por Hernán Leighton y Macarena Segovia/El Mostrador.
El Gobierno se quedó mudo cuando, pasadas las 14:30 horas, vio en el tablero de la Cámara de Diputados los 95 votos a favor que obtuvo el artículo del proyecto que establece el retiro de fondos. Al interior de la administración piñerista las recriminaciones no se hicieron esperar y, desde diferentes ministerios, culparon al mal manejo que tuvo La Moneda del anuncio de las mejoras al Plan Clase Media que hizo Piñera el martes, porque se suponía que debía ser el as bajo la manga que aglutinara a todo el oficialismo para que nadie votara a favor el proyecto de retiro de fondos y, en la práctica, no convenció como debía a la opinión pública ni tampoco a todos los parlamentarios de Chile Vamos. A pesar de las declaraciones de anoche de la vocera, en el oficalismo se instaló nuevamente la necesidad de que se haga un cambio de gabinete para reemplazar al herido y debilitado comité político.
La peor pesadilla para La Moneda ayer se hizo realidad. No solo fue un balde de agua fría para el Gobierno que la Cámara de Diputados aprobara en particular y despachara al Senado el proyecto que permite el retiro extraordinario del 10% de los fondos de las AFP, sino que el episodio se transformó en un nocaut político de proporciones, que dejó al Presidente Sebastián Piñera en el peor de los escenarios posibles: con su comité político duramente cuestionado y él mismo sin autoridad política sobre sus propias huestes, considerando que estos días fue el propio Mandatario quien lideró personalmente las gestiones para alinear los votos de Chile Vamos en contra de la moción parlamentaria y, otra vez, tal como sucedió la semana pasada en la votación en general, 13 diputados y diputadas de derecha no lo escucharon, se desmarcaron y dieron el quórum para que el proyecto siga su tramitación.
Más allá de algunas cuñas de rigor del primer momento, el Gobierno se quedó mudo cuando, pasadas las 14:30 horas, vio en el tablero de la Cámara de Diputados los 95 votos a favor que obtuvo el artículo del proyecto que establece el retiro de fondos. Horas después de consumada la derrota, en la administración piñerista seguían sin una respuesta clara para explicarse el fracaso político que sufrió la estrategia de poner al Jefe de Estado como punta de lanza para ordenar a la derecha y hacer naufragar el proyecto.
Desde que comenzó el debate en la Sala a las 10:00 horas, desde el seno del comité político reconocían ayer que imperaba el nerviosismo en el Gobierno por la «incertidumbre» que había sobre el resultado de la votación, ya que, a pesar de todas las reuniones, gestiones y ofertas de medidas económicas, La Moneda nunca logró tener en su mano la cantidad de votos suficientes para respirar con calma, así como la certeza que el proyecto sería rechazado y archivado.
Consumada la derrota, al interior de la administración piñerista las recriminaciones no se hicieron esperar y, desde diferentes ministerios, culparon al mal manejo que tuvo La Moneda del anuncio de las mejoras al Plan Clase Media que hizo Piñera el martes, porque se suponía que debía ser el as bajo la manga que aglutinara a todo el oficialismo para que nadie votara a favor el proyecto de retiro de fondos y, en la práctica, no convenció como debía a la opinión pública ni tampoco a todos los parlamentarios de Chile Vamos.
En el Gobierno explicaron que las mejoras del Plan Clase Media las trabajó el Presidente con el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, y los ministros de Hacienda, Ignacio Briones, y de Interior, Gonzalo Blumel. Las críticas pasaron ayer por el hecho de que La Moneda pecó nuevamente de un excesivo «hermetismo», que no se hizo una bajada previa para alinear el discurso oficial y así defender y difundir correctamente las medidas, sino que toda la administración piñerista se enteró literalmente “por la prensa”, pues la minuta explicativa desde la Secom llegó después que Piñera hizo el anuncio.
Otra de las recriminaciones internas pasó por el error político de poner al Presidente solo y como único responsable de las gestiones para ordenar a la derecha. La foto –que se difundió intencionalmente– del Primer Mandatario solo en una mesa liderando las negociaciones con los máximos representantes de Chile Vamos a través de una pantalla de Zoom, tenía como fin –explicaron– dar la señal clara a todo el oficialismo que era la figura presidencial la que se perjudicaría de no contar con el apoyo de sus propios parlamentarios. La maniobra no solo fue un fracaso, sino que además internamente en el Gobierno se dijo que Piñera cayó otra vez en su propia trampa por esa pulsión suya de querer hacerlo todo.
En medio de la desazón, algunos en el Gobierno reconocieron ayer en reserva que el problema de fondo estuvo, efectivamente, en que “se llegó tarde a todo” cuando se habla de las medidas que ha adoptado La Moneda para enfrentar la pandemia y, principalmente, la crisis económica derivada de esta. En efecto, algunos ministros se explicaron así el nulo efecto que provocó el Plan Clase Media, del que se suponía que el bono de 500 mil pesos sería un argumento de peso suficiente para convencer a los diputados del oficialismo respecto a que esta medida era mejor que el proyecto del retiro de fondos.
Desde Chile Vamos dijeron que La Moneda cometió el error de confiarse en exceso en el impacto del bono de 500 mil pesos, cuando la realidad fue otra y desde la noche del martes varios parlamentarios de derecha notificaron al Gobierno que se mantendrían “en reflexión” hasta el momento de la votación, ya que consideraban totalmente «insuficiente» el paquete de medidas.
El vicedecano de la Universidad del Desarrollo (UDD), Rodrigo Arellano, explicó que después de lo sucedido ayer el Presidente quedó «súper dañado», aunque no tanto como su comité de ministros políticos. “Este es un fracaso por donde se mire: intentar revertir una votación que ya fue un fracaso, tuviste una semana para convencer a tus parlamentarios, proponer nuevas medidas para convencer al país, el Gobierno llegó tarde a todas. Ayer (martes) llegó el anuncio que no lo vio nadie y produjo cero efecto tanto en la ciudadanía como en los parlamentarios”.
En la mira
Poco después de la votación, el Presidente Piñera convocó a un comité político de emergencia que partió recién a las 18:30 horas, debido a que los ministros venían de vuelta del Congreso. La reunión duró cerca de una hora y, al finalizar, la ministra vocera, Karla Rubilar, salió sola a reconocer «el traspié» que sufrió el Gobierno: «Tenemos momentos duros, lo reconocemos, pero estos son los momentos en que gobiernos y coaliciones prueban su temple”.
Rubilar –quien trató de sacudir el aire de derrota– defendió el rechazo de La Moneda al proyecto de retiro de fondos y sentenció que “sabemos que es difícil ir contra la corriente y tomar decisiones contra proyectos que tienen alto nivel de apoyo, pero estamos convencidos de que hay que estar a la altura de las circunstancias”. Acto seguido, descartó la posibilidad de un cambio de gabinete: «En la crisis las personas no renuncian ni abandonan los lugares difíciles. Lo más fácil probablemente sería dar un paso al costado, pero estamos en una pandemia y estamos en una crisis política y social desde el 18 de octubre”.
Sus palabras no son gratuitas, porque desde el primer minuto tras la votación se puso en tela de juicio la continuidad del comité político, por su responsabilidad previa en no haber generado un grado de gobernanza que le permitiera a La Moneda avanzar en sus propuestas. No hay que olvidar que el equipo de ministros políticos recibió una estocada fatal con la votación del miércoles 8 de julio, y que el Presidente Piñera asumiera las negociaciones estos días fue solo la prueba fehaciente de su debilidad.
Durante la tarde de ayer, desde Chile Vamos nuevamente se habló de la necesidad de un cambio de gabinete. En los partidos se dijo que la única forma de sortear esta crisis era cambiando el elenco de ministros políticos e, incluso, algunas fuentes de Palacio añadieron que la idea se barajó en algún minuto en el segundo piso de La Moneda.
Si bien las críticas abarcan al titular de la Segpres, Claudio Alvarado (UDI), y su par de Desarrollo Social, Cristián Monckeberg (RN), que no tuvieron ninguna injerencia en sus propios partidos para evitar el voto favorable de 13 diputados, la mayor responsabilidad recae en Blumel, porque es la cartera de Interior la que debe hacer la conducción política, dar viabilidad al trabajo conjunto del oficialismo con el Gobierno, y su evidente falencia en este punto desde hace meses, lo tiene sorteando fuertes golpes internos en su línea de flotación.
No pasó inadvertida su llegada cerca del mediodía al Congreso ayer, ni su exposición en la Sala previo a la votación, considerando que la semana pasada se le cuestionó con dureza por su ausencia en la Cámara de Diputados. En Palacio insistieron en que al Presidente le complica sobremanera sacar a Blumel, no solo porque perdería un segundo ministro del Interior en poco más de dos años, sino porque también implicaría ceder ante la presión e intereses de un partido: la UDI.
A pesar de esa resistencia e incluso de las declaraciones anoche de la vocera, internamente en el Gobierno afirmaron que el ambiente entre los propios ministros está enrarecido, que el trato entre ellos «ya no es el mismo” e, incluso, no descartaron que efectivamente se realice un cambio de gabinete más pronto de lo que se cree.
El senador Andrés Allamand (RN) ayer fue más duro que de costumbre. “Durante demasiadas semanas no hubo una propuesta contundente, que no fuera una alternativa mejor a esta iniciativa (retiro de fondos). Que no haya sido capaz el equipo político de dar vuelta la votación es algo extraordinariamente complicado y muy negativo”, sentencio en Mega.
Al respecto, Arellano dijo que “el Gobierno va a tener que preparar un equipo político con otras características o va a tener que enfrentar este periodo de otra manera. Este equipo fue formado para un periodo en que llegar a acuerdos era fundamental, pero el Gobierno debe ver que ahora hay un sector que no busca necesariamente acuerdo. Entonces, va a tener que ir en busca de experiencia política más avezada y que tenga la capacidad de anticipar y enfrentar de manera más avezada la situación, a diferencia del ministro del Interior (…). Va a ser importante replantear los últimos 100 metros del Gobierno, para lograr un proyecto de centroderecha que logre encantar a la centroderecha. Si quiere tener oxígeno, necesita conquistar a esa alma de la centroderecha que está dolida o está difusa”.
Descubre más desde Correo de los Trabajadores
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Be the first to comment