2da. Guerra Mundial: Rusia conmemora el 75 aniversario de la victoria sobre el nazismo.

Putin conmemora la Gran Victoria en Moscú.

por Sputnik news.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, inició las actividades de conmemoración del 75 aniversario de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra [ocurrida el 9 de mayo de 1945, Editor CT]. Mundial colocando flores en la Tumba del Soldado Desconocido como homenaje a todos los caídos durante la Gran Guerra Patria.

El mandatario ruso felicitó a los veteranos y a todos los rusos por el Día de la Victoria. Además, prometió a los ciudadanos celebrar el aniversario de forma debida cuando acabe la pandemia del coronavirus.

Al concluir su discurso, el comandante en jefe supremo de las Fuerzas Armadas y presidente ruso añadió que el significado espiritual y moral del Día de la Victoria sigue siendo invariablemente grande y la actitud de los rusos hacia esta fiesta es sagrada.

​Tras el discurso del jefe de Estado se inició un espectáculo aéreo de las Fuerzas Aeroespaciales rusas sobre la capital, Moscú.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/75-victory-multimedia/202005091091379976-putin-conmemora-el-75-aniversario-de-la-gran-victoria-en-moscu/


Hace 75 años, la bandera soviética se erigió sobre el Reichstag.

por Sputnik news.

Es una de las fotos más famosas de la Segunda Guerra Mundial. Tres soldados soviéticos izando la bandera de su división sobre el Reichstag, marcando la toma de Berlín y el fin de la Alemania nazi. Pero pocos conocen que la Bandera de la Victoria, como se la conoce hoy en día, en realidad fue erigida poco antes y en otras circunstancias.

La bandera llegó a convertirse en el símbolo de la victoria de la URSS sobre la Alemania nazi gracias al fotógrafo Evgueni Jaldéi.

Los soldados del Ejército Rojo Alexéi Bérest, Mijaíl Egórov y Melitón Kantaria fueron los que izaron la bandera en el techo del edificio tras duros y sangrientos combates por el Reichstag, el símbolo del poder nazi.

La bandera sobre el Reichstag se levantó en la madrugada del 1 de mayo. Al día siguiente, se rindió toda Berlín y una semana después lo haría toda la Alemania nazi.

 

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/75-victory-multimedia/202005021091299671-hace-75-anos-la-bandera-sovietica-se-erigio-sobre-el-reichstag/


¡Que vienen los rusos! Así era el avance de las tropas soviéticas, visto por un niño alemán.

por Sputnik news.

Soldados soviéticos en Praga

Uwe Trostel, de cuatro años, podría haber esperado todos los horrores de los soldados soviéticos en abril de 1945. Sin embargo, el primer encuentro resultó ser bastante diferente. Basándose en las historias de su madre, hoy el anciano de 79 años recuerda con Sputnik la coexistencia pacífica hasta el 9 de mayo.

Uwe Trostel, hoy en día vicepresidente del Club de Memorias e Historias de Berlín, a finales de abril de 1945 vivía en Hanichen, cerca de Reichenberg, República Checa, con su madre y abuelos. No había bastantemente comida, así que el hambre era una  constante compañera para el pequeño.

Ruinas de Konigsberg después de la batalla
© Sputnik / Markov

Trostel recuerda que los soldados alemanes llegaban constantemente desde el este, en busca de algo para comer o algo para vestirse para finalmente deshacerse de sus uniformes.

Su padre se fue a la guerra y desde 1943 no hubo noticias de él. Trostel describe la esperanza de que algún día su padre apareciera entre estos soldados. Su madre les preguntaba de dónde venían para saber algo de él.

Los soldados aconsejaban a la madre del pequeño Uwe que «huyera lo más rápido posible al Reich, lo más posible al oeste, porque solo podría ser cuestión de unas semanas, o incluso días, antes de que llegaran los rusos».

«Entonces pasará lo peor que podrías imaginar: matarán alemanes al azar, violarán a las mujeres, saquearán y robarán las casas», le aseguraban los soldados a la madre de Uwe.

Sin embargo, la familia de Trostel no tenía posibilidad de huir, así que se quedó en la aldea, cuenta.

Vienen los rusos

Un día, la madre de Uwe mientras, como de costumbre, buscaba a su marido entre los soldados alemanes, vio a los rusos que salieron del bosque y ocuparon su casa, la más cercana.

«Para los rusos, nuestra casa parecía ser el alojamiento más adecuado. En el gran jardín cercado podían armar tiendas de campaña, atar a los caballos, estacionar los carros y colocar dos cañones tirados por caballos. En la casa misma los tres oficiales ocuparon dos habitaciones: el comandante se acomodó en la sala de estar y dos más en el dormitorio de los padres», recuerda Trostel.

Memoriza que con una mezcla de desesperación, desafío y miedo su madre lo tomó de la mano y le llevó a la casa. En frente había dos soldados del Ejército Rojo con rifles. Su madre trataba de explicar que esta era su casa y que querían entrar. Por fin, salió el comandante, que sabía alemán. Tras reflexionar un momento, el militar les permitió ocupar una habitación, «de lo contrario, toda la casa y el jardín serían confiscados por un período indefinido de tiempo», explicó Trostel.

Al día siguiente, la madre y su hijo observaron desde la ventana qué hacían los soldados soviéticos.

«Alimentaban a sus caballos y a un perro de aspecto terrible pero atado, traían carbón de nuestra bodega y madera del bosque cercano, e hicieron muchas otras cosas», rememora.

La comida compartida

Los soldados preparaban la comida en el jardín. Trostel recuerda el olor seductor de la caldera y la fila de militares con utensilios de cocina esperando su turno.

«Mientras tanto, mamá había untado un pequeño trozo de pan con un poco de margarina que habíamos comido bastante antes del mediodía, porque teníamos mucha hambre», describe su almuerzo.

Entonces, su madre, desesperada, le dio un cuenco y casi le empujó al final de la fila de soldados.

El Ejército soviético en el Reichstag en los primeros días después de la rendición de Alemania
© Sputnik / Ivan Shagin
«La reacción de los militares fue diferente a la esperada. Pensaban que protestarían inmediatamente contra una boca adicional. Pero por el contrario, de repente se oyó un aullido, el último me levantó sobre su hombro hasta el que estaba delante de él; y así siguió, siempre con aullidos y silbidos, hasta que de repente fui el primero en pararme ante la caldera con la sopa», recuerda Uwe Trostel.

El cocinero le llenó el tazón hasta el borde con una sopa fragante y le deseó en ruso buen provecho. Fue la primera vez en mucho tiempo que el pequeño Uwe y su madre se llenaron.

Trostel recuerda que los dos se habían olvidado de los abuelos, así que después de que todos rusos recibieran sus raciones, su madre se le acercó al cocinero, señaló la olla y gritó «Abuela, abuela» en ruso una y otra vez. El cocinero la entendió y compartió más comida para sus parientes.

El anuncio de la victoria

Trostel recuerda que el 8 de mayo de 1945 entre los rusos comenzó un júbilo indescriptible.

«Una y otra vez gritaban «Hurra, hurra…» y cosas por el estilo, pero no lo entendíamos. El comandante estaba entre ellos, delante de él una cesta llena de botellas, que repartió triunfalmente a los soldados», rememora Trostel.

Los soldados compartieron vodka con su madre, ordenándole que bebiera por la victoria soviética sobre el nazismo.

«Los rusos bebían hasta tarde en la noche, cantaban canciones melancólicas y se caían uno tras otro. Sorprendentemente, estaban despiertos de nuevo a la mañana siguiente. El oficial los ponía en fila y daba un discurso del que siempre entendíamos solo la palabra ‘fascismo’, y condecoró a algunos de sus hombres con medallas que les colgó en el pecho», así describe Trostel la fiesta.

El soldado soviético, defensor y libertador
© Sputnik / El soldado soviético, defensor y libertador

Según él, después del discurso los soldados empezaron a cantar de nuevo canciones rusas, pero esta vez eran excepcionalmente melodiosas, musicales y aún más melancólicas que el día anterior durante la borrachera.

«A la mayoría de ellos les corrían las lágrimas por el rostro, y de repente mi madre tuvo que llorar también, y como no sabía por qué casi todos lloraban, me uní», recuerda.

Los soldados soviéticos partían con mucha prisa, «querían volver a casa lo antes posible». En el gran apuro habían olvidado muchas cosas que serían útiles en los próximos días y semanas a la familia de Trostel.

La tripulación de un tanque T-34 cerca del edificio del Reichstag.
© Sputnik / Mikhail Melnik

Entre otros, se habían olvidado de un enorme perro peludo. Cuando estaba entre los soldados era un monstruo que inspiraba miedo. Sin embargo, cuando el animal se dio cuenta de que estaba solo, de repente se volvió manso como un cordero, relata Trostel.

«Sin embargo, no le ayudó. La carnicera se ocupó de él y tuvimos algo de carne para comer de nuevo por un tiempo. No con mucho apetito, pero aun así…», bromea.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/75-victory-news/202005091091381940-que-vienen-los-rusos-asi-era-el-avance-de-las-tropas-sovieticas-visto-por-un-nino-aleman/


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