En Estocolmo: Despedida del cro. Jorge Antonio Vassallo (1)(2).
por pedro Naranjo Sandoval/CEME.
Hoy, 15 de agosto, en Estocolmo, nos reunimos para recordar y despedir a Jorge Antonio Vassallo López, el «chico Sergio» como le llamábamos entre nosotros. Nuestro compañero de militancia y luchas, quién falleció hace unas semanas atrás.
De parte de sus compañeros y amigos queremos dar a todos y cada uno de los miembros de su familia nuestro pesar, les acompañamos en su dolor. De forma muy especial y sentida, a Clara su compañera de vida y sentimientos. A sus hijas, Francisca y Manuela. A sus nietos Max, Adina, Amelie y Clara. A cada uno damos un tierno y fuerte abrazo.
En pocos minutos expresaré ciertas cuestiones en nombre de viejos compañerxs miristas que pertenecemos a un tiempo que sigue presente en la historia y la memoria y, a una generación que uno tras otro ya se marchan de la vida.
Cómo Jorge Antonio, en nuestros años de militancia nos entregamos por entero y con todo lo que exigía la lucha por los intereses de los trabajadores chilenos. A nuestra vida le dimos sentido luchando por terminar con el usufructo del poder y la riqueza por unos pocos y construir el socialismo en Chile.
Vivimos, luchamos y compartimos muchos hechos y circunstancias que nos dejaron muchas alegrías, también muchos sinsabores y profundas heridas por las derrotas que nos golpearon y que fueron sufridas y compartidas junto a nuestro pueblo. Fue un período en el cual soñamos con un mundo más justo, solidario y libre para todos, sin enajenación y explotación….
Sergio al igual que todos nosotros, vivimos aquellos años entre límites colectivos e individuales. En medio de exigencias y entregas hicimos nuestras vidas. Él y cada uno de nosotros aceptamos los requerimientos en la perspectiva de ser más libres, consecuentes y honestos.
Muchos construyendo familia, el núcleo cercano que se quiere mucho; pero todos también, siendo parte de esa otra familia más numerosa, la rojinegra: imperfecta, diversa, inconforme, rebelde con causa y con rumbo. La de la militancia en nuestro partido, el MIR que simultáneamente se implantaba en los diversos movimientos sociales de nuestro Chile.
Jorge Antonio y los miristas en esas luchas políticas y sociales para conseguir nuestros propósitos políticos e ideológicos, pusimos toda nuestra juventud, esfuerzo y pasión. Donde nuestra vida de entonces era convicción, decisión, compromiso y riesgo. Un arduo e intenso quehacer para una organización joven, que junto con abrir caminos y mostrar logros no estuvo exenta de deficiencias y errores políticos.
Y a pesar que en ese transcurso inmersos en el corazón de los explotados, nos encontramos con tropiezos, derrotas y, el sacrificio de cientos de valiosos compañerxs que hoy también recordamos, nunca perdimos la fuerza, la esperanza y los sueños para nuevamente levantarnos y volver a empezar para contribuir a construir un mundo mejor que el que nos toco vivir…. Objetivo que no logramos.
Orientemos nuestro pensamiento hacia el pasado ….
Sus inicios e ingreso al MIR
Jorge Antonio es oriundo de Valparaíso, del sector Cerro Los Placeres, (nace el 13 junio de 1940). Allí junto a nuestro mar y entre los cerros, creció y desarrollo su vida infantil y juvenil. Estudia en la Escuela Italiana del puerto, y en el Liceo Nocturno «Diego Portales». Desde joven realiza diversos trabajos laborales en forma temporal.
El «chico Sergio» y, como varixs de nosotros, conocimos la vida y la política revolucionaria en la década de 1960, al calor del impacto de la primera revolución socialista de América, de las luchas de los pueblos de América Latina contra la dominación y explotación del imperialismo y de las burguesías nacionales, de las luchas de los trabajadores del campo y la ciudad en Chile.
Durante los gobiernos reaccionarios de Alessandri y Frei Montalva, junto con luchar, fuimos acercándonos a referentes políticos existentes o contribuyendo a crear nueva organización. Repetidas veces enfrentamos en las calles la represión policial, participamos en huelgas estudiantiles. Nuestro quehacer político y social se esforzó para aumentar las fuerzas del pueblo por medio de la movilización de los trabajadores contra los patrones y a través de diversas formas de lucha, como marchas callejeras, huelgas, tomas de fundos, tomas de terrenos y de grandes fábricas. Lo que permitió ganar fuerzas, golpear al enemigo y avanzar en la lucha.
Esas inquietudes hacen que Jorge Antonio ingrese al MIR en Valparaíso en 1968. Él, es parte de una generación comprometida política y socialmente que no esperó pasivamente el futuro sino que se propuso construirlo junto a los pobres y explotados, rompiendo moldes políticos y doctrinas asentadas en la época e integrándose activamente al proceso de construir un nuevo instrumento revolucionario para la lucha en Chile.
Se traslada a Santiago … En 1969 es militante del MIR en el Comité Regional Santiago. A mediados de ese año forma parte del GPM 1(3) asentado en la Comuna de San Miguel, es integrante de su unidad operativa. Cómo tal apoyó la lucha directa de las masas en sus distintas formas que en ese periodo impulsaba el MIR.
En 1970 participó en la toma de terrenos del Campamento «Magaly Honorato»(4), allí orientó las tareas de seguridad del campamento y entregó instrucción básica a nacientes «Milicias» para proteger a los pobladores y sus familias de la represión del gobierno.
Participación en el GAP – Grupo de amigos del presidente.
El 4 de septiembre de 1970, como consecuencia de la crisis del sistema de dominación y del auge sostenido del movimiento de masas, el pueblo y la izquierda chilena ganan las elecciones presidenciales con Salvador Allende. Se accede al Gobierno, conquistando una porción de poder, un instrumento importante que bien utilizado podía fortalecer el avance de los trabajadores y la revolución en Chile.
El MIR que siempre tuvo una relación directa y positiva con Allende, defendió la estabilidad de su gobierno y le preocupaba la seguridad de éste, porque su vida corría peligro ante la amenaza sediciosa y golpista del imperialismo norteamericano y sectores de la derecha chilena. A lo que se agregaba, la desconfianza en las Fuerzas Armadas y en Carabineros e Investigaciones. Es en ese contexto que poco antes de la elección presidencial y, a pesar de las diferencias políticas y tácticas existentes, en acuerdo con Salvador Allende, el MIR asume la tarea de organizarle y dirigir un grupo escolta que «le acompañara a todas partes y estuvieran dispuestos a protegerle a costa de sus propias vidas, si algún peligro le acechara» (5). Se constituía el GAP (Grupo de Amigos Personales) que fue la guardia de seguridad en torno al Presidente durante su mandato.
Jorge Antonio, al poco tiempo es seleccionado por la dirección del MIR para asumir como tarea partidaria y de forma profesional esta importante responsabilidad. Integrándose como miembro de la escolta del GAP a fines de septiembre de 1970. En esta labor junto al presidente, Sergio se destacó cotidianamente y se ganó el afecto del «Chicho» como le llamaba. Allí permaneció hasta julio de 1971, fecha en que el MIR, se retira formalmente de la seguridad presidencial por diferencias políticas diversas y crecientes con el gobierno de la Unidad Popular y el distanciamiento con el propio Allende.
Con posterioridad el compañero Sergio, continuó desarrollando diversas tareas partidarias al integrarse como miembro de la naciente Fuerza Central del MIR.
Gobierno UP. Auge movimiento de masas. Golpe de estado-dictadura militar. Asilo.
En Chile, durante el periodo del presidente Allende, con sus avances y retrocesos se expresó un amplio y profundo proceso de movilización y luchas en todos los sectores del movimiento de masas por sus propios intereses y sus objetivos históricos, dentro de un contexto de ampliación de las libertades democráticas.
En todo el periodo, aunque el MIR se manifestó políticamente crítico y organizativamente independiente de la UP, siempre apoyo e intentó profundizar las medidas que favorecían el avance del proceso. Además, considero necesario mantener el entendimiento con la Unidad Popular, de todas las fuerzas de la izquierda sin dejar de lado la lucha ideológica, A la vez que contribuyo a cohesionar y mantener una firme unidad de todos los trabajadores en el campo y la ciudad, para juntos cerrar filas y hacer frente a la contraofensiva reaccionaria y sediciosa de la derecha y el freismo.
Pero, en tanto un desarrollo de lucha de clases complejo y contradictorio, de forma progresiva se fueron articulando con grados de unidad y acción el imperialismo, la clase impresarial y los partidos políticos burgueses para lanzar ofensivas contra los trabajadores, el gobierno de la Unidad Popular y los partidos de izquierda, en diversos planos: institucional, comunicacional, parlamentario, de masas, represivo y militar. Todo en la perspectiva de hacer replegarse al movimiento de masas y la izquierda, así como debilitar al gobierno para que retrocediera y en última instancia derrocarlo. Objetivo que culmina el 11 de septiembre de 1973 con el golpe de estado y la implantación de una dictadura militar.
En ese periodo Sergio con seriedad y dedicación enseñó a nuevos compañerxs que se iban integrando a la organización los conocimientos especiales que había adquirido. Como mirista participó en muchas tareas con el propósito de fortalecer y defender la organización y movilización de los trabajadores, golpear e intentar detener el quehacer y avance de los sectores burgueses y reaccionarios. Cuestión que no se logra y, por el contrario sobrevino una derrota histórica total al conjunto del movimiento popular chileno. El gobierno es derrocado, Allende muerto, el movimiento de masas duramente golpeado al disolverse sus organizaciones, suprimidas sus conquistas, reprimidos y puesto en repliegue. El conjunto de la izquierda ilegalizada y reprimida brutalmente.
Las Fuerzas Armadas iniciaron una sostenida e intensa persecusión y represión contra las fuerzas populares. Respecto al MIR su propósito era exterminarlo. El conjunto del partido fue golpeado y la Fuerza Central no fue la excepción.
Jorge Antonio desde el golpe en adelante y cerca de un año trabajó activamente en la clandestinidad, exigido constantemente por el acoso represivo militar a su estructura, a él y su familia. La constante represión, la falta de recursos y para salvar su vida le obligan asilarse en la Embajada de Italia los primeros días de octubre de 1974. Esta decisión obligada, le golpeó muy duro en lo personal, porque la rigurosa política del MIR al respecto le llevó inicialmente a auto sancionarse como desertor y cobarde, aunque también en su interior se había planteado en un tiempo no lejano reintegrarse nuevamente a la lucha en el frente.
Sergio, siempre considero que su situación el partido no la trato correctamente, más aún cuando años después tuvo información que el conducto partidario burocrático cuando correspondió no entregó toda la información relacionada a su caso. Aún hay mucho para reflexionar respecto a este tema y este caso (6)
Vida en el exilio: Italia – Suecia.
En enero 1975 Jorge Antonio y su compañera Clara salen de Chile a Italia. Viven en Verona y Treviso. En Italia nace Francisca su hija mayor. Aquí trabaja activamente para apoyar la lucha de resistencia del partido en Chile. Y, para avanzar en su propósito de regresar a la lucha en el frente, en 1975, en una reunión con un dirigente mirista fijan las pautas para incorporarse al «retorno». Sin embargo, acontecimientos sucedidos posteriormente dejan todo sin concretarse.
A comienzos de 1976 con la sensación de haber sobrevivido llega a Suecia como exiliado. Aprende el idioma facilitando su integración. Estudia en el AMU Center. Trabaja como conductor del Metro de Estocolmo. Trabaja en Apotek Bolaget. En diferentes periodos cumple responsabilidades como dirigente sindical. Realizó tareas de respaldo a la lucha de la resistencia en Chile. Durante años fue parte de la red de apoyo en el trabajo del CEME y el Archivo Chile.
Los que le conocimos, compartimos y trabajamos con él en el frente o el exilio, podemos decir que Jorge Antonio, en todos sus actos, en lo que hizo y decía, siempre fue consecuente con sus ideas. Mostraba y sentía que era un mirista de vida y corazón.
Enfermedad.
La vida de Jorge Antonio durante los últimos años no fue fácil a consecuencia de diversas enfermedades por largos períodos. Sin embargo, su esfuerzo y perseverancia para enfrentar sus problemas y adversidades no le separaron del camino para continuar, ser soporte básico en su familia, cumplir con su trabajo, hacer lo que personalmente se proponía y relacionarse socialmente. Todo ello le entregaba satisfacciones personales y fuerza para enfrentar los golpes de la vida y vivirla lo mejor que pudiera.
Unos días antes de que nos dejara, junto a su lecho de enfermo ambos compartimos unas horas. Estaba lúcido y tranquilo. Repasamos muchas situaciones y hechos de su pasado mirista, el recuerdo y quehacer con muchos compañeros y nuestros cruces puntuales en algunas tareas políticas en la década del 70. Reafirmaba su pasado y experiencia mirista. Destacaba los lazos de unión con compañeros y amigos.
Se reiteraba en él como tantas otras veces, el inmenso amor y preocupación por su compañera, sus hijas y los retoños nuevos expresado en sus nietos. A pesar de que sufría por las enfermedades que le atacaban duramente, estaba firme, muy positivo y con ganas de vivir, pero era consciente que se le acercaba el final. Aceptaba la muerte, en una actitud como vivió la vida antes. Mostraba serenidad y conformidad con la vida que hizo. Feliz estaba, por tener muy cercana a su hermosa familia, como la definía, la cual con preocupación le cuidaba y daba cariño. Muy agradecido de la atención médica que se le brindo.
Aquel fue nuestro último encuentro y nuestro último apretado y largo abrazo.
………………….
Hoy Jorge Antonio, nuestro compañero Sergio no está con nosotros, partió. No podemos hablarle, estrechar sus manos o darle un abrazo. Sin embargo, le tenemos muy presente y le recordamos como:
Un hombre íntegro, con altos valores morales, consecuente con sus ideas y que con sus debilidades, como todos siempre quiso hacer y dar lo mejor.
Un chileno mirista que, como nosotros, fue marcado por los hechos, las heridas y cicatrices de la historia de nuestro pueblo y las del MIR.
Un buen esposo, padre y abuelo, afectivo y siempre preocupado de la situación y bienestar de su familia.
Un excelente amigo y compañero, solidario, de confianza probada, duro y tierno.
Un buen militante del MIR, comprometido, esforzado, trabajador, tenaz, responsable, honesto, apasionado. Con entrega y profesionalidad en los compromisos y tareas que asumía.
Despedimos, al compañero que estuvo decidido a entregar la vida por la causa de los trabajadores y el socialismo.
Sergio …. Sé, sabemos, que vas a vivir en cualquier lugar donde exista la injusticia y una causa justa que enfrentar, gente abandonada, explotada o compañeras maltratadas. Donde exista un sueño por el que vale la pena jugárselas y comprometer la vida para luchar.
¡Hasta siempre! ¡Hasta siempre compañero «Sergio»!
¡Continúas presente en nuestra memoria!
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Notas:
(1) Jorge Vassallo López, falleció en Estocolmo-Suecia, el 10 de julio del 2019, a consecuencias de una enfermedad terminal. Su funeral se realizó el 15 de agosto en Norrakapell, cementerio de Solna de Estocolmo.
(2) Texto escrito y leido por Pedro Naranjo Sandoval («Mario Aravena», «Eugenio Tapia», «Francisco», «Vicente», «Santiago»). Militante y dirigente del MIR-Chile, hace muchos años atrás. Actualmente es Coordinador del CEME (Centro de Estudios «Miguel Enríquez») y de la web http://archivochile.com .
(3) Campamento «Magali Honorato». Fue un campamento de pobladores originado por una toma de terrenos dirigida por el MIR. Al poco tiempo se fusionó con los Campamentos Elmo Catalán y Ranquil y formaron el Campamento Nueva Habana, conducida por el MPR-Movimiento de Pobladores Revolucionarios. Anotemos también que, con estas tomas de terrenos de forma ilegal o a través de la acción directa se legitima en la necesidad del derecho humano de tener una vivienda. Y además, ratificó la existencia real de un sector social que hasta entonces era ignorado por el Estado, pero también de la política de sectores de la izquierda chilena que hasta bien avanzada la década del 50 centraban su actividad en la clase obrera y los sindicatos. Y su importancia era considerable, se calcula que en 1973, en estas poblaciones periféricas originadas por tomas, vivían cerca de 500 mil personas, un 18 % respecto al total poblacional de la ciudad de Santiago (De Ramon. En Revista Eure Nro. 50, 1990, pág. 12).
(4) GPM: Grupos Político-militares, estructura orgánica fundamental del MIR que se asentaban en un espacio territorial y puntualmente en frentes, con niveles de bases políticas, operativas, técnica e infraestructura dirigidas por una jefatura unificada.
(5) Salvador Allende. marzo de 1971. Revista Análisis, Junio 1987.
(6) En el texto original hay un párrafo referido a la política de «el MIR No se asila » definida por la dirección del partido y su aplicación. Este no fue leído y no se incluye acá por considerar que es una discusión que trasciende la actividad de despedida de Sergio.
Enviado por archivochileceme@yahoo.com
CEME /archivo Chile: https://www.archivochile.com/Ceme/html/ceme1.html
[Anexo CT]
Jorge Antonio Vassallo, testimonio de una historia.
por Marta Inostroza/ Estocolmo.se.
El GAP conocido también como el grupo de amigos personales de Salvador Allende, fue la guardia de seguridad en torno al Presidente, creada a fines de 1970. Fue la muerte del general René Schneider, sucedida en octubre de ese año, lo que agudizó la desconfianzas en las instituciones armadas, Ejercito y Carabineros.
Cuando Salvador Allende es elegido Presidente, es el MIR que, durante el primer año y medio, tendría el control y la coordinación del GAP. Posteriormente y hasta el golpe militar, sería la Unidad Popular la que se hace cargo.
Sergio (o Jorge Antonio) fue uno de los 92 sobrevivientes de los cerca de 200 que llegaron a ser miembros del GAP.
Me integró al GAP a fines de septiembre del 70. Allí estuve hasta el 21 de julio del 71, fecha en que el MIR, se retira formalmente de la escolta. Eramos un grupo como de 12 personas y yo fui elegido entre los militantes que trabajábamos apoyando a los pobladores cuando hacían las ocupaciones de terrenos. En ese tiempo, el Chicho tenia su «Moneda chica» en la Casa del Profesor, en la calle Huérfanos con Brasil creo, no recuerdo bien nos dice evocando esos tiempos. En 1976 con la sensación de haber sobrevivido llega a Suecia exiliado.
– Qué recuerdos tienes del día del golpe militar?
El 11 de sept, fue una decepción. Estábamos esperando ese día, sabíamos que venia pero nos equivocamos de fecha. Se pensaba que sería el 13 de septiembre. Ese día del once, temprano, me despierta un compañero y me dice que prenda la radio, lo hago justo cuando dan el primer comunicado de la junta militar y por supuesto, luego, más tarde, las palabras finales del Chicho. Ese día, fue para mi «el día de la verdad» creí que comenzaba un periodo donde junto a la clase trabajadora, enfrentaráamos al fascismo y su campaña del terror, que de manera subrepticia se había infiltrado en la sociedad.
– Cuál crees que fue la clave del éxito del golpe?
La clave del éxito golpista fue la sedición, la traición, el secreto, la cobardía, la contra inteligencia militar, la política de la DC, los Edwards y la intervención del gobierno yanqui a través de la CIA y su apoyo a los enemigos del proyecto socialista de Salvador Allende. Además, desde la izquierda se había sobrestimado la capacidad revolucionaria de la clase trabajadora al mismo tiempo que nos habíamos sobrevalorado en nuestra capacidad político-militar y de la posibilidad de movilizar fuerzas en las distintas áreas donde suponíamos que teníamos bases e influencia. –
– Qué se interrumpe en tu vida con ese hecho?
Realmente mi vida no fue «interrumpida» por el golpe militar, yo era un militante de la Revolución y estaba seguro que mi vida se prolongaría hasta el minuto del encuentro, ese idealismo casi infantil de creer en una lucha limpia, aunque no hay guerras que son limpias, nunca imaginé un enemigo tan sucio, tan cruel con los inocentes, porqué entiendo la represión contra nosotros, los aparatos político-militares que éramos los enemigos, pero el ejercito chileno, actuó de manera cruel contra todo el pueblo chileno, no interrumpió mi vida, sino que a través de la maldad, al no poder atraparme, comenzaron a acosar a mi compañera y ella, no era militante, la idea de que ella cayera en las manos de la dina, hizo que optara por sacarla a ella de Chile y luego, volver yo a la lucha. –
– A partir de tu experiencia cuáles son las cosas más importantes que rescatas de ese tiempo?
Tres hechos: la muerte de Salvador Allende, la muerte de Miguel y el lanzamiento del cadáver de Lumi Videla a los patios de la embajada italiana. Quizás también como un cuarto hecho, es lo que me sucedió personalmente. El día 14 de septiembre fui a mirar los efectos del bombardeo en la Moneda. En una esquina, me encuentro de frente con uno de los edecanes militares de Allende, que me reconoce, se puso rojo, me miró, agacho la vista y siguió, cuando le habría bastado con indicarme y hubiese sido arrestado por los militares que habían por todas partes.
– Qué consecuencias inmediatas tuvo el golpe para ti?
Asilarme, lo hice el 2 de octubre del 74, tres días antes de la muerte de Miguel. Hasta entonces estaba viviendo en la clandestinidad y ya no tenía donde llegar. La Dina estaba acosando a mi compañera. En el último encuentro con ella, logramos hacerla subir a un auto, cuando justo en la vereda de enfrente, vemos que un grupo de cinco agentes de civil arrestan a una mujer que iba vestida casi igual que mi compañera. Asilarme, fue duro y aunque estaba autorizado para hacerlo, algo me hizo auto sancionarme como desertor y cobarde, carga con la que por olvido vivió casi 20 años, hasta que un día, conversando con quien fuera mi jefe directo durante la clandestinidad, tocamos el tema y me recordó que él, me había comunicado la autorización expresa de Miguel para que yo saliera del país.
Que ha significado el exilio para ti?
El exilio en un comienzo fue una pesadilla y al mismo tiempo la sensación de haber sobrevivido pero lamentando la suerte de mis compañeros caídos y desaparecidos. Mantuve el deseo permanente de volver a la lucha y el 75 tengo una entrevista donde se fijan las pautas para incorporarme al «retorno». En el intertanto, suceden acontecimientos que no permiten mi vuelta y quedó esperando una respuesta. Pasan los años y comienzo a entender que no regresará, el MIR se divide, mis hijas son un ancla que me retienen y la idea de la vuelta se aleja, al punto que hoy, mi familia, o sea mis nietas/o, me hacen imposible pensar en dejar estas tierras. El exilio ha sido para mi, una oportunidad que la vida me a otorgado. Sobrevivo, tengo una hermosa familia, creo haber crecido como ser humano. Sigo creyendo que todo ser humano es digno de respeto, que lo más importante, es trabajar por una sociedad más justa, un mundo más armónico y que igualdad, solidaridad y fraternidad, son las bases para una civilización que respeta los derechos humanos.
– Que reflexión haces a los 40 años del golpe militar?
Mi reflexión es que el neoliberalismo es como un cáncer que ha corroído al mundo; que las ideas del socialismo han sido vilipendiadas, desacreditadas; y que lamentablemente, por lo menos en Chile, la izquierda hoy, es una supuesta izquierda parlamentaria, la verdadera izquierda, esta fuera del congreso. Hoy la mayoría de los políticos que se decían de izquierda son corruptos funcionarios de la política, hay honrosas excepciones, las hay, por lo tanto, creo que lo que se debiera hacer, es lograr la unidad de todos los sectores honestos para lograr los cambios necesarios y recomenzar la reconstrucciín de una sociedad inclusiva y justa.
En Chile se hablaba de los que se fueron y de los que se quedaron o del exilio dorado, en el caso de los que se quedaron en Suecia. Qué opinas de ello?
Gran respeto y honor a todos aquellos militantes y trabajadores, que se quedaron en el interior soportando la represión, pero personalmente tenía otra razón, yo era un rostro conocido para la dina, mi trabajo junto al Chicho, me hizo involuntariamente aparecer en diarios, noticieros en los cines, en la televisión y de ahí lo difícil e increíble que fue lograr sobrevivir la clandestinidad sin contar con una infraestructura y medios que me permitieran vivir y actuar eficientemente en la resistencia. Al punto que un día llamó por telófono a una amiga, para ver si su familia me podía ayudar, ella, al escuchar mi voz, se desmayo de susto, la otra oportunidad, golpeo una puerta y al abrirme, la persona se pone a llorar e histericamente me pide que me vaya. Así era el terror impuesto por los militares. De los que nos quedamos en este «exilio dorado», cada uno tendrá su razón, no soy yo quien pueda juzgar.
– Durante estas cuatro décadas, cuál es la pregunta que te has hecho y que no ha tenido o aún no tiene respuesta?
– La pregunta, uff, son tantas, una, como puedo yo, hoy viejo y lejos de mi patria, contribuir, entregar mis experiencias, mis sueños y de esa manera cooperar con un grano de arena a la construcción de esa montaña de justicia y libertad a la que todo hombre y mujer tienen el derecho de escalar! –
Publicada:2013-09-09
Fuente: http://www.estocolmo.se/noticias/?id=2699
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