Imperialismos del siglo XXI: El debate sobre China.

Debate sobre la naturaleza del Estado chino (*).

por Au Loong Yu (**)

¿Es China un Estado capitalista?

El profesor Dic Lo (***) sostiene que China no es un Estado neoimperialista (1). Sin embargo, antes de abordar esta cuestión, deberíamos dilucidar primero si China es un Estado capitalista. El imperialismo es una forma particular del capitalismo, de modo que únicamente los Estados capitalistas pueden volverse imperialistas. El Partido Comunista de China (PCC) afirma que el Estado chino no es capitalista, sino que su naturaleza es la del socialismo con rasgos chinos. Si esto es cierto, entonces la cuestión de “si China es imperialista” deja de ser relevante y no tiene sentido debatirla. En otras palabras, para debatir si China es imperialista, hemos de afirmar que China es un Estado capitalista.

La cuestión de si China es un Estado capitalista es el talón de Aquiles del profesor Lo. Este duda de que China sea un Estado capitalista, aunque piensa que China se ha integrado en el capitalismo mundial y sostiene que esta integración no demuestra necesariamente la naturaleza capitalista del Estado chino. En otro ensayo, afirma que “ante la lógica de acumulación sistemática del capitalismo mundial, China se conforma y se resiste”, por lo que no es un Estado capitalista (3). Asimismo, critica que quienes opinan lo contrario son “izquierdistas occidentecéntricos”, y tan solo cita a David Harvey y Alex Callinicos.

En primer lugar, no son únicamente “izquierdistas occidentecéntricos” quienes creen que China es un Estado capitalista, sino que también lo piensan nativos chinos. Entre ellos podríamos incluir también al presidente Mao Zedong. De acuerdo con su criterio, la China de hoy es sin duda capitalista. En agosto de 1962, en la reunión de Beidaihe, Mao criticó a Liu Shaoqi por “contratar producción a los hogares” (el Sistema de Responsabilidad de los Hogares) en el medio rural. Afirmó que dicho sistema animaba a los campesinos a “trabajar a solas”, lo que llevaría inevitablemente a “la polarización en menos de dos años”. Después habló directamente del peligro de revisionismo y de restauración capitalista (4). Si “contratar producción a los hogares” ya era el comienzo de la restauración capitalista, ¿por qué la China de hoy, donde los principales componentes de la economía nacional producen para obtener beneficios, iba a ser todavía no capitalista?

¿Qué es el capitalismo?

Decir que el hecho de “contratar producción a los hogares” es el comienzo de la restauración capitalista fue un gran error, pero probablemente el profesor Lo no calificaría a Mao de izquierdista occidental. Por supuesto, Mao murió hace mucho tiempo y no podemos saber qué pensaría sobre la China de hoy. Por suerte, los maoístas chinos, que son los sucesores del Pensamiento Mao Zedong, todavía existen en China. En 2008, por ejemplo, circuló por internet un documento titulado “Declaración al pueblo de China por el Partido Comunista Maoísta de China”. En él se dice que “la gran restauración de los últimos 30 años ha demostrado que la llamada ‘reforma y apertura’ que pone en práctica la camarilla revisionista gobernante que controla la dirección del Partido Comunista de China es un proceso incontrovertible de restauración capitalista”. (5)

El único argumento del profesor Lo contra la afirmación de que China es un Estado capitalista es que “ante el capitalismo mundial, China se conforma y se resiste”. No obstante, ¿dónde está la resistencia de China? Y ¿a qué se resiste? ¿Se resiste al capitalismo con anticapitalismo (como durante la época de Mao)? ¿O se resiste al diablo con otro diablo, utilizando el capitalismo chino para combatir el capitalismo extranjero? ¿Tuvo éxito la primera forma de resistencia? Si dio resultado, ¿por qué los maoístas y otros izquierdistas siguen denunciando diversos defectos capitalistas en la China de hoy, como la polarización extrema, la privatización y la transformación de funcionarios del Estado en capitalistas? El profesor Lo no ofrece una explicación en su artículo; es más, ni siquiera ha visto al elefante en la habitación: la grave polarización social.

La teoría maoísta del capitalismo parece un tanto vulgar, de modo que buscaremos la definición del capitalismo en A Dictionary of Marxist Thought, editado por Tom Bottomore: (i) producción para la venta más que para el propio uso por parte de numerosos productores; (ii) la aparición del mercado de trabajo; (iii) intercambio predominante, por no decir universal, mediante el dinero, lo que confiere asimismo un papel sistémico a la banca y los intermediarios financieros; (iv) el capitalista o su agente administrador controla el proceso de producción (de trabajo); (v) el empleo universal de dinero y del crédito facilita el uso de recursos de otras personas para financiar la acumulación; (vi) competencia entre capitales.

Si analizamos China a la luz de estos seis criterios, cuesta decir que el país ha contrarrestado con éxito la lógica del capitalismo. Hay resistencia, pero no “resistencia anticapitalista”. La resistencia de China es en realidad una lucha por conquistar una cuota mayor del mercado mundial para ella, como potencia capitalista emergente, frente al antiguo bloque de poder de Europa, EE UU y Japón.

El profesor Lo se equivoca de pregunta.

En su artículo, el profesor Lo menciona un montón de cosas para intentar demostrar que China no es imperialista. Formula dos argumentos: en primer lugar, que la inversión china en el extranjero no ha explotado a los países en desarrollo ni ha provocado su desindustrialización, y en segundo lugar, que la mano de obra barata de China no ha socavado el poder de negociación de los trabajadores de otros países.

Sin embargo, ninguna de las teorías clásicas del imperialismo, bien las desarrolladas por liberales como John Hobson, bien por gente de izquierda como Hilferding, Lenin y Bujarin, considera que las dos condiciones señaladas más arriba sean los principales criterios definitorios del imperialismo. Conforme a dichas teorías, las claves para definir el imperialismo son: (i) el grado de monopolio en los principales sectores de la economía nacional; (ii) la integración entre el capital industrial y el capital financiero; (iii) exportaciones de capitales a gran escala; (iv) el colonialismo.

Estas condiciones dieron pie a la batalla por la hegemonía entre las potencias imperialistas veteranas y las nuevas potencias, como Alemania y Japón, que desembocó en dos guerras mundiales. Aunque la mayoría de las colonias se independizaron formalmente tras la segunda guerra mundial, la nueva generación de académicos de izquierda, como Ernest Mandel, señaló que estos países todavía estaban controlados indirectamente por las potencias políticas y económicas de Europa, EE.UU y Japón. Pese a la continuidad del colonialismo económico, muchos países en desarrollo han alcanzado cierto grado de industrialización. Las teorías del imperialismo no sostienen que los países atrasados no puedan alcanzar la industrialización. Dicho de otro modo: el profesor Lo se equivoca de pregunta.

Aparte del colonialismo, las otras tres condiciones son perfectamente aplicables a la China de hoy. Y puesto que hoy en día las potencias imperialistas han pasado del control directo al control indirecto de los países atrasados, el colonialismo ya no es una condición necesaria del imperialismo.

Las potencias no imperialistas también pueden ser prepotentes.

Sin embargo, si China es imperialista o no, no es la cuestión clave: un país capitalista suficientemente grande, aunque no sea imperialista, puede ser subimperialista o hegemónico e intimidar a los países débiles. Brasil en América Latina, Sudáfrica en África e India en el sudeste asiático son ejemplos de esto. China es una superpotencia. En el pasado fue un gran imperio durante mucho tiempo. La China moderna ha implementado el capitalismo de Estado, que es todavía más depredador. Si no se la frena, por mucho que China no sea hoy un país imperialista, se convertirá en hegemónica en el futuro.

El ascenso de China y la Nueva ruta de la seda son temas importantes que deberían ser debatidos por gentes de todas las tendencias. Sin embargo, el gobierno de Pekín quiere que su voz sea dominante y se niega a escuchar la voz de la sociedad civil nacional e internacional. El profesor Lo no ha convencido al gobierno de Pekín a prestar oído a otras voces, sino que ha preferido denunciar la voz nada común del Foro Popular, solo porque cree que el profesor Patrick Bond (que viene de Sudáfrica y fue el principal conferenciante en el Foro) es “famoso por vapulear a China”. No obstante, Dic Lo no aporta ninguna prueba. Además, Patrick Bond no fue el único que habló en el Foro. El orador de Sri Lanka, por ejemplo, señaló que la inversión china había tenido efectos negativos y positivos. En resumen, me gustaría pedirle al profesor Lo que sea más justo con sus comentarios para no confundir a Pekín.

Fuente original: https://borderless-hk.com/2018/05/09/discussing-the-nature-of-the-chinese-state-with-professor-dic-lo/

 

(*) Esta es una respuesta al profesor Dic Lo que, en su artículo (1) publicado en Ming Pao el 2 de marzo,  menciona el “Foro Popular sobre la Nueva Ruta de la Seda (OBOR) y el BRICS” (2), celebrado en septiembre del año pasado. Como uno de los organizadores del foro, creo que debo responder a su ensayo. La versión china de este artículo se publicó primero en el diario Ming Pao el 27 de marzo de 2018. Ming Pao es un periódico editado en Hong Kong.]

(**) Au Loong Yu es un activista residente en Hong Kong.

(***) El profesor Dic Lo enseña en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.

Notas:

1/ Dic Lo, “Neo-imperialist China theory, please enjoy it”, Ming Pao, 02/03/2018.

2/ China’s Overseas Expansion: An Introduction to its One Belt, One Road and BRICS Strategies, Borderless Movement, 13/03/2018, https://borderless-hk.com/2018/03/13/chinas-overseas-expansion-an-introduction-to-its-one-belt-one-road-and-brics-strategies/.

3/ Dic Lo, China faces “neo-imperialism”, https://read01.com/o8yxGP.html#.Wtiyw8iFPIU.

4/ Long live Mao Zedong Thought, 1969, p. 423.

5/ Statement to the People of China by Maoist Communist Party of China.

4/05/2018

Fuente: https://vientosur.info/spip.php?article13813

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China: ¿Cooperación sur-sur o nuevo imperialismo? [+Video].

por Fundación Rosa Luxemburgo.

Convocada por la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación y con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo, se realizó el debate: «China: ¿cooperación sur-sur o nuevo imperialismo?». ¿Se trata de una real cooperación?, ¿se genera una nueva dominación desde el país de Asia? Estos fueron algunos de los aspectos sobre los que se explayaron Alberto Acosta de Ecuador, Ulrich Brand de Alemania y Maristella Svampa y Fernando “Pino” Solanas, de Argentina

En los últimos tiempos, América Latina -y en particular, la Argentina- abrió canales de cooperación bilateral con China. Y precisamente este fue el eje central de la presentación. ¿Se trata de una real cooperación? o ¿se crea un nuevo imperialismo desde el país de Asia?

Senado 1

El Senador Nacional Fernando “Pino” Solanas es el presidente de la Comisión de la Cámara Alta del Congreso de la Nación Argentina, organizadora de la actividad. Durante su exposición enfatizó en denunciar graves aspectos de la relación que entablan Argentina y China: “el secretismo de Estado”. En este sentido, Solanas explicó que las bases de los acuerdos realizados entre ambos países se realizaron “soslayando al Senado”. Para esto, puntualizó que son 14 los convenios y que “es el acuerdo económico más grande de la Argentina contemporánea”. Entre los negocios bilaterales se destacan los relacionados a infraestructura: la construcción de represas y compra de trenes; pero también al fracking y especialmente a Vaca Muerta: de ese contrato “solo se entregó el 30% y con tachaduras”, afirmó. Con estos elementos, Solanas concluyó que “Macri (Presidente de la Nación) es un continuador -del kirchnerismo- del modelo energético y del secretismo de Estado”.

Luego, el economista ecuatoriano Alberto Acosta nutrió su exposición de elementos que aportaron a una caracterización completa del complejo país asiático. Y fue contundente: “China demanda el 30% de las materias primas a nivel mundial”, y “protege el sistema capitalista mundial al comprar bonos estadounidenses que estabilizan el dólar”. Esto se explica porque, para Acosta, “China y Estados Unidos no son enemigos, pero sí adversarios y socios comerciales”. Habló del rol preponderante que tiene el Estado y de la falta de una sociedad civil organizada. Como para Solanas, Acosta enfatizó en China como “un prestamista duro y complejo”. También se refirió al tipo de relación que establece con América Latina destacando el rol que juega Brasil como socio principal y suministrador de materias primas; y se lamentó porque históricamente en el continente “no aprendimos de las dependencias con las potencias”, y que en la actualidad “sufrimos una amenaza, porque aceptamos sus demandas sin una estrategia común”.

Senado 2

Maristella Svampa, apoyada en los aportes y reflexiones de Alberto Acosta, focalizó su alocución sobre las consecuencias y dificultades que genera la relación entre China y América Latina, particularmente a la temática extractivista. “China es la gran fábrica del mundo”, explicó, y también una “gran demandante de commodities, especialmente a América Latina”, lo que genera una “radicalización del extractivismo o sino de los servicios vinculados al extractivismo en el continente”. También criticó que “desde 2010 se firman tratados de país a país” y no se negocia como bloque regional. Estos aspectos de dependencia se radicalizan y empeoran con China, “consolidando economías primarizadas y ligadas al extractivismo”, concluyó.

Por su parte, el politólogo alemán Ulrich Brand incitó a realizar un análisis desde una perspectiva de clase y cuestionarnos sobre “¿qué capas sociales se benefician con esta relación?”. Y explicó que China “se convirtió en el nuevo poder imperial y es quien dicta las reglas”. Reforzando esta idea de prepotencia, y en línea con los aportes previos, desarrolló la idea de que “no le interesan los estándares socio-ambientales” de donde invierte su capital, así como tampoco “se articulan con las economías locales y regionales”, y concluir que “los riesgos solo corren para los países de América Latina”. También, destacó -como propuesta- la importancia de la energía renovable y su lógica descentralizada; la necesidad de fortalecer las visiones de transición y llamó a “no emular los sistemas de vida de Europa”.

Senado 3

“Un imperialismo de nuevo cuño”

Una vez expuestos los argumentos del debate en el Senado, la Fundación Rosa Luxemburgo dialogó con Alberto Acosta para profundizar sobre la relación entre los conceptos de su último libro «Salidas del laberinto capitalista. Decrecimiento y Postextractivismo» -escrito conjuntamente con Ulrich Brand- y le preguntó sobre el rol de China en el escenario global pero principalmente en relación con América Latina.

“China es hoy uno de los actores globales más interesantes, novedosos y que genera mucha preocupación. Porque rompe ciertos esquemas, no es el viejo imperialismo que viene acompañado de la fuerza militar, tampoco el que quiere montarse en las lógicas neoliberales a ultranza, aunque en la práctica hay neoliberalismo en China. Es una suerte de potencia que va emergiendo y se va infiltrando por todas las costuras, sobre todo económicas y de alguna manera políticas”, afirmó.

Agregó que “China es sin lugar a dudas un gran actor político global, abre oportunidades, en términos de mercados, incluso de intercambios culturales y tecnológicos, pero es un actor que está convirtiéndose en un imperialismo de nuevo cuño, con muchos elementos tradicionales y nuevos elementos. Y está dominando el mundo y está comenzando a dominar ya América Latina”. Opinó que “lo grave y preocupante es que los países de América Latina no aprendieron nada de su historia. Fuimos colonizados por Europa, dependientes por muchos siglos, neocolonizados por Europa y Estados Unidos y nunca aprendimos cómo enfrentar eso”, y que como “suministradores de materias primas”, “no hemos conseguido una integración regional para negociar de mejor manera una posición mundial, incluso dentro de la lógica capitalista. Construyendo una soberanía regional”.

La actividad se realizó en el marco del ciclo “Decrecimiento y Postextractivismo: debates hacia el Buen Vivir”, organizado por la Fundación Rosa Luxemburgo. Una serie de charlas, jornadas de reflexión e instancia de taller para el debate sobre la recuperación y la construcción de alternativas a los modelos políticos, económicos y socioculturales vigentes en América Latina y el mundo.

Fuente: https://rosalux.org.br/es/china-cooperacion-sur-sur-o-nuevo-imperialismo/


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