Allende y el pueblo debaten, hay encuentros y desencuentros. La oratoria brillante de Salvador, aquella que estremece al mundo y ni decir que a todxs nosotrxs, tanto esa de la primera hora del sábado 5 de septiembre de 1970 desde el edificio de la FECH, como aquella del discurso en La Moneda en llamas el 11 de septiembre de 1973. Pero también, en medio del fragor de la lucha de clases, cuando el mismo Allende se da cuenta que la institucionalidad burguesa no alcanza y mientras el reformismo sumido en la derrota retrocede y capitula de hecho, el pueblo levanta su voz critica, clama y exige retomar la ofensiva…. En la carta que la Coordinadora provincial de los Cordones industriales envía a Salvador a seis días del golpe, con toda crudeza esa voz enjuicia “[..] con el respeto y la confianza que aún le tenemos, si no se cumple con el programa de la Unidad Popular, si no confía en las masas, perderá el único apoyo real que tiene como persona y gobernante y que será responsable de llevar el país, no a una guerra civil, que ya está en pleno desarrollo, sino que a la masacre fría, planificada, de la clase obrera más consciente y organizada de Latino América” (ver Carta mas abajo). Sin duda, es cierto, Allende es una figura del Pueblo y su estatura ética y política reclama todo nuestro respeto, tanto como se lo debemos a Carlos Lorca, Laura Allende, Víctor Díaz y Miguel Enríquez por citar algunos. Pero la historia no se agota en la biografía ni los procesos políticos se reducen a personas ejemplares. Por ello, con la intención de mostrar la complejidad de todo proceso político y en particular del chileno, entregamos una selección de discursos notables de Allende – de septiembre a septiembre- y los contraponemos con la carta de la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales en que los trabajadores emplazan al mismo presidente, y por cierto a las direcciones de los partidos de la UP, a no capitular frente a la patronal criolla y el imperialismo. [Nota del Editor CT].
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Los mejores discursos de Salvador Allende.
por El Desconcierto.
Recordamos los discursos más comentados de Salvador Allende. Sus textos son citados en la actualidad para presentar alternativas de cambios profundos en las democracias restringidas y con alta desigualdad.
1.- 5 de septiembre de 1970
El día anterior se había celebrado las elecciones en las que el candidato de la Unidad Popular se impuso por estrecho margen al candidato del Partido Nacional, el ex presidente Jorge Alessandri. Los resultados se dieron a conocer pasada la medianoche, y de madrugada, en plena Alameda, Salvador Allende pronunció un discurso desde los balcones de la sede de la Fech, y que escuchado por miles de adherentes. La frase más recordada de esa madrugada ha sido recogida por cantantes como Manuel García, rescatando el sentido histórico de las palabras pronunciadas en la noche santiaguina.
“Les pido que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Y que esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, y más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria”, dijo Allende frente a miles de trabajadores que llegaron a escuchar sus palabras después de confirmar el triunfo en las urnas.
Revisa acá el discurso completo.
2.- 2 de diciembre de 1972
Guadalajara, México. Allende visita la Universidad de la ciudad, y desarrolla el llamado por algunos como “el mejor discurso de la historia”. En su alocución, el líder de la UP expuso los problemas de salud y educación presentes desde esos años en América Latina, criticando que algunos “jóvenes viejos”, como los llamó, no se preguntarán cómo harían para pagar los más de 30 millones de cesantes que agobiaban al continente. Por ello, apeló al compromiso de los estudiantes que salían de las universidades estatales para mejorar estas situaciones.
“Para que termine esta realidad brutal, se requiere un profesional comprometido con el cambio social, se necesitan profesionales que no busquen engordar en los puestos públicos, en las capitales de nuestras patria. Que la obligación del que estudió aquí, es no olvidar que esta es una universidad del estado que la pagan los contribuyentes, que la inmensa mayoría de ellos son los trabajadores y que por desgracia, en esta universidad y como en las universidades de mi patria, la presencia de hijos de campesinos y de obreros alcanza un bajo nivel todavía”, señaló el presidente ante los cientos de estudiantes que llegaron a escucharlo.
Revisa acá el discurso completo.
3.- 4 de diciembre de 1972
Nueva York, Estados Unidos. Ante la misma Asamblea de Naciones Unidas, Allende pronunció uno de sus discursos más recordados. En tono humilde, el también médico presentó al país de modo idealista, representando los valores que encarnaban el proceso que encabezaba como presidente. “Vengo de Chile, un país pequeño, pero donde hoy cualquier ciudadano es libre de expresarse como mejor prefiera, de irrestricta tolerancia cultural, religiosa e ideológica, donde la discriminación racial no tiene cabida”, dijo. El extenso relato expuso los problemas de Chile como parte de una estructura económica mundial dominada por las corporaciones extranjeras, que asfixiaban al país con la deuda externa.
“Cuando se siente el fervor de cientos de miles y miles de hombres y mujeres, apretándose en las calles y plazas para decir con decisión y esperanza: Estamos con ustedes, no cejen, ¡vencerán!, toda duda se disipa, toda angustia se desvanece. Son los pueblos, todos los pueblos al sur del río Bravo, que se yerguen para decir ¡basta!, ¡basta! a la dependencia, ¡basta! a las presiones, ¡basta! a las intervenciones; para afirmar el derecho soberano de todos los países en desarrollo a disponer libremente de sus recursos naturales”, expresó ante los representantes de Naciones Unidas.
Revisa acá el discurso completo.
4.- 11 de septiembre de 1973
El último y más recordado de todos. Transmitido por Radio Magallanes y en medio del inclemente bombardeo a La Moneda perpetrado por las Fuerzas Armadas, Allende tomó un teléfono para dirigirse al país a las 9:10 de la mañana. Sin apoyo alguno más que su propia oratoria, declaró que no se rendiría. “Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”, dijo.
“Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!”. Con esas palabras, Allende cerró su histórico último discurso.
Revisa acá el último discurso completo de Salvador Allende.
Fuente: https://www.eldesconcierto.cl/2019/06/26/los-mejores-discursos-de-salvador-allende-a-111-anos-de-su-natalicio/
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Carta enviada de la Coordinadora de Cordones a Salvador Allende.
por Corresponsal LID Chile.
Esta carta premonitoria, enviada 6 días antes del golpe de Estado, nos recuerda cuán organizados pudimos estar como trabajadores desde una forma de organización importantísima no sólo por su historia, sino que también por sus lecciones para el día de hoy.
Este 5 de septiembre se cumplen 46 años de la carta que los cordones industriales enviaron al entonces presidente Salvador Allende. En ella, los trabajadores que participaban de la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales, del Comando Provincial de Abastecimiento Directo y del Frente Único de Trabajadores en conflicto, exigían hacer frente a una serie de acontecimientos que llevarían al golpe de Estado.
Durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), el país y el mundo vivía un gran momento de politización: con fenómenos como el mayo francés o la revolución cubana, los debates acerca del socialismo y una sociedad distinta al capitalismo proliferaban en estudiantes, trabajadores y pobladores.
Sin embargo, la derecha también buscaba hacerse terreno, y 1972 fue un año clave en esta situación. Es por esto que los empresarios comenzaron a cerrar fábricas, a realizar paros patronales, como el de los dueños camioneros, que tenían como objetivo boicotear al gobierno de Allende y el proceso de politización que se venía desarrollando en la clase obrera, parando el transporte de comida y abastecimiento, buscando estancar y sabotear la economía.
Frente a esta situación la clase trabajadora respondió de una forma que ni el gobierno de la Unidad Popular ni la derecha esperaban: con la emergencia de los cordones industriales.
Carta de la Coordinación Provincial de los Cordones Industriales al Presidente Salvador Allende, el 5 de septiembre de 1973 (*).
Compañero Salvador Allende:
Ha llegado el momento en que la clase obrera organizada en la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales, el Comando Provincial de Abastecimiento Directo y el Frente Único de Trabajadores en conflicto ha considerado de urgencia dirigirse a usted, alarmados por el desencadenamiento de una serie de acontecimientos que creemos nos llevará no sólo a la liquidación del proceso revolucionario chileno, sino, a corto plazo, a un régimen fascista del corte más implacable y criminal.
Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el Socialismo se estaba transando para llegar a un Gobierno de centro, reformista, democrático-burgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones insurreccionales de tipo anárquico por instinto de preservación.
Pero ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése, ahora tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará inevitablemente al fascismo.
Por eso procedemos a enumerarle las medidas que, como representantes de la clase trabajadora, consideramos imprescindibles tomar.
En primer término, compañero, exigimos que se cumpla con el programa de la Unidad Popular, nosotros en 1970, no votamos por un hombre, votamos por un Programa.
Curiosamente, el Capítulo primero del Programa de la Unidad Popular se titula “Poder Popular”,
Citamos: Página 14 del programa:
“… Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple sustitución de un Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros en el Gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige, sobre la base del traspaso del poder de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, al campesinado y sectores progresistas de las capas medias…” “Transformar las actuales instituciones del Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el real ejercicio del poder…”
“… El Gobierno popular asentará esencialmente su fuerza y autoridad en el apoyo que le brinde el pueblo organizado…”
Página 15:
“… A través de una movilización de masas se constituirá desde las bases la nueva estructura del poder…”
Se habla de un programa de una nueva Constitución Política, de una Cámara Única, de la Asamblea del Pueblo, de un Tribunal Supremo con miembros asignados por la Asamblea del Pueblo. En el programa se indica que se rechazará el empleo de las Fuerzas Armadas para oprimir al pueblo… (Página 24).
Compañero Allende, si no le indicáramos que estas frases son citas del programa de la Unidad Popular, que era un programa mínimo para la clase, en este momento se nos diría que este es el lenguaje “ultra” de los cordones industriales.
Pero nosotros preguntamos, ¿dónde está el nuevo Estado? ¿La nueva Constitución Política, la Cámara Única, la Asamblea Popular, los Tribunales Supremos?
Han pasado tres años, compañero Allende y usted no se ha apoyado en las masas y ahora nosotros los trabajadores tenemos desconfianza.
Los trabajadores sentimos una honda frustración y desaliento cuando su Presidente, su Gobierno, sus partidos, sus organizaciones, les dan una y otra vez la orden de replegarse en vez de la voz de avanzar. Nosotros exigimos que no sólo se nos informe, sino que también se nos consulte sobre las decisiones, que al fin y al cabo son definitorias para nuestro destino.
Sabemos que en la historia de las revoluciones siempre han habido momentos para replegarse y momentos para avanzar, pero sabemos, tenemos la certeza absoluta, que en los últimos tres años podríamos haber ganado no sólo batallas parciales, sino la lucha total.
Haber tomado en esas ocasiones medidas que hicieran irrevocables el proceso, después del triunfo de la elección de Regidores del 71, el pueblo clamaba por un plebiscito y la disolución de un Congreso antagónico.
En octubre (1972), cuando fue la voluntad y organización de la clase obrera que mantuvo al país caminando frente al paro patronal, donde nacieron los cordones industriales en el calor de esa lucha y se mantuvo la producción, el abastecimiento, el transporte, gracias al sacrificio de los trabajadores y se pudo dar el golpe mortal a la burguesía, usted no nos tuvo confianza, a pesar de que nadie puede negar la tremenda potencialidad revolucionaria demostrada por el proletariado, y le dio una salida que fue una bofetada a la clase obrera, instaurando un Gabinete cívico-militar, con el agravante de incluir en él a dos dirigentes de la Central Única de Trabajadores, que al aceptar integrar estos ministerios, hicieron perder la confianza de la clase trabajadora en su organismo máximo.
Organismo, que cualquiera que fuese el carácter del Gobierno, debía mantenerse al margen para defender cualquier debilidad de éste frente a los problemas de los trabajadores.
A pesar del reflujo y desmovilización que esto produjo, de la inflación, las colas y las mil dificultades que los hombres y mujeres del proletariado vivían a diario, en las elecciones de marzo de 1973, mostraron una vez más su claridad y conciencia al darle un 43% de votos militantes a los candidatos de la Unidad Popular.
Allí también, compañero, se deberían haber tomado las medidas que el pueblo merecía y exigía para protegerlo del desastre que ahora presentimos.
Y ya el 29 de junio, cuando los generales y oficiales sediciosos aliados al Partido Nacional, Frei y Patria y Libertad se pusieron francamente en una posición de ilegalidad, se podría haber descabezado a los sediciosos y, apoyándose en el pueblo y dándole responsabilidad a los generales leales y a las fuerzas que entonces le obedecían, haber llevado el proceso hacia el triunfo, haber pasado a la ofensiva.
Lo que faltó en todas estas ocasiones fue decisión, decisión revolucionaria, lo que faltó fue confianza en las masas, lo que faltó fue conocimiento de su organización y fuerza, lo que faltó fue una vanguardia decidida y hegemónica.
Ahora los trabajadores no solamente tenemos desconfianza, estamos alarmados.
La derecha ha montado un aparato terrorista tan poderoso y bien organizado, que no cabe duda que está financiado y (entrenado) por la CIA. Matan obreros, hacen volar oleoductos, micros, ferrocarriles.
Producen apagones en dos provincias, atentan contra nuestros dirigentes, nuestros locales partidarios y sindicales.
¿Se les castiga o apresa?
¡No compañero!
Se castiga y apresa a los dirigentes de izquierda.
Los Pablos Rodríguez, los Benjamin Matte, confiesan abiertamente haber participado en el “Tanquetazo”.
¿Se les allana y humilla?
¡No compañero!
Se allana Lanera Austral de Magallanes donde se asesina a un obrero y se tiene a los trabajadores de boca en la nieve durante horas y horas.
Los transportistas paralizan el país, dejando hogares humildes sin parafina, sin alimentos, sin medicamentos.
¿Se los veja, se los reprime?
¡No compañero!
Se veja a los obreros de Cobre Cerrillos, de Indugas, de Cemento Melón, de Cervecerías Unidas.
Frei, Jarpa y sus comparsas financiados por la ITT, llaman abiertamente a la sedición.
¿Se les desafuera, se les querella?
¡No compañero!
Se querella, se pide el desafuero de Palestro, de Altamirano, de Garretón, de los que defienden los derechos de la clase obrera.
El 29 de junio se levantan generales y oficiales contra el Gobierno, ametrallando horas y horas el Palacio de la Moneda, produciendo 22 muertos.
¿Se les fusila, se los tortura?
¡No compañero!
Se tortura en forma inhumana a los marineros y suboficiales que defienden la Constitución, la voluntad del pueblo, y a usted, compañero Allende.
Patria y Libertad incita al golpe.
¿Se les apresa, se les castiga?
¡No compañero!, siguen dando conferencias de prensa, se les da salvoconductos para que conspiren en el extranjero.
Mientras se allana Sumar, donde mueren obreros y pobladores, y a los campesinos de Cautín, que defienden al Gobierno, se les somete a los castigos más implacables, paseándolos colgados de los pies, en helicópteros sobre las cabezas de sus familias hasta darles muerte.
Se le ataca a Ud. compañero, a nuestros dirigentes, y a través de ellos a los trabajadores en su conjunto en la forma más insolente y libertina por los medios de comunicaciones millonarios de la derecha.
¿Se les destruye, se les silencia?
¡No compañero!
Se silencia y se destruye a los medios de comunicación de izquierda, el canal 9 de TV, última posibilidad de voz de los trabajadores.
Y el 4 de septiembre, en el tercer aniversario del Gobierno de los trabajadores, mientras el pueblo, un millón cuatrocientos mil, salíamos a saludarlo, a mostrar nuestra decisión y conciencia revolucionaria, la Fach allanaba Mademsa, Madeco, Rittig, en una de las provocaciones más insolentes e inaceptables, sin que exista respuesta visible alguna.
Por todo lo planteado, compañero, nosotros los trabajadores, estamos de acuerdo en un punto con el señor Frei, que aquí hay sólo dos alternativas: la dictadura del proletariado o la dictadura militar.
Claro que el señor Frei también es ingenuo, porque cree que tal dictadura militar sería sólo de transición, para llevarlo a la postre a él a la Presidencia.
Estamos absolutamente convencidos de que históricamente el reformismo que se busca a través del diálogo con los que han traicionado una y otra vez, es el camino más rápido hacia el fascismo.
Y los trabajadores ya sabemos lo que es el fascismo.
Hasta hace poco era solamente una palabra que no todos los compañeros comprendíamos. Teníamos que recurrir a lejanos o cercanos ejemplos: Brasil, España, Uruguay, etc.
Pero ya lo hemos vivido en carne propia, en los allanamientos, en lo que está sucediendo a marinos y suboficiales, en lo que están sufriendo los compañeros de Asmar, Famae, los campesinos de Cautín.
Ya sabemos que el fascismo significa terminar con todas las conquistas logradas por la clase obrera, las organizaciones obreras, los sindicatos, el derecho a la huelga, los pliegos de peticiones.
Al trabajador que reclama sus más mínimos derechos humanos se lo despide, se lo aprisiona, tortura o asesina.
Consideramos no sólo que se nos está llevando por el camino que nos conducirá al fascismo en un plazo vertiginoso, sino que se nos ha estado privando de los medios para defendernos.
Por lo tanto le exigimos a usted, compañero Presidente, que se ponga a la cabeza de este verdadero Ejército sin armas, pero poderoso en cuanto a conciencia, decisión, que los partidos proletarios pongan de lado sus divergencias y se conviertan en verdadera vanguardia de esta masa organizada, pero sin dirección.
Exigimos:
1) Frente al paro de los transportistas, la requisición inmediata de los camiones sin devolución por los organismos de masas y la creación de una Empresa Estatal de Transportes, para que nunca más esté en las manos de estos bandidos la posibilidad de paralizar el país.
2) Frente al paro criminal del Colegio Médico, exigimos que se les aplique la Ley de Seguridad Interior del Estado, para que nunca más esté en las manos de estos mercenarios de la salud, la vida de nuestras mujeres e hijos. Todo el apoyo a los médicos patriotas.
3) Frente al paro de los comerciantes, que no se repita el error de octubre en que dejamos en claro que no los necesitábamos como gremio. Que se ponga fin a la posibilidad de que estos traficantes confabulados con los transportistas, pretendan sitiar al pueblo por hambre. Que se establezca de una vez por todas la distribución directa, los almacenes populares, la canasta popular.
Que se pase al área social las industrias alimenticias que aún están en las manos del pueblo.
4) Frente al área social: Que no sólo no se devuelva ninguna empresa donde exista la voluntad mayoritaria de los trabajadores de que sean intervenidas, sino que ésta pase a ser el área predominante de la economía.
Que se fije una nueva política de precios.
Que la producción y distribución de las industrias del área social sea discriminada. No más producción de lujo para la burguesía. Que se ejerza verdadero control obrero dentro de ellas.
5) Exigimos que se derogue la Ley de Control de Armas. Nueva “Ley Maldita” que sólo ha servido para vejar a los trabajadores, con los allanamientos practicados a las industrias y poblaciones, que está sirviendo como un ensayo general para los sectores (reaccionarios en contra) de la clase obrera en un intento para intimidarlos e identificar a sus dirigentes.
6) Frente a la inhumana represión a los marineros de Valparaíso y Talcahuano, exigimos la inmediata libertad de estos hermanos de clase heroicos, cuyos nombres ya están grabados en las páginas de la historia de Chile. Que se identifique y se castigue a los culpables.
7) Frente a las torturas y muerte de nuestros hermanos campesinos de Cautín, exigimos un juicio público y el castigo correspondiente de los responsables.
8) Para todos los implicados en intentos de derrocar el Gobierno legítimo, la pena máxima.
9) Frente al conflicto del Canal 9 de TV, que este medio de comunicación de los trabajadores no se entregue ni se transe por ningún motivo.
10) Protestamos por la destitución del compañero Jaime Faivovic, subsecretario de Transportes.
11) Pedimos que a través suyo se le manifieste todo nuestro apoyo al Embajador de Cuba, compañero Mario García Incháustegui, y, a todos los compañeros cubanos perseguidos por lo más granado de la reacción y que le ofrezca nuestros barrios proletarios para que allí establezcan su embajada y su residencia, como forma de agradecerle a ese pueblo, lo que hasta ha llegado a privarse de su propia ración de pan para ayudarnos en nuestra lucha.
Que se expulse al Embajador norteamericano, que a través de sus personeros, el Pentágono, la CIA, la ITT, proporciona probadamente instructores y financiamiento a los sediciosos.
12) Exigimos la defensa y protección de Carlos Altamirano, Mario Palestro, Miguel Henríquez, Oscar Garretón, perseguidos por la derecha y la Fiscalía naval por defender valientemente los derechos del pueblo, con o sin uniforme.
Le advertimos compañero, que con el respeto y la confianza que aún le tenemos, si no se cumple con el programa de la Unidad Popular, si no confía en las masas, perderá el único apoyo real que tiene como persona y gobernante y que será responsable de llevar el país, no a una guerra civil, que ya está en pleno desarrollo, sino que a la masacre fría, planificada, de la clase obrera más consciente y organizada de Latino América.
Y que será responsabilidad histórica de este Gobierno, llevado al poder y mantenido con tanto sacrificio por los trabajadores, pobladores, campesinos, estudiantes, intelectuales, profesionales, a la destrucción y descabezamiento, quizás a qué plazo, y a qué costa sangriento, de no sólo el proceso revolucionario chileno, sino también el de todos los pueblos latinoamericanos que están luchando por el Socialismo.
Le hacemos este llamado urgente, compañero Presidente, porque creemos que ésta es la última posibilidad de evitar en conjunto, la pérdida de las vidas de miles y miles de lo mejor de la clase obrera chilena y latinoamericana.
5 de septiembre de 1973.
Coordinadora Provincial de Cordones Industriales.
Comado provincial de Abastecimiento Directo
Frente Unico de Trabajadores en Conflicto.
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