El gran capital chileno y transnacional ha sido y es el gran corruptor de la sociedad chilena. Por arriba, además de las FF.AA. y policiales como lo muestra el artículo que presentamos, también lo ha hecho con la elite politica de los partidos políticos, con el funcionariado institucional (altos directivos, jueces, rectores), con los periodistas y comunicadores y con los principales intelectuales de los centros de pensamiento. Y por abajo, nos ha digitado a nosotros, los «patipelaos» y «aspiracionales» como les gusta llamarnos, inyectando en nuestras mentes la cultura basura, consumista e individualista. Como en 1988-89, en estos meses una vez más los vemos mover sus influencias y activar a sus testaferros. La patronal junto a la elite política quiere cerrar la crisis política esforzándose por involucrar al conjunto del pueblo en un proceso arreglado y reglado – el itinerario constituyente- y así proteger sus intereses relegitimando su orden. Que por arriba se presenten dos tácticas –el pinochetismo y el liberalismo republicano-progresista– no debe confundirnos; se trata de actores del mismo juego…. Ya desde antes del 18 de octubre, las clases dominantes venían disputando sobre las necesarias adecuaciones a un orden político institucional desgastado y en lenta crisis; el proceso de consulta constituyente impulsado por Bachelet fue parte de esa disputa. Las dos fracciones que hoy se pelean por arriba no son más que dos fuerzas del capital con el mismo objetivo mediato: actualizar la arquitectura político-institucional sin alterar las bases del patrón neoliberal agotado, y el mismo objetivo inmediato: recuperar la hegemonía de los partidos y del sistema político, salvándose así mismas al conjurar el desarrollo de la soberanía de un Pueblo que las desobedece y que busca una alternativa al modo de vida impuesta por el capital. En lo que viene, hasta el plebiscito del 26 de abril y después, veremos a la elite cívica diligentemente resguardada por la elite militar-policiaca mientras se sigue reprimiendo al Pueblo y desplegando una doble campaña del terror para dividirlo. (Nota del Editor CT).
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La “beca Luksic” que financia estudios de oficiales del Ejército en Harvard y Georgetown.
20 generales, coroneles, mayores y tenientes del Ejército han estudiado en prestigiosas universidades estadounidenses gracias al financiamiento del Grupo Luksic, el que desde 2012 se encarga de pagar los cursos y másters con que se capacitan los oficiales chilenos, los que cuestan varias decenas de miles de dólares. El financiamiento empresarial de la formación de los oficiales viene a sumar antecedentes a la estrecha relación de los Luksic con el Ejército, cuyos pormenores ya están siendo indagados por la justicia.
Son programas académicos caros. Solo uno de los cursos financiados por Luksic para oficiales del Ejército en la Universidad de Harvard, cuesta casi US$10.000 por una semana de clases. Otro, con una duración de dos semanas, tiene un costo de US$13.900 ¿El más oneroso? El magíster en Seguridad que dicta la Universidad de Georgetown puede acercarse a los US$100.000.
CIPER tuvo acceso a documentos oficiales del Ejército que revelan que desde 2012 altos oficiales de la institución han viajado a Estados Unidos para capacitarse en Harvard y Georgetown, gracias al financiamiento de la familia Luksic. En total, han sido 20 los generales, tenientes, mayores y coroneles que han accedido al beneficio que en las filas castrenses llaman “la beca Luksic”.
Tres de los actuales integrantes del alto mando del Ejército han sido beneficiados con esa beca: el comandante de Operaciones Terrestres, general Esteban Guarda Barros; el comandante de la División de Adquisiciones, general Germán Arias Athanasiu; y el comandante de la II Brigada Acorazada Cazadores, general Christian Bolívar Romero.
Otros seis integrantes de la nómina de becarios Luksic formaron parte del alto mando del Ejército hasta antes de pasar a retiro, y los restantes once oficiales están ubicados en cargos de influencia dentro del organigrama de la institución castrense.
Los estudios de los oficiales en las dos prestigiosas universidades estadounidenses, gracias al dinero de los Luksic, comenzaron en 2012, cuando el entonces coronel Esteban Guarda Barros viajó hasta Washington para cursar estudios en Seguridad Informática en la Universidad de Harvard. Un año después viajaron otros cuatro oficiales, dos más lo hicieron en 2014, otros dos en 2015, seis más en 2017 y 2018, y uno de ellos en 2019.
Los cursos en Harvard son breves, duran una o dos semanas. La temática siempre es la ciber seguridad. En paralelo, los Luksic han beneficiado a otros cuatro oficiales con magíster en Georgetown, gracias a un convenio firmado en noviembre de 2012 entre Andrónico Luksic y el entonces presidente de esa universidad, John DeGioia.
El Grupo Luksic integra desde hace años el top 100 de los más ricos del mundo, según Forbes. En Chile son los primeros gracias a sus negocios mineros, financieros, de transportes, portuarios, energéticos, alimenticios y mediáticos. Son los dueños tras el Banco de Chile, Antofagasta Minerals, la CCU, Enex, CSAV Hapag Lloyd, Canal 13 más sus radios y otras empresas.
Los vínculos entre Andrónico Luksic y el Ejército son estrechos. Desde 2007 el empresario es reservista vip del Ejército. Ese año formó parte de la primera generación del curso de aspirantes a oficiales de reserva, aquel selecto grupo creado por los ex comandantes en jefe del Ejército, Óscar Izurieta y Juan Miguel Fuente-Alba, para acercar la élite a sus filas. Ha sido una relación permanente. En 2009 el empresario más poderoso de Chile fue ascendido de alférez a subteniente, en una ceremonia desarrollada en El Mercurio, y siete años después, de subteniente a teniente. La fotografía que retrató ese momento lo muestra posando en actitud solemne. De ahí en adelante la relación de Luksic con Fuente-Alba se consolidó.
En 2011 un avión privado de Luksic trajo al general Fuente-Alba, a su señora y a su escolta a Chile desde Brasil, para que llegaran a tiempo a la inauguración de una capilla que el mismo Luksic había financiado en el Regimiento de Peldehue. Luego, en julio de 2013 el empresario almorzó con Fuente-Alba en el edificio de la comandancia en jefe, donde el entonces jefe militar le mencionó que iría de viaje a Londres, Bosnia – Herzegovina y Chipre. Luksic lo invitó a hospedarse junto a su esposa en el Hotel Excelsior, un hotel de lujo en Croacia que es propiedad del empresario. Esa invitación significó un desvío en el viaje de Fuente-Alba, lo que ahora es indagado por la jueza Romy Rutherford en el marco de los numerosos episodios de corrupción que se conocen en la prensa como el “caso milicogate”. Luksic corrió con todos los gastos en Croacia, tal como recordó un artículo del diario La Tercera.
Sobre estos episodios tuvo que explayarse Fuente-Alba en el interrogatorio con la ministra Rutherford. El ex comandante en jefe está acusado de malversar $3.500 millones de los gastos reservados del Ejército y por ello estuvo en prisión preventiva hasta agosto de 2019.
LOS OFICIALES BECADOS
Según la información recabada por CIPER, los oficiales del Ejército que han viajado a estudiar a Estados Unidos financiados por el Grupo Luksic se han matriculado en tres cursos diferentes. El más relevante y caro es el Máster en Artes de la Seguridad de la Universidad de Georgetown, cuyo costo ha variado en el tiempo. En 2012 tenía un precio de US$55.000, y en 2018 llegó a US$74.000. Por ese mismo magíster el Ejército pagó US$94.000 cuando financió desde sus arcas los estudios de un oficial entre 2010 y 2012.
Los primeros oficiales financiados por Luksic que cursaron ese magíster fueron los teniente coronel Patricio García Torres (actual comandante del Regimiento de Copiapó), y Marcelo Masalleras (jefe de Jefaturas de Bienestar de la institución). Ambos viajaron a Washington entre 2013 y 2015. Luego, entre 2015 y 2017 viajó a Estados Unidos el coronel Gabriel Alliende Zuñiga, quien hasta fines del año pasado se desempeñaba como asesor del Estado Mayor en la Dirección de Operaciones.
El cuarto oficial en matricularse en el magíster fue el teniente coronel Cristián Lauriani Ide (hijo del ex agente de la DINA Fernando Lauriani, quien cumple condena en Punta Peuco por violaciones a los derechos humanos), quien se mantiene hasta hoy en EE.UU. finalizando sus estudios.
Los otros dos cursos son más breves y ambos se dictan en uno de los institutos de la Universidad de Harvard (Harvard Kennedy School): el programa Senior Executive in National and International, dura dos semanas y actualmente su costo llega a los US$13.900; y el programa Cybersecurity: The Intersection of Policy and Technology, tiene una duración de una semana con un costo de US$9.700.
Los oficiales del Ejército comenzaron a viajar a Harvard en 2012, y el primero en hacerlo fue el actual general de división Esteban Guarda Barros, quien hoy ejerce como comandante de operaciones terrestres. Esteban Guarda es la cuarta antigüedad del Ejército y hace un mes la Contraloría propuso que fuera llamado a retiro. La Tercera informó que el oficial está vinculado a la malversación de caudales públicos de la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN) y el uso de recursos para financiar alimentación, celebraciones, aniversarios y atención a autoridades en horario laboral.
Otro actual miembro al alto mando que fue a Harvard es el general de brigada Christian Bolivar Romero (viajó en 2014), actual comandante de la II Brigada Acorazada Cazadores. En 2017 fue el turno del general de brigada Germán Arias Athanaciu, quien se desempeña como comandante de la División de Adquisiciones del Ejército.
Otros oficiales que siguen activos y que viajaron a Harvard son: coronel José Farías Moyano (jefe de Institutos del Ejército y oficial de enlace con el Ejército de Colombia); coronel Jorge León Gould; teniente coronel Alejandro Amigo Tossi (comandante del Regimiento Logístico N° 1 Tocopilla); teniente coronel Carlos Parra Meier (comandante Regimiento N° 10 Pudeto); teniente coronel Raimundo Irarrázabal (subdirector de la Escuela de Infantería); y el teniente coronel Raúl Briones Arévalo.
En 2017 viajó a Washington el coronel (r) Edward Slater Escanilla, quien entre 2015 y 2017 fue el director de la Escuela de Suboficiales, y quien actualmente sigue ligado a la institución como director de Famae.
De los 20 beneficiados por las becas entregadas por los Luksic, siete son oficiales que actualmente están en retiro, pero que hasta hace poco tiempo ejercieron cargos directivos en el Ejército. De hecho, todos integraron el alto mando: John Griffiths Spielman, quien hasta 2018 fue el jefe del Estado Mayor Conjunto de la institución; Juan Henríquez Barrera, hasta diciembre de 2019 comandante del Comando Conjunto Norte; Luis Espinoza Arenas, ex comandante de Operaciones Terrestres; Jorge Peña Leiva, ex contralor del Ejército; Sergio Ahumada Labbé, ex comandante en jefe de la III División de Montaña; y Cristián Chateau Magalhaes, general (r) de brigada.
¿CUÁNTO DESEMBOLSÓ EL EJÉRCITO POR LAS BECAS LUKSIC?
El dinero que debió desembolsar el Ejército de fondos fiscales para los becarios Luksic es un tema que deberá dilucidar la justicia. Y ello porque existen contradicciones. La documentación del Ejército que CIPER tuvo a la vista para esta investigación señala que la institución no desembolsó ningún peso para cubrir los costos docentes de los cursos y máster en Harvard y Georgetown, pero sí se financiaron, al menos, los pasajes.
Pero al comparar distintos documentos oficiales aparecen versiones que difieren. Y sumas que no corresponden. En un informe interno de la Dirección de Relaciones Internacionales, al que CIPER tuvo acceso, se asegura que el viaje del teniente coronel Raúl Briones Arévalo (de la DINE) a Harvard para participar del curso Cybersecurity: The Intersection of Policy and Technology, tuvo un costo para la institución de US$43.129, sin embargo, su nombre aparece en la lista de los que se beneficiaron con la beca Luksic.
En el mismo documento de la Dirección de Relaciones Internacionales figura el viaje del coronel Edward Slater, quien fue a Harvard a participar del curso Senior Executives in National and International Security entre el 13 y el 25 de agosto de 2017, en su caso se menciona que su viaje no tuvo ningún costo para el Ejército.
En el informe el Ejército reconoce haber gastado US$3.815 en el viaje del teniente coronel Briones Arévalo y US$4.423 en el del coronel Slater. Aunque no se precisa a qué ítems corresponden esos gastos, en otros documentos similares revisados por CIPER aparecen pagos por pasajes de avión y viáticos durante la estadía en Estados Unidos de los oficiales. Justamente el gasto en viáticos durante los viajes de los oficiales es una de las aristas del fraude que investiga la justicia.
¿NO HAY BECAS PARA EL EJÉRCITO?
Según señaló a CIPER Jeff Swyrin, director ejecutivo de Luksic Scholars (la iniciativa que se encarga de la filantropía educacional del Grupo Luksic), desde el año 2000 los Luksic han invertido US$40 millones en financiar programas de estudio que han beneficiado a 1.500 personas, 900 de ellas de nacionalidad chilena. Entre esos becarios tambièn se cuenta la actual presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic, país donde los Luksic explotan el negocio hotelero.
Según la versión de Luksic Scholars, no existen becas directas al Ejército:
- Todos los programas académicos que hemos tenido y tenemos vigentes son acuerdos suscritos con distintas universidades en el mundo. Los requisitos de admisión, los criterios de selección y la determinación de quién accede al beneficio son materia de exclusiva decisión de las universidades. Efectivamente, ha habido miembros del Ejército de Chile entre las más de 1.500 personas que han accedido a programas, pero eso ha sido por decisión autónoma de cada universidad, luego de que los postulantes hayan cumplido con los requisitos fijados por la respectiva casa de estudios.
Esa respuesta se puede desmentir citando un documento oficial que lleva la firma de Andrónico Luksic. Se trata del convenio que el martes 27 de noviembre de 2012 firmó el empresario con el presidente de la Universidad de Georgetown, John DeGioia, donde se estableció:
- Que Georgetown trabaje con el sr. Luksic para explorar la manera más significativa de colaborar para promover y facilitar la cooperación internacional en educación de estudios de seguridad, con el objetivo de fortalecer la comprensión y la práctica de los estudios de seguridad del Ejército de Chile al proporcionar acceso a fondos para oficiales en el Ejército chileno que hayan sido admitidos en el programa de Máster en Artes de Seguridad de Georgetown”.
Es decir, el convenio se pensó desde un inicio para favorecer a oficiales del Ejército. A ese documento accedió Pulso a través de la Ley de Transparencia. En el caso de las becas que han beneficiado a oficiales del Ejército chileno para estudiar en la Universidad de Harvard, la conclusión es la misma.
El financiamiento para esos estudios se otorgó a través del programa de Luksic Scholars “Harvard Kennedy School Executive Education for Chile”, el que hasta 2019 reconoce haber beneficiado a 16 chilenos. Si se compara esa cifra con el número de oficiales del Ejército que han estudiado en Harvard financiados con dineros del empresario, el calce es perfecto. Los 16 chilenos beneficiados han sido todos oficiales del Ejército.
CIPER le consultó a Jeff Swyrin, el director ejecutivo de Luksic Scholars, si el Grupo Luksic mantiene o ha mantenido tratos comerciales, de cualquier tipo, con el Ejército de Chile. La respuesta fue vaga: “Esos temas son independientes del área filantrópica y son materia de cada compañía operativa en las que el Grupo tiene presencia, por lo que no manejamos información sobre las relaciones de negocios de las empresas” (vea aquí la respuesta completa enviada por Luksic Sholars a CIPER).
Hasta el cierre de este reportaje el Ejército no había entregado su versión a CIPER sobre estos hechos.
LA INFLUENCIA DE LOS LUKSIC
El líder del grupo empresarial, Andrónico Luksic, debió salir a dar explicaciones hace tres semanas, cuando un reportaje de Interferencia reveló que el informe “big data” que alertó al gobierno sobre una supuesta injerencia extranjera -vía redes sociales- en el estallido social, había salido de las oficinas de Quiñenco, la matriz de las empresas de los Luksic. El ex ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, habría jugado un rol clave al entregarle ese informe a la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), ahora desde su rol como directivo del Grupo Luksic.
No es extraño que un ex ministro de Estado, como Rodrigo Hinzpeter, haya sido reclutado por el grupo empresarial para integrar sus directorios. Allí también ocupa un asiento una ex ministra del primer gobierno de Michelle Bachelet, Vivianne Blanlot. Antes han desfilado por esos puestos directivos otros líderes políticos como Soledad Alvear, René Cortázar, Nicolás Eyzaguirre, Rodrigo Álvarez y Alberto Arenas.
Según Interferencia, Hinzpeter habría entregado el informe “big data” a la ANI en una reunión a inicios de diciembre donde también participaron el entonces subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, representantes de la empresa que elaboró el documento y miembros de las Fuerzas Armadas. El Grupo Luksic solo reconoció haber puesto en contacto a la empresa autora del informe con el gobierno. Hasta ahora se desconoce cuál fue el informe real que recibió La Moneda.
Fuente: https://ciperchile.cl/2020/02/06/la-beca-luksic-que-financia-estudios-de-oficiales-del-ejercito-en-harvard-y-georgetown/
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