viví y denuncié- de que era demasiado reservado. Yo veo otros parlamentos, en Estados Unidos o el Parlamento Europeo, y las personas a cargo de las negociaciones tienen que concurrir antes de iniciarlas y durante, para informar los avances, teniendo muy claro el margen en el cual se desenvuelven, con las líneas rojas respecto de aquellas cosas en las que no se puede avanzar o ceder y respecto de cuál es la agenda de intereses ofensivos que tiene Chile. La Unión Europea hace eso a menudo, Estados Unidos hace eso permanentemente, y creo que en eso el protocolo es un avance.
En el protocolo también se hace referencia a los arbitrajes internacionales a los que deberá someterse el Estado en caso de ser demandado por alguna empresa extranjera. El académico del Instituto de Estudios Internacionales de nuestra universidad, José Miguel Ahumada, decía que este protocolo no podría hacer ningún contrapeso a los tribunales internacionales en caso de que el Estado se vea envuelto en una demanda. En ese sentido, ¿qué validez tiene el protocolo para evitar o supervisar este mecanismo de solución de controversias?
El acuerdo mismo no se ha modificado, en consecuencia, el protocolo no pretende modificar el tratado. Si alguien ha dicho eso está equivocado, no está siendo preciso. Lo que establece el protocolo es el compromiso del Gobierno de sumarse a las iniciativas que tienen otros países como Nueva Zelanda y Australia, donde está vigente el TPP, que quieren avanzar hacia un sistema de solución de controversias único. Más que descansar en fallos arbitrales de carácter privado, es establecer cortes permanentes con carácter autónomo. Para eso, comienza incipientemente un proceso a nivel internacional en el tema comercial. Pero reitero: lo que suscribimos en este acuerdo no es diferente a lo que ya hemos suscrito durante los últimos 15 años en Chile.
En todo caso, cada vez que usted recurre a una instancia internacional queda sometido a lo que digan los jueces internacionales, que no son chilenos ciertamente. Lo que hay hoy día en algunos países, y fue parte del protocolo que se firmó con el Gobierno, es que se sume a esas iniciativas que pretenden modificar la forma en que se van a ir abordando los mecanismos de solución de diferencias en el futuro.
Otro punto que toca el protocolo es la eventual incorporación de Estados Unidos al tratado. Ahí se plantea que Estados Unidos debería renegociar los capítulos suspendidos, como el de propiedad intelectual, por ejemplo. ¿El Gobierno puede asegurar que eso no modificará sustancialmente el acuerdo, a través de un protocolo de estas características?
Ahí yo no tengo ninguna duda. Si la política exterior de Estados Unidos cambia, ya sea porque el presidente (Donald) Trump cambie de opinión o cambie la administración y decidan ser parte del TPP-11, van a tener que renegociar su ingreso con los once miembros actuales. Así de sencillo. Una vez concluida, en la medida que los países quieran, esa renegociación va a tener que ser aprobada por los parlamentos respectivos. Eso incluye al Parlamento chileno.
Este tema es muy importante. Uno puede reducir el conflicto comercial entre China y Estados Unidos, decir que va a pasar con el tiempo y que mientras tanto nos puede ayudar el TPP, pero el tema es otro: en el fondo, el conflicto entre Estados Unidos y China es una suerte de guerra fría de baja intensidad y va a ser permanente. Lo que hacemos once países del Pacífico, Canadá, México, Chile, Perú, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Malasia y Vietnam, países muy distintos, es generar nuestras propias reglas para entendernos cuando hay un vacío de poder o, al contrario, hay un conflicto de poder en materia comercial.
Entonces, ¿es positivo que Estados Unidos se haya retirado del TPP-11?
Tal vez es una externalidad positiva, porque nos permite a nosotros, países intermedios de distintos tamaños, darnos nuestras propias reglas internacionales en un momento en que el mundo está muy complejo en esta materia, no se ven soluciones al corto plazo y habrá incidencias más allá de lo comercial.
¿Qué le diría a aquellos que rechazan el tratado y han visto cómo los senadores de la comisión de RR.EE. lo aprobaron de forma unánime?
Yo sé, porque leo las redes sociales y vi el resultado de la consulta que se hizo por internet, que hay mucha preocupación. Hay muchos que no entienden por qué algunos lo aprobamos. Solamente quiero decir que lo hice con la convicción de que no perjudica los intereses nacionales y lo hice con la misma convicción que cuando voté en contra de la Ley de Pesca, cuando voté a favor de terminar con el lucro en la educación pública, cuando apoyé las reformas laborales, cuando apoyé una reforma tributaria que le sube el impuesto a los más ricos; con la misma convicción y tranquilidad, siendo que esos temas no siempre son populares.
En lo grueso, creo que este acuerdo no perjudica a los intereses chilenos y, además, que uno no puede tener una política exterior a la carta, en que me compro algunos temas y otros los dejo afuera, como el Acuerdo de Escazú o el Pacto Global de Migraciones, con el cual vamos seguir empujando para que el Gobierno lo suscriba.
Fuente: https://radio.uchile.cl/2019/08/09/lagos-weber-argumenta-su-voto-a-favor-del-tpp-11-no-perjudica-los-intereses-chilenos/
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