Chile capital: La condena de los veteranos y la vida «hecha bolsa»*. Dos notas de Cabieses.

Para no olvidar: 11 de Noviembre de 2019, en el marco de las movilizaciones, los criminales de FF.EE. golpean brutalmente a un anciano de 75 años (ver secuencia completa en Video de más abajo).

LOS QUE VAN A MORIR TE SALUDAN

por Manuel Cabieses D.

Nuestro gran novelista Carlos Droguett escribió «Matar a los viejos» en 1975. La obra -comienza con Pinochet enjaulado y pasa revista a los crímenes de la oligarquía-, permaneció inédita hasta 2001. Ese año LOM Ediciones, editorial sin cedazo ideológico, rompió el veto que pesaba sobre la obra de Droguett. (1)

Sin embargo, lo que cobra inusitada actualidad es la amenaza de ajusticiamiento legal de los viejos provocado por la pandemia. Doctos verdugos -disfrazados de expertos en salud pública- lo dictaminan en la prensa y TV. La sentencia mortal, arrebujada en un manto de hipocresía, invoca a un ritual pagano en el ara del covid-19. Pretenden inmolar a los abuelos y abuelas, negándoles la «última cama» y el «último ventilador mecánico». Primero se los ha despojado del amor de hijos, nietos y bisnietos mediante el suplicio de la cuarentena. Y ahora empuñan la guadaña del asesinato disfrazado de lotería de la «última cama». En resumen: se planifica matar a los viejos invocando motivos de utilidad pública.

Se estima que esta pandemia será más terrible que la «gripe española» (que en realidad surgió en Kansas, EE.UU.). Entre 1918 y 1920 mató 40 millones, y las cifras aún se discuten. Sólo en Chile fueron 40 mil.

El covid-19 ya anota 500 mil muertos en el mundo. Chile está en el umbral de las 8 mil víctimas…quizás más cuando se desenrede la virutilla estadística.

Estamos sufriendo –en éste como en otros ámbitos- los efectos de nuestra desgraciada historia. La pandemia nos pilló indefensos. La dictadura había convertido en sal y agua la salud y educación públicas. Esas conquistas del pueblo se convirtieron en trofeos del mercantilismo. Surgieron lujosas clínicas-hoteles privadas como las de Miami. Los hospitales públicos y los consultorios municipales se convirtieron en antros menesterosos. En 1979, de un plumazo, la dictadura del libre mercado hizo trizas el Servicio Nacional de Salud creado en 1952. El SNS fue el fruto de años de lucha de los trabajadores, médicos y funcionarios de la salud por unificar y fortalecer los servicios asistenciales. Esa tarea la inició en 1939 el médico Salvador Allende Gossens, ministro de Salubridad del presidente Pedro Aguirre Cerda en el gobierno del Frente Popular. (2)

La dictadura convirtió en escombros la salud pública y poco hicieron a su vez los gobiernos posteriores por revertir la situación. Sin embargo, hay que reconocer el enorme esfuerzo desplegado por el personal médico y para-médico de consultorios municipales y hospitales para enfrentar la pandemia aún a riesgo de sus propias vidas. En los hechos han reivindicado el rol fundamental del Estado en la protección de la salud.

Los viejos estamos conscientes de la amenaza que pretende inmolarnos. Se considera «adultos mayores» –repugnante eufemismo de la vejez- a los mayores de 65 años. Esto es: en Chile somos 2 millones 260 mil veteranos, el 11% de la población, que incluye 40 mil inmigrantes, más jodidos que los naturales del país. La mayoría de los viejos que trabajan, están en el empleo informal: sin derechos sociales y ahora también sin trabajo.

 A la sombra de las cifras del desempleo y de la guillotina de la «última cama» y del «último ventilador», ¿qué podemos esperar los viejos? Sobrevivir aislados y sometidos a la campaña del terror. En la Antigüedad a los viejos sencillamente los mataban porque eran inútiles para el trabajo. ¿Llegaremos a eso? Es la incertidumbre del día a día de los viejos.

No cabe duda que esta es la época de los jóvenes. ¡Bienvenida sea! Con mayor razón después de la pandemia. A los jóvenes corresponde gobernar el mundo. Esperamos que lo hagan mejor que nosotros.

En el trance de tomar una decisión de vida o muerte, los viejos –estoy seguro- estaríamos dispuestos a ceder la última cama y el último ventilador a pacientes con probabilidades de sobrevivir. Lo haríamos por nuestros hijos y nietos. ¿Por qué no con otros seres humanos? Es la ética en que fuimos educados. Somos contemporáneos de hombres y mujeres que entregaron sus vidas por ideales de hermandad y justicia.

No obstante, cuidamos nuestras vidas. Queremos que sean útiles hasta el último respiro. Las mujeres y hombres de la «tercera edad» acumulamos experiencias que pueden ser provechosas en estos tiempos. Por ejemplo, sabemos cómo construir canales de opinión que empujen los cambios sociales. Es lo que hoy necesitamos: cauces que permitan circular y organizar el torrente de sueños e iniciativas que está conteniendo el dique de la cultura mercantil. En la construcción desde la base de un paradigma de sociedad humanista, plasmada en una nueva Constitución Política, viejos y jóvenes vamos a reencontrarnos sin desconfianzas ni incertidumbres.

Entonces no tendrá cabida la alternativa de matar a los viejos.

MANUEL CABIESES DONOSO

22 de junio 2020

Notas.

(1) Esa edición de LOM está agotada.

(2) Salvador Allende, «La realidad médico-social chilena», 1939. Disponible en https://doi.org/10.34720/mj3z-6m24

Fuente: https://www.puntofinalblog.cl/post/los-que-van-a-morir-te-saludan

 


Anexo a la foto de portada: La agresiónde FF.EE. a un manifestante de 75 años.

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LA BOLSA O LA VIDA.

por Manuel Cabieses D.

La Bolsa de Comercio dista una cuadra del palacio de La Moneda, sede del gobierno. Pero la Bolsa es -desde 1893- el verdadero cerebro y corazón del poder. Allí no solo se transan acciones del mercado de capitales. Además de la especulación financiera se traman y financian revoluciones, guerras civiles y golpes de estado. La Bolsa crea y sostiene partidos políticos, medios de comunicación y candidaturas presidenciales. Es la cuna de oro de la oligarquía, un tribunal implacable que castiga con la ruina financiera, moral y política a los que violan sus normas.

El último que osó desafiar a la Bolsa fue el presidente Salvador Allende, y sabemos lo que sucedió. Ni un democrático socialismo con “sabor a vino tinto y empanada” –o el “socialismo comunitario” que proclamaba la Democracia Cristiana- eran aceptables para la Bolsa que de inmediato movió sus tentáculos cuarteleros.

Cuando la crisis del sistema capitalista alcanza el clímax que se registra hoy, cuando hambre, cesantía, discriminación social y racial, se convierten en maldiciones intolerables, ha sonado la hora de la rebelión. Una rebelión orientada por la cabeza fría y el corazón ardiente.

Ha llegado el momento estelar: la Bolsa o la Vida.

La Bolsa no ha sido jamás derrotada. Ni por crisis financieras como la de 1982 ni por pandemias como la “gripe española” de 1917-21 que mató más de 40 mil chilenos en esta larga y angosta faja de tierra. Ya sea bajo una dictadura militar o de gobiernos liberales, venga como venga la mano en el póker del poder, la Bolsa ha salido triunfante. Los intereses financieros siempre se han impuesto sobre los valores de la Vida. En 1982 el PIB se redujo 14,3% y el desempleo alcanzó el 24%. El hambre castigó cruelmente al pobrerío pero la Bolsa no perdió un centímetro de poder. La represión se encargó de poner a raya las protestas.

El mercado de capitales define el rumbo de la crisis actual. El oxígeno del Estado –los impuestos de todos los chilenos- prioriza el salvataje de los polluelos de la Bolsa. Las acciones de las empresas son las primeras de la fila. A lo lejos en las preocupaciones del Estado, camina la muchedumbre de las pymes y de los trabajadores sin trabajo, los miserables que viven hacinados y con el virus, convidado de piedra de la indigencia.

Los valores de la Vida se han visto otra vez postergados en el Plan de Emergencia negociado por el gobierno y la “oposición” de “centro-izquierda”. Una vez más la oligarquía pone la pata encima a los ciudadanos. Se repite el cuento del “Acuerdo por la Paz Social y la nueva Constitución” del 15 de noviembre pasado. El impuesto a la riqueza, que debería ser la medida urgente a tomar, se ve suplantada por recursos del Estado para aumentar en 35 mil pesos el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), o sea una pestaña sobre la línea de la pobreza.

Entretanto, bajo el paraguas de la Bolsa –y del gobierno que materializa sus orientaciones-, grandes empresas aumentan sus ganancias gracias la pandemia y la crisis económico-social.

El principal es el sector financiero. Los 21 bancos que operan en Chile ganaron 2.403 millones de dólares el año pasado mientras el país se tambaleaba por el “estallido social”. Las Administradoras Generales de Fondos (AGF), confiesan 38.369 millones de dólares en el primer trimestre del 2020. Las compañías de seguros generales ganaron 15.603 millones en el primer trimestre de este año. Las AFP –que ganaron 649 millones de dólares el año pasado- manejaban 195.130 millones de dólares a febrero del 2020, ahorros de los trabajadores que van directo a la vena de los grupos económicos. Aunque las cifras marean y es mejor no abusar de ellas, es imposible no mencionar la forma grosera que se enriquece una minoría en Chile. Los diez multimillonarios más importantes acumulan una fortuna de 36.200 millones de dólares. A la cabeza está el grupo Luksic con 15.400 millones. Sebastián Piñera atesora 2.800 millones de dólares. Si Luksic, Ponce, Paulmann, Saieh, Piñera, Angelini, Salata, Yarur y Matte, por nombrar a los más grandes, aman tanto a Chile como dicen ¿por qué no donan el 20% de sus fortunas a los fondos de emergencia que requiere el país? ¿O por qué al menos no aceptan un impuesto a la riqueza que empareje la cancha de los tributos? (1)

Chile necesita tomar una definición: continuar sujeto a los dictados de la Bolsa o defender la Vida y sus valores de igualdad y solidaridad. Las fuerzas del cambio, lamentablemente disgregadas en lo social y confundidas en lo político en banales riñas parlamentarias, deben unirse para levantar una alternativa de salvación: la ruptura constitucional con el modelo. Una ruta pacífica –al menos en la medida de lo posible- que conduce a la Asamblea Constituyente.

El tema de hoy es forjar desde la base social y no en cúpulas burocráticas, un modelo solidario de sociedad en que la justicia y la igualdad sean ley suprema para las instituciones.

15 de junio 2020

Nota:

(1)         Ver Joaquín Abarzúa, eldesconcierto.cl, 14/6/20

Fuente: https://www.puntofinalblog.cl/post/la-bolsa-o-la-vida

 

Nota: (*) En la jerga y modismos de Argentina «quedar hecho bolsa» signfica «quedar maltratado» o «abatido, tanto espiritual como físicamente». Apelamos a esa expresión para titular pues denotar la minusvalía de la vida  frente al capital según los señala Cabieses en su segunda nota.


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1 Comment

  1. Periodista ejemplar, Manuel Cabieses, ha sido un luchador incansable denunciando la ambición desmedida de la mayoría de empresarios y políticos chilenos, cuya codicia les ha impedido de poseer un mínimo de sentido nacional, de responsabilidad social. En Chile, todas las edades de mujeres y hombres, son víctimas del afán de acumulación, del «agarra aguirre». A los viejos nos resta la palabra, a los jóvenes les corresponde la acción.

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