por El Desconcierto / (de Archivo).
La celebración por las Glorias del Ejército se extiende hacia atrás de la historia, en una tradición cuya longevidad no va, necesariamente, de la mano con el valor. A lo largo de estos siglos, no sólo de sangre se han manchado las manos de la familia Militar chilena, la corrupción y la cobardía también forman parte de los sucesos que mancillan una de las instituciones tan protegidas como degradadas en nuestro Chile de hoy.
1. El asesinato de Manuel Rodríguez
Por la espalda. Así murió Manuel Rodríguez en manos de los soldados del Ejército de Chile que lo trasladaban supuestamente a la cárcel de Quillota. Un balazo cobarde acabó con la vida de uno de los más grandes patriotas chilenos, considerado álgido protagonista del proceso independentista, dueño de una valentía, arrojo y rebeldía que contrastaba con la de otros -hoy considerados próceres- de su época.
Durante el período de la Reconquista española, Rodríguez se volvió guerrillero, espía y principal figura de la resistencia por la independencia, situación que para la Patria Nueva lo hizo enfrentarse a Bernardo O’Higgins, quien lo toma preso acusándolo de “alborotador incorregible” y conducido a la prisión militar de Quillota para cumplir su pena. En el camino, el 26 de mayo de 1818, y a cuatro kilómetros de Til-Til, el prisionero es engañado para avanzar hacia un bosque a orillas del río Lampa. Allí, fue distraído con un comentario para conminarlo a observar el vuelo de un pájaro que pasaba. En ese momento, el teniente Antonio Navarro lo mató por la espalda. A cargo del batallón Cazadores de los Andes estaba el coronel argentino Rudecindo Alvarado. Tras el disparo, Rodríguez recibió varios golpes para rematarlo.
2. La Matanza de Santa María de Iquique
Esta masacre nortina es una de las decenas en las que, a lo largo de la historia, se llenaron de sangre civil las manos militares; como la Matanza Obrera de la Plaza Colón en Antofagasta, la Matanza de los trabajadores salitreros de la oficina San Gregorio, la de la Población José María Caro, la de los Obreros en Plaza Bulnes, y otras varias más.
Tres días antes de la navidad de 1907, los trabajadores del salitre de la ciudad se refugiaron en la Escuela Santa María de Iquique para pasar la noche junto a sus familias, esposas e hijos, en medio de una huelga general desatada en la salitrera San Lorenzo y abrazando a otras instalaciones. Los huelguistas se asentaron en Iquique negándose a salir de la ciudad hasta que sus demandas fueran escuchadas. Nunca sucedió. La consecuencia y valentía de aquellos que no abordaron los trenes hacia la pama, fue acribillada con metralletas. Los militares del Ejército dispararon contra más de 10.000 personas, indiscriminadamente, sin importar quien cayera. Se estima que 2.000 hombres, mujeres y niños fueron asesinados esa tarde.
3. El Golpe, la Dictadura, Pinochet
El 11 de septiembre de 1973, el Gobierno de Salvador Allende fue víctima de un Golpe de Estado en manos de la llamada “Junta Militar”, integrada por el Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet; el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh Guzmán; el comandante en Jefe de la Armada, José Toribio Merino; y por el General Director de Carabineros, César Mendoza Durán. La bandera chilena envuelta en llamas y apenas flameando entre humo y ceniza en medio del bombardeo al palacio presidencial es una de las imágenes más nítidas y sencillas para describir el impacto que causó el alzamiento militar contra su propia Patria.
Sin embargo, destrozar La Moneda o matar al Presidente era apenas el inicio de 17 años de ocupación militar en una dictadura que se caracterizó por crudeza. El poder ostentado por los militares llevó a cientos de ellos a convertirse en violadores, torturadores, asesinos y, sin ir más lejos, ladrones, como se demostró en el caso Riggs contra Augusto Pinochet, quien supo mancillar a su institución de todas las formas posibles. La dictadura chilena acabó con la vida de más de 3000 familias de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, según cifras oficiales, pese a que el informe Valech cifra en 40.000 las víctimas, entre muertos, desaparecidos, exonerados, torturados y exiliados.
4. Los soldados blancos de Antuco
En mayo de 2005, 45 militares (44 conscriptos que hacían su Servicio Militar y un sargento que era el cocinero) murieron congelados cerca del volcán Antuco, en la región del Biobío. Los jóvenes soldados fueron obligados a marchar en medio de la nieve, envueltos en un un manto de “viento blanco” de 35° bajo cero de temperatura, sin los implementos básicos para soportarlo. En menos de tres horas de marcha, sus cuerpos fueron quedando esparcidos por la montaña, al no lograr cumplir el mandato de los superiores que, pese al mal tiempo, nunca hicieron retroceder a los muchachos ni tampoco tomaron medidas para ir a rescatarlos.
Una de las mayores críticas respecto a la justicia para las familias de las víctimas y sobrevivientes fueron las paupérrimas penas y medidas compensatorias. El mayor Patricio Cereceda, responsable mayor de la tragedia, recibió una condena de 5 años y un día por cuasidelito de homicidio, sin embargo fue liberado a 3 años y ocho meses de cárcel; el comandante Roberto Mercado, recibió una condena de 3 años bajo el cargo de incumplimiento de deberes; el asesor de la comandancia, Luís Pineda, cumplió sólo 541 días de condena; y los capitanes Carlos Olivares y Claudio Gutiérrez 800 días. Asimismo, los 27 sobrevivientes recibieron 10 millones de pesos en 2012, considerado una burla, ya que muchos de ellos quedaron con secuelas físicas que ameritan tratamientos y operaciones de por vida.
5. Las estafas del Milico Gate
El millonario desfalco de la Ley Reservada del cobre que el periodista Mauricio Weibel develó en su libro “Traición a la Patria” recoge otro ámbito de los militares chilenos que, alejándolos de lo belicista y lo autoritario, no deja de impregnar a la institución de oscuridad. En dos años de investigación, el autor debió enfrentar amenazas de una de las fuentes, arrepentimientos de otras, personas que sólo quisieron entregar sus testimonios en off y archivos que sólo pudo ver, mas no publicar: demostraciones de una familia militar blindada hasta en la metáfora.
Lo que primeramente parecía un desfalco de 50 millones de pesos, terminó en una estafa por 13 mil millones de dólares (casi seis veces lo que las Fuerzas Armadas recibieron para compra de armas en los primeros diez años de democracia) con boletas falsas e, incluso, gastos sin justificación. Uno de los casos más vergonzosos fue el del cabo Juan Carlos Cruz, quien gastó más de $ 2.300 millones del Ejército en el casino Monticello, donde era cliente VIP, además de otras elevadas sumas por viajes al extranjero, siendo que recibía un sueldo de $ 600 mil.
Actualmente el caso de corrupción militar se encuentra siendo investigado.
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