El día en que murió nuestra libertad
«[..] al día de hoy [23-09-2020, Editor CT] ya llevamos más de 971 mil muertos en el mundo por el COVID-19; más de 1,8 millones de muertos por el alcohol; más de 3,6 millones de muertos por el tabaco; más de 5,9 millones de muertos por el cáncer; más de 1,2 millones de muertos por el VIH/SIDA; más de 8,1 millones de muertos por el hambre…»
por Níkolas Stolpkin (*)
«La naturaleza humana no es una máquina que se construye según un modelo y dispuesta a hacer exactamente el trabajo que le sea prescrito, sino un árbol que necesita crecer y desarrollarse por todos lados, según las tendencias de sus fuerzas interiores, que hacen de él una cosa viva». John Stuart Mill
La libertad para desplazarnos, o ejercer libremente una labor legal, quedó interrumpida por la actual pandemia y se desconoce aún para cuándo volveremos a gozar nuevamente de dicha libertad. Más que «adultos responsables» ahora las autoridades ven derechamente a las personas como a «niños», al cual se les debe felicitar levantando un «confinamiento» o se les debe castigar imponiendo el mismo. Los «niños responsables» avanzan y los «niños irresponsables» retroceden.
¿A dónde fue a parar nuestro derecho a ejercer libremente nuestra responsabilidad, como adultos que somos? ¿Por qué ahora nos tratan como si fuéramos niños del kindergarten? ¿No podemos asumir la gravedad de un problema y al mismo tiempo asumir nuestra responsabilidad libremente? ¿Por qué tantos obstáculos a nuestra libertad? ¿Por qué la mayoría de las protestas contra las restricciones en pandemia se deben dar en países desarrollados o con niveles de vida y educación muy superiores, contrario a lo que sucede en países en vías de desarrollo o con niveles de vida y educación inferiores, donde las personas parecieran ser más obedientes o no tienen ánimos de contrariar a sus autoridades?
Todos sabemos lo dañino que puede resultar ser a la larga el consumo de alcohol, tabaco, drogas o la comida chatarra. Sabemos que está bajo nuestra responsabilidad consumir sustancias tanto legales como ilegales. Como adultos, sabemos también lo que puede resultar traspasar los límites de la legalidad y sus consecuencias. También sabemos que está bajo nuestra responsabilidad el uso o no uso del preservativo en las relaciones sexuales. Sin embargo, pareciera ser que, como adultos que somos, no estuviéramos capacitados para ejercer nuestra responsabilidad libremente con respecto al COVID-19.
¿Por qué no estamos capacitados para ejercer esa responsabilidad libremente con respecto al COVID-19, pero siempre hemos estado capacitados para ejercerla con respecto al uso de los preservativos o al consumo de alcohol, tabaco y la comida chatarra?
El alcohol, el tabaco y la comida chatarra bien sabemos que son legales y que son muy perjudiciales para nuestra salud, matando cada año a millones y millones de personas. ¿Hemos visto a las autoridades, tal como las vemos ahora, tan «preocupadas» por nuestra salud con respecto al consumo de los mismos? ¿La población ha estado siendo bombardeada constantemente con el miedo hacia el consumo del alcohol, tabaco y la comida chatarra, tal como se bombardea hoy con respecto al COVID-19 dizque «preocupados» por nuestra salud? ¿Desde cuándo la «preocupación» por la salud de las personas ha sido prioridad y merece el sacrificio de las economías? ¿Se desea primero estrangular a las economías para después dejar que los grandes intereses puedan ofrecer sus «grandes soluciones»?
Pongamos un ejemplo muy similar al COVID-19, si lo anterior no nos parece o está fuera de lugar. Todos sabemos la existencia y peligrosidad de contraer el VIH/SIDA, y que la mayoría de los casos se da por las relaciones sexuales. Somos responsables de usar o no los preservativos en las relaciones sexuales. Sin embargo, a pesar de que el VIH/SIDA mata en promedio un millón de personas en el mundo cada año y que, actualmente, hay más de 42 millones de infectados, la economía mundial no se había visto perjudicada, ni impuesto medidas draconianas con las cuales hoy estamos sujetos respecto al COVID-19. ¿Escuchamos alguna vez de algún «confinamiento» para frenar la propagación del VIH/SIDA? ¿Escuchamos alguna vez del cierre de fronteras, aeropuertos, moteles, etcétera, para frenar el VIH/SIDA? ¿Escuchamos alguna vez de «cordones sanitarios», toques de queda… para frenar la propagación del VIH/SIDA? Pues el VIH/SIDA sigue existiendo y aún no existe una vacuna. Tampoco se nos ha bombardeado diariamente con cifras de contagiados y muertos por el VIH/SIDA para que tengamos miedo.
¿Por qué tiene que ser distinto con el COVID-19? ¿Qué hay detrás de toda esta maquinaria propagandística? ¿Por qué se nos tiene que vender nuevamente aquello de que «el mundo ya no será como era antes», tal como sucedería con el episodio de las Torres Gemelas del 2001? ¿Acaso todo esto se trata de importar subrepticiamente el modelo chino de control? ¿Prolongar el no ejercer nuestra libre responsabilidad tiene que ver mucho con el desembarco de los gigantes tecnológicos? ¿Acaso se trata de frenar en Occidente la creciente influencia china? ¿Es realmente una pandemia o es una gran maniobra de ingeniería social de las élites económicas para lograr ciertos objetivos permanentes, teniendo como base el miedo y así poder ejercer un completo control? Algo tiene que haber porque no es normal que la libertad, tal como la hemos conocido en Occidente, hoy quiera ser vista como una «irresponsabilidad» y la obediencia ciega (hacia las autoridades) quiera ser vista como una «responsabilidad».
En promedio, cada año en el mundo mueren 2.8 millones de personas por el consumo de alcohol; 5 millones de personas mueren por la contaminación del aire; 9,6 millones de personas mueren por el cáncer; 2,6 millones mueren cada año por neumonía; en conjunto el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas matan cada año a 11,8 millones de personas en el mundo. La diferencia es que no nos han bombardeado permanentemente con cifras para que tengamos miedo, así como lo han hecho con el COVID-19. La diferencia es que sí nos han permitido hacer uso de nuestra responsabilidad, libremente, con respecto a aquellos. ¿No creen que si estuvieran tan «preocupados» por nuestra salud, como curiosamente les ha dado ahora, prohibirían el tabaco, el alcohol y la comida chatarra?
Y si queremos ver todo esto como una carrera de muertos, al día de hoy [23-09-2020, nota Editor CT] ya llevamos más de 971 mil muertos en el mundo por el COVID-19; más de 1,8 millones de muertos por el alcohol; más de 3,6 millones de muertos por el tabaco; más de 5,9 millones de muertos por el cáncer; más de 1,2 millones de muertos por el VIH/SIDA; más de 8,1 millones de muertos por el hambre… Sin embargo, lo que vemos es que el mundo se ha detenido o desacelerado por el COVID-19, «preocupados» dizque por nuestra salud –no por el cáncer, el VIH/SIDA, el tabaco o el alcohol, ni mucho menos por el hambre.
¿Recuperar nuestra libertad, tendrá que ser obra de rebelarse contra nuestras autoridades?
(*) Níkolas Stolpkin: Analista político nacional e internacional – Political Analyst – Crítico de política y Cultura Contemporánea. @NStolpkin
Artículo recibido 23-09-2020.
LOS MANDARINES
por Victoria Sedón de León (*).
Es éste un título prestado de la novela de Simone de Beauvoir, que recibió el premio Goncourt en 1954, y que reflejaba muy fielmente el ambiente intelectual en la Francia de la postguerra. Sin embargo, no voy a escribir sobre este tipo de mandarines, sino de los actuales. Es decir, de los “lobbies” en la ONU, en la UE y en la OMS, los bancos centrales, los “filántropos” y la industria farmacéutica. Respecto a los medios, son simples sicarios de los omnipotentes dueños de los seis grandes holdings que dominan la cascada de los más importantes medios impresos y televisivos, al igual que las agencias de censura que se han multiplicado para demonizar las informaciones aparecidas en las Redes que no coinciden con el relato oficial. Sin olvidar, claro, al PC chino, que ya ha colocado a muchos de sus peones en el corazón mismo de la OMS.
Quien crea que esta pandemia es un puro azar, ante la que sólo cabe esperar que pase, es que está mirando hacia el lado equivocado o lado simple de la cosa. ¿Sabemos que están haciendo “mientrastanto” las élites que manipulan el mundo y el relato de mundo? Para empezar, están arruinando los países uno a uno, mientras los dirigentes parece que sólo están ocupados en nuestra salud. ¿Cuándo lo ha estado por encima de la economía? Por supuesto que es muy triste cualquier enfermedad y no digamos el fallecimiento por este virus que no sabemos por donde atajarlo, pero la realidad es que no llegamos ni a un millón de muertos, que, en relación a los 7.800 millones de habitantes que somos, es una cifra muy reducida de lo que se espera de una pandemia. Sin embargo, el estado de alarma es desmesurado. Amén de que los muertos, desahuciados, suicidados y arruinados por estas medidas será mucho mayor que las víctimas de la enfermedad.
Lo que podemos vislumbrar entre el celaje del caos actual es que los gobiernos sólo reciben órdenes y las ejecutan, órdenes de la OMS, que está en manos de financieros privados, de la ONU o de la UE, infiltradas por cantidad de “lobbies” económicos, presiones de la prepotente industria farmacéutica, que en tiempo record compiten por la vacuna. Gobiernos que repiten al unísono el mantra de la nueva normalidad.
Ante este panorama, tendríamos que ir pensando un nuevo contrato social. Inventar nuevas relaciones con el PODER, ya que este ha sido privatizado y actualmente los partidos políticos y el sistema parlamentario se representan más a sí mismos que a la soberanía popular. De hecho, Italia ha reducido un tercio de sus diputados. Tal vez estos serían los deberes políticos para un tiempo incierto. Las mujeres, y más las feministas, tendremos mucho que decir en esta nueva normalidad con la que nos amenazan.
23 de Septiembre, 2020.
Fuente: https://www.facebook.com/victoria.sendondeleon
(*) Victoria Sedón de León: (Alicante, 1942) es una filósofa, activista feminista y escritora española.
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Extraordinario artículo que se contradice a si mismo
Nombra los millones de muertos cada año a causa de diversas drogas o enfermedades, aduciendo que somos responsables para manejar el exceso de consumo de algunas drogas, como al alcohol, tabaco, etc… y al parecer desearía que pasara lo mismo con los contagios que causa el covid-19, cuando sabemos pertinentemente que hay mucha desinformación al respecto, incluso desinformación planificada de gentes, incluso médicos y científicos que dicen que no hay tal pandemia, que no se debe usar mascarilla, que le virus, incluso, no existe, el artículo va a «decirnos» implícitamente que está bien no usar el condón… total los muertos son sólo cifras… quizá inventadas
la gente se manifiesta en países desarrollados y con mejor educación e información, porque hacen estragos los que desinforman,a través sobre todo de las redes sociales donde más del 50% de las infos son falsas y muy distorsionadas, gurus que nos dicen que el virus no existe, que la tierra es plana, que el cambio climático es algo de que han inventado los extremistas de izquierda, entre otras muchas sandeces, incluso han aparecido los médicos por la verdad en muchos países, que deberían más bien quitarles el título por las cosas que dicen y hacen.
ya vemos lo que pasa en los grandes almacenes o en barrios donde no hay control, y pesar de estar en cuarentena, la gente se apelontona sin necesidad, otros por diversas necesidades se apelotonan en el transporte público.