Chile. La puerta trasera de la cocina: las ambigüedades de Unidad Social/Bloque Sindical.

En la foto: Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores; Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT, y Luis Mesina, vocero de la agrupación No+AFP.

Unidad Social en el umbral de La Moneda: Así llega el gran conglomerado al diálogo con el Ejecutivo.

por Meritxell Freixas y Diego Bravo / Fuente: Agencia Uno (archivo).

El viernes pasado el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, informó sobre la invitación que le hizo a uno de los más representativos y heterogéneos grupos que canalizan las demandas sociales del país. El encuentro se producirá sólo con uno de los bloques de la plataforma, 40 días después de intensas protestas y movilizaciones; y luego de haber llamado a dialogar con el Gobierno hasta en tres ocasiones. La orgánica de la Unidad Social es frágil y hay preocupaciones por personalismos o acaparamiento por parte de algunos partidos políticos. Este es el estado actual, de cara al diálogo.

Seis meses antes del estallido nacional —abril pasado—, la Unidad Social (US) respiró por primera vez. Entonces no eran las 200 agrupaciones que dialogan hoy, pero sabían que podían ser un canal, una expresión o un punto de encuentro para darle forma al malestar en Chile. Lo siguiente ocurrió en julio, cuando las mismas conversaciones se hicieron papel. Sólo tres meses después llegó la primera prueba para una plataforma de organizaciones que justo se estaba empezando a reconocer.

“En octubre el estallido hizo que el descontento se definiera”, recuerda José Pérez, presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales. Pero tuvieron que pasar cuatro semanas de paros, protestas, enceguecidos y muertos para que finalmente el Ejecutivo abriera las puertas de La Moneda y coordinara una reunión con la agrupación quizás más heterogénea de la sociedad. La sensación que quedaba la resumió el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, en un tuit, que para algunos fue algo apresurado: “Llega bastante tarde, a 40 días del estallido. Los gremios tenemos acuerdo de asistir, pero no a una ‘cocina’ que negocia en 4 paredes, iremos a que escuchen las demandas”.

Esas demandas tampoco son todas.

Tres cartas previas

La invitación del ministro del Interior, Gonzalo Blumel, se dirigió a un bloque específico –el sindical– de los seis (feministas, ambientalistas, educativo, poblacional y académico) que conforman Unidad Social. “Quisiera invitarlos a reunirnos a la brevedad posible, de forma de comenzar un diálogo para avanzar en este camino, que es una tarea de todos”, escribió el ministro en su misiva.

El emplazamiento aún no tiene fecha. “Esperamos que la reunión sea esta semana. Nosotros lo propusimos para después de las movilizaciones. A partir de mañana, estamos disponibles”, expresó Mario Aguilar. El dirigente evitó precisar el nombre de los asistentes: “Está cerrado quien va a ir a la reunión, pero no lo vamos a decir antes”, se limitó a decir.

Luis Mesina, vocero de la agrupación No+AFP, también miembro de US, considera que la propuesta sindical que se presentará ante el gobierno “es completa”. “Fue producto del debate que hicieron los sindicatos a lo largo del país, particularmente en Santiago, sobre la base de quién tenía más esbozada la propuesta, y ahí está validado”, contó el dirigente.

Luis Mesina, vocero de No+AFP. / Fuente: Agencia Uno (archivo).

El documento que mostrarán —y que no negociarán, según coinciden los miembros de la agrupación—, titulado “Pliego de los y las trabajadoras de Chile”, identifica un descontento “frente a los abusos, la corrupción y las desigualdades, no sólo de ingresos, sino también de privilegios y trato que viven diariamente millones de trabajadores y trabajadoras”; reconocen que la crisis es de orden “social, expectativas y promesas incumplidas”, entre otros argumentos.

El texto expone 10 puntos en torno a los cuales quieren abrir la discusión: un salario mínimo nacional de $500 mil pesos líquido, el derecho a negociación colectiva y efectivo derecho a huelga, pensiones mínimas equivalentes al salario mínimo que proponen, canasta de servicios básicos protegidos, una modificación tarifaria al sistema de transportes (tarifa social justa, gratuidad en los pasajes para adultos mayores y estudiantes, eliminación del TAG), reducción de la jornada de trabajo, garantías de derechos sociales (salud, vivienda y educación), derechos humanos (investigación, juicio y castigo contra los violadores de estos), que el presupuesto para el próximo año sea enfocado en los derechos sociales y disminuya la desigualdad; y finalmente, una nueva Constitución elaborada a partir de una asamblea constituyente.

Pliego de Chile 28 de Octubre

¿Una mesa dividida?

La invitación del ministro de Interior dirigida exclusivamente al bloque sindical de la Mesa de Unidad Social generó algunos roces entre el bloque elegido para encontrarse con el Gobierno y aquellos que no fueron invitados a La Moneda.

“En unidad social hay 200 organizaciones y puede haber alguna que tenga su opinión, pero la invitación fue al bloque sindical porque es en respuesta a una carta que envió el bloque sindical previamente y dentro del bloque sindical tenemos pleno acuerdo en eso”, afirmó Mario Aguilar. Y añadió que la agrupación de sindicatos ya venían trabajando desde antes de formarse la Mesa, por eso “es el bloque más organizado y el más avanzado”.

Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores. / Fuente: Agencia Uno (archivo).

También José Pérez contesta que los invitados acuden a la reunión como “respuesta a más de tres cartas que enviamos hace más de tres semanas”, enfatizando que desde de la sociedad civil pudieron haber apaciguado la revuelta.

“Nosotras, desde la Federación y como estudiantes, pese a que el bloque sindical ya va a ir, vamos a tener una discusión sobre cómo tener un eventual llamado al diálogo de parte del gobierno”, dijo la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Emilia Schneider. “El bloque sindical va a ir como tal y nosotros como bloque estudiantil estamos tomando nuestras propias definiciones”. Shneider insistió en “poner por delante siempre la unidad para enfrentar la coyuntura” y puso énfasis en la necesidad de “incidir tanto en los límites y términos que se da el acuerdo por una nueva Constitución, como los debates educacionales”.

Agregó, además, que en su bloque están en un proceso de elaboración de un petitorio para “poner en la palestra” temas de relevancia para su sector, como la asamblea constituyente democrática y participativa; el fin a la impunidad en la violación a los derechos humanos; la condonación de la deuda estudiantil y el fin al endeudamiento.

En la Mesa hay un acuerdo transversal para reclamar el fin de las violaciones de derechos humanos y la mejora de las condiciones de los trabajadores. Sin embargo, el documento que llegará, finalmente, a manos del Ejecutivo será el que han planteado las organizaciones sindicales, con peticiones específicas de su sector: “Hay algunas demandas [del petitorio] que tienen su transversalidad, pero lógicamente, serán las que tienen más que ver con el tema laboral y gremial”, señaló Aguilar. Sin embargo, el dirigente se mostró convencido de que habrá una fórmula para elevar el petitorio del resto de grupos al Ejecutivo. “Eso debe ocurrir”, afirmó. Llamamos a la clase política a que se abra a escuchar a todos los mundos, eso es lo que más falta en Chile, la escucha activa, para que las demandas tengan canalización, acogida y sean efectivamente resueltas”, indicó.

Los invitados de Blumel han repetido en varias ocasiones que no irán a “negociar” con el Gobierno, para diferenciarse de la decisión que tomaron los partidos de la oposición que terminaron firmando el polémico acuerdo por una nueva Constitución. “La palabra negociar no me gusta, no aplica y tiene que ver con la vieja política, con la idea de tranzar, de ‘sácate eso, pon lo otro y yo a cambio te doy esa concesión”, enfatizó el presidente del Colegio de Profesores, quien señaló que “las expectativas de la ciudadanía no son para una cosa así”. También insisten, tal y como dijo Aguilar, que “no será ninguna cosa secreta y que no sea transparente, clara, abierta y conocida”. Eso, pese a que  las organizaciones sindicales todavía no quieren revelar el nombre de los asistentes al encuentro de La Moneda.

Fuentes conocedoras de las relaciones que Unidad Social está llevando a cabo coinciden en afirmar que los líderes –como Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT y militante del PC; o Mario Aguilar, del Partido Humanista– “articulan las estrategias de algunos de los partidos que quedaron fuera del acuerdo”. Dicen que, desde la Mesa, esos partidos tratan de dar fuerza a su posición” y buscan “incidir” en una agenda social que vaya mucho más allá de la que planteó el Gobierno al inicio de la crisis. Afirmaciones que, sin embargo, han sido rechazadas por lo líderes del bloque sindical, quienes aseguran que no responden a su militancia, sino a sus afiliados:De ninguna manera el partido guía mi accionar, yo respondo, me debo y rindo cuentas a los profesores y profesoras que me eligieron”, replicó Aguilar. Varias voces, de hecho, apuestan por facilitar y allanar cada vez más la articulación entre las organizaciones sociales y los partidos políticos, y romper con esa separación entre movimientos sociales y partidos.

Sea como sea, en lo que hay acuerdo entre los actores sociales es que la reunión con el gobierno que se agendará próximamente no es el final de nada. “Si están pensando que con esto yo descomprimo, es un error”, señaló Pérez. Al igual que Aguilar, quien aseguró que con el encuentro “no se agotan las demandas y lo que plantea Unidad Social”. Mientras avanza el diálogo con los movimientos sociales, el llamado es a permanecer en la calle y mantener las movilizaciones.

Lee la carta del ministro Blumel aquí:

carta blumel


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