Muere el criminal Sergio Onofre Jarpa [notas + entrevista del año 1983]

Muere Sergio Onofre Jarpa, ex ministro del Interior en dictadura.

Por Claudia Carvajal G.

Fundador de Renovación Nacional, Onofre Jarpa fue un férreo opositor al gobierno de Salvador Allende. Durante la dictadura formó parte del gabinete que acompañó a Augusto Pinochet en el cargo de Ministro del Interior, del que fue destituido en 1985.

La noche de este domingo, el presidente de Renovación Nacional, diputado Mario Desbordes,  informó a través de su cuenta de Twitter del fallecimiento de Sergio Onofre Jarpa, a la edad de 99 años.

Nacido en Rengo, durante su juventud se unió al  Partido Agrario Laborista y luego fue presidente de Acción Nacional. Posteriormente integró las filas del Partido Nacional desde donde manifestó su apoyo a la dictadura de Augusto Pinochet,incluso asumiendo el Ministerio del Interior entre 1983 y 1985.

Fue uno de los fundadores de Renovación Nacional y presidente del partido entre 1987 y 1992, durante el periodo de transición a la democracia, además fue senador por la región del Maule sur entre 1990 y 1994.

Conocido como uno de los ideólogos de la apertura política de 1983 y 1984 por su liderazgo en el diálogo con sectores gremiales y agrupaciones políticas de la oposición, época en la que además se produjo el retorno de un grupo importante de exiliados , lo que se conoció como la Primavera de Jarpa y que, finalmente, causó  una serie de desencuentros al interior del Gabinete, propiciando su salida del mismo en 1985.

Investigado por una serie de violaciones a los Derechos Humanos en dictadura y con una orden de captura internacional dictada por el juez español Baltasar Garzón, Onofre Jarpa  falleció en una residencial para adultos mayores de Las Condes.

Fuente: https://radio.uchile.cl/2020/04/20/muere-sergio-onofre-jarpa-ex-ministro-del-interior-en-dictadura/


Sergio Onofre Jarpa en la mirada de Análisis por la fundación de RN

Por María Olivia Monckeberg y Fernando Paulsen.

En marzo de 1987 y en relación con la fundación del Partido de Renovación Nacional, que incluía a la Unión Demócrata Independiente (UDI), el Frente del Trabajo y el Partido Nacional, los periodistas María Olivia Monckeberg y Fernando Paulsen firmaron para la Revista Análisis un documento titulado El desembarco de la derecha, el que incluía un perfil del líder del Frente del Trabajo, Sergio Onofre Jarpa, quien acaba de fallecer este 19 de abril a los 99 años.

Personaje de larga y compleja trayectoria en la política chilena, Sergio Onofre Jarpa Reyes tampoco proviene de las filas de la Derecha tradicional. Políticamente su extracción es de las filas populistas afines en sus tiempos al nacional socialismo. Socialmente, un agricultor de clase media acomodada, sin formación universitaria ni fortuna personal.

Nacido en Rengo el 8 de marzo de 1921, estudió interno en el Patrocionio de San José, después se dedicó a la actividad agrícola que combinó más adelante con un negocio de transporte. De joven se preocupó poco por la política. Tuvo en cambio un paso por la Marina. Ya por los años 30 empezó a mostrar sus inquietudes en la Vanguardia Popular Libertadora que terminó apoyando la candidatura del Frente Popular de Pedro Aguirre Cerda. Posteriormente se le vio en las huestes del agrariolaborismo. Antes de la elección presidencial de 1958, se planteó la precandidatura de Jaime Larraín García-Moreno, a quien Jarpa admiraba mucho, pero cuando esa precandidatura quedó en nada, Jarpa apoyó a Frei contra Jorge Alessandri.

Junto a Jorge Prat Echaurren, fundó más tarde Acción Nacional, movimiento que en 1966 se unió a conservadores y liberales para crear el Partido Nacional. En la convención de 1967 Prat y Mario Arnello presentaron un programa abiertamente corporativista que contó con el entusiasta apoyo de Jarpa. El programa fue rechazado y Prat se retiró del PN. Jarpa y Arnello optaron por la pelea «desde dentro». Poco tiempo después, Jarpa obtenía resultados. Alcanzó en 1968 nada menos que la presidencia del Partido de la Derecha tras derrotar al Conservador Julio Subercaseaux. Para el triunfo de Jarpa -cuentan fuentes de la Derecha- fue fundamental Pedro Ibáñez, quien colaboró en la solución de los problemas financieros de Jarpa derivados de la difícil situación económica de su empresa Líneas Aéreas Sudamericanas, LASA.
En 1971 Jarpa fue elegido regidor por Santiago y en marzo del 73, senador. Fue uno de los motores de la CODE (Confederación por la Democracia) la alianza opositora contra Allende.

Connotados miembros de la Derecha tradicional afirman que «Jarpa siempre tuvo presente la solución militar para Chile». Recuerdan que cuando en 1973, después de las elecciones de regidores, Bernardo Ochagavía quiso voltear a Jarpa de la presidencia del PN, uno de los argumentos más sólidos en contra de Ochagavía fue que «Jarpa tiene importantes aliados en el Ejército».

Inmediatamente después del Golpe Militar, Jarpa por ese entonces presidente del Partido Nacional, decidió disolver el Partido. Después, entró de lleno a colaborar con el Gobierno de Pinochet. Em 1974, por ejemplo, salió a defender al Gobierno Militar a las Naciones Unidas y más tarde fue designado embajador en Colombia el 78 y luego en Argentina. Posteriormente, el 11 de agosto de 1983 juró en La Moneda como ministro del Interior de Pinochet. Su debut en el gabinete estuvo marcado con decenas de muertos cuando Santiago se vio invadido por 18 mil soldados en las calle reprimiendo la protesta ciudadana.

Su gestión, que incluyó el famoso «diálogo», el nacimiento del MUN con apoyo desde La Moneda o mejor dicho del Ministerio del Interior, la fallida iniciativa de Adena, Paros y Estado de Sitio, entre otras cosas, se prolongó hasta febrero de 1985. Cuando se retiró anunció que se dedicaba a la actividad privada en el campo. A fines de ese año, sin embargo, reapareció a la vida pública proclamado en Peñuelas como el líder del Frente Nacional del Trabajo.

20 de abril, 2020.

Fuente: https://interferencia.cl/articulos/sergio-onofre-jarpa-en-la-mirada-de-analisis-por-la-fundacion-de-rn


Entrevista 1983/Jarpa: «El general Pinochet manda y los ministros obedecen»

Por Ignacio Cembrero.

Declaraciones a EL PAIS del nuevo ministro del Interior y virtual vicepresidente de Chile.

Pregunta. ¿A qué atribuye el enorme desgaste del Gobierno del general Augusto Pinochet y la actual crisis por la que pasa Chile?

Respuesta. Chile pasa por una crisis similar a la de los demás países latinoamericanos, lo que, naturalmente, genera problemas y descontento. Desde el punto de vista político, el Gobierno mantiene el respaldo mayoritario de la opinión pública. En base a mí experiencia personal de contacto diario con distintos sectores de la sociedad -trabajadores, empresarios, gremios-, creo que la imagen del presidente Pinochet es bastante mejor de la que se está proyectando fuera.

R. Falso. De acuerdo con la Constitución, los ministros son sólo secretarios de Estado designados por el presidente de la República. La política que se está desarrollando corresponde a iniciativas del presidente de la República y cuenta con el pleno respaldo de las fuerzas armadas.

P. ¿Teme el general Pinochet que usted le haga sombra?

R. Mis relaciones con el presidente son excelentes, porque él manda y los ministros obedecen. Si se equivocan o fracasan, se van. La imagen del presidente como jefe de Estado y los poderes que la Constitución le otorga no pueden vulnerarse a la acción de un ministro.

P. ¿Es cierto que usted quiso jurar su cargo después de la cuarta jornada de protesta nacional, la más sangrienta de todas, pero que el general Pinochet le obligó a hacerlo la víspera, el 10 de agosto?

R. Falso. Yo quise anticipar mi asunción al cargo para que el ministro anterior no apareciera yéndose como consecuencia de la protesta programada.

P. ¿Asume usted entonces la responsabilidad política, como ministro del Interior, de los 24 muertos que hubo oficialmente durante la protesta?

R. La responsabilidad incumbe únicamente a los que organizaron la protesta y propiciaron la violencia.

P. En su conferencia de prensa celebrada la víspera de la quinta protesta nacional, que tuvo lugar el 8 de septiembre, usted no descartó que grupos de civiles pudiesen ser armados para defenderse de los manifestantes de las poblaciones, lo que ha sido interpretado por la oposición democrática como una invitación para desencadenar una guerra civil.

R. Me parece increíble que porque una persona se defienda se la pueda acusar de incitar a la guerra civil. En ese caso, la única manera de evitar un conflicto fratricida sería dejarse asaltar, rendirse de antemano. A nadie le podemos garantizar su tranquilidad en su propia casa.

P. Durante la última protesta han aparecido, justamente, grupos de civiles que, con total impunidad, han disparado contra los manifestantes. ¿Significa esto la puesta en práctica de sus ideas?

R. Puede haber grupos interesados en atizar la violencia, pero sucede también que personas agredidas se defiendan. Se ha dado el caso de automovilistas bloqueados en las poblaciones a los que las turbas intentaron, primero, sustraerles dinero exigiéndoles el pago de un peaje para cruzar la zona y, finalmente, acabaron desvalijándoles sin más miramientos. A veces, cuando el conductor o el pasajero tenía un arma a su alcance, la ha utilizado. En medio de tanta confusión es difícil detener a todos los que han estado involucrados, en los incidentes.

P. ¿Por qué los carabineros golpearpn a varios periodistas, y concretamente a Marie Christine Raitberger, corresponsal en el Cono Sur del diario francés Libération?

R. La policía no tiene instrucciones de molestar, ni mucho menos golpear, a los periodistas. Pero a veces es imposible identificarlos cuando participan en desórdenes callejeros. En uno de estos desórdenes, la periodista Raitberger sufrió el golpe de una pedrada. Es falso que haya estado grave por este golpe, según diagnosticó el médico. Pero ya abandonó la elegante clínica en la que estuvo internada a costa del Gobierno,de Chile.

P. ¿Qué piensa del llamamiento realizado por monseñor Juan Francisco Fresno, arzobispo de Santiago, pidiendo el restablecimiento de una democracia plena y criticando la dureza de la represión?

R. A propósito de la primera parte, estoy totalmente de acuerdo. Respecto a la segunda, me parece que no es justo plantearlo en esos términos. Pero tengo la intención de ir a conversar con él, y le voy a poner en antecedentes.

P. ¿Qué opinión le merecen los métodos de la policía política de la Central Nacional de Inteligencia?

R. Ha sido bastante eficiente, porque ha conseguido frenar al terrorismo, lo que representa un trabajo de difícil realización. Obviamente, lo ideal sería poder prescindir de estas policías antiterroristas. A la policía sólo se la puede juzgar, en definitiva, haciendo un balance, y si sumamos ventajas e inconvenientes, creo que todos los chilenos estamos agradecidos, porque aquí el terrorismo no alcanza los niveles de otros países latinoamericanos.

P. ¿Cómo explica que el Gobierno de Chile haya sido condenado en casi 10 ocasiones por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas?

R. Cuba es el país que todos los años encabeza, con el respaldo de los países socialistas, estas acusaciones. Bien sabido es que son precisamente estos países los que se caracterizan por sus atropellos de los derechos humanos. Por eso, sus acusaciones hipócritas no nos preocupan. En la ONU, tampoco se las toman en serio. Empezaremos a tomárnoslas en serio cuando Cuba permita visitar sus cárceles a la Cruz Roja Internacional.

P. En más de una ocasión ha mencionado la posibilidad de adelantar los plazos para anticipar la restauración de la democracia, que, según la Constitución, podría tener lugar, en el mejor de los casos, en 1989, cuando finalice el mandato del general Pínochet. ¿El adelanto de los plazos sólo concierne a la creación de un órgano legislativo o afecta también al mandato del presidente?

R. He señalado que entre los temas en estudio está la posibilidad de anticipar la elección del Congreso. El mandato presidencial se cumplirá, en cambio, en los términos señalados por la Constitución.

P. ¿Qué ocurriría si el general Pinochet pidiese en 1989 a la Junta Militar que le designase para, tras someterse a un plebiscito, permanecer en el poder durante un nuevo mandato?

R. Ese tema no se ha propuesto ni está en estudio.

P. ¿Cuál fue su respuesta cuando, en la primera reunión que mantuvo en agosto con la oposición de la Alianza Democrática, ésta le pidió la renuncia del presidente Pinochet?

R. En esa reunión ocurrió lo siguiente. Ellos me quisieron entregar un manifiesto, que yo rechacé. Pero, aunque no lo llegué a estudiar, creo que en un párrafo se sugería de forma muy sutil que sería bueno que el presidente renunciara a su cargo, como hizo el primer presidente de Chile, Bernardo O’Higgins, en 1823. Yo les dije que estaba dispuesto a aceptar el manifiesto. El tema no fue, por tanto, ni siquiera planteado a través de un documento escrito. Pero, si lo hubiese sido, no me lo habría tomado muy en serio, porque en el fondo no pretenden que eso se llegue a producir. En el fondo saben que la opinión pública puede estar en contra de una determinada política económica que le causa ciertos perjuicios, pero no por eso es partidaria de prescindir del presidente. Yo diría que esta supuesta reivindicación de Alianza Democrática es más bien un reclamo publicitario.

P. ¿En ninguna circunstancia el Partido comunista y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria podrán volver a participar en la vida política chilena?

R. No podrán, por ser enemigos del sistema democrático que los chilenos anhelan. En el caso de los comunistas, siempre han actuado como agentes del imperialismo soviético, representando un peligro para la soberanía y la independencia de Chile. En cuanto al MIR, es una organización terrorista y criminal, como ha quedado demostrado en múltiples ocasiones. ¿Dejaría el Gobierno español participar a ETA en el juego democrático?

P. Entonces, ¿quién estará autorizado a participar en el juego democrático?

R. En Chile, el partido socialista ha sido un socio del partido comunista. Incluso en algunos aspectos estaba más a la izquierda que los comunistas. Ojalá surja de nuevo una fuerza socialdemócrata como la que ya conocimos en los años treinta.

P. ¿Intenta usted crear un movimiento de apoyo al régimen militar?

R. El movimiento está latente y ya ha empezado a organizarse. Será mucho más fuerte y amplio que cualquiera de los antiguos partidos. El Partido Nacional que yo encabecé pertenece a un esquema político superado.

P. ¿Cree usted, que fue hasta hace un mes embajador en Buenos Aires, que los militares chilenos tienen algo que aprender de los argentinos, que potenciaron con éxito el comercio con la URSS?

R. Frente al marxismo hay que definirse. Cada país tiene sus propios problemas y debe buscar soluciones adecuadas. Durante la Unidad Popular tuvimos lazos comerciales con la URSS, pero el intercambio no funcionó en absoluto.

P. ¿Comparte usted la opinión del general Pinochet, que el 12 de junio pasado afirmó que la Prensa europea y norteamericana está influenciada por el marxismo cuando trata temas relacionados con Chile?

R. Estoy convencido de que deforma todo lo que pasa en Chile, limitándose a publicar noticias negativas, y no positivas. Aquí se han entregado, por ejemplo, este año miles y miles de títulos de propiedad a campesinos y pequeños propietarios urbanos. Sobre eso no se escribe en la Prensa internacional; pero ¡ay! de nosotros si detenemos a un sacerdote extranjero, aunque sólo sea para comprobar su identidad, porque esa noticia dará la vuelta al mundo. Es lógico, en estas condiciones, que la imagen del presidente Pinochet en el extranjero sea negativa.

P. ¿Por qué ha vuelto usted a la política tras 10 años de alejamiento?

R. Porque cuando uno puede ayudar en un momento difícil no puede negarse. Mi único y verdadero interés, créame, es vivir y trabajar en el campo.

P. ¿Aceptaría usted, en circunstancias excepcionales, ser presidente de Chile?

R. Mire, espero que esas circunstancias no se den, y si se dieran, creo que no aceptaría.

P. ¿Sigue usted pensando, como declaró al diario Las Últimas Noticias del martes pasado, que el líder sindical encarcelado, Rodolfo Seguel, en huelga de hambre desde hace 10 días y que ayer tuvo que ser ingresado en la enfermería de la cárcel, sigue una cura de adelgazamiento?

 R. No sé que pretende el señor Seguel. Puede ser una cura o simple publicidad.

P. ¿Qué le queda a usted de la ideología nazi de su juventud, cando militaba en las filas de la rama juvenil del Partido Nazi Chileno?

R. Mire, por un motivo o por otro, todas mis biografías están equivocadas. En Chile sólo existió un grupo nazi, compuesto por inmigrantes alemanes. También se creó en 1934 el llamado Movimiento Nacional Socialista, cuya ideología distaba mucho del nazismo, y al que yo, además, no pertenecí, porque tenía entonces 13 años y estaba interno en un colegio, del que no salía ni siquiera los fines de semana. Participé por primera vez en política en 1939, cuando todos esos partidos ya habían desaparecido. En Chile, los grandes partidos del nazismo alemán fueron los comunistas, después del pacto concluido entre Hitler y Stalin para repartirse Polonia.

P. ¿Sigue usted siendo el mismo hombre que en 1973 quiso pegar durante un debate en televisión al dirigente comunista Orlando Millas, que se salvó de sus golpes gracias a la enérgica intervención del moderador del programa?

R. No he cambiado. Los chilenos no acostumbramos a aceptar injurias.

* Este artículo apareció en la edición impresa del sábado, 17 de septiembre de 1983.

Fuente: https://elpais.com/diario/1983/09/18/internacional/432684005_850215.html


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