Ossandón pronostica nueva derrota de Allamand: “Desbordes va a ganar lejos” las elecciones internas de Renovación Nacional.
por El Mostrador.
Más allá de la pandemia, la crisis económica y social, y la recargada agenda política y legislativa, en Renovación Nacional tienen los ojos puestos en las elecciones internas de la colectividad donde se pondrá en juego el liderazgo de Mario Desbordes.
Y pese a la articulación contra Desbordes por parte de figuras del partido -como Andrés Allamand, Carlos Larraín y el diputado Diego Schalper- quienes lo cuestionan por su postura a favor del Apruebo en el plebiscito constituyente y su idea de abrir la discusión en el retiro de fondos previsionales, entre los adherentes del timonel hay pleno convencimiento de que el diputado mantendrá la conducción del partido.
Así lo señaló el senador RN Manuel José Ossandón, quien en una entrevista con Meganoticias planteó que en las próximas internas el actual timonel ganará por “lejos”.
“El 90% del militante común y corriente de RN apoya el retiro de las AFP. Por lo tanto, Desbordes va a ganar lejos, porque fue capaz de interpretar una necesidad”, indicó el senador, quien además es enfático en señalar que “RN no está tan dividido como parece. Aquí hay líderes que están divididos”.
Ossandón se recupera de un segundo contagio por coronavirus, pero esta semana participó de la votación del retiro de fondos en la Cámara Alta donde entregó su voto a favor. Al contrario, Allamand fue uno de los rostros del rechazo al proyecto, y durante la tramitación intentó sin éxito elevar el quórum de aprobación y amenazó hasta último minuto con llevar el tema al Tribunal Constitucional.
«Caímos en dogmatismos ideológicos»
Respecto a la aprobación del proyecto de retiro de fondos, Ossandón planteó que “el Gobierno demostró falta de experiencia y, a lo mejor, un excesivo dogmatismo”. “Creo que caímos en dogmatismos ideológicos de defender modelos sobre cualquier cosa. Y los que no entiendan eso nos llevará al desastre”, agregó.
En esta línea remarcó que “no puedo entender cómo el Gobierno y muchos parlamentarios de mi sector, no se dieron cuenta que el 90% de los chilenos necesitaba una ayuda económica”.
A su juicio, «esto nos va a servir para reflexionar, que en estos años, como entidades políticas, nos farreamos la oportunidad de darle a Chile una estabilidad de largo aliento”.
“No puedo entender que el Gobierno no haya caminado una cuadra y no haya entendido que esto no solo era un ejercicio económico era abrirse a un gran acuerdo. Por eso el plebiscito que viene es fundamental”, añadió.
En tono de crítica a su sector, el parlamentario indicó que “mi sector tiene que reconocer que Chile cambió”, y que «el modelo hay que corregirlo. Así como está, en una defensa dogmática, va a terminar mal».
“En octubre la gente que salió, esas millones de personas, están molestas y necesitan un nuevo pacto social, que parte con una nueva Constitución”, añadió.
«Puras sillitas musicales»
Respecto a un eventual cambio de gabinete, una tesis que se han instalado con fuerza tras el fracaso del Gobierno con el retiro de fondos, el senador RN planteó que “los cambios los hace el Presidente”. “Aquí el equipo que negoció todo esto (el retiro del 10%) le faltaba experiencia política. Pero quienes conocemos cómo funciona el gobierno sabemos que quién corta el queque es el Presidente”, añadió.
Sin embargo, advirtió que “los últimos dos o tres cambios de gabinete han sido puras sillitas musicales”, por lo que planteó que “más que cambio de gabinete el que tiene que hacer la reflexión es el Presidente, autoconvencerse que Chile cambió, que el plebiscito va y que el cambio en Chile va y que el modelo hay que corregirlo. Y así como está, en una defensa dogmática va a terminar mal”.
A su juicio, lo que viene es la discusión sobre reforma al sistema de pensiones. “Todo el mundo sabe que hay que reformar profundamente el tema de nuestras pensiones, con un sistema mixto”, indicó.
Fuente: https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2020/07/26/ossandon-pronostica-nueva-derrota-de-allamand-desbordes-va-a-ganar-lejos-las-elecciones-internas-de-rn/
Larroulet vs. Díaz: la batalla del segundo piso.
Las cosas han cambiado: en La Moneda describen que hoy el jefe de asesores de Presidencia cumple un rol silente, técnico y sin protagonismo; mientras que Magdalena Díaz, la jefa de gabinete de Piñera, se mueve con desplante y es considerada la verdadera mandamás del segundo piso. Los presidentes de los partidos de la derecha prefieren comunicarse con ella.
Cristián Larroulet Vigneau no tiene la obligación de hacer pública su Declaración de Patrimonio y tampoco está supeditado a la Ley del Lobby, por lo que sus reuniones no quedan registradas más que en su agenda, que es privada. Su situación contractual con La Moneda es la de un asesor, el principal, presenta boletas de honorarios y no posee contrato al igual que todos los colaboradores que estructuran las estrategias que el Presidente Sebastián Piñera implementará en su gobierno y que se conoce como segundo piso. Su sueldo líquido es de $6,5 millones. Y su poder lo ha llevado a que lo señalen como “el señor de los cargos”, porque si hay algo unánime en el oficialismo acerca del exministro Segpres, es que él es quien recibe nombres y currículos de parte de los partidos oficialistas para los distintos puestos de trabajo en el Ejecutivo.
Pero las cosas han cambiado para el jefe de asesores de Presidencia y hombre ancla de la UDI. Porque desde el 18 de octubre pasado, el castillo de naipes también comenzó a derrumbarse para Larroulet. Según describen en La Moneda, su primera derrota se remonta al día en que Sebastián Piñera rehusó sacar a los militares a la calle por segunda vez el 4 de noviembre pasado, decisión que Larroulet no recomendó. Hoy ese momento es señalado como clave para posibilitar el acuerdo constituyente. Desde ese día, el ex secretario de Estado cumple un rol que testigos describen como silente, técnico y sin protagonismo.
Por el contrario, la jefa de gabinete de Sebastián Piñera, Magdalena Díaz -trabajadora social, sin militancia política-, desde que volvió de Estados Unidos en marzo pasado (donde estuvo por más de un mes con su familia) ha destilado un desplante tal que al interior de La Moneda es considerada como la verdadera mandamás del segundo piso.
Según testigos, hay reuniones en las que Díaz -hija de Pedro Pablo Díaz, uno de los mejores amigos de Piñera y actual embajador de Chile en Portugal- simplemente irrumpe y cambia los planes que se encuentran en curso. Jamás se escucha, eso sí, que sus instrucciones tengan que ver con planteamientos de Larroulet. La intensidad de Díaz para realizar giros como esos incomoda a algunos profesionales al interior de La Moneda, porque dicen que utiliza un estilo brusco en vez de liderar un proceso considerado difícil para todos.
Quienes conocen el clima de trabajo en La Moneda explican que nunca el segundo piso había estado con roles tan diferenciados. Se entiende que por definición el equipo que comanda Larroulet y que se ubica a la izquierda del edificio -visto desde el Patio de los Naranjos- está encargado de implementar políticas públicas; mientras que el grupo que encabeza Díaz, ubicado en un espacio en el lado derecho del inmueble, es el que crea y ejecuta la puesta en escena, la imagen de Piñera en ello y el mensaje comunicacional que decir. Sin embargo, sus roles deben complementarse, asunto que altas fuentes de Palacio admiten que hoy no está ocurriendo, porque ella y su equipo han acaparado la atención del presidente Piñera.
Los bandos
“La influencia de Larroulet se ha ido diluyendo”, dice un importante dirigente gremialista. Agrega que, por ejemplo, los presidentes de partidos se están relacionando con Díaz, más que con Larroulet. Según explican en RN, el presidente del colectivo, Mario Desbordes, derechamente no tiene relación con el exministro y, por el contrario, con “Maida” (como la llaman en Chile Vamos) posee afinidades. A su vez, describen que el pragmatismo de Jacqueline van Rysselberghe -quien nunca ha sido cercana a Larroulet, pero que aseguran le tiene aprecio- la ha llevado a preferir últimamente comunicarse con el equipo de la jefa de gabinete. El ex presidente de Evópoli, Hernán Larraín Matte, también está entre quienes sintonizan más con ella. Aún así, nadie señala que Díaz sea alguien que contrarreste la opinión de Piñera, como sí podría hacerlo Larroulet, o como sí lo hacía su jefe de contenidos de su primer gobierno, Ignacio Rivadeneira; pero sí ella se ha transformado en la primera persona a la que Piñera llama cuando le surge una idea.
Desde el entorno de Larroulet, en tanto, aseguran que su trabajo no consiste en relacionarse con parlamentarios ni jefes de partidos, pero en el oficialismo describen que tras estallido social su ausencia ha sido notoria.
La alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, es alguien que reconoce el talento político de Larroulet, pero que discrepa hoy de su criterio. “Yo tengo un profundo cariño personal por Cristián Larroulet y reconozco en él a una persona que ha colaborado siempre con todo el mundo de nuestro sector. Sin embargo, tengo profundas diferencias en cuanto a políticas, estrategias, tácticas y en cuanto a fines respecto a aspectos económicos y políticas públicas”, dice la exministra del Trabajo.
Al interior de La Moneda se miran y se encogen de hombros cuando escuchan a Pamela Jiles (PH) y a Andrés Celis (RN) ensalzar la figura de Larroulet hasta denominarlo como “el presidente en las sombras”. El asunto incluso extraña al propio exministro, quien ha reconocido frente a cercanos que su rol hoy día para nada tiene ese nivel de poder.
Díaz hoy posee un aliado clave en la soterrada pugna que se vive al interior del segundo piso: Benjamín Salas, el asesor de 28 años que trabaja en el equipo de Larroulet, y que tiene deslumbrado a Piñera con sus habilidades para manejar los temas del día a día.
Salas llegó a La Moneda por el exministro, pero hoy es quien más cerca está del mandatario junto a Díaz. Ellos, en equipo con Carla Munizaga, la actual directora de comunicaciones de Presidencia que volvió hace sólo dos meses a La Moneda; y René Cánovas, recién nombrado cabeza de la Secretaría de Comunicaciones, trabajan en sintonía. Por ahora todos se encuentran en la misma vereda de una derecha más social que ortodoxa.
El terreno ganado por este grupo, explican en La Moneda, se relaciona también con el contexto político y sanitario del país. Porque en este momento, aseguran, en que el presidente está expuesto a pagar costos no sólo por sus errores, sino que por todo lo que sucede en materia de salud, es el equipo comunicacional el que debe cruzarse a las políticas públicas impopulares para cuidarlo. Y en ese sentido, Díaz y los suyos han sabido aprovechar ese rol.
Para quienes apoyan a Larroulet, sin embargo, la división es efectista porque dicen que mientras el exministro mira la ideas desde la estrategia y una construcción permanente de ideario político, el otro grupo está pendiente del titular del día siguiente o de las pelea en twitter.
A su vez, para el equipo de Díaz se ha tornado importante el trabajo territorial político; es decir, el intercambio con sectores ciudadanos como los alcaldes, quienes han cumplido un rol protagónico en esta pandemia. Al respecto, el alcalde de Estación Central, Rodrigo Delgado, comenta: “La relación con la Maida es de hace muchos años, siempre ha tenido mucha consideración con los alcaldes y muy receptiva a nuestras observaciones”.
Desde la mirada de Larroulet, ese trabajo territorial político del grupo de Díaz es un punto delicado, puesto que, a juicio de sus cercanos, entorpece el trabajo comunicacional porque las medidas o estrategias terminan filtrándose y comunicándose en forma deficiente. Sin embargo, para el alma liberal del segundo piso eso no es más importante que generar un diálogo para enfrentar una crisis sanitaria como la que todavía se vive en Chile. “Un gran ejemplo de eso”, dice un asesor del Ministerio de Interior, es que la relación del ministro Enrique Paris “es diametralmente mejor” con el equipo de comunicaciones de Presidencia que la que tenía su antecesor, Jaime Mañalich.
Pero así como Díaz ganó apoyos internos con la llegada de antiguos colaboradores, Larroulet perdió aliados con los cambios ministeriales. “No es lo mismo Felipe Larraín para Larroulet, que Ignacio Briones”, dice un exasesor del segundo piso. Y pese a que Blumel fue su discípulo en Libertad y Desarrollo hace ya 12 años, hoy el titular de Interior tiene su vuelo y sus problemas propios.
El fracaso del 10%
En las últimas semanas, el fracaso de las tratativas de gobierno por detener el proyecto de ley del retiro del 10%, terminó por atrincherar todavía más los lineamientos propuestos por la derecha ortodoxa que Larroulet también encarna junto con parte de sus correligionarios de la UDI. Y pese a que todo el gobierno considera ese proyecto como algo nefasto para las jubilaciones de las personas, su ala liberal -incluido el equipo de comunicaciones- terminó por adoptar una postura equidistante frente al dramatismo, porque tampoco consideraban tan terrible que el proyecto se aprobara.
De hecho, según explica un integrante del segundo piso, nadie de ese grupo encabezado por Díaz denominaría como “injusto” el proyecto, como sí lo hizo Larroulet hace cuatro días en twitter cuando escribió: “La injusticia de proyecto Reforma a Constitución que permite retirar 10%”, palabras que acompañó con un gráfico donde se observa que esa ley provocaría desigualdad.
En el entorno del mandatario descartan que la pugna al interior del segundo piso se haya traducido en alguna pelea, conflicto o traspié entre Larroulet y Piñera. Sí aseguran que la relación profesional cambió, que sus reuniones ya no son tan seguidas ni intensas, y no se descarta que en los próximos movimientos de gabinete, el jefe de asesores pierda más terreno todavía o que, definitivamente, también salga de su cargo.
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