Oposición en Cuarentena: Representados por la peor izquierda de la historia.
por Sandra Villanueva/El Desconcierto.
Nada de lo aquí expuesto ha logrado escandalizar y sacar de sus pertrechos a la izquierda política chilena. La CUT está completamente inmóvil ante las leyes anti-empleo promovidas por Piñera, los partidos políticos mudos ante las inoperancias del gobierno. Los diputados y senadores sirviéndose de sus privilegios durante la cuarentena. Ni Camila Vallejos, ni Gabriel Boric, ni Giorgio Jackson que podrían ser una voz disonante frente al escandaloso contexto de injusticia social, aparecen en un rol significativo.
El Estallido Social en Chile a causa de los abusos y obscena desigualdad entre ricos y pobres, sumado a la catástrofe sanitaria a nivel global por COVID-19, nos enrostra las atroces diferencias entre ciudadanos de primera y segunda categoría.
Un contexto como el actual, obliga a quienes ostentan algún grado de poder e injerencia política, a usarlo en pro del bien común, colocándolo a disposición de las personas que más lo necesitan.
Así se esperaría de la clase política que dice representar a los más pobres-llámese PPD, Partido Socialista, Partido Comunista, Frente Amplio, Partido Humanista, Revolución democrática-, estuvieran
enfocados en movilizar recursos sanitarios hacia los distintos hospitales, donde existe, según los relatos de los propios trabajadores de la salud, un precario abastecimiento de implementos básicos como mascarillas. O bien protegiendo ante la precarización del empleo, a los más de 3,5 millones de trabajadores informales que actualmente se encuentran en Chile (Fuente Fundación Sol). O legislando en apoyo de quienes sufren violencia intrafamiliar durante esta cuarentena. O interesándose en hacer llegar agua, a algunas de las 147 comunas con decreto de escasez hídrica (Fuente Modatima).
En respuesta a estas expectativas, tenemos a la peor clase política de izquierda de la historia chilena, quienes frente al brutal actuar de los agentes del Estado durante el Estallido Social, como fueron los alevosos disparos de Carabineros hacia los ojos de los manifestantes-teniendo como consecuencia a más de 400 personas con lesiones oculares y, dejando a dos de ellas completamente ciegas (Fuente INDH)-, siguen sin intentar, siquiera, destituir al General Rozas, responsable directo del actuar de Carabineros y de las violaciones a los derechos humanos ejecutadas a manos de sus subordinados. Con el agravante de las contradictorias declaraciones del General, que hacen presumible su liderazgo en favor de una política de encubrimiento policial, por los casos de Gustavo Gatica y Fabiola Campillai.
Tal vez uno de los hechos previos y que en la actualidad refleja de mejor manera la burla de las instituciones estatales hacia quienes no somos empresarios, ni militares, ni políticos, es la indemnización de 21 millones de pesos y el pago de pensión que recibe uno de los Carabineros acusado del asesinato del joven mapuche Camilo Catrillanca (información desplegada por distintas fuentes de prensa nacional). El corolario del asesinato de Camilo Catrillanca y su posterior encubrimiento por parte de la policía chilena, es que el Estado protege y mantiene, con dineros de todos los chilenos, a los violadores de derechos humanos.
Esta es la máxima que se reproduce en Punta Peuco, donde criminales de lesa humanidad, son tratados con privilegios de todo tipo y ahora además, pretendían ser puestos en libertad bajo la utilización del recurso de emergencia sanitaria por COVID-19.
Nada de lo aquí expuesto ha logrado escandalizar y sacar de sus pertrechos a la izquierda política chilena. La CUT está completamente inmóvil ante las leyes anti-empleo promovidas por Piñera, los partidos políticos mudos ante las inoperancias del gobierno. Los diputados y senadores sirviéndose de sus privilegios durante la cuarentena. Ni Camila Vallejos, ni Gabriel Boric, ni Giorgio Jackson que podrían ser una voz disonante frente al escandaloso contexto de injusticia social, aparecen en un rol significativo. Con solo nombrar que ni entre la misma coalición, son capaces de organizarse para ocupar los espacios de representación en el parlamento, dejando a Karol Cariola botada en su postulación a la vicepresidencia de la Cámara.
El territorio que habitamos y que es gobernado por una pandemia de pelotudos con plata, no puede ser entregado en bandeja de oro, por una clase política cooptada y corrompida por el conformismo. Por eso, escuchar a la Presidenta del Colegio de Médicos Izkia Siches (*), enfrentándose al Minsal, es un discurso que quiero volver a encontrar. Espero que se convierta en una práctica política cotidiana, lo que hace el astrónomo José Maza, al colocar al conocimiento científico, como un espacio de poder que es capaz de enfrentarse a la peligrosa soberbia que gobierna a Sebastián Piñera. Asimismo, espero ver a James Hamilton, a la par de Mujeres que luchan e Indígenas pertenecientes a todos los Pueblos originarios, como parte integrantes de la futura Asamblea Constituyente.
Porque, en definitiva, espero y quiero que toda esta clase política nefasta, quede fuera de toda posibilidad de representación para la redacción de una nueva Constitución, porque la verdad es que no han logrado representar a nadie más, que a sus propios intereses, colmando la paciencia de todos quienes estamos al otro lado de la vereda. Hagan el favor de retirarse del espacio público, dedíquense a trabajar en la empresa privada, pero ¡no más de su silencio cómplice y de su actuar inoperante subvencionado con dineros del Estado!
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Ahora los países se asaltan desde dentro mediante bien camuflados Caballos de Troya. ¿Cuál es la amenaza para EEU? Su propio gobierno en manos de la oligarquía y las grandes corporaciones. ¿Cuál es la amenaza para Chile? La misma. Pocos países se salvan, si que alguno se salva, de la corrupción profunda de sus instituciones. Lo cual viene a recordarnos aquella acertada advertencia del Che: «Al imperialismo, ni tantito así».