Un héroe anónimo: Habla el joven colocolino que rescató al niño arrojado al Mapocho.
Fue el primero en lanzarse al río para salvar la vida de Anthony y el último en aparecer públicamente. Su imagen rescatando al adolescente empujado por un carabinero dio vuelta al mundo, pero poco se sabía de él. Sus conocidos lo llaman “Misha” y ayuda a gente en situación de calle. No quiere mostrar su rostro, prefiere seguir en el anonimato. En conversación exclusiva con este medio cuenta lo que pasó ese viernes dos de octubre. Hoy está tranquilo, porque sabe que el adolescente se está recuperando. “Yo quedé mal, lo único que quería era rescatarlo, sacarlo de ahí”, relata.
Misha tiene 33 años, es hincha de Colo Colo, nacido y criado en Maipú. Durante toda la semana fue buscado por medios de comunicación y canales de tevé para que contara su historia. No quiso hablar con nadie. Esta entrevista se da después de una semana de conversación.
Dice que aún no logra procesar del todo lo que vivió. Ese viernes dos de octubre salió desde su casa pasadas las 16:30 horas, se bajó en la estación Universidad Católica y esperó varios minutos en la esquina de Irene Morales con Alameda. Allí, en el mismo lugar donde murió por inmersión Mauricio Fredes el 27 de diciembre de 2019. Recalca que antes de cada jornada de protesta pasa por ahí, es una especie de superstición o ritual donde pide protección, “se conecta espiritualmente” dirá más tarde. Confesará también que está seguro que ese día recibió un ‘empujoncito divino’.
Ya había escapado del mismo piquete policial, cuando comenzaron las barridas desde Vicuña Mackenna hacia el norte de Baquedano, logró recuperarse y volver a correr tomando un poco de aire en Avenida Santa María. Recuerda que aún estaba agitado cuando escuchó que otros manifestantes gritaron “¡Lo lanzaron, Lo lanzaron!” “¡Lo mataron!”.
Por segundos no entendió qué era lo que ocurría. En la persecución un niño había sido arrojado al Mapocho por el carabinero Sebastián Zamora Soto de la dotación de Control de Orden Público.
De inmediato notó que un cuerpo yacía boca abajo sobre el cauce del río Mapocho. Pensó lo peor y no quitó su mirada del niño en ningún instante. Antes de tirarse al rescate y sacarlo del agua, cerró los ojos, se colgó del muro y pidió protección o ayuda de “arriba”. Era un salto de siete metros y medio.
“La única huevá que hice fue pedirle a Dios que no me doblara las patas. Yo tengo fierros en los pies, sufrí un accidente en un banderazo de Colo Colo. Hermano, gracias a Dios amortigüe bien y pude correr. No sé cómo crucé el río, no entiendo cómo no me caí y no me pasó nada. Así llegué a rescatar al compañero, creo que ese día algo quería que me quedara ahí”, dice al otro lado de la línea.
Su labor fue sostener la cabeza del Anthony mientras el rescatista Víctor Valdivia controlaba la hemorragia. Cuenta que cuando observó que era un adolescente con claros signos de asfixia, sintió mucha angustia, algo que con el paso de los días se fue convirtiendo en rabia.
“Ayer exploté de todo lo que sentía, exploté en llanto, porque lo que se vivió es fome. Tengo caleta de rabia en mi corazón porque la policía es cobarde y nos sigue reprimiendo”, relata.
Cuando el adolescente abrió sus ojos y murmuró su nombre, Misha se tranquilizó. Tras las labores de rescate, subió junto a los bomberos por la avenida Cardenal María Caro con el rostro cubierto. El Parque Forestal estaba repleto de Fuerzas Especiales y sabía que tras lo ocurrido podía ser fácilmente detenido.
La tarde de la nada se volvió oscura y el ambiente en la calle le pareció tenso, peligroso. Estaba en evidente estado de shock. Se sentó empapado en la escalera de un edificio del Barrio Lastarria, estrujó sus calcetines y limpió las manchas de sangre seca sobre su piel. Luego se subió a una micro por inercia, ya que debía ir hasta su trabajo a cumplir el turno de noche como operador de grúa.
En el viaje, llamó por teléfono a sus familiares y les contó lo ocurrido. Se quebró por primera vez. Dice que le ofrecieron ir a buscarlo, pero él no quiso faltar al trabajo.
A esa hora, el video y las fotografías de la represión en las inmediaciones de la Plaza Dignidad se viralizaba en redes sociales. Muchos se preguntaban quién era el misterioso colocolino que había salvado la vida del niño.
“Llegué a la pega, me bañé, me cambié de ropa y antes de marcar un compañero me dice ´¿Peñi, fuiste tú?’ . Le dije que sí porque él me conoce, sabe en la que ando también. Le pedí que no le dijera a nadie, pero fue inevitable porque harta gente me conocía”, relató.
El pasado viernes la barra de la Universidad de Chile organizó un campeonato de fútbol en la Población San Miguel 4 de Bajos de Mena con el objetivo de reunir dinero para la recuperación de Anthony.
Misha, junto a sus hermanas y cuñado, todos de Colo Colo, también llegaron hasta Puente Alto para conversar con Daisy, la madre del niño, y sus familiares más cercanos. La actividad a beneficio fue todo un éxito. Eran los únicos “albos” rodeados de “bullangueros”. Ahí pudieron hablar de lo que había pasado, sin diferencias ni divisiones futbolísticas. “Fue bonito conocer a la familia, porque son igual que uno, pensamos igual y nos sentimos cómodos. Estamos agradecidos y contentos de haber conocido a la familia del Anthony. Ellos me daban las gracias y yo les dije que, en ese momento, era lo que tenía que hacer nomás”, comenta.
Durante las horas que los acompañó, muchos vecinos y barristas de la Universidad de Chile se le acercaron y estrecharon abrazos y palabras de gratitud. “Eso que dice la gente, que uno es de la U y el otro del Colo, da lo mismo. Acá estamos en la calle y estamos luchando independiente de los colores. A mí me dicen héroe, pero yo no soy eso. Sigo siendo el mismo, porque eso también me pudo pasar a mí”, reconoce.
Desde que comenzó el estallido social, Misha junto a sus amigos y familiares hacen lo que esté a su alcance para estar en las manifestaciones. Dice que han sido muchos años de abandono e injusticias, así que salir a la calle y exigir mejoras se convirtió en un compromiso. Cada vez que puede también se suma a las cicletadas de protestas, la “bici” es uno de sus grandes pasatiempos.
La última semana canalizó lo que siente dibujando y creando stickers que vende con el objetivo de recaudar fondos para la gente en situación de calle. Sus creaciones hacen referencia al apruebo y la revuelta social. Además realiza rifas con premios que consigue entre los mismos manifestantes para darle algo de “dignidad” a los más necesitados.
Estos días ha estado más tranquilo, digiriendo un poco todo lo que pasó a su alrededor, al menos está contento porque Anthony se recupera favorablemente de sus operaciones. Micha -junto la familia del niño- planeó algunas formas de coordinar ayuda para todo lo que venga en el futuro respecto de gastos médicos. “Es un cabro chico muy bueno de corazón, es un pulento”, dice antes de despedirse.
11 de Octubre, 2020.
Fuente: https://lavozdelosquesobran.cl/un-heroe-anonimo-habla-el-joven-colocolino-que-rescato-al-nino-arrojado-al-mapocho/
Descubre más desde Correo de los Trabajadores
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
«…era lo que tenía que hacer nomás». Esa sencilla frase nos conmina a todos. Felicitaciones.